Por: Gerardo Codina
Después de casi seis años de gestión, Macri se empieza a ocupar de la basura. Tarde pero seguro. Ahora la ciudad se apresta a contratar el servicio de recolección de residuos húmedos para los siguientes diez años. Este próximo jueves 6 de junio se recibirán las ofertas de las empresas, de acuerdo con lo estipulado por el decreto 162, publicado el 3 de mayo pasado. Hasta el momento están rigiendo prórrogas de los contratos vencidos en 2009, que fueron firmados durante el gobierno de Ibarra. Se prevén unos tres mil millones de pesos anuales por este servicio.
La buena noticia no resuelve el principal problema que está planteado. ¿Qué harán con la basura? No lo dice la licitación. En efecto, aunque los porteños destinamos una montaña de dinero cada año para resolver el tema, todo lo que venimos haciendo es tirarle el problema a nuestros vecinos de la provincia.
El nuevo contrato no da pistas de que eso vaya a cambiar. Pese a la Ley de Basura Cero, reglamentada unos meses antes de que Mauricio Macri se hiciera cargo, la ciudad no redujo sino que aumentó la cantidad de basura que entierra en los rellenos sanitarios de la CEAMSE. Rellenos que ya completaron su capacidad y desbordan.
Pero no es la única pregunta sin respuesta de esa licitación. Es para la recolección de la “fracción húmeda” de los residuos urbanos. Suena alentador. Porque para resolver el problema de la basura es preciso discriminarla, pues cada tipo particular de desecho tiene usos posibles diferentes. El pliego en sus condiciones particulares incluye un glosario de términos. Respecto de esta cuestión define: “RSU-FH: Fracción húmeda de los residuos sólidos urbanos, no están incluidos los componentes papel, plástico, textiles, vidrio y metal de los RSU.” Es decir, especifica lo que no está incluido, pero nada dice de lo que sí está incluido, salvo que sea húmedo.
La cuestión parece menor, pero no lo es. El 40 % de lo que tiramos son restos de comida, materia orgánica que se puede reutilizar para generar biogás o tierra fértil. Cosas que podemos hacer en la ciudad. La materia orgánica es húmeda. Eso hace que se tienda a confundir las cosas. Tanto se confunden que en la publicidad oficial sobre separación de residuos en casa, dividiéndolos en dos “fracciones”, reciclables y basura, se dice textualmente que basura es “todo el resto”: “Residuos húmedos, restos de comida. Si están sucios: papeles, cartones, plásticos, metales y vidrios rotos”. El problema es el plástico. Si la materia orgánica está contaminada con elementos que no se degradan naturalmente, no sirve para mucho. Menos si la recolecta mezclada y se la compacta.
¿Qué servicio tendrán que hacer los nuevos concesionarios? La licitación dice que es el “servicio de recolección y el servicio de limpieza y barrido de calles, incluido el trasporte del material resultante”. Nada dice de asegurar la separación de los residuos. Eso sólo queda a cargo de lo cada uno haga en su casa.
Sumemos. Los nuevos contratos no dicen qué se va hacer con la basura. Tampoco garantizan la adecuada separación de los residuos. Pero no es todo. Además, desconocen a las Comunas. Estas nuevas instancias de gobierno barrial tienen, según la Constitución local, la competencia exclusiva sobre el “mantenimiento de las vías secundarias”, lo que incluye su higiene. Sin embargo, para nuestros gobernantes, según el pliego de la licitación, las Comunas no pueden fiscalizar el accionar de las empresas contratistas en sus territorios.
Eso queda sólo a cargo de la Dirección General de Limpieza de la Ciudad. Como si los vecinos no supieran lo que pasa en sus barrios. Y aunque el criterio que rige la licitación es el pago de la prestación por “área limpia” y no por tonelada de residuos recolectados, no se define qué se entiende por “limpia” y se establecen que los controles abarcarán cuestiones tales como: cumplimiento de los horarios e itinerarios de prestación, composición del equipo de trabajo, respeto de normas laborales y de comportamiento, etcétera. Nada de verificar la limpieza del área.
Así, lo que no cambia con estos nuevos contratos es la gestión integral de los residuos urbanos, como determinan las normas vigentes. Se sigue incumpliendo la Ley de Basura Cero. Reducir la cantidad de desechos, separarlos para que puedan ser reutilizados, recuperarlos para darles un uso que preserve la calidad de nuestro ambiente y cuide la salud de la población, valorizarlos con un recurso económico que no debemos desperdiciar. Todo eso está olvidado por estos contratos basura.