Entre el apuro y la falta de paciencia

El tiempo es un órgano rector de nuestras vidas. Todo lo controla. Todo. Vivimos en el monopolio del tiempo, no he descubierto nada con esta frase pero a veces creo que algunos lugares comunes son dificiles de reemplazar. Al tiempo lo malgastamos, otras tantas lo aprovechamos y siempre añoraremos aquel que se perdió y no lo vamos a recuperar. Nunca encontramos la receta para manejarlo y siempre gana, nunca un empate. Es jugar contra el Barcelona, de visitante, siendo un equipo mediocre. Ellos esperan. Cuando la cosa recién empieza uno se ilusiona que puede controlar el partido y tener un desempeño decente. Pero el tiempo es la potencia mundial, se acuerda que juega, que lidera y nos gana por goleada y ahí nos damos cuenta que eramos carne de cañon, el relleno de la empanada y nos estaban esperando.
Fuera de toda analogía, en la política el tiempo es crucial pero ignorado de manera peligrosa. Subestimado. Olvidado. Descartado. Un día un viejo peronista me dijo: “Es tan malo no llegar, como pasarse de largo”. Ejemplos, miles. El problema es aún mas grave. Los politicos, en su ego gigante, desde su trono creen que le pueden hacer partido al Barcelona y ahí se complica todo. Yo intento manejar mi tiempo. Fallo, me equivoco, acierto, empato, gano y pierdo pero al fin y al cabo es algo mio. ¿Qué pasa cuando el que intenta manejar el monopolio del tiempo es quien regula tu vida? ¿Qué pasa cuando el que se cree magnánimo es quien decide y ejecuta qué podés hacer y qué no? O aún más crucial es aquel quién con sus decisiones determinará si tus planes tienen éxito o estarán condenados al fracaso.
A diferencia de otras epocas, a la sociedad ahora tampoco le importa el tiempo. No le interesa. Vivimos en los tiempos de las redes sociales, de lo instántaneo, de lo fugaz, de lo efímero. Cuando arranqué en el periodismo político uno va aprendiendo a entender y son aquellos “estudiosos” de las reacciones sociales quienes te dicen: “Hay que esperar, asume un Gobierno y viene la luna de miel. Cuando la espuma baja, arranca la gestión”. Ya no más. Lo lamento. En el año del debut del divorcio express, ahora vivimos una relación política express. Salimos a jugar al achique, presionamos en mitad de cancha, dejamos tres en el fondo y desde el minuto uno atacamos. Y el Gobierno sale a responder, pero es quién debe manejar, no atacar. Y así todos somos pistoleros que disparamos y después preguntamos quiénes son los malos.
Mauricio Macri arrancó con una falsa premisa. Que puede controlar el tiempo y que el respeto de la sociedad y la gobernabilidad se gana con actitudes implacables. En el afán de demostrar el famoso cambio, la nueva administración se acerca a los dos meses de gestión manejando la máquina a su velocidad máxima: pero hay un detalle, no sabe cuánto da ese motor. Salió a la ruta sin ablande. Y ahí aparece de nuevo el tiempo que nos conduce. Si nos apuramos para ganarle, manejando sin mirar atrás, sin mirar adelante, y pensando que llegaremos a tiempo, es probable que nos comamos la curva y ahí perdemos todo. Errores increíbles en poco tiempo. Abuso de autoridad. Decisiones insconstitucionales. Mensaje vertical equivocado. Estigmatizaciones. Antipolítica. Todo junto. Pero al mismo tiempo aciertos, económicos, retorno de la seriedad -algo que no concuerda del todo con las líneas anteriores-, del orden y de un intento de querer corregir errores garrafales de 12 años de desidia. pero no se puede todo en menos de 60 días. Y a la desidia no se le gana con más desidia.
Del otro lado no hay paciencia, no hay autocrítica y tampoco hay control. Es otro equipo que le quiere ganar al tiempo. Todo está mal. No importa qué, cómo ni cuándo. Todo esta pésimo. ¿Por qué? Porque ahora nos gobiernan estos tipos que no saben nada. Los empresarios, los amigos de la colonia de arriba, los cipayos que vienen a hacer negocios -porque ellos no los hicieron, claro. Entonces no se espera, no se controla la ansiedad, se ataca por atacar, no se mira la línea de fondo, quedamos en offside y el tiempo se vuelve a cagar de risa.
Y el periodismo espera demasiado, a ver dónde se tiene que parar. Algunos están como el perrito de la publicidad: “Me toca sobrecito”. Otros más decentes, aguardan agazapados, pero aguardan y el resto mira, se agita, se excita y se parecen al bomberito chiquito de los dibujos animados a quien la manguera lo pasea por el aire y moja a todo el mundo.
Así estamos. El tiempo es sabio, dice otro lugar común. Quizás es tiempo de aprenderlo a manejar. Ni muy rápido, ni muy lento. Mejor, que él nos diga lo necesario. hay cuatro años por delante y eso, en Argentina, es mucho tiempo.

