Sykes-Picot: un siglo después

Este mes marca el centenario del famoso acuerdo Sykes-Picot entre Francia y Gran Bretaña, el tratado secreto más trascendental de la historia moderna de Medio Oriente. Conocido por el nombre de los diplomáticos que negociaron el acuerdo en representación de las potencias firmantes, es recordado por sentar las bases de las fronteras que definen a los Estados contemporáneos de la región. Firmado el 16 de mayo de 1916, durante la Primera Guerra Mundial, el pacto venía a congelar la rivalidad colonial entre Londres y París, particularmente en relación con la sucesión del Imperio otomano, entonces perceptiblemente moribundo.

La relevancia de Sykes-Picot como hito histórico estriba no tanto en el pacto en sí, sino más bien en los eventos que desencadenaría desde 1916 en adelante. Existe la creencia inexacta, más ampliamente difundida, de que el pacto creó las fronteras de los países que actualmente componen la región. Este delineamiento sería el resultado de negociaciones y acontecimientos venideros que reemplazarían el orden establecido por el tratado original. No obstante, lo que sí es cierto, y de allí su importancia, es que Sykes-Picot dividió Medio Oriente (o más concretamente al Levante extendido) en áreas de influencia, las cuales esencialmente condicionaron la formación de las actuales entidades políticas a los intereses y la discrecionalidad de los miembros del entente anglo-francés (con el consentimiento de la Rusia zarista, a la cual se le prometieron territorios en Turquía). Continuar leyendo

Sobre la Universidad de Chile y el boicot a Israel

El 25 de abril, los estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile (UCh) decidieron, por medio de una votación representativa, adherir a su casa de estudios a una campaña para boicotear a Israel. Por medio de la presión estudiantil, el objeto de la resolución adoptada consiste en vetar la participación de cualquier persona proveniente de Israel que, según la interpretación facultativa de los delegados, esté vinculada con la ocupación de los territorios palestinos. De esta manera, la universidad más antigua del país, pública, y posiblemente la más prestigiosa también, se suma, virtualmente incondicionalmente, al movimiento internacional para defenestrar al Estado hebreo. Se trata de la última victoria en América Latina del atolondrado proyecto al “Boicot, Desinversión y Sanciones”, más conocido por su acrónimo en inglés BDS.

A mi criterio, atolondrado es precisamente el mejor adjetivo, o al menos el más formalmente correcto para resumir la esencia de este movimiento. Este término se vuelve especialmente revelador en la medida en que da constancia de la ignorancia y de la falta de juicio y mesura de sus integrantes. Sólo basta con encuestar a quienes celebran tales medidas para percatarse de que lo que está en juego es un odio visceral hacia Israel, tan desproporcionado que la sombra del antisemitismo siempre termina haciéndose presente. Continuar leyendo

Seguridad israelí para los aeropuertos del mundo

Los trágicos atentados que sacudieron Bruselas días atrás pusieron de relieve, una vez más, la necesidad imperiosa de aumentar la seguridad en las capitales europeas. Entre lo que está en discusión, el saldo de 13 muertos en el principal aeropuerto belga manifiesta —como quien dice— que hecha la ley, hecha la trampa, y que aún con tantos mecanismos de seguridad, las terminales internacionales siguen siendo territorio accesible para el terrorismo.

El hecho de que se hayan producido explosiones en uno de los aeropuertos más transitados de Europa en la era post 9/11 dice mucho acerca de las deficiencias en materia de seguridad. Pese a las nuevas tecnologías y a los controles espinosos, evidentemente los mecanismos para salvaguardar al pasajero de la ira terrorista no alcanzan. Con justa razón, la prensa ha recogido el caso para relanzar el debate acerca de la seguridad aeroportuaria. ¿Es necesario que las autoridades extiendan los controles más allá de las puertas de embarque, a expensas de la comodidad y la privacidad de los usuarios? Parece evidente que, lamentablemente, la respuesta es sí.

