Scioli en el teatro

No podría haber elegido un mejor lugar para presentar su plan de gobierno. Al mejor estilo de Hamlet, decidió mostrar toda la realidad del modelo en un escenario: toda la complejidad, toda la trama y las miserias de esta “década ganada” se vieron reflejadas en esta obra. Y todos los presentes supieron representar su papel. Hamlet quería combatir al rey, incomodarlo, Daniel Scioli, todo lo contrario.

El descastado finalmente se erigió en líder, tomó el papel. Pero no logra ser más que eso: un papel. Los mismos funcionarios que lo denostaron hoy están en primera fila, acostumbrándose a aplaudirlo, porque tienen la esperanza de perdurar como pieza fundamental del oficialismo por muchos años más. Puede ser muy difícil para todos ellos tener que salir a trabajar en serio. Y en esa gran representación tampoco faltaron las grandes palabras, apegadas a la tradición de la ficción, claro está. Un discurso inundado de imposibles, de enunciados que es muy fácil lanzar al aire, pero cuya concreción es casi inviable. Pero más absurdo es que quien con tanta convicción vocifera es el mismo que pasó ocho años de inacción en la provincia de Buenos Aires.

Pero, por otro lado, la palabra, sin que lo queramos, desnuda la realidad. Nadie asevera lo obvio, nadie se para frente a un grupo de personas para decirles con la mayor de las convicciones que la Tierra seguirá girando. Es lo obvio, es lo que esperamos. Pero Scioli dijo que la inflación será de un dígito: ¿Acaso hay inflación en la Argentina? El Instituto Nacional de Estadística y Censos y los funcionarios insisten en que no, pero el gobernador de la provincia de Buenos Aires en su puesta en escena nos habla de un país que tiene que bajar la inflación. Continuar leyendo

Hundidos en el presente

El problema que tenemos los argentinos es que estamos hundidos en el presente o en el corto plazo, que no es más que un presente extendido.

Los debates que se dan hoy en nuestra sociedad pasan por cuestiones económicas de corto plazo como el cepo al dólar y la devaluación. Incluso discutimos sobre cuestiones institucionales básicas, como la transparencia de los comicios. Llevamos más de treinta años de democracia, hemos celebrado nuestro bicentenario y nuestros debates continúan en la senda de lo embrionario, de aquello que los países más avanzados han definido y resuelto hace ya varios años.

Que estemos discutiendo sobre cómo hacer que las elecciones sean transparentes es un debate que nos regresa al momento en que se promulga la ley Sáenz Peña, más de cien años atrás. No digo que el debate no sea necesario, lo es, porque lo que pasó en Tucumán revela con contundencia que nuestro país es un gran reino lleno de feudos y eso se tiene que terminar. La Argentina, cien años después de que se declarara el voto secreto y obligatorio para romper con el régimen de fraude sistemático al que estaba sometida, se encuentra hoy nuevamente con barones del conurbano y gobernadores eternos. Continuar leyendo

La persistencia de la pobreza

En estos días dos nuevos informes reforzaron lo que todos sabemos: en la Argentina hay pobreza. Un estudio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires indica que el 28,4% de las personas en la ciudad de Buenos Aires no logra cubrir la Canasta Total, que es aquella que cubre las necesidades básicas de una persona, garantizándole una vida digna. El otro estudio es el de la UCA, que asevera que el 30% de las personas del conurbano viven en la pobreza.

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El transporte público como vía de integración

En el último tiempo, por cuestiones eminentemente ideológicas, todo aquello que se califica como “público” suele preferirse a lo que sea “privado”. Y justamente esta ideologización de las cosas termina convirtiendo en irracionales las decisiones que deben fundamentarse sobre la conveniencia de los distintos agentes involucrados. Al momento de elegir entre el transporte público y el privado, corresponde hacer un análisis sobre la conveniencia de uno y de otro para el conjunto de la sociedad y de los individuos, dejando de lado las cuestiones ideológicas. Como todo análisis de cuestiones prácticas, este también debe estar circunscrito a una situación particular y acotada, en este caso lo veré desde la perspectiva de la Ciudad de Buenos Aires.

La situación ya es conocida por todos: hoy tenemos una ciudad atestada de autos, muchos de ellos provenientes de la Provincia. Cada vez se patentan más autos y hemos llegado al punto en el que se hace cada vez más complicado transitar. De hecho, el nivel de congestión ha llegado a tal punto, que las mediciones más recientes indican que se tarda más circulando por la ciudad en auto que en transporte público. El hecho objetivo es entonces que el uso del auto en la ciudad ya no significa una ventaja desde el punto de vista del ahorro de tiempo.

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