Vanoli lo hizo, ¿Fábrega no podía o no lo dejaban?

Uno de los interrogantes que plantea hasta el presente la gestión de Alejandro Vanoli al frente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en su tarea de bajar el valor del dólar en el mercado blue, paralelo o ilegal es si le han dejado hacer más cosas que las que podía hacer su antecesor Juan Carlos Fábrega o si Vanoli ha adoptado medidas que Fábrega no quería aplicar o si Axel Kicillof no se lo permitía. Continuar leyendo

La salida de “El Garante” abre la compuerta

Con la salida de “El Garante” se abre la compuerta para que aumente aun más la inflación y siga subiendo el dólar paralelo. Pero el problema es la suba del la inflación y del dólar y no el presidente del BCRA.

En la medida en que el Gobierno no reconozca el principal problema que tiene es bajar la inflación, es probable que Juan Carlos Fábrega no sea el último presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) que echa la presidente Cristina Fernández de Kirchner con el acuerdo del ministro de Economía Axel Kicillof. Además Fábrega era reconocido tanto en el ambiente empresarial como en el sistema financiero como una especie de “Garante” que frenaba a Kicillof en su intento por aumentar la emisión monetaria, reducir las tasas de interés y no devaluar el peso. Continuar leyendo

Nueva corrida cambiaria en un ambiente de default

El mercado financiero ha comenzado a descontar que la reciente baja de las tasa de interés del 27 al 26 por ciento fijada por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) -que apunta a la renovación de las letras LEBAC y que repercute en una baja del resto de las tasas- no fue una medida tomada por su presidente Juan Carlos Fábrega sino por el ministro de Economía, Axel Kicillof.

Lo grave del caso es que esta baja de un punto se produce en un escenario peor al de mediados de enero pasado, antes de la devaluación del 25 % del peso frente al dólar oficial decidida por Fábrega con el aval de Cristina Fernandez y sin la venia de Kicillof. En ese momento, se pensaba que la Corte Suprema de los EE.UU. tomaría el caso argentino y el pago de la sentencia con los holdouts por unos 1350 millones de dólares se pasaría al 2015. Ahora, en cambio, el mercado teme que hasta se pueda acelerar el pago de los bonos del canje porque la Argentina no pudo hacer el pago a los bonistas que entraron a a los canjes I y II. Un default técnico tampoco estaba en consideración y la activación de la cláusula RUFO y el pago de seguros de default menos. Mientras, la única esperanza para arreglar la situación -un acuerdo entre privados para comprar esa sentencia -se desvanece.

Cabe recordar que, antes de la devaluación de enero, el BCRA emitía dinero a un ritmo diario de unos 500 millones de pesos. En la actualidad, emite aproximadamente unos 1000 millones de pesos por día y con el agravante que se ha producido una importante caída de la demanda de dinero por parte del público, que empieza a desprenderse de la moneda argentina mas rápido que antes. Este es el peor de los mundos en materia de política monetaria: un excesivo aumento de la emisión de pesos y una moneda local cada vez menos en demanda.

La contracara se observará en la política cambiaria. Por lo tanto, es muy probable que el BCRA se vea obligado a devaluar mas rápido el valor del dólar oficial -que está casi en los 8,25 pesos- frente al resto de las variedades de dólar como el contado con liqui, el dólar bolsa o el dólar paralelo. Alcanzando un nuevo máximo histórico, la divisa norteamericana se ubica por encima de la barrera de los 13 pesos en el mercado informal, ya que que los agentes buscan su cobertura frente a un futura devaluación. Si en estas condiciones el BCRA no devalúa el peso, perderá todavía más reservas internacionales, que llegan hoy a los 29,000 millones de dólares. La situación no podría ser peor: faltan dólares (por una menos liquidación de exportaciones con el precio de una soja en baja), el déficit fiscal crece para financiar el gasto público y el de cuenta corriente es el más alto de los últimos años, la suba de la inflación no se detiene y los problemas de conflictividad laboral se acrecientan.

Esta nueva intromisión de Kicillof en la política monetaria del BCRA no hace más que alentar las versiones que indican que en pocos días -y en la medida que la Presidente lo acepte- sería inevitable la renuncia de Fábrega, el llamado “Garante” del sistema financiero. Esta vez, su final parece estar más cerca de lo que muchos creen. Fiel a su estilo, Kicillof ya está preparado para tomar el control del organismo, el único bastión de la economía que todavía no maneja directamente. Si saca a Fábrega, la posibilidad de emitir pesos libremente ya será una realidad.