Tal vez Israel tenga respuestas. No por poco, dada su tenaz experiencia con el terrorismo, tiene uno de los aeropuertos más seguros del mundo. En el aeropuerto Ben-Gurión de Tel Aviv, no necesariamente hay que sacarse el cinturón y los zapatos, y, no obstante, a uno lo están mirando constantemente. Si bien este logro no vino sin sus propias polémicas, lo cierto es que la doctrina de seguridad israelí es exitosa y podría ser replicada en las terminales internacionales; especialmente en las occidentales, acaso las más endebles a convertirse en blancos de la furia yihadista. Continuar leyendo

¿Por qué Rusia retira el grueso de sus fuerzas de Siria?

El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó la retirada del grueso de las fuerzas rusas apostadas en Siria. La decisión se produce casi siete meses después de que los contingentes rusos entraran en la refriega siria, en principio para socorrer al régimen de Bashar al Assad. Con este anuncio, lo cabal es que Moscú apuesta por bajar las tensiones que de momento venían recrudeciendo día a día, especialmente con Arabia Saudita y con Turquía.

La retirada rusa, que cabe aclarar que no es completa, responde al pragmatismo del Kremlin. En primera instancia, este evidentemente ha logrado preservar al régimen alauita en el poder. Como consecuencia, esto implica que los rusos conservan a su aliado, como así también su única salida estratégica al Mediterráneo, la base naval de Tartus. Desde una perspectiva más amplia, aunque es muy temprano para confirmarlo, la retirada de las fuerzas rusas delinearía las nuevas fronteras de facto de una Siria fragmentada. Continuar leyendo

¿Cuánto durará la tregua en Siria?

Reunidas en Múnich, el mes pasado, las potencias acordaron un cese al fuego en Siria. Se trata de una tregua, de duración incierta, articulada con el fin de que la tan necesitada ayuda humanitaria pueda llegar a las zonas calientes más afectadas por la guerra. No contempla el cese de hostilidades contra el Estado Islámico (ISIS), ni tampoco define pasos a seguir a futuro. Esto significa que no intenta encaminar a los actores involucrados a una verdadera negociación para resolver sus diferencias.

Siendo este el caso, los analistas han tratado la noticia de la tregua con cautela y escepticismo. Desde el punto de vista humanitario, visto en el corto plazo, el cese al fuego, aunque imperfecto, ciertamente es mejor que nada. Desde otro lugar, pensando en un plazo más amplio, si se mantiene el cese al fuego, este será aprovechado por los actores regionales para reacomodar sus fichas en el tablero, en disposición para futuras ofensivas. En efecto, hay indicios de que el escenario bélico sobre el Levante podría densificarse drásticamente en los próximos meses y que, llegado el caso, la violencia podría escalar hasta lograr un alcance virtualmente global. Siria es solamente el escenario más visible de una guerra más extensa por el dominio geopolítico de Medio Oriente. Continuar leyendo

Umberto Eco, Occidente e Islam

Umberto Eco fue un escritor y un intelectual con impronta global. Con motivo de su fallecimiento, el último 19 de febrero, me gustaría, a modo de homenaje, hacer una breve mención sobre sus pensamientos relacionados con mi campo de investigación: el intercambio entre Occidente e Islam (con mayúscula, el mundo musulmán), y el fenómeno del extremismo islámico contemporáneo.

Eco fue, sin lugar a dudas, un espíritu lúcido como crítico. Respetado mundialmente, el docto italiano se sumó al debate que nació a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando intelectuales y comentaristas por igual comenzaron a tratar la tesis del choque de civilizaciones.

