¿Quién es el fantasma de Cristina? ¿El campo, la Corte, los multimedios, en definitiva, las corporaciones que no la dejan gobernar? ¿Serán aquellos argentinos que no quieren que los pobres progresen? Al menos eso dice el viceministro Kicillof. Es un discurso pueril pero efectivo, aceptado por buena parte de la sociedad. Esa parte de la sociedad que creyó en fuerzas universales ensañadas contra nosotros, en una conspiración mundial que hizo que el “mundo se cayera sobre Argentina”. Hay fantasmas escondidos bajo sábanas que no la dejan gobernar con los resultados que la presidente pretende.
Por definición los medios críticos son desestabilizadores, por definición los ricos son malos, y con gran eficacia logra despegarse de esa categoría cuando en rigor la debieran encabezar ella y su entorno. Hay un gobierno justiciero que se esmera en redistribuir la riqueza repartida injustamente por las corporaciones.