Son las propuestas, estúpido

Recuerdo que cuando era chico me enseñaron el funcionamiento de la democracia de una manera muy simple. “Los candidatos dicen sus propuestas y uno vota al que considera que presentó las mejores”. “¡Qué pavada! ¡Qué cosa tan simple!” También recuerdo que con Mauro, mi mejor amigo, que además vivía a pocas cuadras de casa, hacíamos una supuesta elección a presidente de la cuadra. Los dos hacíamos campaña en las dos casas, montábamos una urna y uno era el ganador. Ejecutábamos nuestras propuestas y cada integrante de las dos familias debía elegir. Yo corría con ventaja porque mi familia tenía un par de integrantes más, pero de alguna forma siempre había un traidor y la cosa se emparejaba. Era tremendo el momento de las propuestas, debía ser más astuto que Mauro, buscar algo que logre convencer a nuestro electorado. ¡Qué complicado!

Claro, votar era fácil, lo difícil era ser candidato. Buscar algo que cambie el statu quo. Crecí y me vengo a dar cuenta de que mis padres, la formación cívica del colegio, mis peleas electorales con Mauro, fallaron. Ahora debo elegir entre la nada misma, porque nadie me cuenta para qué quiere ser presidente. Claro, ahora votar es lo difícil. ¿Cuáles son las principales propuestas de Daniel Scioli? ¿Cuáles son las propuestas principales de Mauricio Macri? No las dicen. ¿No las tienen? Scioli tiene miedo de tomar posición y a Macri un señor ecuatoriano le enseñó que la gente es boba y no quiere propuestas. Continuar leyendo

¿Qué significa el procesamiento de Amado Boudou?

“Se nos acabó la paciencia con Amado. Ahora el gesto tiene que ser de él. No podemos hacer una campaña presidencial con el vicepresidente de la Nación procesado por corrupción. Es imposible”. El que me dijo esta frase forma parte de la mesa chica de uno de los candidatos más fuertes que tiene el kirchnerismo para el 2015. Me lo dijo con resignación. Como si en su interior supiese que la Presidente de la Nación no iría a tomar esa decisión que hoy tiene en vilo al arco político nacional. ¿Qué significa el procesamiento de Amado Boudou? En términos electorales, se constituye como el obstáculo más grande con el que se encuentra el kirchnerismo en los últimos 10 años.

En la larga lista de pruebas que el juez federal, Ariel Lijo, tiene en contra del vicepresidente todavía no está claro cuál fue la pieza fundamental de todo el entramado que se formó para poder quedarse con la ex Ciccone. ¿El ex presidente de la nación, Néstor Kirchner, sabía de las negociaciones que estaba realizando el vicepresidente? ¿Boudou se “cortó solo”? ¿Era posible intentar un negocio de esas características sin haber tenido encima los ojos del ex mandatario? ¿Boudou lo mantenía al tanto de cada una de las acciones? Es extraño o al menos particular que el nombre de Néstor Kirchner no aparezca en este entramado de rufiandad corrupta. ¿Cuál es el miedo a aceptar que no existía chance alguna de realizar irregularidades de estas características sin tener el aval del ex presidente?

Cinco meses antes de la explosión del caso Ciccone, recuerdo un llamado de una fuente muy importante de Santa Cruz. Una fuente alejada de la mesa chica política pero con contactos directos con empresarios y hombres fuertes del kirchnerismo. ¿Cuál es la ventaja de una fuente que no tenga un día a día en la toma de decisiones? Que su información está despojada de las estrategias de la coyuntura política y de los intereses de esas personas con acceso irrestricto a la Casa Rosada. “Juan. Lupín se está quedando con Ciccone, la máquina de hacer billetes. Están haciendo una movida con Moneta. Metete que vas a encontrar cosas”, me dijo en un llamado telefónico mientras, recuerdo, cruzaba la avenida Corrientes, una tarde de marzo. ¿La verdad? No la vi. No tenía muy claro el papel de Ciccone en la estructura de la Casa de la Moneda, no encontraba la forma de meterme en una investigación de esas características y más aún, me parecía inverosímil. Uno, día a día, recibe información de corruptela y negociados nacionales y transnacionales, con miembros del Gobierno involucrados como ladrones de guante blanco de características insólitas. Ocurre que muchas veces esos rumores solo quedan en eso o se vuelve imposible chequearlos y eso se constituye como un mito que arraiga en los círculos políticos. Pero un mito es mito hasta que deja de serlo, y las investigaciones de Jorge Asís, Hugo Alconada Mon y Nicolás Wiñazki desentramaron el trabajo de “los descuidistas”, como en forma brillante los definió el Turco Asís. A mí, nunca me mencionaron a Amado. Ahí entendí todo.

