Macri: ¿su base electoral rompió con el Gobierno?

Mauricio Macri llegó a la presidencia con algo más del 51% de los votos y una mayoría notable en la provincia de Buenos Aires —principal sede de los sectores de la clase laboriosa argentina— y de la ciudad de Buenos Aires, que está asociada a los sectores medios de la sociedad. Es decir, frente a análisis tendenciosos —incluso realizados por cierta izquierda— no es cierto que a Macri lo votaron los sectores de la clase media alta o sólo las minorías elevadas socialmente; no habrían alcanzado esos votos para el triunfo de Cambiemos. El repudio que había suscitado el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, el declive de su discurso de transformación frente a una realidad conservadora y la evidencia del enriquecimiento de sus funcionarios de modo que no se había visto nunca en el país lograron que las amplias mayorías populares se volcaran a un voto a una vertiente opositora de raíz centroderechista, o liberal-conservadora, o como quiera definirse a sí mismo el PRO y la alianza que conquistó. Sin embargo, quizás los cinco primeros meses de gestión de Mauricio Macri hayan bastado para dinamitar el vínculo del Gobierno con los sectores sociales que lo votaron.

No podría causar sorpresa. La política devaluatoria incidió directamente sobre la capacidad adquisitiva de los salarios, que fueron a la baja, incluso en los sectores medios, en el marco de una tendencia inflacionaria alcista que aún no se detiene. No sólo eso: las tarifas de los servicios básicos de luz, gas y agua se multiplicaron de manera desorbitada y se acusó a los sectores medios de haber sido subsidiados injustamente frente a otros segmentos sociales del interior del país, que también tuvieron incrementos en sus boletas de servicios, paradojalmente. Continuar leyendo

Anocheceres agitados para el macrismo y el kirchnerismo

Días agitados atraviesa la Argentina y no tiene modo el ciudadano de respirar tranquilo ni hacer caso omiso ante tanto estímulo político exaltador. Dijo alguna vez el periodista Jon Lee Anderson —que recorrió cinco continentes para realizar sus crónicas y así se convirtió en maestro de maestros del oficio— que los países que más discutían de política en el mundo eran la Argentina e Irán. Que la política, decía, se introducía en las mesas de almuerzo y en los diálogos nocturnos. Que no tenía parangón con otros lugares en el orbe. Seguramente tenía razón. Estos últimos días lo demuestran. Vivimos una nación signada por los hechos políticos.

Imposible evitar el discurso político cuando la inflación amenaza con dar un salto exponencial luego de los tarifazos en las facturas de energía y transporte. De un día para el otro viajar hacia el trabajo o hacia cualquier destino cotidiano costará el doble —cuando los salarios no aumentaron en esa proporción ni por asomo— o prender la luz, usar la estufa, llamar por teléfono o bañarse tendrán también un aumento sideral en sus costos —cuando los salarios no aumentaron en esa proporción ni por asomo. Imposible evitar el diálogo político cuando una ola de despidos se cierne sobre los ciudadanos mismos, los vecinos, los amigos de los amigos, los parientes. Y mientras tanto suben los precios de los artículos de la canasta familiar a un ritmo prepotente. Es de esta manera que se manifiesta en estos lares el ajuste. De un modo brutal. Continuar leyendo

Final de juego

La literatura —como cualquier arte narrativa— registró a lo largo del tiempo evoluciones en la estructura que brindaba a sus historias. De ese modo, si en cierto momento todo lo contado precisaba de un comienzo, un nudo y un desenlace, luego, durante la modernidad, se incorporó a las posibilidades de lectura y escritura el final abierto. Y tanto se incorporó a las posibilidades de lectura que una novela como El castillo, de Franz Kafka, se puede leer —con su final incierto, pero previsible— como un texto acabado, cuando en realidad su autor murió antes de poder terminarlo. Tal vez la imagen pueda explicar la situación argentina, en la que el fin de ciclo kirchnerista deja abiertas varias líneas de acción para el próximo período, que tendrá como presidente a Mauricio Macri, de la coalición Cambiemos.

