No irriten al siervo

Con la simplificación dialéctica que nos caracteriza, sobre todo al periodismo, calificamos rápidamente de fascismo y de escrache a las agresiones verbales grupales o individuales espontáneas que están sufriendo algunos ex funcionarios kirchneristas. O las descalificamos, más bien.

No son aceptables esos actos, ni son recomendables, ni resultan plausibles de ningún modo, espontáneos o no. Pero no deberíamos apresurarnos a calificar a la sociedad de totalitaria o cobarde por esos sucesos.

Luego de doce años de autocracia creciente, rematados por ocho bajo el pie de una señora que hablaba con Dios y desde un púlpito en cadena lanzaba bravuconadas y admoniciones sobre las cabezas de los ciudadanos, la sociedad está corroborando que fue gobernada por una banda de ladrones despreciables y desaforados.

Si bien esa situación no es novedosa, la fuerza de las imágenes, de las declaraciones de algunos cómplices, la exhibición de mansiones, los montos, los mecanismos de robo y ocultamiento, el cinismo de los personajes, la impunidad, la grosería de los modus operandi, las cifras que se manejan, los nombres que van apareciendo y la evidencia de que todo está podrido, han indignado a la sociedad hasta la bronca. Continuar leyendo

Con dos misiones y una visión

El nuevo Presidente asume su cargo con dos grandes misiones y una visión. La primera misión es la de recrear el espíritu y el sistema republicanos. Nadie puede seriamente negar esta necesidad clave. Aun si no lograse más que eso en su gestión que terminará el 9 de diciembre de 2019 a las 24, habría cumplido.

La Justicia, pese a todas sus imperfecciones legales y humanas, logró salvar al país de graves riesgos, no muy diferentes a los que soporta Venezuela. Habrá que reconocer la valentía de muchos que en condiciones dificilísimas defendieron principios, libertades y derechos que garantiza la Constitución Nacional. No estaríamos hoy dando la bienvenida a nuevos gobiernos sin ese coraje.

Ese poder merece ser reforzado para garantizar todavía más su independencia, su calidad y su probidad. Redundaría un detalle de las medidas que es tarea gubernamental confeccionar, estudiar, proponer y transformar en ley y hasta en reforma constitucional. Sobran ideas valiosas.

Dentro de esa misión, habrá que incluir la demorada ley de coparticipación, o su eliminación, como muchos proponen. Biunívocamente, es ineludible revisar el sistema rentístico nacional, una tarea potencialmente revolucionaria en sí misma.

El reciente fallo de la Corte y el previsible manoseo de Cristina Fernández con su decreto sólo ponen en evidencia lo importante que resulta no dejar semejante tema en manos del capricho de cualquiera. Como tampoco en manos de un presidente con su chequera de decretos de necesidad y urgencia (DNU). Continuar leyendo

Sabotaje a la gobernabilidad

Ante la sorpresa de toda la población, la doctora Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de los 40 millones de argentinos, como se presenta en cada una de sus diatribas, ha dicho estentórea y claramente no permitirá que un Gobierno elegido democráticamente cambie lo que considere oportuno cambiar.

Ha convocado para ello a sus partidarios, a sus sembrados recientes y anteriores en el sistema de Justicia y otras áreas vitales del Gobierno, a sus gremios amigos, a los trabajadores, a los estudiantes, a La Cámpora y a todo el aparato de prepotencia y temor del que se ha rodeado siempre el peronismo, desde su mismísimo fundador.

Es decir, la Presidente de la nación ha llamado a la rebelión, si no a la sedición, y ha prometido una feroz resistencia activa a cualquier cambio que se intente hacer a lo que ella considera las conquistas logradas en su gestión.

No tiene sentido perder tiempo en analizar los déficits de personalidad y psicológicos de la mandataria, que la han llevado a tantas agresiones y a tantos dislates. Continuar leyendo

Parche patriótico al sistema de comicios

Vengo sosteniendo en este diario y en mi blog que entre este absurdo mecanismo de elecciones, las PASO, la boleta sábana, los partidos, las cuasicolectoras, los reglamentos internos de cada Cámara y el monopolio corruptor de los partidos, solamente un ultraoptimista puede llamar a nuestro sistema “democracia” y menos defenderlo como si fuera el Evangelio.

No soy original. Está ocurriendo lo que predijera Tocqueville sobre la democracia hace 180 años. No tema, no lo mandaré a leerlo.

Las quejas populares por las escandalosas elecciones en Tucumán parecen habernos despertado a los ciudadanos y a la oposición, que ahora amaga con proponer reformar el sistema antes de que el kirchnerismo haga valer la ley del almacenero: “El que suma la libreta gana”.

