¿Quién es el fantasma de Cristina? ¿El campo, la Corte, los multimedios, en definitiva, las corporaciones que no la dejan gobernar? ¿Serán aquellos argentinos que no quieren que los pobres progresen? Al menos eso dice el viceministro Kicillof. Es un discurso pueril pero efectivo, aceptado por buena parte de la sociedad. Esa parte de la sociedad que creyó en fuerzas universales ensañadas contra nosotros, en una conspiración mundial que hizo que el “mundo se cayera sobre Argentina”. Hay fantasmas escondidos bajo sábanas que no la dejan gobernar con los resultados que la presidente pretende.

Por definición los medios críticos son desestabilizadores, por definición los ricos son malos, y con gran eficacia logra despegarse de esa categoría cuando en rigor la debieran encabezar ella y su entorno. Hay un gobierno justiciero que se esmera en redistribuir la riqueza repartida injustamente por las corporaciones.

Sería conveniente para nuestra propia suerte analizar las causas terrenales de por qué Argentina no progresa como buena parte de la región. Cuando a un país le va mal es por la mala praxis de sus gobernantes y por una sociedad que no genera una dirigencia política calificada. Estamos iniciando un segundo semestre complicado. Intentaremos sacarle la sábana al fantasma para conocer las causas reales de tanta complicación económica, con el analista José Luis Espert.

¿Cómo ves el corto plazo? 

La dinámica más probable del corto plazo es que vamos a tener que acostumbrarnos a días de furia con el dólar blue como lo tuvimos hasta mediados mayo, luego el gobierno sube la tasa de interés absorbiendo pesos y el dólar se calma. Así vamos a andar con la inflación alta y creciendo poco. Lo que llamamos economía de estanflación. La economía está creciendo muy poco recuperándose de una recesión que muchos negaron, la del 2012. En el medio de todo esto vamos a tener que acostumbrarnos a las minicrisis financieras, como tuvimos en el 2011, y como tuvimos este año con el ataque especulativo que lo pararon con la suba de la tasa de interés.

Vemos a un gobierno corriendo detrás del blue, cerrando “cuevas”, negociando por franja horaria el precio del pan, forzando un blanqueo que fracasa… improvisando soluciones en tiempo real, concentrado en la bomba que le explota ese día. Y siempre con la misma receta: más Estado, más gasto público.

Si empezamos a hablar de presión impositiva ya pasamos a una situación dramática con una presión sobre el que está en blanco que es salvaje. Argentina está entre las presiones tributarias más altas del mundo, con el 50% del PBI. Noruega tiene una presión de 57 puntos del producto pero fijate con qué servicios públicos. Si vamos a hablar de lo que le hace el Estado argentino a la gente que está en blanco, que cumple con sus impuestos, es directamente un robo. Le saca la mitad de su año laboral a través de impuestos, en un país de ingresos medios. Y no le da nada porque acá la seguridad es un desastre, la educación pública es un desastre y la justicia también. Lo primero que hay que discutir, a diferencia de todos los tiernos que dicen que el problema es la asignación, el problema que hay que debatir es el nivel del gasto público, porque ese nivel causa una alucinante presión impositiva. La presión tributaria tiene que estar acorde con el nivel de ingresos. No se puede tener un país de ingresos medios como Argentina con una presión impositiva como la de Noruega que nos cuadruplica en ingreso per capita. Primero hay que discutir en nivel de gasto público y después la asignación del gasto.

Han salido muchos informes sobre el peso de los subsidios en el gasto público y la distorsión que ellos generan en la asignación. El nivel de gasto, por ejemplo, que nos genera Aerolíneas Argentinas, está subsidiado por mucha gente que nunca subió a un avión. Y así se ve en el caso del gas, la luz, los combustibles…

Esa es otra desinformación que está dando vueltas. El gasto público del 2012 terminó en casi un billón de pesos. Los subsidios a la energía, el transporte, los combustibles, me refiero a los subsidios económicos, no los sociales, han representado el año pasado el 10% del gasto público.

