Sanar la economía y recuperar el diálogo

Hasta mediados de esta semana algunos encuestadores mostraban como valederas las cifras que se vienen presentando: Daniel Scioli gana la Presidencia en primera vuelta. Algunos pocos profesionales responsables no querían arriesgarse, porque podía haber cambios y prometían que el viernes sería el día definitivo para presentar los últimos números a los que llegarán. El Gobierno instaló la victoria indiscutida de Scioli. Habrá que ver. El día que cantan las urnas es el que trae la única verdad.

En esta elección, como en otras de tiempos anteriores, la pasión y la certeza del voto no están presentes. Es posible que impere la fatiga de la publicidad política, el cansancio de tantas exigencias electorales a lo largo de este año o un ya viejo convencimiento sobre a quién respaldar en la elección, o que reine un desconcierto tal que los analistas de los sondeos de opinión temen carecer de certezas.

Estos analistas han tenido varios equívocos y desaciertos en el pasado. Entre tantos hechos vertiginosos, no previeron que María Eugenia Vidal captaría tanto apoyo en las PASO en la provincia de Buenos Aires, lo que mostró entonces que el oficialismo no tiene todas las cartas a su favor. Continuar leyendo

Un adelanto del futuro

Trece fórmulas presidenciales es una exageración. Pero en la Argentina de estos días todo es posible. La sociedad no ha seguido, sin aliento como se dice, las peripecias de nombres o las formas de hacer política que se fueron dando, especialmente en la última semana. Muchísimos prefirieron estar más atentos al fútbol y a la suerte de la Selección Nacional que a tratar de visualizar que futuro nos espera.

Trece fórmulas es disgregación ¿ O no? De abajo para arriba, la izquierda va con cuatro fórmulas, algo inexplicable pero que muestra hasta qué punto en ese ámbito cuentan nombres o intereses parciales. En cuanto a proyectos de gestión no tienen diferencias substanciales. Los cuatro candidatos proponen salidas similares.

Este cierre de listas para la pugna de las PASO están configurando un futuro que no está asegurado para nadie.

La Presidenta se aleja del barro del poder -todos esperaban que se presentara a un cargo hasta el último minuto del sábado- pero deja como candidato a la vicepresidencia a un hombre de su total confianza, el mismo que diseñó el enfrentamiento del matrimonio Kirchner contra los medios, el mismo que combatió contra los sectores adversos de la justicia. Zannini es el creador de la muralla elevada detrás de la cual se parapetó Cristina Fernández, quien decidió el destino actual y futuro de los que la rodeaban. Y del mismo modo del intento de destrucción de sus opositores.

Zannini es un abogado de muy buen nivel con una formación política que nada tiene que ver con el peronismo clásico ni con las innumerables variantes que presentó en las últimas décadas el movimiento peronista. Se sospecha que no ha dejado a un lado su devoción por la figura de Mao Tse Tung, el líder chino movilizador de las masas, el del personalismo a ultranza, el hombre dispuesto a aplastar a sus opositores creando una guardia verticalista decidida a cortar en pedacitos a quien negara la trascendencia de su figura y sus ideas. Si gana su fórmula, Zannini será el ángel protector de la Presidenta, que en estos días está cercada por eventuales juicios que pueden arrinconarla a ella y a parte de su familia. Zannini es el funcionario que más cerca de la Presidenta está, es casi un miembro más de su tribu. Es el que lleva todos los papeles legales.

Scioli cumpliría su sueño desaforado por ocupar el trono a cualquier precio. Entregando lo que fuera. Cediendo a todo lo que le pidieran con tal de no quedar excluído de la historia. Todos dirán que es una cuestión de temperamento. Es algo más que eso. Es la política, que apareja ambición sin límites e impide ver los propios defectos.