Boudou, Nuñez Carmona, Vanderbroele, actuaron con la impunidad de un asesino a sueldo que sabe que mata, recibe su dinero y desaparece. Al sicario no le interesa ponerse a pensar en los rastros. Sube a un auto o moto, se pone una capucha, va, identifica, mata y se va. La sensación de impunidad de alguien de esas características se reflejó en cada uno de los pasos de la banda de los marplatenses. Los dedos pegados en todas las cerraduras. Nada de cada una de las cosas que pasaron en el medio de la ex Ciccone pudo haber ocurrido sin la aceptación de Néstor Kirchner. “Vos ya estás haciendo boludeces con Kirchner. Cuidate”, le dijo a Boudou un ahora ex amigo y uno de sus principales “inventores”. A Amado le bastó un trimestre en la vicepresidencia para meterse en las negociaciones habituales a las que Néstor Kirchner solía llevar a sus funcionarios.

El viernes pasado, participé del programa Intratables, que conduce Santiago del Moro por el canal América. Afirmé que cada uno de los pasos de Boudou fue avalado por Kirchner. Sentí unos segundos de silencio, como si se tratase de algo de lo que no se habla. No se trata de hablar de alguien que no puede defenderse. Esto no es opinión, esto es información: Néstor Kirchner lo sabía.

Puricelli y su particular vergüenza

Ante el inevitable hundimiento del buque Santísima Trinidad, el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, asegura que se le cae la cara de vergüenza. Algo muy particular.

En 2009, El Periódico Austral, el folleto color del Frente para la Victoria, propiedad del chofer Rudy Ulloa, publicó en su portada la posibilidad de que el ex gobernador, en ese entonces interventor de Fabricaciones Militares, hoy ministro, Arturo Antonio Puricelli, fuera candidato a diputado nacional por Santa Cruz  por el Partido Justicialista. La nota no tenía mucho sentido, y vendió la primicia como una suerte de rumor político.

No hace falta irse muy lejos para poder contar la historia de Puricelli y encontrar grietas inmanejables. En 2003 fue candidato a diputado nacional dentro un sublema de Convergencia Por Santa Cruz, que llevaba como candidato a la gobernación al actual senador Freddy Martínez de la Unión Cívica Radical.

Nacido en 1948, Arturo Puricelli fue electo gobernador de Santa Cruz en 1983. Luego de Carlos Menem y Rodríguez Saa en la Rioja y San Luis, fue el gobernador electo por el mayor margen en todo el país, el 56% de los votos, además de convertirse en el gobernador más joven de la Argentina. Fue el primer gobernador electo de la provincia que logró finalizar el período constitucional de cuatro años en forma completa. En ese entonces la Constitución Provincial no permitía la reelección y a Puricelli nunca se le ocurrió reformarla para permitir la suya.

Surgió como candidato luego de una interna en la que se enfrentó con el ex presidente Néstor Kirchner. A los efectos de dar una imagen de apertura, ya como gobernador nombró a “Lupín”, su rival, al frente de la Caja de Previsión de la Provincia.

Pero el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno. A los pocos meses de asumir, en abril de 1984, Puricelli lo echó ante la negativa de Kirchner de transferirle fondos de la Caja de Previsión para cubrir el déficit provincial. “Yo estoy acá para proteger el dinero de nuestros jubilados y no para financiar el Estado”, fustigó Kirchner luego de pegar el portazo.

En 1987, en las internas del PJ por la candidatura a presidente de la Nación entre Antonio Cafiero y Carlos Menem, Puricelli, presidente del PJ provincial, juntó a todo el espectro del peronismo renovador. Con Rafael Flores y Néstor Kirchner apoyaron a Cafiero, entrentándose con el gobernador santacruceño Ricardo Del Val. ¿El resultado? Una derrota aplastante.

Luego del triunfo de Menem en la provincia, más del 80%, Puricelli renunció a la presidencia del PJ y la misma noche de la derrota dijo por LU12 de Río Gallegos: “Reconozco la derrota pero mis principios no me permiten hacer campaña por Menem. No saldré a pegar un solo cartel”. En las elecciones legislativas de 1989, consiguió el triunfo y se convirtió en diputado nacional por el Partido Justicialista.

