El llamado a indagatoria a Amado Boudou vuelve a poner sobre la mesa el tema de la función del Vicepresidente. En diciembre de 2011, Cristina Fernández de Kirchner, luego de asumir su segundo mandato, dijo: “No saben lo lindo que es tener vicepresidente”, ironizando sobre su conflictiva relación con Julio Cobos. Lo cierto es que, a lo largo de estos 30 años, ningún presidente gobernó en colaboración con su vice, sino que en todos los casos la relación fue difícil y conflictiva.
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La declaración de Rosario como punto de partida
“Con el radicalismo sólo no alcanza”, declaró Julio Cobos días después de triunfar en su provincia en octubre pasado. “…Pero sin el radicalismo no se puede”, agregó el presidente de la UCR, Ernesto Sanz en varias declaraciones. Así, dos de los máximos referentes del radicalismo dieron señales de la necesidad de construir un frente nacional que dispute la presidencia en 2015, tanto al kirchnerismo como al massismo y al PRO.
En esta línea, la reunión celebrada en Rosario el pasado 30 de diciembre en la que participaron el presidente de la UCR, el Partido Socialista, la Coalición Cívica, el GEN, Libres del Sur y el Frente Cívico es una muestra de esta intención compartida de consolidar una alianza de cara a las elecciones generales de 2015 que se transforme en una opción de poder por fuera del peronismo. Ese es, quizás, el punto central y nodal de la convergencia política de sectores tan disímiles: consolidar una alianza política sin el peronismo. Replicar el Acuerdo Cívico y Social salvando errores del pasado, y mejorar y ampliar el FAP parece el camino a seguir. La experiencia de UNEN y otras alianzas provinciales, como la de Santa Fe -donde socialistas y radicales componen un espacio común-, son espejos a mirarse y parecen ser estrategias exitosas que permiten pensar en un gobierno de coalición a partir de diciembre de 2015.
Cinco hipótesis sobre la sucesión presidencial
El 2014 será la antesala de lo que podría suceder en 2015 cuando haya elecciones presidenciales en Argentina. Durante el año próximo, los distintos frentes, alianzas y partidos políticos comenzarán a tejer estrategias y se develarán los posibles contendientes para las PASO del año siguiente. Esta situación no escapa al oficialismo, que enfrentará en 2015 una situación atípica en materia de elecciones. Sin reelección posible y sin la posibilidad de la reforma constitucional que otorgue esa chance a la actual mandataria, el FpV deberá ir a elecciones presidenciales sin el apellido Kirchner en su boleta por primera vez en doce años. Ante este escenario, son varias las hipótesis y trayectorias que podría seguir el oficialismo de cara al 2015. Aquí cinco posibles hipótesis para la sucesión presidencial. Continuar leyendo
El corte de boleta, una pasión porteña
El electorado porteño es el más sofisticado del país. La Capital Federal siempre fue esquiva a los oficialismos, fue un bastión donde el peronismo, quien suele ganar las “contiendas nacionales”, no pudo penetrar salvo en contadas excepciones, como en 1993 con Erman González y la ola menemista. La CABA es, sobre todo, un distrito donde las prácticas políticas siempre sorprenden. Será por ello que en 2001 una de las opciones más votadas fue el “voto bronca”, que obtuvo más de 510.000 votos.
Pero si de prácticas estandarizadas se habla, en la Capital Federal el corte de boleta está instalado desde hace años. Mientras que en otros distritos los electores conjugan prácticas tradicionales con lealtad a un partido o a líderes territoriales, en la Capital el voto puede ser muy volátil y las preferencias pueden variar, lo que lleva a que los electores decidan en muchos casos por hacer uso del “corte de boleta” y armar su propia opción.
En la CABA, “el arrastre” entre el candidato que encabeza la lista y quienes lo acompañan en otros tramos es un hecho cada vez menos frecuente, y el corte de boleta se ha consolidado en los últimos años, beneficiando a unos y perjudicando a otros.
Los 12 trabajos de Daniel Osvaldo Hércules (Presidenciales 2015)
La carrera hacia el 2015 parece un drama griego, y Daniel Scioli parece encaminado a convertirse en el candidato del kirchnerismo para las presidenciales de 2015. Pero para lograrlo, el gobernador deberá sortear 12 pruebas, así como hizo Hércules para reclamar su legítimo derecho a la corona. Scioli es hoy el heredero más fuerte de Néstor y Cristina, así como Hércules era el hijo más fuerte de Zeus y Alcmena (una reina mortal), quien según cuenta la leyenda una noche adoptó la apariencia de su marido durante la ausencia de éste. Y así, como sucedió míticamente en el Peloponeso, Daniel Scioli deberá afrontar una serie de pruebas para ser coronado con la tan ansiada candidatura presidencial.
Los 12 trabajos míticos de Daniel Osvaldo Hércules en el Peloponeso serían:
1) Matar al león de nemea y despojarle su piel: Al igual que Hércules, Scioli deberá “matar” algunos adversarios, y Sergio Massa es el principal. Sin figuras fuertes dentro del gabinete, el gobernador deberá desmitificar y contrarrestar la figura de Massa, por lo menos en territorio bonaerense. El principal desafío de Scioli será lograr que Massa desista de una candidatura nacional, y en el mejor de los casos, convencerlo de ir por la gobernación, aunque esta jugada podría ser riesgosa para el “kirchnerismo duro”.