Pese a lo que opina Sergio Massa, la idea de saltar de la precariedad colonial de hoy a un voto nacional electrónico en 40 días es técnica y prácticamente inviable. Cualquiera que haya intentado implantar un sistema modesto de facturación en su empresita lo sabe.

Ni que hablar de las abuelas antidigitales, que temen, aún desde un conocimiento algo supersticioso, el hackeo, la pérdida de anonimato (se ve que no usan Internet) y otros terribles males que acarrearía tal modernización. Esa discusión llevaría a un debate de muchos meses. Continuar leyendo

¿Aux barricades?

Recientemente, Elisa Carrió anunció que si intentaban robarle los votos, “sacaría la gente a la calle”. Estaba anticipando la desesperación del Frente para la Victoria (FPV) ante la posibilidad de no ganar en primera vuelta, lo que lo condenaría a la derrota en segunda.

Como la diferencia entre el cielo y el infierno kirchnerista puede llegar a ser de solo cuatro o cinco puntos, la presunción de un fraude tiene fundamentos, en especial en las zonas del malón electoral del conurbano, donde para ser fiscal de la oposición se requiere por lo menos ser cinturón marrón de karate.

La profecía de Lilita puede llegar a proyectarse hacia después de las elecciones, cualquiera fuera el candidato ganador. Sobre todo teniendo en cuenta la conformación de las Cámaras, la cristinización del Ministerio Público y el descuartizamiento y la invasión K de la Justicia. Continuar leyendo

Cómo sacarle el gasto de entre los dientes al tiburón político

Hablamos hasta ahora de dónde, cómo, cuándo y con quiénes cortar el gasto público. Veamos ahora cómo logramos quitárselo de las mandíbulas a los políticos–tiburones.

Comunicación a la sociedad

Internet será el medio de difusión viral y de comunicación, con un sitio web muy potente donde se expliquen los planes, plazos y resultados y se reciban ideas, voluntarios, opiniones. Será la base para el uso de las redes sociales y la cantera donde, por algún sistema de VPN, se acceda al trabajo en cooperación y a la gestión de proyectos.

Tendrá una doble función: la comunicación y cooperación interna, y la comunicación/interrelación con los ciudadanos. Tendrá un sector de denuncias y seguimiento que cumplirá un papel sumamente activo para evidenciar los excesos, errores y prácticas indeseadas de la administración.

Esta sitio, al explicar y debatir cada uno de los temas y casos importantes, cumplirá también una función formativa y, vía sus opiniones y colaboraciones, se irán destacando los líderes, no sólo de opinión, sino los futuros gestores y administradores.

Al fin y al cabo, ¿cuánto falta para una democracia apoyada fuertemente en Internet, con líderes políticos nacidos de Internet?

 Cómo reclutar a quienes harán la tarea                     

Como en cualquier otro caso. Convocándolos. El aviso del Tío Sam diciendo I need you, pidiéndole a la gente que se dejase matar por la causa de la libertad pareció bastante efectivo. Aquí se necesita un poco menos de sacrificio.

Hay que contar con la emulación, la necesidad de participar, el hecho de que habrá rápidamente resultados y de que mucha gente joven y no tanto, necesita participar. Se trata de una tarea que puede considerarse re-fundacional, contará con el soporte de las redes y muchos líderes y twitter stars, con enormes inquietudes y talento.

Internet será vehículo de reclutamiento de profesionales, que agregarán orgullosamente  a su curriculum que han trabajado en estos proyectos. La publicidad de los resultados tendrá un efecto potenciador trascendente y tarde o temprano, devendrá en un sistema de compulsa para elegir desde allí a los nuevos líderes. La idea central de colocar como líderes formales a los líderes informales.

Modo de presionar a los políticos   

La tarea de bajar el gasto debe estar enmarcada en la ley y en la política definitivamente. Esto crea diversos problemas. El primero es que los argentinos no tenemos confianza en los políticos ni en su respeto a la ley, que tampoco nosotros respetamos mucho.  Parte de esa deficiencia será cubierta por la particular estructura que describimos, que no es nada más que la larga mano de la ciudadanía metiéndose a auditar el gasto.

Pero se necesita para este proyecto una voluntad política que lo abrace y lleve adelante, y un grupo de leyes que soporten y legalicen la transición y el cambio de paradigma. Nuestras leyes están hoy alineadas con el sistema de rapiña al Presupuesto, y son rápidamente torcidas o tergiversadas para que se adecuen a las necesidades de los cuervos presupuestarios, ya que no los buitres.

