Los sirios entre la espada y la pared

El premier ruso Vladimir Putin continúa promocionando activamente un “acuerdo de paz” que detenga el conflicto sirio como parte integral de una solución a la guerra civil, pero que al mismo tiempo mantenga en el poder a su socio Bashar Al-Assad. Ello, a pesar de que la única solución buscada por Assad desde marzo de 2011 ha sido huir hacia adelante, al ordenar mayor represión, violencia y asesinatos, todo lo cual al día de hoy ha llevado a la destrucción absoluta de lo que alguna vez se llamó República Socialista Árabe Siria.

Lo cierto es que el camino elegido por el régimen de Assad ante el levantamiento popular sirio ha quedado perfectamente claro en los últimos días con el asesinato -con coche bomba- de Sheikh Wahid Al-Bal’ous, líder de la sublevación de la comunidad drusa en la provincia de Sweida, además de las muertes de cientos de refugiados desesperados ahogados en el mar, como fue el caso del niño Aylan Kurdi, su hermano y su madre, y hoy, al momento de escribir este artículo, otras 25 personas se han ahogado en cercanías de la misma isla griega.

Mientras tanto, Irán está encantado redibujando un mapa demográfico de Siria, el Estado Islámico (ISIS) está profundizando sus crímenes en el devastado país, destrozando cualquier vestigio cultural de su pasado y demoliendo su presente y su futuro, además de infiltrar células propias dentro de las masas de refugiados en Europa. Continuar leyendo

No hay casualidades, todo se entrelaza

Para muchos es como si hubieran despertado de repente ante la brutalidad y la barbarie del terrorismo islamista. Como si antes de esto la violencia no hubiera existido en el mundo árabe islámico. Como si el asesinato -quemado vivo- del piloto jordano Muadh Al-Kasasbeh por parte del ISIS contradijera los postulados políticos religiosos del grupo terrorista.

En favor del Islam hay que decir que ninguna religión ha sido o es “religión de paz”; pocas han escapado a un historial de violencia. Sin embargo, el mundo ha evolucionado. Por ello, no es la barbarie del islamismo radical lo que debe sorprender, aunque ciertamente es asombrosa. Lo que debe llamar la atención, es el hecho de que alguna vez creímos que los terroristas y sus crímenes serían detenidos por los propios musulmanes desde su pregonada ética y la racionalidad que publicitan sus jerarquías religiosas. Y también por los gobiernos democráticos dentro del marco de la ley. Continuar leyendo

Integrismo: “Es la ideología, no el comportamiento”

El problema con el terrorismo de índole religiosa es que se basa, fundamentalmente, en un dogma estrecho y fuera de cualquier posibilidad de ser contrastado. Su discurso es un diálogo ‘de suma cero, violento, represivo y maximalista’. Sus defensores y adherentes jamás reflexionan y sólo estarán satisfechos cuando los que consideran sus enemigos se conviertan a su creencia o sean vencidos. Sus seguidores creen que todo lo que los demás deben hacer es reconocer la legitimidad de la espalda con la que amenazan al diferente. Los discursos que se oyen por parte de los líderes de Al-Nusra (brazo de Al-Qaeda) en la Siria actual muestran claramente la inexistencia de la racionalidad y la ausencia de su legitimidad. El silencio que esgrimen aquellos que apoyan a los radicales en la guerra civil siria hace que la inmoralidad que los islamistas encarnan se permita y se siga oyendo. Esta gente no está allí para liberar a los ciudadanos sirios de Assad ni de nadie. Ellos están tratando de destrozar lo que queda en pie del Estado y las instituciones sirias para instaurar su proyecto de califato islamista, al tiempo que asesinan sin miramiento a civiles inocentes de todas las edades.

Durante décadas, incluso antes del 9-11, cuando el terror fundamentalista mostró lo que estaba dispuesto a hacer, una corriente perversa de análisis sobre el fenómeno del terror fundamentalista fue tomando cuerpo en la voz de intelectuales y académicos occidentales, y de ellos se valió la prensa para confundir a la opinión pública sobre el significado real de lo que encarna este tipo de terror. Estos intelectuales y analistas esgrimen una débil y absurda explicación sobre el llamado terrorismo religioso, al que sindican como el resultado de la pérdida de libertades políticas, la hegemonía occidental y la ocupación israelí de Palestina. Tal explicación configura una vulgaridad disociada de la realidad que no resiste análisis alguno.

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Comunidad internacional y crisis Siria: “opciones estratégicas”

Dos años y cinco meses después del comienzo de la revolución siria y su posterior transformación en abierta guerra civil, la comunidad internacional se encuentra en una encrucijada histórica: intervenir directamente con el objetivo de destituir el régimen del presidente Bashar Al Assad para ayudar a construir un poder alternativo en Damasco o respaldar con poder suave a la oposición al punto de empujar al régimen a negociar su salida sin más opciones.

La administración estadounidense declaró el pasado 10 de junio que comenzaría el proceso de armar a la oposición. El Pentágono indicó que considera también otras medidas, incluyendo, muy posiblemente, una zona limitada de exclusión aérea sobre el asediado país. Pero incluso en este punto, el juego final de EEUU en Siria es incierto. Washington aún debe explicar sus planes estratégicos regionales con respecto de Irán y Hezbollah por un lado y a las milicias salafistas y yihadistas por el otro.

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