Hay algunas certezas. Cristina Fernández de Kirchner cesa su mandato con un país con unas finanzas cercanas a la quiebra, casi sin reservas en el Banco Central y con vencimiento de bonos que deberán ser pagados en dólares en el futuro inmediato. Mientras tanto, el endeudamiento público —inexistente, según el ministro de Economía saliente Axel Kicillof y la ex Presidente— se eleva a 240 mil millones de dólares, con acreedores internos como el Banco Central, la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) y el Banco Nación. A esto hay que sumarle 11 mil millones de dólares que reclaman los fondos buitre. Continuar leyendo

Paro docente: escuela política para enfrentar el ajuste

Cuando estas líneas se publiquen, se estará desarrollando en la provincia de Buenos Aires el décimo tercer día de paro docente. Desde 2001 los maestros bonaerenses no realizaban una medida de esta magnitud ni de tanta intensidad. Todo indica que la inflación y la devaluación, que produjeron la consiguiente depreciación de los salarios, se transformó en la gota que rebalsó el vaso y que inició una lucha que no cesa ni parece amainar.

El miércoles 19 se realizó una movilización a la Casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, que se encuentra en La Plata, convocada por la dirección provincial de SUTEBA, a cuya cabeza se encuentra Roberto Baradel, junto a los sindicatos Federación de Educadores Bonaerenses, de gran inserción en el interior de la provincia. Este cronista concurrió a la sede central de SUTEBA La Matanza, que queda en San Justo, desde donde saldrían varios micros llenos de docentes, mujeres, en su mayoría. “Vamos a marchar en una columna diferenciada los distritos que fueron ganados por la lista Multicolor en las últimas elecciones -dice Romina del Pla, secretaria general del gremio local, mientras estima que de La Matanza, desde distintos puntos del populoso partido, partirán 40 micros llenos (luego saldrían 48)-. Así fue decidido en el último plenario de la oposición, que reunió a 800 delegados de escuela de la provincia. El primero que habíamos realizado contó con la presencia de 600. Esta lucha va en alza. La última asamblea en La Matanza convocó a mil docentes. El galpón que usamos para las reuniones no alcanzaba para todos los maestros que habían concurrido a deliberar sobre cómo seguíamos peleando por salario”.

“La huelga es del cien por ciento de acatamiento -explica Adriana, una docente que concurre con su hija Sheila a la movilización, quien porta un redoblante-. Bueno, ahora nos enteramos que un jardín empezó a dar clases, pero es normal, ahí puede haber una directora que presione a las tres o cuatro maestras y que decidan empezar, pero en general el acatamiento es total, desde preceptores hasta directivos. Es que la oferta del gobierno es miserable: quieren subir 220$ al básico del cargo inicial. Es una burla”. Adriana recuerda la gran huelga nacional docente de 1988, que duró 43 días contra el gobierno de Raúl Alfonsín. Sin embargo, por su edad, Adriana sólo podría haber vivido ese conflicto como alumna. Tal vez la explicación se deba a que -con todas las distancias con aquel paro, que fue nacional e impulsado por las direcciones sindicales de todas las provincias- el conflicto gremial provincial se vive con un sentimiento parecido a la épica. No es para menos: se trata de una lucha fundamental no sólo para que no se produzca un brutal retroceso en las condiciones de vida de los maestros, sino que es un conflicto que es mirado atentamente no sólo por trabajadores de otros gremios, sino por los empresarios que aguardan los resultados para ver cómo enfrentarán las paritarias que se desarrollarán en los próximos días en cada rama de la producción. No habría que perder de vista que el jefe de la CGT, Hugo Moyano, acaba de anunciar un paro general de 24 horas que se realizaría en los días por venir, hecho que no se produce desde el gran paro con piquetes del 20 de noviembre de 2012 y que anunciaría unas paritarias quemantes este año 2014.

La movilización a La Plata fue impresionante. La entrada a la ciudad estaba paralizada por la cantidad de micros repletos de docentes que llegaban para manifestarse y que se agolpaban en las banquinas de la ruta mientras se ordenaba su ingreso paulatino. Al marchar, cuadras y cuadras de maestros llenaban los asfaltos platenses, decorados por profusos guardapolvos blancos, banderas y carteles, mientras desde los balcones y las puertas de los negocios se los aplaudía y celebraba. A pesar de los inconvenientes que pueda suscitar el prolongado paro, es posible afirmar que cuenta con el apoyo mayoritario de la población. Un cartel que se reproducía de modo incesante indicaba que, al parar, los docentes enseñaban a los alumnos a luchar por sus derechos. Lo portaban maestras, ya que la mayoría de los manifestantes pertenecía al género femenino. Es necesario señalar que el miércoles se produjo una marcha de las mujeres que, se sabe, cuando salen a la lucha lo hacen con la decisión y persistencia que a veces no aparecen tan aguerridas en el género masculino.

