Complicidad e impunidad

Dije el domingo 18 de julio del año 2004 (se cumplirán 11 años) en el Club Hebraica de la ciudad de Caracas que hacía mucho, mucho tiempo, una de mis columnas de opinión del Miami Herald, periódico donde escribía para ese momento, llevó por título ¿Dónde están esas voces clementes? Una pregunta hecha a nadie en particular. Una pregunta hecha a un mundo cómplice, a un mundo con una moral tan pero tan sui generis, que pide paz desde países exportadores de violencia, que condena acciones contra terroristas, y que clasifica la muerte y el dolor de acuerdo a sus simpatías con los verdugos.

Me convocaron para decir, yo, una mujer venezolana, una periodista venezolana, que sentía –y sigue sintiendo- vergüenza ajena, la vergüenza de quien espera justicia y no la encuentra, de quien espera equidad y no la ve, de quien tiene el deber de suponer que la muerte como lenguaje político, que la muerte como ideología debe ser rechazada, debe ser perseguida, debe ser execrada. Que decir que Dios es un asesino es blasfemia de los santones que lo usan y matan en su nombre. Continuar leyendo

¿A qué hieden los sociópatas?

El milico golpista venezolano Hugo Chávez, destructor de la soberanía, la economía, la salud, el tejido social de Venezuela y el futuro de millones de venezolanos  y el asesino Ernesto Che Guevara tendrán desde ahora un perfume que ha inventado la mañosa nomenclatura cubana, asegurando que el motivo de tan trascendentes creaciones es honrarles.

Aunque en la ruinosa y siniestra isla de los Castro lo que menos existen son buenos aromas, ahora han sacado a relucir una industria perfumera donde –según la propaganda castrocomunista- los expertos químicos y diseñadores cubanos con estos dos “Perfumes” esperan hacer pensar a sus compradores en atributos como heroicidad o gallardía, dos particularidades que por ninguna parte tenían ambos malhechores. Continuar leyendo

El cagalitroso y su marioneta

El tirano cubano pregunta: «¿Quién gobierna a quién, EE.UU a Israel o Israel a EE.UU?» 

El sanguinario sátrapa, Fidel Castro, resaltó la importancia de la ayuda que proporciona Nicolás Maduro al pueblo palestino que está sufriendo del «genocidio» llevado a cabo en la Franja de Gaza. Por supuesto ni una palabra de los misiles lanzados contra ciudades y poblados israelíes ni de los actos terroristas de los asesinos de Hamas.

En esas peroratas plagadas de mentiras y manipulación que el tirano cubano o un equipo castrista publica este pasado 20 de agosto en «Granma», un pasquín que por más de medio siglo representa la única voz de una mal llamada prensa cuando realmente son vocerías de la tiranía, el fosilizado tirano describió los bombardeos del enclave palestino como «uno de los más dramáticos acontecimientos generados por una potencia militar nuclear sofisticada y a la vez irresponsable, creada por el imperio más poderoso que existió nunca a lo largo de más de medio siglo».

O sea, Israel no ha existido desde épocas milenarias, apareció como creación norteamericana, porque así lo dice este verdugo, este chulo insaciable. Y así lanza lo que dice que “muchas personas se preguntan”: «¿Quién gobierna a quién, Estados Unidos a Israel o Israel a Estados Unidos?» Lo dice junto a un Nicolás Maduro servil, sentado en una mecedora recibiendo órdenes y guías de quien destruyó más de tres generaciones de cubanos durante 55 años de tiranía y ha bañado de sangre Latinoamérica y Africa en su afán de dominación y expansión.

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Venezuela está acéfala

Converso con un reconocido encuestólogo y analista de tendencias, quien me refiere la imparable erosión de las simpatías y apoyos al régimen castrochavista y a su actual capo Nicolás Maduro. Me habla de cifras impresionantes que denotan el desencanto y desespero de los que alguna vez tuvieron fe en esta banda colorada, donde un farsante con dotes de encantador logró captar la esperanza de millones de ingenuos que lo creyeron el mesías, y tres lustros después, con sus almas envenenadas por el odio, se encuentran más pobres, más desesperados, más engañados.Me señala un 23% de apoyo popular a Maduro y su régimen, una cifra que a cualquier opositor podría animarle, sólo que esa animación y ese optimismo dura el tiempo que tardamos en preguntarnos: ¿Y quién lo capitaliza? 