2) Matar a la Hidra de Lerna: Los principales problemas de Scioli son: la falta de confianza de varios sectores del kirchnerismo con respecto a su lealtad “al modelo”, y su enfrentamiento con La Cámpora. Sin embargo, su rol activo en la última campaña, y su fidelidad a Cristina, permiten pensar que Scioli tendrá la cintura necesaria para poder contener a los sectores más duros del kirchnerismo.
3) Capturar a la Cierva de Cerinea: El sindicalismo es uno de los ejes del peronismo, y capturar su apoyo mayoritario será una tarea muy difícil. En ese sentido, el gobierno ha hecho fuertes intentos por articular una alianza con ellos que evite fisuras y problemas sociales. Los resultados fueron magros, y cuando hubo problemas logró dividir a la CGT y a la CTA. Scioli tendrá entonces, que negociar con varios líderes sindicales para sumar un apoyo significativo.
4) Capturar al Jabalí de Erimanto: Los gobernadores peronistas son otro factor de poder. De los que responden a la Casa Rosada, solamente tres tienen aspiraciones presidenciales: Juan Manuel Urtubey de Salta, Sergio Uribarri de Entre Ríos y Jorge Capitanich de Chaco. Los dos últimos, sin posibilidad de reelección en sus provincias. Scioli deberá convencerlos de que bajen sus posibles postulaciones y acompañen su candidatura.
5) Limpiar los establos de Augías en un sólo día: El PJ puede ser un puente de plata o un muro de piedra. Scioli deberá domar a los jefes del PJ y a los grupos más duros y convencerlos de que acompañen su candidatura. Para ello, ya anunció que el mejor mecanismo para elegir el candidato del peronismo para 2015, debería ser por medio de las PASO.
6) Matar a los Pájaros del Estínfalo: El poder electoral recae en gran medida en los intendentes bonaerenses. Éstos han hecho del pragmatismo su forma más clara de praxis política. Han acompañado a Menem, a Duhalde, a Ruckauf y a Solá, pero también han pasado a las filas de otros dirigentes antes de que la sangre llegue al río. Scioli tiene la difícil tarea de domesticarlos, evitar más fugas a manos de Massa y contenerlos para la batalla del 2015.
7) Capturar al Toro de Creta: Las elecciones legislativas serán una prueba fundamental en la carrera hacia la candidatura presidencial de 2015. Scioli asumió un rol importante en la campaña de Martín Insaurralde, lo cual podría traerle efectos negativos en sus aspiraciones si se repitiesen los resultados de las PASO. Sin embargo, después de octubre, “el fenómeno Massa” podría diluirse entre los 257 diputados nacionales, y Scioli seguirá siendo el gobernador de la provincia más grande de la Argentina.
8) Robar las Yeguas de Diomedes: Luego de 10 años de “peronismo patagónico”, pero con base en la provincia de Buenos Aires, Scioli deberá elegir como compañero/a de fórmula a alguien que no sea de la provincia de Buenos Aires y que tenga peso político, en primer lugar para ensanchar sus posibilidades, pero sobre todo, para romper con la maldición de que los gobernadores de Buenos Aires no llegan a la Presidencia de la Nación por medio del sufragio popular.
9) Robar el cinturón de Hipólita: CFK será una pieza clave en cualquier armado kirchnerista de acá al 2015. A pesar de su pérdida de poder por la imposibilidad de la reelección, y ante la falta de un candidato del círculo íntimo, la “jefa” mantendrá grandes niveles de decisión. En esta línea, el principal desafío de Scioli será demostrar lealtad a la mandataria y al “modelo”, pero también ganarse la confianza de un electorado ya fatigado por sus formas. El rol de Scioli en la campaña para las legislativas, y sus últimas declaraciones, parecen ir en el sentido de un acercamiento entre ambos.
10) Robar el ganado de Gerión: Tras doce años de gobierno kirchnerista será necesario dar señales de cambio dentro de la continuidad. Scioli aparece como un kirchnerista moderado, y por tanto podrá atraer el interés de varios sectores que propugnan un cambio “dentro” del modelo y no “del” modelo.
11) Robar las manzanas del jardín de las Hespérides: Deberá trabajar para no dividir el voto peronista. En ese sentido, la experiencia de las PASO en la Ciudad con UNEN, llevándose más de un tercio del electorado, encendió las alarmas en el peronismo. En un escenario con el panradicalismo, el socialismo y la centroizquierda unificada por un lado, y el PRO por el otro, llevar dos o tres candidatos peronistas podría dejarlo debilitado para el ballotage, o simplemente ser superado por otra fuerza política.
12) Capturar a Cerbero y sacarlo de los infiernos: El gobernador bonaerense deberá mantener su moderación discursiva y evitar enfrentamientos con la prensa, y sobre todo con Clarín, aunque ello sea insoportable para el kirchnerismo más duro, o para viejos rivales como Martín Sabbatella, quien tiene a cargo el AFSCA y comanda la embestida final por el cumplimiento de la Ley de Medios.
Finalmente, la característica del drama griego, a diferencia de otros géneros, es que cuenta con un final trágico. Daniel Scioli tiene muchísimas fortalezas, así como las tuvo Hércules. No obstante ello, deberá afrontar estos 12 trabajos si es que quiere buscar su lugar en la historia.