La declaración de Rosario como punto de partida

Maximiliano Campos Ríos

“Con el radicalismo sólo no alcanza”, declaró Julio Cobos días después de triunfar en su provincia en octubre pasado. “…Pero sin el radicalismo no se puede”, agregó el presidente de la UCR, Ernesto Sanz en varias declaraciones. Así, dos de los máximos referentes del radicalismo dieron señales de la necesidad de construir un frente nacional que dispute la presidencia en 2015, tanto al kirchnerismo como al massismo y al PRO.

En esta línea, la reunión celebrada en Rosario el pasado 30 de diciembre en la que participaron el presidente de la UCR, el Partido Socialista, la Coalición Cívica, el GEN, Libres del Sur y el Frente Cívico es una muestra de esta intención compartida de consolidar una alianza de cara a las elecciones generales de 2015 que se transforme en una opción de poder por fuera del peronismo. Ese es, quizás, el punto central y nodal de la convergencia política de sectores tan disímiles: consolidar una alianza política sin el peronismo. Replicar el Acuerdo Cívico y Social salvando errores del pasado, y mejorar y ampliar el FAP parece el camino a seguir. La experiencia de UNEN y otras alianzas provinciales, como la de Santa Fe -donde socialistas y radicales componen un espacio común-, son espejos a mirarse y parecen ser estrategias exitosas que permiten pensar en un gobierno de coalición a partir de diciembre de 2015.

Pero volviendo al principio, el radicalismo, el partido más grande y con el mayor alcance territorial de este nuevo frente, parece comprender la necesidad de generar alianzas duraderas que le permitan construir una alternativa política y de poder para los próximos años, pero sobre todo, que le permita recuperar el protagonismo de otras épocas.

Por otro lado, no sorprende esta reunión entre los distintos partidos, lo cierto es que algunas actitudes sí permiten pensar que este sector comienza a madurar su armado y a consolidarse como un frente. En un artículo anterior, hice referencia a algunos puntos importantes que deberían darse para lograr que el armado de UNEN pueda replicarse a nivel nacional. Si bien, parecería que los partidos reunidos en Rosario no quieren sumar a ningún sector filo-peronista al frente, lo cierto es que restaría saber que ocurrirá con Proyecto Sur de Pino, si finalmente opta por continuar la línea emprendida en Capital Federal o si prefiere no sumarse a un armado semejante.

Entre otros puntos, para construir un frente nacional semejante a UNEN, es menester construir una agenda común, algo que parece estar sucediendo en tanto la “Declaración de Rosario” deja en claro el compromiso de las fuerzas políticas de trabajar sobre temas comunes: la inflación, la inseguridad, la política cambiaria y la crisis energética son los temas que monopolizarán la agenda de aquí a 2015, y la Declaración de Rosario hace referencia a ellos. Este gesto invita a reflexionar si los partidos reunidos en la ciudad santafesina se preparan para construir equipos de trabajo que brinden posibles soluciones y planes de acción para llevar a cabo desde el Congreso, pero sobre todo, ante la posibilidad de llegar al gobierno en 2015. Uno de los escollos será lograr aunar criterios en materia económica en la diversidad de pareceres y posicionamientos de los distintos sectores internos.

Pensar en la Declaración de Rosario como el punto fundacional para una alternativa progresista y socialdemócrata que busque el gobierno en 2015 invita a recapacitar sobre dos puntos: en primer lugar la idea de que el FAP ya no es una alternativa por sí sola, sino que deberá integrarse a un armado superior. En la Declaración, queda claro que la reunión es entre la UCR, la Coalición Cívica y los partidos que integran el FAP. De esta forma el FAP, consolidado como un frente, busca integrar una concertación más amplia. Por otro lado, los principales dirigentes de los partidos políticos intervinientes, como así también los que componen UNEN, parecen encaminarse a evitar el personalismo y buscar consensos que permitan la concreción de este acuerdo. Elisa Carrió deslizó la posibilidad de ir por la Capital Federal, lo cual dejaría en suspenso su candidatura presidencial; no obstante ello, debería igualmente medirse en las PASO locales con Martín Lousteau, Roy Cortina y algún otro candidato. Ricardo Alfonsín desistió de la presidencial meses atrás. Estos gestos políticos dan cuenta de la necesidad de lograr acuerdos, pero sobre todo de evitar enfrentamientos internos y buscar las figuras más competitivas a nivel subnacional.

El 2014 será el año de la consolidación de este frente, y sobre todo, donde su capacidad de aunar criterios y estrategias se pondrá a prueba. El Congreso y las legislaturas provincias serán el escenario para poder observar si los partidos reunidos en Rosario están a altura de las circunstancias, pero más aún si se puede construir una opción ganadora sin el peronismo y revertir así el viejo estigma de que a este país sólo lo puede gobernar el peronismo.