Canto a la Argentina

El casi seguro candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, dijo hace poco que si no obtiene la victoria, el futuro será muy negro para su país. Podría llegar a ser… la Argentina.

Como los padres de otras épocas que asustaban a sus hijos con el cuco para que tomaran la sopa, Trump nos usó a nosotros como la encarnación de todos los males. No nos dejó solos: incluyó también a Venezuela.

No deberían preocuparnos las frases de un sujeto tan estrafalario y peligroso. En todo caso, son los propios norteamericanos quienes deberían reflexionar acerca de qué les ocurre como para que alguien que ha centrado su campaña en la vulgaridad, el patoterismo verbal y la xenofobia tenga chances reales de ser su próximo presidente.

Pero el cuco de Trump ha sido empleado otras veces, por personas más respetables. A esa condición nos empujó el kirchnerismo. Traigo a colación esta anécdota porque ilustra de un modo contundente el enorme desafío que tenemos por delante. Hay que revertir más de medio siglo de decadencia. Como lo señalé en otras oportunidades, el kirchnerismo profundizó nuestras patologías, pero no las creó. Continuar leyendo

Suspender despidos es suspender la creación de empleo

Ha obtenido media sanción por parte del Senado de la Nación un proyecto impulsado por diputados de la oposición para suspender los despidos por un año, retroactivo al 10 de diciembre de 2015.

Es uno de esos tantos proyectos bien intencionados, pero que provocan el efecto contrario al que sus autores esperan. No obstante, en este caso es probable que varios de los que lo apoyan conozcan muy bien sus peligrosas consecuencias y deseen que, aunque afecte a muchas personas, ellas se verifiquen, como modo de erosionar el Gobierno de Mauricio Macri.

En el sector privado, los empleos no se crean ni se pierden porque las leyes así lo determinen. Es el nivel de actividad de cada empresa y las expectativas respecto del futuro lo que influye sobre los empresarios para que contraten más personal, mantengan el que tienen o deban desprenderse de algunos trabajadores.

Si ese proyecto fuera convertido en ley, los empresarios tendrían menos estímulos para incorporar personal, ya que si por menor actividad o rentabilidad se vieran en la necesidad de despedirlos, no podrían hacerlo. En otras palabras, suspender los despidos implica suspender también la creación de empleos. Continuar leyendo

El relato de los hechos

Parecería que algunos añoran el relato. No me refiero a los kirchneristas residuales, esos que practican una ilusoria “resistencia” y llegan con su jefa a Comodoro Py como si protagonizaran el desembarco en Normandía. De ellos no se puede esperar otra cosa. Más asombrosos son quienes votaron a Cambiemos y desearían que el anterior relato fuera sustituido por uno macrista. Atribuyen esa supuesta falencia a errores de comunicación y ciertas voces mencionan un déficit de liderazgo presidencial.

No han comprendido el cambio y no advierten que este ya empezó. Si algo implica una ruptura con el pasado que dejamos atrás el 10 de diciembre, es que no tenemos, ni queremos tener, liderazgos mesiánicos, que todos los días, desde la pantalla, a la manera del Gran Hermano orwelliano, nos adoctrinen.

El de Mauricio Macri es un liderazgo democrático, republicano, abierto, que no se pretende infalible y, por ende, sabe escuchar. Un liderazgo que se permite la rectificación cuando está convencido de algún error. Un liderazgo que busca persuadir, antes que imponer. Continuar leyendo

Un contundente respaldo de Obama a Macri y a la Argentina

La visita de un presidente norteamericano es siempre significativa, pero en este caso lo es más por la celeridad con la que se organizó. La Casa Blanca planea su agenda con mucha antelación. Que a cien días de la asunción de un nuevo presidente argentino —y sin que esa actividad estuviera prevista antes— Barack Obama haya decidido visitarlo es una decisión que envía una señal inequívoca a la región. Para los Estados Unidos, el Gobierno de Cambiemos expresa los valores de la democracia republicana y el Estado de derecho, y debe ser tomado como ejemplo en Sudamérica.

Los populismos regionales atraviesan serias dificultades. El caso más emblemático es el de Brasil, envuelto en una severa crisis que une la recesión económica con la aparición de una red de corrupción de enorme magnitud, que llega a la cúspide del poder. Por no hablar de Venezuela, cuya situación es desastrosa.