Los discursos de Baradel, de SUTEBA, y Mirta Petrocini, de FEB, se mostraron deslucidos frente a la gran convocatoria que habían logrado, que se estima en alrededor de medio centenar de miles de manifestantes. Ninguno de los dos oradores planteó un piso concreto en las negociaciones y, por el contrario, Baradel dio a entender que podrían analizarse otros puntos y no el central salarial. Señales conciliatorias dirigidas más al funcionariado bonaerense que a los docentes movilizados.

Baradel y toda la directiva de SUTEBA pertenecen al ala que responde a Hugo Yasky, que lidera el sector más kirchnerista del espectro sindical. Las bases docentes no permiten recular tal como su dirección lo hiciera el pasado: en 2013, Baradel había levantado el paro de modo inconsulto tras un decreto que otorgaba un aumento unilateral a los maestros. La desazón de la directiva, expresada en el ánimo que muestra Baradel, contraste notablemente con el espíritu de los docentes. Es comprensible: su espectro político les da la espalda. Desde la así llamada “izquierda kirchnerista” -concepto que se acerca más al oxímoron que a la realidad política- que a través del “Chino” Navarro expresó que el paro era un desatino, pasando por Hebe de Bonafini que les reclamó que volvieran a las aulas hasta Gabriel Mariotto, que equiparó el paro docente con un levantamiento policial armado, el kirchnerismo se opone a la medida de lucha.

Cobran entonces mayor relevancia las direcciones clasistas que conducen los distritos más importantes de la provincia, a la vez que impulsan autoconvocatorias allí donde no gobiernan, y cuyas columnas casi equiparaban las convocadas por el oficialismo baradelista en La Plata. Son las direcciones que impulsarán este viernes una movilización nacional de la oposición sindical docente a Plaza de Mayo y que participarán en la marcha al Palacio Pizzurno anunciada por CTERA -federación nacional docente- para el miércoles 26. El conflicto sindical de los maestros se profundiza minuto a minuto. Podría obtener un aumento significativo y tal resultado sería consecuencia de la firme decisión de las bases y de la continuidad de un paro sostenido por las direcciones gremiales combativas.

Pero también podría suceder que la burocracia sindical kirchnerista entregue la lucha -no sería la primera vez-. Quedaría demostrada la caducidad e impotencia del kirchnerismo como dirección gremial de los trabajadores, a la vez que la larga escuela de este paro quedaría marcada a fuego en la memoria de la docencia, cuando no de los trabajadores que se aprestan a luchar por lo suyo en las horas por venir.

No está nada decidido aún y quedan cantidades potentes de energía en los maestros. Y también de lucidez. La que permitió que se escucharan -con la música de “Muriendo de plena”, de Rubén Rada- los siguientes versos: “A ver, Cristina / a ver si nos entendemos, / con 1800 pesos de básico / no comemos. / Pagaste millones para la Repsol, / pero ni un solo peso para educación. / Los trabajadores / salimos a luchar, / ganamos las calles, / ¡huelga general!”.

Mediante la fuerza de la creatividad popular y sintetizado en diez versos, todo un programa político para la actual etapa.

Renovada centralidad de los trabajadores en el ocaso K

Diversos sectores laboriosos protagonizaron durante el último período acontecimientos que ganaron las tapas de la prensa y generaron una discusión social generalizada sobre ellos, no sólo porque estos sectores conforman la mayoría de la población, sino debido a que su salto hacia la acción directa implica el cuestionamiento de la legitimidad de ciertas bases sociales naturalizadas. Sólo basta repasar los hechos de los últimos días.

El paro docente por salario -de particular interés social, ya que afecta la cotidianidad familiar- cobra dimensiones dramáticas debido a la implacable decisión de sostenerlo por parte de los maestros para no permitir un brutal ataque a sus condiciones de vida. Las mínimas ofertas gubernamentales, en medio de la devaluación y de la inflación, implican de hecho una rebaja salarial. Contra esa perspectiva se desarrollan paros en todo el país y, a diferencia de otros años, las direcciones sindicales yaskistas de CTERA no pueden decidir levantamientos de paros o acuerdos con el gobierno a espaldas de sus bases. Esas direcciones -atravesadas por el hiperoficialismo de Hugo Yasky, ex jefe gremial docente y actual secretario general de la CTA (además de aplaudidor en cuanto acto de  la presidenta Cristina Fernández se lo invite)- no podrían hacerlo debido a los fuertes reclamos de los maestros, a la vez que debido a la irrupción de la izquierda en numerosas seccionales y provincias en las que se convirtió en una dirección radicalizada del conflicto.

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