Para comenzar, desde el punto de vista del rigor académico, Eco era un tradicionalista que advertía sobre la importancia de lo metodológico en las ciencias. El literato se alarmaba frente a la actitud prepotente de muchos intelectuales, que tratan cualquier tema sin los debidos conocimientos que imparte el estudio. Con esto se refería a los opinólogos que abordan los temas de actualidad como si fuesen oráculos, preparados para dar respuestas instantáneas a cualquier aflicción. Por ello, a razón de esta observación, se puede decir que Eco reconocía honestamente sus propias limitaciones. Un intelectual cauto, prefería recurrir a las enciclopedias antes que a internet. Sospechaba de las nuevas tecnologías mediáticas, porque —según lo insinuaba— competían contra la “función de filtro” que tiene la cultura para determinar lo que es importante de lo que no, como asimismo qué opinión es calificada y cuál no. En su resquemor a los medios, expresaba lacónicamente: “La verdad no se encuentra en el tumulto, sino más bien en una búsqueda silenciosa”. Continuar leyendo

La capitulación cultural de Italia

En septiembre de 1979, Oriana Fallaci entrevistó al ayatolá Ruhollah Jomeini en la ciudad iraní de Qom. La entrevista duró seis horas y, en determinado momento, haciendo gala de su carácter aguerrido, la polémica periodista italiana se quitó el chador que tenía puesto y se lo tiró en la cara al líder de la Revolución islámica. Fallaci simplemente no podía tolerar que la mujer fuese privada de su personalidad o de su independencia por clérigos obtusos y por las políticas de un “fanatismo fascista”. Enojada con Jomeini, Fallaci estalló y sentenció: “Ya mismo me voy a sacar este trapo estúpido y medieval”.

¡Vaya si Fallaci estuviera viva! El 25 de noviembre, Hassan Rouhani, el presidente iraní, aterrizó en Italia para dar inicio a una gira europea. Para no ofender a su huésped, la delegación italiana decidió cubrir los desnudos de las estatuas expuestas en los museos capitolinos de Roma. Aunque Rouhani aseguró que él nunca pidió tal cosa, agradeció a los italianos por “hacer todo lo posible para que sus huéspedes estén cómodos”. Según la prensa italiana, fuentes extraoficiales indicaron lo contrario, pero de cualquier forma el caso tiene la misma gravedad. Las estatuas fueron tapadas con paneles de cartón y cajas de madera contrachapada. Además, los ceremonialistas italianos decidieron agasajar a la delegación iraní absteniéndose de servir vino. Continuar leyendo

Multiculturalismo y taharrush

En 2010, ante una audiencia de jóvenes de su partido, Ángela Merkel pronunció algunas palabras que ya son parte de la sabiduría convencional. Expresó que los intentos de crear una sociedad multicultural en Alemania habían fracaso estrepitosamente. Un año más tarde, David Cameron y Nicolás Sarkozy sumaban sus voces a esta posición. Los inmigrantes de otros entornos culturales —argüían los líderes— no habían logrado integrarse a la idiosincrasia occidental, esto es, a la vida comunitaria, social y cívica del continente europeo.

Este discurso, que algunos etiquetan como una maquinación racista, ha dejado de representar exclusivamente a las plataformas conservadoras o derechistas. Con justa razón, los europeos están cada día más alarmados por el embate cultural que se está produciendo en el seno de sus comunidades. En Europa se habla de zonas liberadas, en donde las fuerzas de seguridad tienen prohibido el paso. Se habla de barrios en donde la ley de facto es la sharia, la ley islámica, y se habla de escuelas y centros comunitarios que instan a atentar contra las instituciones seculares del Estado.

Hoy el último fenómeno que está sacudiendo el Viejo Continente es uno que ha ganado terreno en las calles de Egipto y Magreb. Se trata de las violaciones grupales, el llamado juego de taharrush gamea, “acoso colectivo”. Si bien no está emparentado con el islam per se, es un subproducto derivado de la religión. Concretamente, viene de una herencia cultural tradicionalista que reacciona violentamente frente a la emancipación de la mujer. Continuar leyendo