Quiénes dentro de un universo opositor plagado de divisiones, de colaboracionistas, de calculadores interesados pueden captar a esos millones de desencantados necesitados de un líder y un mensaje, y hartos de engaños y despelote.

Venezuela está acéfala. Nave al garete donde una banda delincuencial ve perdida su supremacía y en lo único que piensa es en terminar de vaciar las arcas y dejar como bagazo de caña lo que fue un país rico en recursos naturales y tierra propicia para hacer realidad los sueños. Venezuela, donde más del 10% de su población hoy en día dice tener en orden trámites y requisitos para emigrar. Un 10% de venezolanos de clase media, jóvenes con título universitario, con dos o más idiomas que hablan bien, que ve imposible cualquier posibilidad de crecimiento personal y económico en un país que un tropero traidor entregó a los tiranos Castro y su nomenclatura, y estos marcaron la línea: ruina, desesperanza, destrucción de la empresa privada, fin de la libertad de prensa, alianzas siniestras con lo peor de la humanidad, reescritura de la historia patria, imposición de una casta de ladrones y narcomilitares, de un nepotismo asqueante, de una impunidad perversa. Tierra donde secaron el campo y ahora las cosechas son de muertos porque a la banda empoderada le beneficia ya que termina de sembrar el miedo y aumenta la necesidad de huir…

Y es que aquí, en este país desolado, sobran los cínicos, los desvergonzados, los que pretendiendo ser vitalicios líderes de una oposición desmadrada no se sonrojan al defender –por ejemplo- que en ese diario El Universal, hoy vocería del régimen y ambiente cundido de represión y miedos, se haya impuesto la censura. Es el caso del cuñado de un boliburgues, de un bolichico buchón a punta de negocios turbios, yerno de un “Apóstol” de aquellos que se beneficiaron en gobiernos que, como el de Carlos Andrés Pérez, mantuvo su plantilla de elegidos y que muchos de ellos hoy multiplican fortunas de manera exponencial y la restriegan al rostro de los que cada día ven convertida en sal y agua su economía. Los que no convencen ni a sus propias madres porque de cínicos y retorcidos han hartado a millones. Como éste que más de un lector ya ubicó hay muchos, demasiados…

Por eso, dolorosamente, la pérdida vertiginosa de popularidad y apoyos de esta montonera roja rapaz es como lo digo en el título de hoy: Como agua que cae al piso, que ni se recoge ni se puede aprovechar. Menos por esa cofradía que lidera unas oposiciones huérfana de verdaderos líderes y acosadas por los miedos y el desconcierto. 

La Robolución vomita: no podemos hablar de logros, de objetivos alcanzados, de promesas cumplidas por esta montonera roja rapaz. Por donde usted dirija la mirada topará con el horror de un país destruido por quien se planteó como ejemplo a seguir las nefastas prácticas de Fidel Castro y su banda. Es conocido de todos la mortandad que la violencia genera y que día a día colma morgues y en un 97% queda impune. La escasez, inflación, desempleo es pan diario, y ahora la nueva mortificación es el colapso también de la medicina privada. Los venezolanos ya vivimos desde hace bastante tiempo la falta de medicinas que se unió a la ausencia de desodorantes, papel higiénico, harina, aceite, frutas, libertad… En fin, la escasez que también le copiaron a los cubanos castristas.

Ayer, la Asociación Venezolana de Clínicas y Hospitales pidió declarar la “emergencia humanitaria” por la escasez de insumos y fármacos para atender a la población. Nada mejora. Al contrario, se agudiza. El Dr. Cristino García Doval, presidente de la mencionada Asociación, hizo público el retraso para operar a miles de pacientes en el país por culpa del desabastecimiento de insumos en quirófanos y unidades sanitarias. ¡Uh Ah!

Para contactarse con la autora: ebruzual@gmail.com
Twitter: @eleonorabruzual

El padrote cubano

Estoy convencida que la erotización que Fidel Castro ha causado en millones de seres en el mundo sólo puede ser tema de estudio para la psicología profunda. Tanto lo creo que una de mis fijaciones fue hacer una exhaustiva investigación sobre este fenómeno -a dúo con el psiquiatra y antropólogo Luis José Uzcátegui- al escribir un libro titulado “Los hombres que erotizó Fidel” (Editorial Los Libros de El Nacional; 2005).