Kicillof quiere el Banco Central para evitar otra devaluación

Una sutil tarea de esmerilamiento, como las que acostumbra, ha comenzado a realizar desde la semana pasada el ministro de Economía con la autoriadad monetaria, Juan Carlos Fábrega, para quedarse con el manejo de esa institución. La intención de Axel Kicillof de desembarcar en el BCRA está relacionada con un hecho que podría ocurrir en el futuro: una nueva corrida cambiaria, similar a la acontecida en enero último, cuando Fábrega decidió devaluar un 25% el peso, llevándolo de 6,50 a 8 pesos por dólar en sólo 3 días.

Fabrega le ganó la interna a Kicillof -que se negaba a devaluar- y descomprimió la presión en el mercado cambiario. Este es un evento que no se puede descartar en el marco de la pelea con los holdouts. Si el Gobierno sigue emitiendo unos 1.000 millones de pesos por día, si el déficit fiscal no se reduce, si la inflación no se frena y se empiezan a fugar dólares nuevamente, será difícil evitar una nueva devaluación de la moneda similar a la de enero. Kicillof lo sabe y por eso quiere ubicar al frente del BCRA al actual secretario de Finanzas, Pablo López, quien fue el director que colocó Kicillof cuando era viceministro para controlar a Mercedes Marcó del Pont.

La conferencia de prensa del pasado jueves de Kicillof en el microcine del Palacio de Hacienda mostró dos facetas preocupantes. La primera, la dura crítica hacia el banquero Jorge Brito, amplificada luego con el discurso de la presidente Cristina Kirchner. La segunda, la fuerte embestida contra el titular del BCRA. De ese modo, el ministro prácticamente dinamitó a la autoridad monetaria sin nombrarla. La sola mención de Sedesa (Seguro de Depósitos), una sociedad anónima creada en 1995 con el objeto de administrar el Fondo de Garantía de los Depósitos del sistema financiero de la cual es socio con el 1%, dejó mal herido a Fábrega.

Kicillof explicó allí que los banqueros querían utilizar parte de ese fondo como una suerte de garantía para pagar la sentencia a los holdouts. “Querían pagar con parte del dinero de la gente” dijo el ministro, quien dio a entender que Fábrega también estaba de acuerdo en utilizar ese recurso, ya que los banqueros se habían reunido antes con él, más allá de que dicha intervención fue solicitada por la Presidente al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el secretario Legal y Técnico, Carlos Zaninni.

De acuerdo a algunas versiones de los propios banqueros todo fue armado por Kicillof para desgastar a Fábrega y dejarlo al descubierto. Lo curioso es que en esa conferencia del jueves Kicillof sólo contestó en forma contundente la pregunta de un periodista de C5N referida a la intención de los banqueros a comprar la sentencia contra la Argentina a los holdouts, cuando embistió contra Brito y acusó indirectamente a Fábrega, pero no respondió prácticamente ninguna de las restantes preguntas que le hicimos los periodistas acreditados de Infobae, TN, y Ámbito Financiero.

Práctica habitual

La historia reciente muestra que, desde que Axel Kicillof llegó al Poder Ejecutivo -como viceministro de Economía, el 10 de diciembre del 2011-, ha esmerilado a gran parte del equipo económico. Sus víctimas fueron su superior Hernán Lorenzino, al que prácticamente le intervino el Ministerio apenas llegó y dejándole solo la posibilidad de manejar los temas referidos a la política de desendeudamento. Luego, al asumir como ministro en noviembre del año pasado, se cargó a Mercedes Marcó del Pont. La había comenzado a esmerilar al intervenir el BCRA en marzo del 2012 cuando por su indicación se reformó la Carta Orgánica de esa institución.

Guillermo Moreno, el entonces todo poderoso Secretario de Comercio, fue otra de sus víctimas. Presentó su dimisión luego de que Kicillof fuera promovido como ministro de Economía, nombrando en su reemplazo a su amigo Augusto Costa. Pero el esmeril al parecer no se detiene.

En la mira de Kicillof esta ahora el llamado “garante” del sistema financiero: Juan Carlos Fábrega, un correcto presidente del BCRA, un hombre leal a la Presidente dispuesto a renunciar en el momento que se lo pidan y también Jorge Capitanich.

Ahora sólo falta que Kicillof solicite sus renuncias, como ocurrió con las anteriores figuras del equipo económico, para transformase en una suerte de superministro de la Economía, sin oposición alguna.

El teorema de Axel Kicillof

Por definición, un teorema es la demostración de una verdad que se deduce de ciertas hipótesis que se dan por ciertas. Se trata de una explicación lógica que parte de postulados que no se discuten o de otros teoremas ya demostrados. En la política económica argentina pocas veces se habla de teoremas, pero hay uno muy popular. Este fue enunciado allá por 1985 por el entonces diputado por la Unión Cívica Radical, Raúl Baglini. En síntesis, sostiene que “cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos; y cuanto más cerca, más sensatos y razonables se vuelven”. En otras palabras, lo que quiere decir Baglini es que el mantenimiento de las convicciones de un político es inversamente proporcional a su cercanía al poder.