Puricelli vuelvió a ruedo político provincial en las elecciones de 1991, ya con la ley de lemas vigente en Santa Cruz, y formando un sublema dentro del Partido Justicialista, Movimiento Federal Santacruceño” (Mofesa), que luego se convertiría en partido, enfrentó a Néstor Kirchner y fue derrotado aunque la suma de sus votos le permitieron a Kirchner superar a la candidata radical, Ángela Sureda.

En una muestra más de su versatilidad, Puricelli se convirtió al menemismo más recalcitrante. Cuando se desató el escándalo del caso María Soledad Morales, que terminó con el gobierno de Saadi y la intervención de Catamarca en 1991, fue de los pocos diputados que apoyaron a Saadi por pedido de Menem. Por este caso se destituyó como diputado nacional a Ángel (“El Gordo”) Luque, padre del principal acusado por la muerte de Soledad, Guillermo Luque, por el cargo de “inhabilidad moral para ejercer el cargo”.

El propio Luque marcó su destino al haber pronunciado una de las frases que han pasado a la triste historia del Congreso Nacional: ”De saber que mi hijo -acusado entonces de violación seguida de muerte- hubiera cometido el delito, hubiese utilizado mi poder para hacer desaparecer el cadáver de la víctima”.

Puricelli asesoró a la defensa de Luque y, junto con Leonor Alarcia, Eugenio Morales, Irma Roy, Emma Tacta de Romero y Enrique Vallejos, fue uno de los siete diputados que se abstuvieron en la votación. La destitución fue votada el 17 de abril de 1991 por 130 votos contra 2, y las 7 abstenciones ya mencionadas.

Por su lealtad al menemismo, Puricelli fue nombrado interventor de Encotesa, encargado de privatizar el Correo Argentino y entregarlo a manos de Franco Macri, padre de Mauricio. En otra rara vuelta del destino, Puricelli firmó la privatización y Kirchner, en 2003, firmó la reestatización del Correo Argentino. Luego fue designado vicepresidente del Orsna, el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos.

En 1997 ingresó como diputado provincial en la lista del Mofesa, y fue uno de los pocos diputados opositores de la legislatura provincial. Sin embargo, en una actitud poco comprensible entonces, con su voto junto con el oficialismo kirchnerista permitió aprobar en la legislatura una ley que brindó a los famosos fondos de Santa Cruz, y a su manejo, un estatus legal extrapresupuestario. En las elecciones de 1999, el Mofesa volvió a participar de las elecciones, ya como partido provincial, y formó parte de la Alianza, que lo llevó como candidato a gobernador de Santa Cruz y a De la Rua a presidente de la Nación.

La jugarreta con el radicalismo a Purcelli no le iba a resultar gratuita. Por presión de Menem, Kirchner, ya ganador absoluto en Santa Cruz, lo expulsa del Partido Justicialista por “desleal”: “No pueden seguir en el justicialismo dirigentes que, siendo integrantes del máximo organismo de ejecución (por la actuación de Puricelli en el consejo nacional partidario), se presenten junto con la Alianza en una convergencia para ganarle al justicialismo”, sentenció Carlos Saúl.

En 2002, en otra vuelta de tuerca, Puricelli se vuelve leal funcionario de Eduardo Duhalde, a quien solía aborrecer en su época menemista, y es nombrado secretario de Relaciones con las Provincias, dependiente del entonces ministro del Interior Jorge Matzkin. Renuncia al cargo cuando Duhalde elige a Kirchner como el candidato oficialista a Presidente de la Nación. Por pedido expreso a Duhalde, como alguna vez le hizo a Menem, “Kirchner denunció que Matzkin y Toma estaban “tirando abajo” su campaña para favorecer a Menem” y le pidió a Duhalde que los echara.

En su renuncia, Puricelli declara: ”Mis diferencias con el candidato elegido por el Gobierno (por Kirchner) han sido y son irreconciliables”.

Pero las diferencias irreconciliables duraron hasta 2006, cuando Néstor K lo designó como interventor de la Dirección General de Fabricaciones Militares mediante el decreto presidencial 1170/06. “Quiero dejar absolutamente claro que el presidente va a tener en mí al más leal, sacrificado e interesado en que la misión se cumpla de la mejor manera posible”, dijo Puricelli en el momento de su designación. Algunos aseguran que su desembarco en el kirchnerismo fue coyuntural. Su ex mujer era nada más y nada menos que la fiscal Rita Molina, a cargo de la causa contra Ernestina Herrera de Noble por la adopción de sus hijos Felipe y Marcela.

