El presidente de Boca, Daniel Angelici, tomó la peor decisión desde que asumió en diciembre de 2011: despedir a Carlos Bianchi. Es algo que no aprendió de su jefe Mauricio Macri, quien nunca echó a un DT por los fracasos deportivos. La única “víctima” del Jefe de Gobierno durante su estadía en las oficinas de Brandsen 805 fue Jorge “Chino” Benítez, quien escupió a un jugador rival en un partido de Copa Libertadores. Fue un reflejo disciplinario. El resto de los entrenadores de su gestión dorada completaron su contrato o renunciaron.
Cansado de los malos resultados, Angelici se levantó el jueves con la idea de pedirle a Bianchi la renuncia. Se reunieron, y el entrenador solicitó que le dieran un partido más. El plan cerraba. Si el “Virrey” lograba ganarle a Vélez de local iba a acallar las críticas y enderezar el rumbo en el campeonato. Caso contrario tenía previsto presentarse en la conferencia de prensa y decretar el “hasta siempre” que quería la Comisión Directiva. Sin embargo, algo cambió durante la tarde y eso no será gratis: ahora la institución xeneize deberá saldar el contrato millonario que tenía el DT.