Días atrás se conoció una nueva iniciativa de Macri. Hacer una planta de tratamiento de residuos en un sector del autódromo. Para eso, primero hay que cambiar la zonificación establecida para un predio de unas veinte hectáreas.
Más allá del debate sobre el lugar elegido, conviene apuntar que no hay ningún plan detrás de esa decisión. Tan sólo es otra improvisación. Se argumenta la necesidad de cumplir con la Ley de Basura Cero. Una norma que rige desde antes que asumiera por primera vez Macri. Pasaron seis años sin que hiciera nada. Ahora, de apuro y porque ya no hay dónde llevar los restos que se recolectan en la Ciudad, se improvisan supuestas soluciones.
El mes pasado el gobierno porteño tuvo que declarar desierta una licitación de proyectos que había convocado para tres plantas de tratamiento de residuos orgánicos. Ninguna de las cinco propuestas recibidas respetaba las exigencias de la Ley de Basura Cero. El fracaso determinó una reunión de urgencia de la Comisión Técnica Asesora creada por la misma ley, con el objeto de recabar de la sociedad civil alternativas de acción.
Entre tanto, también en septiembre, se renovó por diez años el contrato a las empresas recolectoras de residuos. Sólo cambiaron de zonas. Son las mismas que prestan un servicio cada vez peor y que no aseguran la higiene de nuestros barrios. Sin embargo, se las premió con su década ganada. Así, se arregló quienes recolectarán la basura, pero no donde llevarla.
La información que da el Gobierno sobre la nueva planta que se haría en terrenos sustraídos al Autódromo, a orillas del Riachuelo, es escasa. Se dice que sería un establecimiento para “tratar hasta 1000 toneladas por día de residuos sólidos urbanos (…), a fin de separar la fracción reciclable, y continuar con la reducción de los mismos destinados a disposición final en rellenos sanitarios”.
El antecedente sería una instalación semejante inaugurada en enero de este año. De ella se dice en la página web del gobierno: “La nueva planta MBT (Tratamiento Mecánico-Biológico) recuperará el 10% de las 6000 toneladas de residuos que produce a diario la Ciudad de Buenos Aires. De este modo, de las 1000 toneladas que tratará por día se estima que se podrán recuperar 590 toneladas. De las cuales, 410 toneladas de residuos orgánicos serán tratadas para luego ser utilizadas como cobertura del relleno sanitario y 180 toneladas de residuos secos (plástico, papel, cartón, vidrio y metal) serán enfardadas y comercializadas.”
Con hacer cuentas sencillas, cualquiera se da cuenta que de este modo sólo se evita mandar al relleno los materiales reciclables. Las 180 toneladas que se comercializan. El resto, sea como cubierta o como simple basura, termina enterrándose como hasta ahora. Una solución que cambia poco en lo que hay que cambiar.
¿Se puede hacer otra cosa? Claro que sí. Un establecimiento como el ahora propuesto parte de la base de que la basura está mezclada. No se la separa en origen. No se la recoge de manera diferenciada. De esa forma tampoco se la puede recuperar integralmente.
Los restos de comida y otros orgánicos pueden degradarse de manera controlada para generar biogás y abonos orgánicos recuperables por la agricultura. A condición que no estén contaminados con otros tipos de residuos. Los envases y artefactos desechados también se pueden reciclar, como lo demuestran diariamente las cooperativas de recuperadores urbanos.