Macri eligió a Gabriela Miccheti como ladera. Sólo se conoce su decidida aseveración que derrotará al cristinismo. Pero no ha explicado cómo, sin tener respaldos en el interior, podrá convertirse en un temor valedero para los oficialistas actuales. Y hasta ahora no se conocen sus propósitos, su programa, sus intenciones. Ser presidente implica tener a disposición 500 personas bien entrenadas para ocupar los principales puestos de la administración pública. Y un equipo económico que desarme la bomba que está dejando el cristinismo. Hace algún tiempo prometió que se salía enseguida del encierro del cepo, de la falta de dólares en las arcas oficiales. Luego lo corrigieron. Ese deseo no se puede cumplimentar en un corto plazo, si no se cuentan con promesas de inversión muy adelantadas y seguras, sin mejorar la perfomance del comercio exterior -la manera genuina de incorporar divisas .

Tampoco se pueden combatir los problemas económicos en todos los frentes, al mismo tiempo. Si no se decide por la devaluación tendrá que elegir el camino de los cambios graduales, cuidadosamente elegidos, huyendo de las terapias de shock. Dispone un trío de economistas (Melconian, Sturzeneguer y Frigerio) que preferirían cortar por lo sano en una sola maniobra, pero para hacerlo se produciría un desgaste fenomenal y muy rápido de Macri.

El más blindado económicamente es Massa, con un equipo de muy buenos profesionales consecuentes con su causa. Y es Massa quien conoce y domina gran parte de un territorio que es el que más votos aporta. Muchos intendentes del Gran Buenos Aires se escaparon del ámbito de Massa y fueron a pedirle perdón a los que habitan la Casa Rosada. Pero Massa no ha perdido otros contactos y otros lazos que permitiría aportar con Felipe Solá como candidato a gobernador un caudal de apoyo importante. Para conseguirlo deberá doblegar el entusiasmo con que Julián Dominguez del cristinismo se presentará en la arena electoral. Como se sabe, Domínguez no está solo y por sus contactos pasados con el cardenal Bergoglio ahora tiene la bendición papal y no la oculta.

Todos los que tuvieron que ver en la última década con responsabilidades oficiales a su cargo han buscado inmunidad. Los ex gobernadores quieren ser diputados o senadores. En eso no se quedó atrás Máximo, el hijo de la Presidenta y mentor de la Cámpora. Posiciones donde no los corran con las exigencias de los tribunales por causas pendientes o reclamos de terceros.

La oposición sigue sin exhibir unidad ni consensos, ni acuerdos parlamentarios. Todo eso irá en su contra, si es que no lo comprenden antes que sea demasiado tarde.

Frente a una oposición donde el dinero no sobra, el Gobierno va a reaccionar poniendo millonadas en publicidad para sus candidatos. Dinero de los contribuyentes, no de los bolsillos de los que apetecen el poder. Clara injusticia.

Se ha visto en estos días muchas corridas de algunos que quieren ser representantes argentinos en el Palasur, el Parlamento del Mercosur. ¿De qué se trata tanta energía? El Parlamento Europeo, por ejemplo, decide muchísimas cuestiones de la vida de un mercado millonario como es el viejo continente. ¿Pero qué se debatirá en el Palasur, el foro de un Mercosur que está sin oxígeno y en terapia intensiva? Tan poca vida tiene que Dilma Roussef, disgustada con el proteccionismo reiterado de la Argentina, le ha propuesto a Uruguay y Paraguay un frente común para negociar como bloque, sin Buenos Aires, con otros megamercados y especialmente con Europa y Asia.

Las movidas de la Presidenta vienen a dar por nulas las hipótesis que hablaban de una mujer vencida que ya preparaba la valijas para un largo viaje. De ninguna manera. Se harán sentir sus bajadas de línea hasta su último día en el poder. Ella hace y deshace en una corte casi versallesca donde quien no obedece es crucificado, maltratado, vilipendiado. Que lo diga Randazzo, que rechazó la oferta del primer puesto en la gobernación de Buenos Aires.

El triunfo del “hacedor”

Con el 30% de las mesas escrutadas ya estaba clara la ventaja cómoda y aguerrida del PRO, vencedor en estas primeras elecciones del año, rumbo a las presidenciales. ¿Pueden llegar a ser importantes y decisivas las “primarias” como indicadores de tendencia? Sí, en cada ámbito geográfico donde se producen lo son.