Erotización que no sólo se presentó en Latinoamérica y en algunos reductos de izquierda al norte del continente, porque también hay que decir que el truhan cubano logró seducir en Europa, Africa y hasta en Asia (recuento muy completo en el mencionado libro). De Venezuela digo que el tirano caribeño fue un obseso y tuvo la gran suerte de agenciarse cientos de traidores que, desde la misma década de los 60, se le entregaron como solícitos sirvientes postrados eróticamente al influjo de su fuerte personalidad y a su codicia por un subsuelo rico en recursos petroleros, manjar delicioso y apetecido que finalmente lo alcanza plenamente cuando llega al poder Hugo Chávez -no el más importante de sus erotizados pero sí el más provechoso.

Chávez, un tropero sagaz, sin clase ni estudios, alumbrado al verse tratado en La Habana en 1994 como jefe de Estado cuando apenas sus 15 minutos de gloria los recibía por un golpe de Estado fallido.

Como decimos los venezolanos, Fidel Castro “se saca el clavito” y consigue ese cuerno de la abundancia que es nuestro país. Es sin la menor duda su gran triunfo y una venganza que maduraba, preparaba y logra décadas después, ya que por años mantuvo un gran reconcomio debido a que Rómulo Betancourt fue inmune a “sus encantos”. La historia muestra como la Venezuela de los años 60 no le fue amable al mayor de los Castro y a su banda forajida, ese país eufórico con su democracia novel donde gobernaba un descendiente de canarios: Rómulo Betancourt, hombre procedente de la clase media, nacido en un pequeño pueblo cercano a Caracas, quien después de una amplia experiencia política e inclusive de una pasantía por el pensamiento marxista, sorprende pues no muestra las debilidades necesarias para caer erotizado en los brazos del cubano.

Algunos se salvan, otros sucumben. Y es que Eros, siempre eterno y malvado, no tiene piedad con la psiquis del hombre cuando penetra en lo más recóndito de sus misteriosos espacios. Eros hacedor de uniones, propiciador de cópulas… Eros apareciendo inmediatamente después del dios de la tragedia, Caos. Eros divinidad antigua, misterio arcaico. La historia lleva al conocimiento y a la ubicación de respuestas a mil enigmas, a mil preguntas. Caos moral donde gente común y pensadores ven perfecto que un farsante caribeño tenga tiranizada a Cuba durante 55 años y lo llaman “presidente” en contraposición al “tirano” Pinochet, déspota porque osó ser de derechas y detener los planes de Castro y sus hordas. Caos moral que ve los crímenes en la era Pinochet, pero le parecen tan buenos los paredones castristas llenos de la sangre de disidentes, la persecución a todo opositor, las aterradoras Brigadas de Acción Rápida, los balseros ahogados cuando se tiraron al mar en busca de libertad, los asesinatos disfrazados de accidentes de tránsito y sobre todo la descarada condición de chulos de estos cubanos castrocomunistas, sin moral ni vergüenza.

Ya en pleno siglo XXI, Fidel Castro, que sabe a la perfección lo que hace ya que por bastante más de medio siglo ha desarrollado una alta capacidad histriónica y el manejo de los afectos, habla con Chávez por cadena de radio y TV y el chulo cubano platica de los calzoncillos, que como comprenderán es algo muy privado y lleva encubierto mensajes implícitos de intimidad y sensualidad.

Cuba y Venezuela, donde el hambre, la mentira y la represión han quebrado la dignidad y un domingo de tantos estos dos “querubines” se comunicaban de la siguiente manera: (Chávez, le dijo a Castro) “los domingos te pones un short, una franela roja, unas sandalias de pescador y una silla de extensión para ver mi programa”. “No es cierto”, contestó el cubano. “Lo veo todos los domingos pero sin tanta indumentaria. Tú me perdonas, pero muchas veces veo tus programas de televisión en calzoncillos. ¡Ja, ja, ja!, porque es en domingo y como tú nunca comienzas a la hora exacta tengo a alguien de guardia que me avise”.

Allí pues el Padrote cubano, un espécimen que dolorosamente conocimos, como lo conocieron por tiempo corto los chilenos, los grenadinos, los angoleños… pero que a diferencia de ellos, nosotros seguimos padeciendo.

El Padrote cubano cambia de rostro obligado por la inexorable vejez. Por eso, esta semana que pasó, vimos a Putin buscando en La Habana su concurso, ya que lo necesita para venderle porquerías rusas a estos pueblos que por siglos se han fascinado por cualquier baratija ofrecida como joya. Ya acordado el asunto, se va a Brasil y allí en romería llegan esos lacayos de los Castro a ver que ofrece el ruso que vuelve a concebir interesante a Raúl Castro y hasta al carcamal Fidel, sobre todo cuando el fiador y principal pagador es el pueblo venezolano.