Pero ahora, en función de los últimos acontecimientos que han tenido como principal actor al ministro de Economía, en particular su reciente pelea con el presidente del Banco Central de la República Argentina, Juan Carlos Fábrega, para presionarlo a que baje las tasas de interés en medio de una nueva mini corrida cambiaria, se ha comenzado a hablar del “Teorema de Axel Kicillof”, tanto en ambiente empresarial como en el mercado financiero.

Éste expresa que, en la medida que un funcionario del Gobierno se acerca al joven ministro, corre el riesgo de irse o de ser fulminado políticamente por acercarse a sus ideas. El primer caso fue el del ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien pensó que cerca de Kicillof continuaría en su puesto. Se equivocó. Significó su ida del Gobierno a una representación diplomática en Roma. “Los pendejos de La Cámpora me traicionaron y en particular Axel”, comenta Moreno” en su círculo íntimo. El segundo funcionario que sufrió en carne propia el “Teorema de Axel Kicillof” fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, ya que pese a ser socio en una consultora en los 90 y uno de los empleadores del joven ministro, vio como su poder se esfumaba cuando se acercó en las ideas económicas: fue dejado de lado en las decisiones económicas y dentro del equipo de Kicillof comentan que el ex gobernador del Chaco no ha sido un buen comunicador de las acciones del Gobierno.

El tercer funcionario alcanzado por el “Teorema de Axel Kicillof” fue el ex ministro de Economía, Hernán Lorenzino, a quien su sucesor comenzó a esmerilar desde que llegó como su viceministro. Se había acercado luego de ser designado como Director de la Unidad de Reestructuración de la Deuda, creada por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional, pero fue desplazado rápidamente en los primeros días de enero de este año, quedando la reestructuración de la deuda a cargo del nuevo súper ministro y su secretario de Finanzas, Pablo López. Lorenzino fue eyectado y todavía la Cancillería no le aprobó su placet como embajador en la Unión Europea.

Cintura política para preservarse

Por el momento hay tres funcionarios del Gobierno que forman parte de las decisiones de política económica que toma la presidente Cristina Kirchner y que prefieren preservarse para no ser alcanzados por el “Teorema de Axel Kicillof”.

En primer lugar, se encuentra el presidente del BCRA, Juan Carlos Fábrega, quien prefiere estar lejos del ministro y hasta podría dejar su sillón en Reconquista 266 para dedicarse a la política. Se habla de una probable candidatura a gobernador en su Mendoza natal. Además, prefiere hablar más con los banqueros que con el propio Kicillof, quien cuenta con tres directores que le responden en el directorio del BCRA, mientras “El Garante” -así lo llaman a Fábrega en el mercado financiero- cuenta con dos directores que le respoden.

Otro de los funcionarios que prefiere no estar cerca de Kicillof es el titular de la Anses, Diego Bossio, un economista técnico con buena relación con la presidente y su hijo Máximo Kirchner. Este economista egresado de la Universidad de San Andrés, que maneja el segundo presupuesto mas grande de la Argentina, unos 380.000 millones de pesos del Fondo de Garantía y Sustentabilidad de la Anses, prefiere recorrer la provincia de Buenos Aires y todas las semanas para luego candidatearse como futuro gobernador por el oficialismo. Bossio surge dentro de los gobernadores peronistas como uno de lo candidatos a ministro de Economía en caso que la situación de Kicillof se complique en el futuro.

También el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, ha preferido estar distante del ministro de Economía. Esta semana se lo vio muy serio al anunciar una virtual moratoria impositiva. El recaudador ya tuvo dos pasos en falso cuando dio a entender que el Gobierno no extendería el blanqueo de capitales o exteriorización de divisas y luego fue prorrogado las dos veces por un pedido de Kicillof a la Presidente.

Echegaray estuvo a punto de entrar dentro de las víctimas que plantea el “Teorema de Kicillof” cuando comenzaron a analizar conjuntamente una aumento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, pero dejó todo en manos del joven ministro, porque habría considerado que es mejor estar distante y consolidarse como el funcionario más eficiente de este Gobierno. A este listado se suma el CEO de YPF, Miguel Galluccio, a quien varios empresarios también encumbran como uno de los funcionarios más capacitados. Responde a la presidente Cristina Kirchner y se acerca lo menos posible al ministro para no ser opacado y no formar parte de las víctimas del “Teorema de Axel Kicillof”.