Suscribo la idea de algunos expertos de establecer constitucionalmente límites al endeudamiento, el gasto, el déficit, la emisión y los impuestos. Con observaciones. La primera es que todas las mediciones deben ser hechas por entes supervisados por las estructuras que hemos propuesto para bajar el gasto, con participación directa de la gente. Poner normas constitucionales para burlarlas vía una oficina de cuarta es darle la razón a Tácito: «en un país corrupto se dictan infinidad de leyes

Pero, ¿cómo hacer que los políticos acepten cortar su mayor fuente de ingresos, manipulación, negociación y enriquecimiento personal como es el gasto público? ¿Cómo evitar que los partidos, en vez de formar futuros funcionarios y líderes, sean el piso de la Bolsa donde se negocia cada cargo público, cada favor, cada prebenda, cada licitación, cada partida?

De la única manera que los políticos entienden. Presionándolos, asustándolos, negociándoles el voto, repudiándolos, exponiéndolos, sacudiéndolos. (Si esto parece duro, recuérdese que en otras épocas de la historia les hacían cosas peores)

Y aquí otra vez las redes. El cacerolazo fue apenas una demostración de lo que se puede hacer. Recabar un compromiso firmado por los principales candidatos antes de las elecciones puede ser un mecanismo de presión importante, según cómo y cuánto trabajemos en ello. Redactar un modelo de compromiso incluyendo estos puntos y la promesa de designar los funcionarios ad-honorem con la anuencia popular, para luego exigir la adhesión de los políticos es un primer paso. Y quien no lo firme será expuesto a la opinión pública.

Democracia y participación directa

Una digresión previa. ¿A cuánto estaremos de una forma de participación directa de la ciudadanía en estos paupérrimos sistemas democráticos, – y no hablo sólo de Argentina- que nos han transformado en meros rehenes o vasallos con derecho a voto?

Pues bien, hagamos de la ciudadanía el auditor de nuestro gasto. Que se imbrique en este sistema de control, de modo orgánico, por algunos de los mecanismos explicados más arriba. Con datos que obtenga formalmente, o con datos que consiga del modo que fuere, y que exponga y haga públicos, de modo  orgánico o no.

Una especie de Greenpeace del presupuesto que concientice a la ciudadanía y presione al Estado y a los políticos y partidos, obligándolos a firmar compromisos de honor, de modo que si son electos, deban aplicar las recomendaciones de este trabajo o similares, y que sepan que serán despreciados y expuestos si no lo hacen.

Las mentes viejas leerán estas líneas con una sonrisa. Les respondo con una carcajada ante el desprecio de la capacidad de las fuerzas, la creatividad, la pujanza y la perseverancia de los jóvenes, particularmente los que tienen formación de redes. Después estas mentes obsoletas se admiran de los Amazons, Facebooks, Twitters y tantos otros emprendimientos, que son fruto esencialmente de la perseverancia que los ancianos mentales ya no ejercen.

Para bajar el gasto, hace falta esas perseverancia, talento y coraje. Ha hecho más por las libertades WikiLeaks que billones de dólares gastados con ese fin por los burócratas ancianos de todos los regímenes.

Propongo que esos movimientos de redes tomen un papel preponderante, no sólo ya en la lucha contra el gasto, sino en toda la vida democrática nacional, actualmente de una mediocridad y calidad desilusionante.

La presión de esos grupos sobre el sistema, no sólo impondrá el cambio, sino que removerá todos los obstáculos que se pongan por delante de las reformas.

Las alternativas propuestas sonarán al menos raras. No serán menos raras que un cacerolazo o una marcha inútiles convocados por las redes. Los argentinos nos quejamos de los políticos con toda razón, y nos acusamos por haberlos votado. Pero no nos damos cuenta de que nos han quitado todo mecanismo razonable de elección. Esos derechos que hemos perdido a manos de los partidos, ahora dueños del sistema electoral y de la propia Constitución Nacional, deben recuperarse vía la presión ciudadana.

Los derechos se han conseguido siempre enfrentando al rey, al poder, al Estado. Tenemos mecanismos colosales para hacerlo sin violencia y con una enorme eficacia. El pacto social siempre fue firmado por los reyes bajo el miedo. El de Juan sin Tierra, cuando firma su Carta Magna, no es una excepción. ¿Queremos usarlos o queremos seguir quejándonos y votando por 20 desconocidos?

Este tipo de proyectos será bandera en las redes o no tiene sentido hablar más de bajar el gasto. Hay que resignarse a la expoliación. Y tampoco tendrá sentido hablar más de las redes, si sus usuarios no son capaces de entender su misión.

Copiamos los sistemas políticos de los países centrales, pero no la acción de sus ciudadanos para lidiar con los políticos. Un grupo tenebroso, machista, belicoso, con lobby corrupto como la National Riffle Association, influye fuertemente en la elección del presidente norteamericano. Nosotros ponemos hashtags y cambiamos nuestros nicknames, como máximo.

Tal vez es hora de hacer más. Así ayudaremos a nuestra economía personal,  a la del país y seguramente a esta manoseada democracia.