Su buena relación con las Fuerzas Armadas lo llevaron a la cartera de Defensa. En su gestión ya le embargaron una Fragata y se le hundió un buque. Viene parejito, igual que su carrera política.

Ganá las elecciones

La estrategia se repite en un bar. En una mesa con amigos. Es la discusión política. No importa qué se dice, importa quién lo dice y qué hizo esa persona en su vida. El resto lo discutimos mañana, pasado o cuando tengamos tiempo.

“La Secretaría General de la Presidencia desmintió al diario inglés The Sun sobre el alquiler de un avión para el próximo viaje presidencial, señalando que su propietario, Rupert Murdoch, fue condenado por escuchas ilegales y publicaciones falsas”. El argumento de Ejecutivo Nacional es claro. Desmiente una información pero antes de hacerlo ataca al supuesto ejecutor. Luego nos daremos cuenta de que el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, lejos está de desmentir, aclara, confirma, detalla e informa.

La Justicia británica ya se está encargando de Murdoch y sus lamentables travesuras, me interesa lo que los periodistas de Murdock afirman. Eso que el Gobierno Nacional no quiere responder.

La presidente de la Nación hizo algo parecido con Ricardo Darín. Habló de su carrera, lo elogió, le recordó una causa por estafa pero no le explicó a Darín su gran duda: su crecimiento patrimonial. Usó 11 mil caracteres para no decir nada. Vueltas, chicanas y apenas una justificación, asegurando que la Justicia no encontró delito en el aumento de su patrimonio. ¿La explicación? Bien gracias.

En latín, ad hominen, significa “al hombre”. Fue el filósofo John Locke quien definió ese tipo de falacia, que recibe este nombre porque dirige un argumento contra la persona que hace una afirmación, en lugar de dirigirlo contra la afirmación en sí. De nuevo. No importa qué se dice, sino quién es el que lo afirma.

El kirchnerismo tiene una maestría en desviar la discusión, incluso en temas en los que sus argumentos serían irrefutables. El abuso del 54% como el cheque en blanco que permite todo. “Que formen un partido y ganen las elecciones”, sentenció el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. No consideró que gran parte de los argumentos que pueda tener alguien que no coincide con el Gobierno Nacional merecen, al menos ser, escuchados.

-Skanska reconoció el pago de sobreprecios mediante el uso de facturas truchas ¿Cómo se explica eso?
-Formen un partido y ganen las elecciones.

-¿Por qué no se controló al grupo Cirigliano en el uso de los subsidios para el transporte?
-Formen un partido y ganen las elecciones.

-¿Cuáles son las respuestas ante la intervención de las estadísticas públicas para no admitir valores reales?
-Formen un partido y ganen las elecciones.

-¿Por qué no se permite que el Fútbol para Todos reciba pauta privada y que ese ingreso sea utilizado en acción social?
-Formen un partido y ganen las elecciones.

-¿Por qué Néstor Kirchner permitió la fusión Cablevisión-Multicanal?
-Formen un partido y ganen las elecciones.

-¿Cuál es la relación entre el Gobierno Nacional y la Barrick Gold?
-Formen un partido y ganen las elecciones.

-Diferencias entre la compra a precio vil del predio de la Sociedad Rural y la compra de terrenos a precio vil en El Calafate.
-Formen un partido y ganen las elecciones.

-La Justicia determinó que no hubo delito en el crecimiento patrimonial de la familia Kirchner… ¿Considera ético y moral que un Presidente de la Nación aumente más del 700% su fortuna personal desde la llegada a la Presidencia?
-Formen un partido y ganen las elecciones.

-¿Qué pasó con la valija de Antonini Wilson y los 800 mil dólares? ¿Por qué hay funcionarios implicados en el envió irregular de fondos?
-Formen un partido y ganen las elecciones.

-¿Por qué en la campaña de 2007, el Frente para la Victoria tuvo aportes de empresas vinculadas a la mafia de los medicamentos?
-Formen un partido y ganen las elecciones.

-¿Por qué no se impulsó la ley de acceso a la información pública?
-Formen un partido y ganen las elecciones.

La cantidad de preguntas pueden seguir durante los próximos renglones. Estas fueron aleatorias. Incluso, las respuestas pueden ser otras: “El 54% de los argentinos votaron a esta presidente” o puede cambiar de acuerdo con información personal sobre la vida del que haga la pregunta. De última, es lo único que importa. ¿El resto? Formá un partido y ganá las elecciones.