Otro país

Pasaron sólo 6 días —incluidos dos de fin de semana— desde la asunción de Mauricio Macri y el país ya es otro.

No hubo tiempo aún de anunciar medidas en todos los campos de las políticas públicas, pero el estilo de gobierno es tan opuesto al que rigió por 12 años que ha despertado inmediatamente un clima de confianza y de optimismo que es mucho más importante que la enunciación de los detalles de las medidas concretas.

Hemos recuperado la normalidad. Todas las ceremonias de la asunción se ajustaron a la tradición histórica, fueron sobrias y austeras. El discurso del Presidente ante la Asamblea Legislativa, breve, respetuoso, abierto, convocante.

Al día siguiente, la reunión del ingeniero Macri con los candidatos a presidente que participaron de las elecciones, con la excepción de Nicolás del Caño, quien lamentablemente no aceptó la invitación.

El sábado, el encuentro con todos los gobernadores, que no fueron esta vez un simple decorado de la exposición presidencial, sino que pudieron expresar sus puntos de vista en un diálogo franco y sin condicionamientos.

Hasta el locutor oficial dio el tono del nuevo tiempo: sobrio, serio, neutral. Continuar leyendo

En el camino de la recuperación de la república

El presidente Mauricio Macri decidió intervenir la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca). Es una determinación inobjetable desde el punto de vista jurídico e imprescindible en el plano político.

Hagamos un poco de historia para darle contexto a esta nueva iniciativa del Gobierno. En 2009 el kirchnerismo perdió las elecciones legislativas. Como suele ocurrir, no se preguntó qué había hecho mal, sino que culpó a los medios por dar una imagen distorsionada. En especial al grupo Clarín, con el que hasta el año anterior había tenido una magnífica relación.

Entonces, procuró remediar ese mal a través de la ley de medios, que logró sancionar con la mayoría legislativa que conservaba hasta que los nuevos diputados y senadores asumieran sus bancas en diciembre de ese año. El cacareado propósito de la ley era asegurar la “pluralidad de voces”. El objetivo real era el opuesto: uniformar el discurso, premiar a los subordinados y castigar a los disidentes. Continuar leyendo