Fidel, el Padrote de Chávez y de toda esa banda que lo acompañó en la destrucción de la soberanía integral de Venezuela. Ahora Raúl que no erotiza pero pesca y otros de los que me entero, como en el cuento de mi manicurista que a la pregunta mía sobre la fulana “Misión Barrio Adentro” me dice: “Como médicos los cubanos se han “Echado” (matado a unos cuantos) porque no saben nada, no son doctores y lo que sí han hecho, es que dentro de unos años en el barrio, cuando esos muchachitos crezcan, se casarán entre hermanos porque casi todos son hijos del padrote cubano”.

Venezuela sepulta la libertad de prensa

Para los psicólogos y también para sociólogos, ese sentimiento duro y hostil que conocemos como desprecio no es más que una intensa sensación de falta de respeto por el que nos lo motiva. No hay posibilidad de reconocimiento alguno hacia el que llegamos a despreciar porque simplemente nos mostró su total falta de integridad moral, su desvergüenza ante la mentira, su tranquilidad cuando humilla al otro.

El desprecio sin dudas nace de un sentimiento de superioridad. Y sí, sí hay una conciencia de superioridad cuando nos comparamos -y, en mi caso, me comparo- con aquellos que despreciamos infinitamente. Esos hipócritas, esos hedonistas bajo el concepto cirenaico; acomodaticios hasta las náuseas que les importa un bledo el país y el dolor ajeno.

Y por donde me asomo los encuentro, y eso me lleva a parecerme casi a un personaje de Moravia de la novela que tituló “El desprecio”. Y aunque mi frustración es bien racional -a diferencia de aquella padecida por Ricardo Molteni y su mujer- igual que ellos me distancio, me horrorizo, me decepciono de los que por siempre imaginé decentes en la extensión más llana del término.

Venezuela cada vez se hunde más en un lodazal amoral y de allí no puedo sacar otra cosa que no sea amargura e ironía. Amargura e ironía, y unas ganas infinitas de poner distancia entre los que no merecen respeto, no merecen afecto y también de aquellos que en el terreno sin ley ni principios éticos que creemos un país, ponen cara de tontos, no se enteran o fingen no hacerlo, y estiran el tiempo donde sus gordiflones egos gozan de un espacio para pontificar mientras hacerlo complazca o no moleste al dueño nuevo, que -con seguridad- les dejará en tanto hacerlo convenga a la imagen que hay que mostrar por un tiempito.

Pero al cuerno con esas consejas repulsivas que te dicen que escribas sobre filosofadas que no comprometan y te metan en el círculo ridículo del mutuo bombo. O que llenes cuartillas con bravuconadas que no toquen a los nuevos patrones pero que te sirvan para aparentar coraje.

Al cuerno la mal llamada prudencia cuando realmente es vivarachería. El pretender –si eres columnista de opinión de un diario- pasar agachado y meterte en la misma dolorosa realidad de periodistas profesionales y activos que han sido abandonados a su suerte en una Venezuela donde ya casi no quedan medios independientes y por tanto no hay puertas que tocar y no les queda más que rogarle a Dios el milagro que haga verdad lo que saben una mentira en boga.

Porque lo único real es que el periódico El Universal, fundado hace 105 años (1909), ese que logró sobrevivir a los dictadores Juan Vicente Gómez y Marcos  Pérez Jiménez, cayó abatido por la peste roja. El Universal también fue engullido por un monstruo que estrena cabezas, ya que hay muchas siempre listas a servirle al mejor postor.

Lo único real es que un hecho tan terrible para la libertad de información y opinión en este lupanar caribeño que es ahora Venezuela no sea tema ni preocupación para esos que por muchos, muchos años -y otros más recientemente también- tuvieron en él tribuna, que no lo denuncien, lo rechacen, lo cuestionen.

El gigante centenario también ha sucumbido frente a la barbarie y me duele infinitamente, ya que crecí con su slogan en mi corazón y mi mente: “Porque nada convence más que la verdad”. Tristeza tengo en mi alma y mucha ira ante la complicidad hecha modus vivendi.