Cada región, cada provincia tiene sus impulsos afectivos, de lealtad política o de obediencia a quienes le indicaron, con verticalidad o por proteger su empleo, qué votar. En la Capital, la pugna Rodriguez Larreta-Michetti preocupó a muchos, dentro del partido y fuera de él. A tal punto que la gran mayoría de los votantes, sugestionados o no, convencidos o no, se inclinaron por Rodríguez Larreta, el ” elegido” como una demostración de apoyo definitivo a la figura de Macri. Además pesaron las consignas publicitarias. Rodríguez Larreta fue el “hacedor”, el que trabajaba incansablemente, el que gestionaba mientras otros se dejaban guiar. Michetti, como senadora, no alcanzó a lucirse ni a aparecer tan intensamente en los medios de comunicación.

De todas maneras, Michetti no quedó postergada en el apoyo de la ciudadanía. Ahora tendrá que encontrar su nuevo lugar, un ámbito más calmo, sin confrontaciones. Tiene que hallar su sitio en el mundo de su agrupación, de la cual fue siempre una de sus puntales. No creo que haya “pase de facturas” entre los que apoyaron hasta el último momento a uno o a otra figura. Al PRO no le sobran gestores ni gerentes de todo tipo y color. Como se sabe, Lombardi, Pinedo y Montenegro, responsables de distintas áreas capitalinas, acompañaron a Michetti, que no era la preferida y lo hicieron contra viento y marea y dándoles la espalda las definiciones desafortunadas y agresivas del asesor Jaime Durán Barba.

Entre los candidatos a las PASO de este domingo 26 de abril hubo, sin duda, un grupo signado por la meritocracia. A Rodriguez Larreta le bastó mostrar lo que trabajó estos años. Pero Martín Lousteau es una promesa de alto valor práctico y académico y al mismo tiempo un hombre que conoce los problemas cotidianos y sabe cuáles son las soluciones, con un arrastre muy especial con la juventud. Y Guillermo Nielsen, ex- gestor en la negociación de la deuda externa en 2005, quien representó con esquiva fortuna al Frente Renovador de Massa, un técnico que entró tarde en la lucha por conquistar votos, es un profesional reconocido por el mundo empresario y en ámbitos internacionales

Lo que no pude entender fue la euforia en el búnker del Frente para la Victoria, donde se festejaba mientras los números mostraban que sólo arañaban el cuarto lugar. Sus candidatos, Mariano Recalde a la cabeza, repitieron hasta el cansancio un argumento gastado. Si ellos ganaban y obtenían el apoyo popular podían demostrar que los seguidores de este Gobierno podían arrinconar a la “derecha”. ¿De qué derecha hablan? ¿Ellos se consideran de “izquierda”? Con algunos funcionarios y con algunos respaldos hacia este Gobierno es imposible señalar al oficialismo como de “izquierda”. No es necesario convocar a Jorge Altamira o a Vilma Rippol para que los ubiquen en otros casilleros. Son, se sabe, los representantes de una administración oportunista que está dejando un legado peligrosísimo.

Veamos como asoma el 5 de julio cuando llegue el ballotage. ¿Podrán cambiar los sitiales y adhesiones? Yo tengo mis grandes dudas. Por los fenómenos que estuvieron presente este domingo 26, no habría grandes cambios en los pocos meses que restan para llegar a la mitad del año.

Decisión radical

La convención radical fue una muestra más que la UCR, más allá de ciertas maniobras personales de algunos dirigentes, es un partido con criterio y sentido de la democracia. Por lo menos se discute. Sus integrantes no se manejan a dedo o por órdenes recibidas caprichosamente, a diferencia de otros partidos que existen en la escena nacional. Llevaron a una convención la decisión acerca de una opción . Por supuesto que en Gualeguaychú fueron muchos los que no estuvieron de acuerdo con la resolución de aliarse con el PRO de Mauricio Macri. Protestaron muchos sectores de la juventud que se expresaron a los gritos, otros líderes que se ven desplazados de la elección consagratoria del próximo gobierno en este año. Y también pusieron mala cara y varios argumentos algunos históricos del radicalismo que ven deshilacharse, más de lo que ya estaba, el partido de sus amores.