¿Sólo el 10%? … Y entonces, esa enorme masa de gasto ¿a dónde va?

Con la poca información que brindan los gobiernos provinciales y la Nación, casi la mitad del billón se va en salarios de empleo público. Por eso la planta de personal se ha duplicado en la última década con buenos salarios. El Estado gasta casi 200.000 millones de pesos en la seguridad social y acá dentro está el haber jubilado a 2 millones de personas que no realizaron aportes alegremente.

La obra pública gasta 100.000 millones de pesos tanto como en subsidios. Los subsidios son el 10% del gasto público y en alguna medida compensan la estafa que se le hace a la gente con una inflación del 25%, encima de la presión impositiva salvaje. Los subsidios sociales son 50.000 millones de pesos. Es un montón de plata. Pero los políticos no van a pagar el costo de reducir el gasto por el lado de sus clientes: los empleados públicos y los subsidiados sociales. El 70% del gasto se va en salarios y jubilaciones.

Y lo que es increíble es que esos salarios que se pagan, administran los subsidios que se entregan: el ministerio de De Vido, por ejemplo, gastó en el 2012, 70.000 millones de pesos y los subsidios que manejan, que están adentro del gasto del ministerio, son casi tanto como el Ministerio de Planificación. Tenemos una planta de personal carísima para administrar subsidios.

¿Cuanta gente vive del Estado?

12 millones de personas. Hay mucha gente que vive de la plata pública.

¿Con 12 millones de “clientes” quién va a bajar el gasto?

Esto es un tema estructural que le va a costar a la Argentina crecer a tasa alta en el largo plazo. Es un tema de fondo, es un tema conceptual.

¿Cómo seguimos en el segundo semestre? Hay que seguir pisando el dólar, con el frío lleguemos a picos de consumo del gas, se viene el fallo de la Corte de Nueva York…

Acaba de empezar el segundo semestre. El gobierno necesita de mucha emisión monetaria para cerrar sus cuentas de acá a fin de año. Necesita 100.000 millones de pesos para poder pagar sus cuentas. Y ya estamos viendo cómo esto impacta sobre el dólar blue, sobre las reservas y sobre la inflación. Respecto del fallo de la deuda: Argentina ha dicho que si el fallo no sale como ella quiere lo va a desoír, pero eso podría significar, dependiendo cómo salga el fallo, un default de la deuda.

En tercer lugar hay que ver qué hace el gobierno, dependiendo el resultado electoral, pero sin dudas antes del 2015 tendrá que hacer un ajuste dado el agujero fiscal creciente, porque si no lo hace tendrá alguna crisis. Este ritmo es insostenible. Sólo pueden gambetear el ajuste de acá a octubre, pero no lo pueden postergar más de 2 años. Y esta gente ajusta antes de darse un “trompazo”, por más que despotriquen contra la ortodoxia, la usan. Ajustan menos de lo necesario pero ajustan.

En abril/mayo el dólar libre llegó a 10 pesos, en ese momento subieron la tasa de interés 4 puntos y pararon la sangría del blue. Ahora han vuelto a emitir fuerte y si el blue se les escapa, porque emitiendo al 30 con llamados telefónicos no creo que lo paren, y bueno, subirán de nuevo la tasa de interés. Y ahí se les va a caer el nivel de actividad; algo, entonces van a tener necesidad de emitir otra vez, dentro de su cabeza, aclaro. Y así vamos a estar hasta que un día haya que hacer un ajuste porque esto es insostenible. Pero para parchecitos la ortodoxia la usan.

¿Quiénes son los mas perjudicados en un ajuste?

Es mentira que hoy no esté ajustando nadie. El sector privado está haciendo un ajuste atroz. Acá el que debería ajustar es el que está desajustado, que es el fisco. Un Estado que tiene el tercer peor déficit fiscal de los últimos 25 años y la presión impositiva más alta de la historia.

Pudiste correr la sábana, el verdadero fantasma es el gasto público.