La verdad es que sus dueños, que aunque les respeto el derecho a vender su propiedad, pudieron mostrar más consideración hacia los que por años han hecho posible con su talento, profesionalismo y lealtad que El Universal siguiera siendo un gran periódico y la empresa una corporación respetable. Y es que del secretismo tengo derecho a pensar mal. Sólo comparo por ejemplo, la venta del diario colombiano El Tiempo a un grupo español tan fuerte como Planeta, o la compra de Radio Chile por el grupo Prisa. Qué decir de cómo el dueño de Amazon, Jeff Bezos, compró The Washington Post. Claridad sin secretismos. Pero en esta provincia n° 15 de la asquerosa tiranía cubana hemos comprado sus modos, sus abusos y anda que al secretismo lo llamaron “cláusula de confidencialidad”.

Lo real, lo feo es que vendieron El Universal a una fulana empresa española que nadie conoce, que desembolsa 90 millones de euros, pero su capital fundacional, hace menos de un año, es de €3.600. Que un portal gobiernero como Aporrea nos pretende vender a un tío llamado Eduardo López de la Osa Escribano como el George Soros de la Madre Patria, y además con títulos y blasones. En dos platos “Un grande de España”, que de tan excéntrico opera su emporio desde un apartamentucho en el N° 18 del madrileño barrio de Paseo del Pintor Rosales. Un tío que aparentemente –vaya a saberse por qué rollo freudiano-  decide humillar a Venezuela imponiendo en la presidencia de El Universal, ese diario pleno de tradición y valores fundado en 1909 por un Poeta (Andrés Mata), a un personaje famoso por ser actor de reparto en el vergonzante affaire Banco Latino, una de las grandes estafas bancarias de la historia delincuencial nuestra. Alguien al que el mismo Universal en el año 1998 refería como prófugo de la Justicia…

Personajes sombríos y desconocidos. Confidencialidad que sirve de mampara para que un régimen decidido a sepultar la libertad de prensa maquille de operaciones mercantiles lo que es simple apoderamiento de todos los medios de comunicación.

La neotiranía castrochavista aprendió del error de cerrar Radio Caracas Televisión y robarles sus equipos. Después de eso, se han agenciado cómplices para expropiar circuitos radiales, canales de televisión y medios impresos, con la farsa de que “emprendedores empresarios” ven divertido invertir donde no hay seguridad jurídica, no hay divisas, no hay democracia, no hay ni papel toilette ni papel para imprimir periódicos.

Globovisión, su accionista mayoritario, Guillermo Zuloaga se lo vendió al gobierno a través de la mampara de Juan Domingo Cordero, y unos descarados boliburgueses de groseras fortunas bajo el amparo de la Robolución. Nada mal el negocio por cierto.

Al Grupo Capriles un tal Latam Media Holding, perteneciente a otro desconocido Hanson Group (empresa registrada en Curazao el 26 de septiembre del año 2013), lo compró y lo silenció. Trató de amordazar a sus periodistas, hubo un éxodo de honestos y terminó con una larga tradición de libertad de opinión e información.

Otros medios se han vendido ya y otros están en la cola. Debí escribir mi columna de esta semana en El Universal. No quise. Me despido del diario donde por décadas escribí con toda libertad y pleno respeto. Es mi derecho porque si un rico alega patrimonio, herencia de sus hijos, derechos empresariales, sería una vileza no permitirme alegar mis valores que en resumen para mí son capital valiosísimo.

Escribo lo que siento, lo que debo decir porque comprendo la pesadilla que se está viviendo en ese edificio grande, con muchos pisos vacíos y muchas ilusiones vaciadas y quién me crea capaz de irme contra periodistas que deben callar mientras tiemblan de ira frente al nuevo abusador que sabe de su necesidad, no me conoce.

Y sé que no hay bozal más cruel, más lacerante que el bozal de pan o de arepa. ¿Cómo dejas a tus hijos en la calle? ¿A dónde vas si ya no quedan opciones laborales? Por eso, los que podemos hablar no debemos callar. Hay que fortalecer el espinazo para que no puedas doblarlo aunque te obliguen.

¿Tiene algún comentario o pregunta para Eleonora Bruzual? Envíe un correo electrónico a ebruzual@gmail.com

Un país llamado olvido

Nada debe asustar más que la desmemoria, pero parece que los venezolanos no nos paseamos por esa infinita tragedia que significa padecerla. Y es que así de simple, sufre de desmemoria la gran mayoría. Me impacta que 15 años de castrochavismo haya borrado realidades y formas de vida que teníamos y que muchos ya no recuerdan. Y miren que no me refiero a los muy jóvenes, porque realmente si tomamos en cuenta más de 15 años de Robolución, un hombre de 25 años apenas tenía menos de 10 cuando ese encantador de serpientes llegó mintiendo, desmantelando el Estado, destruyendo la democracia e inventándose una historia donde nos resultó pariente de Cristo, hijo de Bolívar, ahijado de José Martí e inventor del agua tibia, extraño líquido que nadie por estas tierras conocía.