El problema fue qué hacer con un partido que se fragmentó hace ya muchos años y siguió soportando rupturas internas drásticas en una seguidilla que viene de los tiempos de Leandro Alem con su sobrino Hipólito Yrigoyen, los alvearistas contra los personalistas (que idolatraban al caudillo que los llevó por primera vez al poder en 1916), los que tranzaron con las autoridades en la década infame de los años treinta, los antiperonistas y los que negociaron con el peronismo, los balbinistas que rechazaron a los frondizistas. El Radicalismo, el partido más longevo del panorama político, ha pasado por miles de peripecias.

El mismìsimo Raúl R. Alfonsín tuvo sus detractores cuando retornó la democracia. Y hubo una fuerte oposición a que el partido se uniera al Frepaso en 1999. Se conocieron críticas muy frontales contra Fernando de la Rúa, a quienes llamaron representante del “conservadorismo”.

Hoy, el radicalismo, igual que el peronismo,está deshilachado y con pocos fundamentos ideológicos más allá de la defensa verbal, reiterada y con poco eco de las instituciones, el republicanismo y la validez de la Constitución. No siempre fue así porque dirigentes del radicalismo acompañaron a los militares en distintos golpes de Estado y lo hicieron con gusto. Como la mayoría de los partidos, en especial los antiperonistas, como también los peronistas que se engancharon con el golpe de Juan Carlos Onganía en 1966 para tumbar a Arturo Illia.

En Guyaleguaychú hubo que decidir si el radicalismo debía unirse a UNEN o separarse y buscar una mejor elección. UNEN ya había implosionado con las peleas internas y los narcisismos a flor de piel. Y todo concluyó con la renuncia de Hermes Binner, el representante del socialismo, a la postulación para ocupar el sillón de Rivadavia. El radicalismo se jugaba si se seguía en la política en los segundos o terceros puestos, pese a tener representaciones en todas las provincias, o dejaba librado a que cada líder negociara como quisiera o, por último, aliarse a uno de los candidatos entre los tres que pesarán en las elecciones. Ganó la adhesión a Macri, a despecho de Massa, por ejemplo que ya había acordado con ciertos nombres del radicalismo presente o antiguo. El artífice fue Ernesto Sanz, quien tampoco dejó al margen de cualquier arreglo futuro a Lilita Carrió y a su Coalición Cívica.

Un diario español muy importante y bien hecho, pero muy interesado en los sucesos argentinos, “El País”, tituló el lunes 16 considerando que la nueva alianza era un vuelco del radicalismo hacia “la derecha”. Convendría preguntarle a nuestros colegas de la península qué es de derecha o qué es ser de izquierda, categorías muy borrosas y poco prácticas en estos tiempos. ¿ Fue acaso progresista y de izquierda el ex-presidente socialista Rodriguez Zapatero que no supo o no quiso ver la crisis que se le venía encima en el 2007/2009, y se paralizó más de la cuenta para terminar aplicando políticas duras que algunos de sus seguidores definieron como “reaccionarias”?

¿Qué quiere decir de derecha ? ¿ Macri es de derecha o un hombre decidido por el pragmatismo ? ¿El radicalismo es de izquierda o acaso representa un “centro” en los argumentos o en el pensamiento político que apenas existe en la Argentina? ¿Hubiera sido “progresista” y “republicano” si el radicalismo hubiera propuesto una alianza con alguna de las tantas variantes del peronismo?

Este acuerdo de las últimas horas le da más peso a sus representantes en el acto electoral. Y le facilitará a Macri mayores posibilidades de entendimiento en las provincias donde la estructura radical tiene vigencia.

Todavía falta ver qué arreglan cuando se junten. Si habrá satisfacciones mutuas. Tampoco sabemos si se impondrá algún tipo de arreglo entre figuras que se dicen peronistas y los peronistas disidentes o los históricos.

El tablero político en la Argentina entrará a moverse velozmente a partir de ahora.