¿Está quebrada la provincia de Buenos Aires?

Frente al debate sobre la actualización del Fondo del Conurbano, el estado de las cuentas públicas tomó un papel protagónico en la agenda económica bonaerense. El ministro de Economía Hernán Lacunza y la propia gobernadora de Buenos Aires afirmaron que recibieron una provincia quebrada. La declaración de la emergencia en infraestructura (ley 14812/2016), sumada a las crecientes demandas de alimentos en el Conurbano, imponen a la provincia importantes exigencias en materia de políticas públicas y, por lo tanto, de recursos. ¿Qué capacidad tiene la provincia para afrontar estas demandas? El panorama fiscal bonaerense no es el de una provincia quebrada, pero sí desfinanciada para hacer frente a los problemas sociales y de infraestructura.

Mientras que para 2011 y 2012 el déficit representó, respectivamente, el 10% y el 12% de los ingresos de la provincia, para 2015 el rojo de la provincia fue del orden del ocho por ciento. Aún sumando las amortizaciones de deuda, las necesidades de financiamiento para el 2015 no son mayores a las de dichos años. En síntesis, el resultado negativo del año pasado, en relación con los ingresos totales de la provincia, no supone grandes variaciones respecto a la historia reciente de la provincia.

Ahora bien, más allá que los niveles de déficit de la provincia no sean tan alarmantes como para hablar de una provincia quebrada, Buenos Aires efectivamente presenta un desequilibrio estructural que tendió a agravarse en los últimos años, con excepción de 2013 y 2014, que presentaron cuentas prácticamente equilibradas producto de un importante aumento de la presión tributaria. Continuar leyendo

Una política tributaria progresiva, responsable y coherente

Si analizamos el comportamiento del sistema tributario argentino durante la última década, uno de los primeros aspectos a ser destacado es el crecimiento sostenido que ha experimentado la capacidad recaudatoria del Estado en los últimos años de la década del 90, los recursos tributarios recaudados por el Estado Nacional representaban alrededor del 17% del Producto Bruto Interno (PBI), para 2012 la recaudación nacional representó algo más del 31%. Esta importante mejora en el desempeño recaudador permitió exhibir una mayor solvencia fiscal, lo que posibilitó, a su vez, el financiamiento de programas y políticas públicas orientadas la inclusión social y la mejora en la distribución del ingreso (Asignación Universal por Hijo, Conectar Igualdad, Ley de Movilidad Jubilatoria, entre otras).

Por otra parte, sin dejar de lado las mejoras en cuanto a la administración tributaria de la AFIP, esta mayor capacidad recaudatoria se explica en gran medida por la dinámica de los impuestos que impactan en los sujetos económicos que presentan una mayor capacidad contributiva (impuestos progresivos). En este sentido, mientras que en 1997, la recaudación por impuestos al consumo (fundamentalmente el IVA y los Impuestos Internos) representaba el 40% del total recaudado, para 2012 lo percibido por dichos impuestos llegó a un 28%. En contraposición, los derechos de exportación y el impuesto a las ganancias ampliaron su participación en la estructura tributaria, dotando de una mayor progresividad al sistema.

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