Detalles tontos como olvidar por ejemplo, que un pasaporte te lo sacabas rápidamente y no tenías que hacer infinidad de trámites, incluido pagarle cuatro sueldos mínimos a un gestor que de paso no te liberará de la larga cola así llegues amaneciendo a la oficina de identificación “eficientemente” dirigida por cubanos.

Olvidar que ibas a un mercado y allí encontrabas lo que buscabas y necesitabas y no tenías que plantearte varias romerías, con sus consabidas colas, para en uno obtener harina, en otro aceite, con suerte en alguno lejos de donde vives, papel toilet y en el máximum de la buena fortuna, que ningún desesperado como tú, te caiga a golpes porque vio primero el último desodorante que quedaba.

Olvidamos que en las farmacias había medicamentos, que unos frasquitos azules con la marca Vick VapoRub te guiñaban desde las estanterías donde igualmente había Alka-Seltzer y Sal de Fruta ENO. Que podían hacerte exámenes médicos porque existían reactivos y que no morías de mengua, como ahora, después que el “Salvador” de los pobres irrumpió sembrando odio, desatando violencia. Destruyendo hospitales, corriendo a nuestros médicos y supliéndolos por farsantes cubanos de batas blancas. Decretando el hambre y la ruina como primer derecho revolucionario.

Los crímenes sacudían la opinión pública y eran resueltos los casos por policías eficientes. Pero ahora, bajo esta peste colorada, matan, secuestran, roban y todo se convirtió en cotidiano, en normal. Cien cadáveres ingresados un fin de semana sólo en la morgue de la ciudad de Caracas no nos impresiona y menos nos enerva. Más de uno borró la Venezuela donde se podía vivir y no ésta donde no sabes cómo sigues vivo.

Olvidamos que, aunque nunca fuimos país turístico, llegaban extranjeros y no los asesinaban en lobbies de hoteles 5 estrellas. No mataban diplomáticos, no asaltaban sus casas. Más de un adolescente piensa que siempre los ministros de Relaciones Interiores eran tan farsantes como ese que se vanagloria de darnos una “Patria Segura” con unas fulanas divisiones que él se inventó y llama “Cuadrantes” y donde en uno, el Sr. Christophorus Wilhelm, empresario alemán fue abatido la semana pasada por tres hampones llegando al Hotel Eurobuilding y teniendo como última visión un matero grandote que dice: ¡Welcome to Caracas!

Millones ya no conocen otra cosa que esta malandrocracia que empoderó el odio y la violencia, saqueó el país, tiró a cientos de miles al destierro, sembró de muertos Venezuela y pone vallas publicitarias asegurando que todo está “Chévere”. Millones creen que jamás un venezolano tuvo acceso a divisas extranjeras porque ya cumplimos once años con Control de Cambio (2003) y es una dádiva graciosa que te asignen (sólo a los que pueden tener tarjeta de crédito), 300$ para compras por internet -una vez al año- 700$ si vas a Miami, a Bogotá (por más de 8 días) también 700$ y nunca más de 2.500 al año, vayas donde vayas. Control de Cambio que por supuesto no padecen jerarcas castrochavistas, chulos extranjeros y militares archicorruptos.

Una sola muestrita la tenemos en los 3,7 millones de dólares que Chávez en diez años le asignó a ese engendro donde comandan Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Luis Alegre y coincidencialmente un tío avispado de apellido Monedero. La asignación del Terminator Chávez, la justificó dada su “ilusión” ante estos trúhanes españoles que tenían una fundación “sin ánimo de lucro” nacida el año 2002 y cuya meta era promover “la redistribución de la riqueza”. ¡Y miren que la redistribuyeron!

Desmemorias, resignación, apatía, sinvergüenzura… De todo hay, fíjense no más que parece normal que ya no haya casi líneas aéreas internacionales volando a Venezuela y ofreciendo sus rutas desde aquí. Que mientras vemos a miles de colombianos, argentinos, ecuatorianos, uruguayos, costarricenses, mexicanos en las gradas de los diferentes estadios de Brasil donde juegan sus equipos, apenas unos cientos de venezolanos han podido viajar al Mundial de Fútbol. Y por eso –respetados lectores- en Venezuela en sangrienta parodia los goles hieden a pólvora. El guardameta es la Muerte y el capitán de la oncena de malandros, el odio y los antivalores.

