Los tres mosqueteros del populismo

Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Luis Inácio Lula Da Silva fueron emergentes de una forma de hacer política y gestionar el Estado que marcó un período de tiempo en la región. En términos generales, y más allá de algunos matices y grados, se los englobó dentro de la categoría típicamente latinoamericana denominada populismo.

Tal vez haya sido Lula quien, pese a su origen izquierdista y combativo puso mayor distancia respecto a las acciones que más identificaron este fenómeno. Sin embargo, para los medios de prensa brasileños y los sectores críticos del fundador del PT, la analogía con los otros líderes mencionados es directa. Pese a haber sido pragmático y moderado en su política interna, con logros en crecimiento del PBI y reducción de la pobreza, camino iniciado por su predecesor, Fernando Henrique Cardoso, en política exterior trabajó para posicionar a su país como un actor fuerte y en muchas ocasiones contestatario de las políticas llevadas adelante por los países centrales. Fue así como Brasil, durante su gobierno, se acercó a causas y líderes que poco tenían que ver con los países más democráticos y desarrollados.

En el caso de Chávez, a poco de andar, mostró un perfil típicamente populista, con un fuerte culto a la personalidad y que el periodista Andrés Oppenheimer calificó astutamente como narcisismo-leninismo. Continuar leyendo

Cristina, la soja y vos

No siendo el ecologismo un movimiento al que suscriba, es importante reconocer sus logros al ayudar a extender la mirada más allá del presente y -más loable aún- al poner en consideración un tiempo posterior al de nuestras propias vidas y la de nuestros sucesores. La mayoría de sus vaticinios y pronósticos tienen que ver con lapsos que exceden largamente la existencia de un ser humano y sin embargo han logrado que muchos les presten especial atención y consideren apropiados sus reclamos. Algunas de sus premisas recomiendan -lo admitan o no- poner en riesgo la calidad de vida actual en pos de garantizar la vida varios miles de años a futuro. En política doméstica, el kirchnerismo es la mirada opuesta. Continuar leyendo

De la justicia social al agujerito en la pared

No es justo negarle al kirchnerismo el haber recuperado algunos aspectos del peronismo original. El fuerte intervencionismo sobre la economía, la personalización de la política y la ayuda social, la decidida vocación anitiliberal, una política exterior zigzagueante, el desdén hacia la ética pública y el intento de control de los medios no son un despreciable currículum para presentarse como dignos herederos de Perón y Evita. Lo que sí sucede es que, como todo final de ciclo que atraviesa una crisis, debe amoldarse a las restricciones que la realidad le impone. La cruzada antiimperialista ya es más difícil de sostener en los hechos cuando los dólares se necesitan como agua en el desierto. La política exterior no tiene ya la compañía de gobiernos regionales que ven en la paridad de sus fuerzas internas un llamado a la moderación y la prudencia, así es que ya no existe el paraguas que permite fletar un tren de la alegría como el que Diego Maradona y Hugo Chávez (con sector VIP incluido obviamente) opusieron a la visita de Bush a Mar del Plata. Continuar leyendo

El Gobierno se muerde la cola

El populismo padece una inconsistencia en su origen que se ha repetido a lo largo del siglo XX en numerosas oportunidades. Las dos experiencias actuales más emparentadas con esta corriente política parecen estar representadas por los gobiernos de Venezuela y Argentina. Podemos exceptuar de esta calificación a países como Ecuador y Bolivia porque a pesar de tener gobiernos con tinte autoritario y discurso populista han tomado algunas medidas inteligentes para no ponerse en la situación extrema en la que tanto el régimen de Maduro como el de Cristina Fernández de Krichner se encuentran. De hecho, los gobiernos de Rafael Correa y de Evo Morales tienen pleno acceso a parte del abundante crédito que hay disponible en los mercados internacionales (los que Argentina tiene vedados) y a tasas bajísimas. También dejamos de lado a la isla de Cuba en la cual los hermanos Castro han dedicado sus vidas a desarrollar un régimen totalitario con incontable cantidad de problemas barridos bajo la alfombra de la represión y el exilio al que somete a su propio pueblo. Continuar leyendo