Politizar y relativizar Star Wars

Se estrenó la séptima y la tan esperada entrega de Star Wars, definitivamente (que me perdonen los trekkies) la saga galáctica más popular de todos los tiempos. Vaya si es exitosa la marca y vaya si los ejecutivos de branding de Disney (que compró Lucasfilm en 2012) tienen pocos escrúpulos que existe un repertorio ridículo de productos promocionados con sables láser. Más allá de los juguetes, los utensilios de cocina o las prendas de vestir, hoy en día se comercializa cualquier cosa con el sello vendedor. Hay desde cintas de embalar, afeitadoras y curitas hasta naranjas, uvas y manzanas. Por lo visto se trata de un fenómeno global dentro de la llamada cultura pop y todos quieren ser parte de la fiesta. Tal es así que por nuestra cuenta, los analistas y los politólogos también queremos estar presentes en la movida. Prueba de ello, a la espera del estreno de The Force Awakens, se han publicado algunos artículos que discuten, revisan y cuestionan la moralidad y la relevancia política de esta guerra de las galaxias.

A razón de la coyuntura real que está ocurriendo en la Tierra y visto que el yihadismo está en boca de todos, los comentaristas se han volcado a los medios para plantear analogías entre rebeldes y terroristas que, por lo pronto, se hacen interesantes. En efecto, en estas últimas semanas se ha dado una suerte de revisionismo moral sobre Star Wars, principalmente sobre la trilogía original (episodios IV, V, VI). Aparecieron artículos que básicamente arguyen que la Alianza Rebelde es una entidad compuesta por desadaptados y fanáticos religiosos (los jedi) que buscan, a la usanza terrorista, desestabilizar en pos de una causa radical y maximalista. Es decir, los agentes del Imperio Galáctico, si bien no son caritativos, serían más “buenos” que los rebeldes o, mejor dicho, más convenientes. Esta es una interpretación poco ortodoxa que le podría arruinar los héroes de la niñez a más de uno. Sin embargo, por lo menos entre los fans es evidente que la idea de pensar a Luke como un terrorista es atractiva, pues añade complejidad y sustancia a la trama. Continuar leyendo

Crónica de otra masacre anunciada

A menos de un año del atentado a Charlie Hebdo y a Hyper Cacher, el terrorismo islámico vuelve a desgarrar a los parisinos y despierta nuevamente desasosiego entre los occidentales. Otra vez, los medios describen las escenas de luto y resquemor en una capital europea asediada por una fuerza transnacional invisible al transeúnte. Tal como ya acostumbra suceder en la inmediatez de un ataque terrorista, la gente comienza a preguntarse el porqué, a divagar sobre las razones que vienen detrás, y a tratar de dar con las motivaciones de los asesinos. Basta con prender la televisión y sintonizar una cadena internacional para apreciar que el debate, de uno u otro modo, siempre termina girando en torno al “¿Por qué nos odian tanto?”. A esto se suma el agravante de que Francia ha sufrido el ataque terrorista más terrible de su historia y que los perpetradores amenazan con nuevas incursiones contra los “apóstatas” y los “cruzados”. Sin embargo, aunque la evidencia del fervor antioccidental de los yihadistas está al alcance, muchos intelectuales están empecinados en dar con respuestas erráticas.

Si hay algo que hay que comprender, es que el islam radical, con independencia de sus ramificaciones, constituye un movimiento internacional abocado a la guerra santa. Esto implica que los yihadistas reivindican precisamente el concepto de “choque de civilizaciones” como propio, afirmándolo como un cauce natural de la historia, donde lo que está en juego es la supremacía del islam como religión y sistema universal. En segundo término, los extremistas interpretan las fuentes musulmanas en una usanza literal y abyecta. Rechazan tajantemente toda innovación que la cultura, la ciencia y el pensamiento político puedan impregnar sobre la religión y, por ende, se rehúsan a comprometer el dominio sagrado con la esfera de lo secular y lo profano. Lo cierto es que los yihadistas le han declarado la guerra a Occidente y a todos los sistemas de pensamiento que este representa. En la lista de enemigos del Estado Islámico (ISIS) caben los nacionalistas, los ateos, los judíos, los cristianos, los demócratas, los conservadores. En definitiva, quien no suscriba a la lectura arcaica de los yihadistas es un enemigo. Continuar leyendo