Ahora cuando ya lo que nos dejan es un país destruido, saqueado, ensangrentado, comienzan a echarse las culpas unos a otros. Ratas abandonando un barco maltrecho que hace aguas. No me falla la memoria ¡No! Yo –gracias a Dios- tengo presente cada delito, cada crimen, cada engaño, cada culpable. No me confunden rencillas entre hampones. Observándolas estoy segura que el muerto, que era astuto y pendenciero debe tener ganas de aparecérsele a la banda y caerles a golpes.

Yo en cambio lo único que espero es que despierten millones y no acepten jamás que seamos un país llamado olvido

El bravo pueblo enfrentado a la Cubazuela corrompida

Un gris y anodino funcionario, de los tantos que rodearon a Chávez en sus 14 años en el poder, es hoy el carnicero sanguinario que desde la demencia que le causa su desesperación por permanecer donde sus amos los tiranos cubanos le colocaron, y está matando a jóvenes que con coraje le adversan. Ya no es Caracas solamente la ejemplarizante, es la tierra andina con sus recios montañeses indomables frente a la tiranía del otrora chofer de autobús convertido en autócrata por la dudosa lucidez de un moribundo que recibía en su bruma medicamentosa también órdenes de esas hienas que desde hace 55 años esclavizan y hambrean a Cuba y corrompen con su odio a toda América.

Tampoco es la bien llamada “Tierra de sol amada”, ese lar zuliano que ha parido por igual próceres libertarios y poetas. No es la tierra larense con sus crepúsculos que enamoran y su música que fascina… No es el centro bravío donde nació Venezuela… Tampoco las provincias orientales llenas de corajudos hombres en pareja con las mujeres tradicionalmente heroicas. Es Venezuela toda, Patria mancillada que despierta con la ira que sacude verla convertida en lupanar donde delinquen por igual gobierno y hampa porque en resumen de cuentas, son lo mismo. Es la ira de sabernos invadidos de chulos de una izquierda que agrupa asesinos, ladrones, resentidos, cínicos y los ha convertido en las figuras de un sub continente que perdió su latinidad para emerger como América Letrina, ladina y vergonzante con sus delincuentes trastocados en Jefes de Estado y sus pobres pueblos engañados pero felices siendo explotados por los favoritos del diablo.

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Judíos de Venezuela, la nueva diáspora

Soy periodista. Desde hace décadas me he dedicado a la fuente política y durante el mismo lapso he seguido las perversiones de una izquierda mal llamada progresista que consuetudinariamente se ha aliado a lo peor de la humanidad. Que ha revestido de idealismos las más nefastas tiranías y ha convertido en paladines a sociópatas y transgresores.

De esa izquierda salió o fue captado por ella, un hombre sin escrúpulos, obsesionado con el poder y capaz de hacer cualquier cosa porque en su mente no hubo jamás freno moral. Ese hombre se llamó Hugo Chávez.

Se puede con absoluta precisión decir que la historia y el hacer venezolano se dividen en el antes y el después de este militar golpista. Este clásico caudillo de montonera latinoamericana que luego de intentar derrocar el gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez el 4 de febrero de 1992, por esas incongruencias y amoralidades fue rodeado por seudo-demócratas que le alfombraron de dinero, medios de comunicación y ambiciones el camino a la presidencia de Venezuela por vías que ofrecía la democracia que después se encargó de destruir.

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¿A Obama o a Eufemia?

Cuando recibas esta carta sin razón, Eufemia,

Ya sabrás que entre nosotros todo terminó.

Si no la veses recebida por traición, Eufemia,

Te devuelvo tu palabra, Te la vuelvo sin usarla,

Y que conste en esta carta que acabamos de un jalón.

(Estrofa de la Carta a Eufemia, escrita por Martín Corona)

 

Mi pregunta viene después de leer la carta de Nicolás Maduro que han hecho pública luego de habérsela enviado a Barack Obama.

Y es que en un ejercicio de paciencia me calé los 8.200 caracteres que suman las sandeces, cursilerías y burradas que el “Multiplicador de penes” y algunos de sus compinches le zamparon al presidente norteamericano, en el castellano más altisonante que pudieron usar.