En ese contexto, la Presidencia de Mauricio Macri, respetuosa de la institucionalidad, del cumplimiento de los compromisos asumidos y de la racionalidad económica, puede ser el punto de arranque de una nueva oleada para la región, signada por la democracia pluralista y apartada de las pretensiones hegemónicas y unanimistas. Continuar leyendo

Crudo diagnóstico y claras propuestas

El discurso del presidente Mauricio Macri en la apertura del período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación ha de quedar en la memoria de los argentinos como uno de los hitos institucionales de mayor trascendencia desde la recuperación de la democracia.

La exposición de Macri fue clara y contundente. En 63 minutos, con tono sereno pero firme, describió la situación de la Argentina al momento de asumir el poder, hace sólo poco más de dos meses, y planteó las grandes líneas que signarán su gestión. Dedicó media hora al diagnóstico y la siguiente media hora a las propuestas.

Sin titubeos, señaló que la gestión anterior había borrado las fronteras entre la verdad y la fantasía.

Se había debatido en los días previos si era conveniente que el primer magistrado se refiriera a la herencia recibida. Macri despejó toda duda con palabras precisas y categóricas. Era lo que la mayoría de la sociedad esperaba.

Por un lado, se trata de un deber constitucional, ya que la Constitución Nacional (CN) establece que, en la inauguración de las sesiones ordinarias, el presidente debe dar cuenta del estado de la nación (CN, art. 99, inc. 8º). Por otra parte, los ciudadanos necesitamos conocer con el mayor detalle ese estado, porque así podremos comprender el sentido —y las limitaciones— de las acciones del Gobierno para revertirlo. Continuar leyendo

La ESMA, ¿propiedad de la señora de Carlotto?

El lunes 15 de febrero, el presidente Mauricio Macri, sin previo aviso, recorrió por la mañana, junto al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro de Justicia de la nación, Germán Garavano, las instalaciones del Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos, en el predio que ocupara la ESMA. En ese lugar, participó, además, de la reunión de gabinete del Ministerio de Justicia. Increíblemente, esa visita fue duramente reprochada por dirigentes kirchneristas y de izquierda.

Así, entre otros, Gabriela Cerruti habló de marketing y sostuvo que no podría estar allí Macri por sus vinculaciones con la dictadura. Myriam Bregman, del Frente de Izquierda de los Trabajadores, dijo que Macri quería convertir a la ESMA en un monumento a la reconciliación y “volver a imponer la nefasta teoría de los dos demonios”.

Cynthia García, la desopilante panelista de 678, lo acusó de haber ido y no pedir perdón ni generar un hecho político. Estela de Carlotto, por su parte, dijo que la visita hirió su sensibilidad, como si ella fuera la dueña del predio donde funcionaba la ESMA.

Todo se entronca en una premisa que ya hemos comentado y sobre la que será necesario volver muchas veces: que el Gobierno de Macri es ilegítimo, pese a haber sido elegido limpiamente por la mayoría de los argentinos. Continuar leyendo

El país normal cumple dos meses

Se han cumplido dos meses desde la asunción de Mauricio Macri. Es un lapso escaso para un balance de su Gobierno, pero suficiente como para identificar algunos rasgos que probablemente se vayan acentuando a lo largo de la gestión.

En primer lugar, se respira un clima de normalidad que hacía muchos años no teníamos. No hay cadenas nacionales, no hay puestas en escena constantes, no hay una figura que invade casi diariamente nuestros hogares con el dedo levantado para señalar enemigos por todas partes. No hay propaganda política del Gobierno en la transmisión de los partidos de fútbol. No hay relatores militantes. No hay programas que desde los medios estatales se dediquen a hostigar a los adversarios del oficialismo. No hay anuncios de obras que ya fueron anunciadas varias veces. No hay convocatorias abruptas a gobernadores, empresarios y sindicalistas para servir de decorado a discursos presidenciales cuyo contenido se ignora previamente. Continuar leyendo

El modelo patotero y mafioso de Milagro Sala

La detención de la señora Milagro Sala fue dispuesta por un juez, no por el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. Por lo tanto, las denuncias sobre censura al Gobierno provincial carecen de todo asidero. Ha resurgido, además, a propósito de este caso, una de las más infortunadas frases que se acuñaron en los últimos tiempos: “la criminalización de la protesta”.

La protesta, en tanto una de las manifestaciones de la libertad de expresión, es absolutamente libre. Por lo menos para quienes postulamos una sociedad abierta en el marco del Estado constitucional de derecho. Para quienes nos gobernaron en los pasados doce años, nutridos de otras vertientes ideológicas, es legítimo, en cambio, que los canales de difusión de las protestas sean restringidos por el Estado. De ahí la preocupación por homogeneizar los medios de comunicación, emplear la censura indirecta (pautas publicitarias disciplinadas) y recurrir a todo tipo de hostigamientos dirigidos a quienes no se plegaban al monocorde discurso oficial.