El robo en los presupuestos es tan grande, que su sola detección y eliminación cambiaría el nivel de bienestar. Habrá que vencer todos los obstáculos falsos apilados por los propios políticos, los  sindicatos, los tercerizados, los prebendarios. Las huelgas, los reclamos de derechos adquiridos, (derechos que se burlaron cuando consiguieron las prebendas).

Habrá que pensar y conseguir aprobar leyes para permitir el cambio, ya que detrás de la ley se escudan los que la violaron serialmente para conseguir su libra de carne en el gasto.

En esta tarea, la ciudadanía debe tener un solo modo de pensar: es mejor hacer este cambio fundacional con el estado, con los políticos y con los partidos. Pero si lo tiene que hacer sin ellos, lo hará. Y si lo tiene que hacer contra ellos, también.

Así rescataremos la democracia de la hipocresía, la corrupción, la mediocridad y la rapiña en que se ha convertido, recuperando con la acción directa la condición de ciudadanos, trocada hace mucho por la de siervos por la asociación ilícita entre el poder mayoritario y minoritario, los empresarios, los ladrones públicos (perdón por la redundancia) y los vagos.

No es tarea de pocos meses, y habrá que resolver de otra manera las urgencias presupuestarias en el corto plazo. Es una tarea ongoing que, como práctica republicana, no debe cesar nunca. Y se debe ampliar a toda la gestión del estado, no sólo a la economía.

El Estado ha usado la tecnología y las redes para espiar, subyugar, controlar, dominar, burocratizar, esclavizar y someter al ciudadano. Es hora de que el ciudadano reaccione en el sentido inverso. Los líderes mediáticos de medios tradicionales y de las redes, deben abandonar su postura seudodesinteresada y comprometerse en proyectos como éste. O si no serán cómplices. No se puede desperdiciar el liderazgo sin abogar por las grandes causas.

Las redes han hecho de todos los líderes, periodistas. Y como dijera Joseph Pulitzer, un periodista debe estar siempre a favor de los necesitados y siempre en contra de los ladrones públicos.

Acostumbrados a pensar en 140 caracteres, nos cuesta trabajo bajar aunque sea sólo un nivel en la tarea de desarrollo del pensamiento. Por eso todas las ideas son apenas esbozos que raras veces avanzan a más de eso: ideas esbozadas en un plumazo.

Tareas refundacionales complementarias

Por supuesto que hay algunas tareas de fondo que son necesarias para tener un país razonablemente serio y posible.

Una reformulación del sistema de coparticipación.  Otros prefieren un federalismo furioso. Imitando modestamente a Alberdi, creo que no se puede aplicar de golpe sin dejar un tendal de sancionados por una generación.

Una reformulación del sistema tributario. Para ello es condición previa que el nivel de gasto sea lógico y adecuado. De lo contrario estaremos simplemente cambiando el pagador de la factura.

Una reformulación de la política del Estado y su participación en la economía. Casi no merece comentarios por su obviedad.

Cito estos temas como una forma de reconocer su necesidad, pero no es el intento de este trabajo abarcarlos. Sí sería posible usar algunos de los conceptos aquí ensayados para encarar esas tareas.

Estamos proponiendo limitarle al Estado el control de la economía, de nuestra economía personal y de la economía de la sociedad.Para ello, utilizar sistemas organizados de la sociedad y de las redes sociales  en general, que obren como contralores de la ciudadanía sobre el estado, los políticos y sus funcionarios.

Es evidente que los políticos y aún la democracia vilmente desfigurada por ellos, los partidos y los ladrones públicos, nos han defraudado y han entronizado una ineficiencia e ignorancia cómplice en todos los presupuestos.

Como en toda la historia, la ciudadanía debe elegir entre reaccionar y retomar su poder, o resignarse a la esclavitud y el servilismo. Hay una oportunidad en el gigantesco sobregasto, cuya eliminación permitiría resultados espectaculares sin sacrificios que afectan siempre a las clases más desprotegidas.

Abro esa discusión, aun sabiendo que recibiré la ironía- (sistema de discusión de los ineptos- y la burla ante lo que se percibirá como idealismo anticuado. Idealismo viene de ideas. Hay que tener coraje para defenderlas. Nadie nos regalará la libertad, ni económica ni de ninguna otra clase. La libertad se gana con coraje. Ese coraje comienza por exponerse.

Podemos seguir pidiendo a gritos la baja del gasto, sin explicar cómo, ni dónde, ni de qué modo. En tal caso, y para ser políticamente correctos a full, sugiero que, además de la baja del gasto, pidamos por la vacuna del sida, la lucha contra la trata, y sobre todo, la paz universal.

Se escuchan ofertas.

Un modesto homenaje a Ricardo López Murphy, que inmoló su carrera por proponer una baja concreta del gasto.