Gradualismo obsesivo compulsivo

Los niveles observados de inflación a comienzos de 2016 no deberían sorprender a nadie en función de la coyuntura macroeconómica en que asumió el actual Gobierno y el programa fiscal y monetario gradualista que está aplicando. Mauricio Macri, Daniel Scioli, Sergio Massa y Margarita Stolbizer durante sus campañas electorales propusieron (cada uno con sus matices o sus diferencias) la conveniencia de aplicar medidas gradualistas para evitar las tan temidas medidas de shock.

La inflación ya se había acelerado en los últimos meses del Gobierno saliente, el Gobierno entrante (cualquiera fuera su signo) tenía que resolver el atraso del tipo de cambio del peso frente al dólar y solucionar de alguna manera el problema que implicaba el cepo cambiario para la economía. ¿Cómo se iba a lograr todo ello sin impacto sobre los precios nominales?

No es cierto que el Gobierno no tenga un plan antiinflacionario. Lo tiene, pero puede que no guste, no conforme o no sea eficaz. Recibió un déficit fiscal de no menos del 7% del PBI y su intención es bajarlo a cerca del 5% del PBI durante este año. Recibió un ritmo de aumento de la oferta monetaria del orden del 40% anual y su intención es bajarlo al orden del 30% anual. Continuar leyendo

Banco Central independiente, pero ¿de quién?

Muchas veces escuchamos dos afirmaciones que son tan ciertas como aparentemente contrapuestas. Por un lado, que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) debería ser independiente, lo cual tiene mucho sentido. Por otro lado, que el BCRA no puede ser una isla y que tiene que coordinar su política con la implementada por el Poder Ejecutivo Nacional (PEN), lo cual también tiene mucha lógica.

En rigor, no hay tal contradicción y ambas objetivos pueden lograrse simultáneamente.

Cuando alguien se refiere a que el BCRA debe ser independiente, lo afirma en relación con el PEN y no con todos los poderes del Estado. Un BCRA independiente del PEN impide que este último financie parte de los gastos del Estado con el impuesto inflacionario. El PEN sólo puede cobrar los tributos aprobados por el Congreso Nacional, pero si vía el BCRA puede aumentar la oferta monetaria sin respaldo, está cobrando un impuesto sin autorización legislativa.

La inflación es un impuesto a la tenencia de pesos. Si al Gobierno no le alcanzan los recursos genuinos (recaudación más endeudamiento), aumenta la oferta monetaria (imprime pesos) y así cubre sus erogaciones. El problema es que si para esos pesos emitidos no hay demanda, el valor del peso cae, es decir, que para comprar cualquier bien necesitamos más pesos que antes, porque el peso vale menos. Eso es, en términos coloquiales, la inflación. Continuar leyendo

Keynesianismo recesivo

Si hay algo para lo cual el cristinismo demostró tener mucha habilidad es para desvirtuar las ideas o causas más nobles. De tener una moderna ley de medios pasamos a perseguir a un par de medios no alineados. De fomentar los derechos humanos pasamos a comprar a sus dirigentes con un programa de construcción de viviendas. De instalar una Corte Suprema independiente pasamos a querer esclavizar a todo el Poder Judicial.  Algo similar está haciendo el gobierno con las ideas “keynesianas”.

Si usted escucha a la Presidenta, ella le va a decir que está fomentando a la industria, pero vamos para casi dos años de caída de la actividad industrial.  Le va a decir que estamos fomentando al consumo que no para de caer desde hace por lo menos 16 meses. Le va a decir también que fomentamos la inversión y la competitividad de la industria, cuando la inversión esta en picada y las exportaciones también. Todo esto lo estamos haciendo supuestamente “gracias” a medidas de tipo “Keynesianas”. 

Pobre Keynes, otra víctima del cristinismo ilustrado. Continuar leyendo