Pero una cosa es la libertad de expresar ideas e informaciones y otra violar derechos de terceros. Quienes impiden la circulación se adueñan de espacios públicos o dañan bienes con el fin de dar visibilidad a sus reclamos, no están —y no deben estar— protegidos por los jueces, porque si así fuera, se estaría cercenando, entre otros, el principio de igualdad ante la ley. Continuar leyendo

El último relato de Víctor Hugo Morales

La rescisión del contrato de Víctor Hugo Morales con Radio Continental, por decisión de la empresa, fundada en reiterados incumplimientos del periodista, fue denunciada por este como un caso de censura a la libertad de expresión, de la que acusó al Gobierno de Mauricio Macri.

A las pocas horas, el kirchnerismo organizó una manifestación en apoyo de Morales en Plaza de Mayo. Allí el relator futbolístico dio un discurso en el que repitió los lugares comunes de esa corriente política y se presentó como una víctima de oscuros poderes. Pero el intento de hacer aparecer su despido como un acto de censura estatal es ridículo. Radio Continental es una empresa privada que adopta sus decisiones con entera libertad. Ahora, por lo menos. Durante el período kirchnerista, la presión del Gobierno la obligó a mantener en su programación a Morales, pese a que este no cumplía su contrato y a que había llevado a la emisora a niveles muy bajos de rating.

Hubo, entonces, si así podemos llamarla, una censura inversa: la que el Gobierno kirchnerista ejerció contra Radio Continental, al privarla de su derecho a decidir su programación y el elenco de locutores y periodistas que la llevan adelante con absoluta libertad.

Desde el advenimiento de la administración de Cambiemos, los medios saben que no hay presiones ni censuras. El pluralismo es una parte esencial del programa del nuevo Gobierno, que no es inspira en Venezuela, sino en los países democráticos más avanzados del mundo. Pero el kirchnerismo cree que todos son de su condición y en cada decisión empresarial ve la mano del Estado. Le cuesta imaginar un país fundado en la libertad.

El caso de Morales es patético. Se sabe que fue un cálido amigo de altos militares durante la última dictadura uruguaya, con quienes jugaba al fútbol y comía asados, y que elogió sin reservas a la dictadura argentina por su organización del Mundial 78; que tuvo en su país problemas de índole policial que nada tenían que ver con la defensa de la democracia, aunque luego quiso fabricarse un pasado más heroico.

Gran relator de fútbol, sedujo a muchos por su facilidad de palabra, pero su súbita conversión al kirchnerismo le fue mermando el prestigio que había ganado. No es por su preferencia política que se lo critica. Lo extraño, lo inexplicable, es que tan sólo semanas antes de su transformación era muy severo en sus comentarios sobre el Gobierno kirchnerista y la fortuna de los Kirchner. Hasta podía haberse aceptado que coincidiera con algunas de las políticas de esa administración, aun después de tales comentarios, como las referidas al Fútbol para todos. Sin embargo, no se quedó ahí: pasó a ser un incondicional propagandista de los Kirchner.

Nunca supo explicar qué había originado una mutación tan abrupta, que lo alejó de sus pares del periodismo independiente. Siempre se había jactado de su independencia, hasta —decía— trataba de usted a los jugadores de fútbol para conservar respecto de ellos una distancia que le permitiera juzgarlos con imparcialidad, y de buenas a primeras se convirtió en un obsecuente de un Gobierno autoritario y corrupto. Si no median razones económicas en ese giro, es un asunto de aristas psicológicas muy complejas. En cualquier caso, asumió voluntariamente un rol servil muy del paladar de los señores del Calafate.

Nadie lo ha perseguido. Más bien, el Estado, hasta el 10 de diciembre pasado, lo había privilegiado. Ahora es una persona más, que como tantos periodistas deberá buscar un medio al que le interese contratarlo. Aparecerán muchos, sin dudas, pero acaso muy pocos puedan satisfacer las pretensiones económicas de este “resistente”, corifeo de Cuba y del chavismo, que tiene un departamento en Nueva York para alojarse cuando acude al Metropolitan Opera House, que vive en los edificios más caros de los barrios más exclusivos de Buenos Aires y que pasea su cuerpo de bon vivant por las principales ciudades europeas.

Víctor Hugo Morales quedará en la historia del relato futbolístico de la Argentina, pero su fama no podrá desligarse de la que también le corresponde como un campeón de la hipocresía.