Me imagino al funcionario de la Casa Blanca a quien le asignaron la “misión” de traducir aquel mazacote de adjetivos, citas y disparates. Lo imagino perplejo, impactado, enredado, porque con seguridad nunca había recibido un texto así… Lo imagino también llegando a dudar de su impecable capacidad de traductor, porque con Maduro y su combo la lingüística, la fonología, la fonética, la semántica, la sintaxis, la morfología, la pragmática y la lexicografía fueron mandadas  al diablo por burguesas e imperialistas.

Vean no más esta perlita con la que arranca: “En nombre del pueblo del Libertador Simón Bolívar y del comandante Hugo Chávez, me dirijo a usted en defensa de la causa de la paz y como enemigo acérrimo de la guerra. Esta carta quiere llamarlo a la reflexión con respecto a la injusta, nefasta y aterradora posibilidad de una intervención militar estadounidense contra el pueblo de Siria”.

Me parece escuchar a Obama exclamar: “What?”

En la misma tónica se presenta cada párrafo, pero más allá del “estilacho” quiero pasearme por algunas “lindezas” que le dice. Una de ellas es esa donde lo pone de fan de Malcolm Little Norton. Dando por sentado que Obama es un “encapuchao” le dice que “Recuerde los luminosos ejemplos de dignidad de Malcom X”. Ejemplos tan “luminosos” como sus tratos con el hampa en Boston y Nueva York, lo que le costó ser condenado a varios años de prisión no precisamente por político ni ideólogo, sino por choro.

Con toda sinceridad, yo imagino a Cilia Flores, la “primera combatiente”, y a Elías Jaua, ese que por estos lares llaman “Burro con sueño” o en la legua de Obama “Donkey with dream”, redactando la carta… Uno le dice al otro ¡machete! lo “del inmenso John Lennon” y Maduro emocionado, ordenando desde su majestad presidencial: ¡Empújale esta otra vainita!

Así en esos interminables leroleros ñangaras se pasean por Malcom X y Martin Luther King, saltan de allí a Susan Sontag y por supuesto a la mazamorra ideológica del “Gigante” colorado…

Los escribidores de tan importante misiva, olvidando que Venezuela es uno de los países más peligrosos del mundo y donde las muertes violentas pan de cada día, le dicen a Obama, refiriéndose a la supuesta intervención en Siria: “¿Ése es el mundo que usted quiere? ¿Un mundo donde impere la paz de los cementerios?”. Lo dicen sin percatarse de que cualquiera puede recordarles que sólo en Caracas, durante el mes de agosto ingresaron a la morgue casi 500 cadáveres de víctimas de la violencia, y que aquí ni en los cementerios hay paz porque hasta los huesos se roban para usarlos en ritos importados de Cuba…

Gamelote del que comen los burros ese con el que borrajearon fastidiosas cuartillas. Cinismo el de estos farsantes al citar a Howard Zinn, un referente antibélico de esa izquierda que loa la anarquía, el marxismo y el comunismo hambreador, ellos que torturan a los presos políticos, que acosan hasta obligar al destierro a sus adversarios. Que persiguen, que amenazan, que siembran terror, que hacen del miedo política… Citan a Zinn cuando dijo: “¿No deberíamos pedirles a todos que olvidaran por un momento sus inflamados discursos e imaginaran lo que significará la guerra para unos seres humanos cuyos rostros no llegaremos a conocer, cuyos nombres no aparecerán sino en algún monumento futuro de la guerra?”. Lo citan estos facinerosos que garantizan seguridad al delincuente, y que nada dicen del 90% de impunidad en los crímenes que son parte de nuestra cotidianidad.

Desfalcadores de un país que han arruinado al mismo ritmo que ellos se han hecho inmensamente ricos. Mentirosos e hipócritas que no les sonroja –citando a Zinn- asegurar, en una Venezuela donde cada día hay más hambrientos y más desesperados: “…el bienestar de un pueblo nos enaltece mientras que su dolor nos rebaja a la inhumanidad más vil”

Cientos de miles de venezolanos han caído en esta guerra del hampa empoderada contra el ciudadano bueno e indefenso pero Maduro “aspira y espera” que Obama pare “el redoble fúnebre de los tambores de la guerra sobre Siria”. “Aspira y espera” además con esta sarta de estupideces, que lo crea un humanista, un pacifista y quizá hasta un Poeta.

Y en la “Onda” de Maduro, yo estoy segura que Obama “Aspira y espera” que  si hay una próxima carta, los inspirados prosistas tengan en cuenta que A writer have to think in her audience (Un escritor tiene que pensar en su audiencia).

 

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