Angustia de no saber

La Doctora desconoce detalles de los papeles que El Furia le hizo firmar.

escribe Bernardo Maldonado-Kohen
sobre informe de Consultora Oximoron,

Introducción
Poderes

El Ejecutivo está seriamente lacerado.
El cristinismo se sostiene con la prepotencia mayoritaria del Poder Legislativo.
La gran batalla política hoy se libra en el ámbito del Poder Judicial.

Pero La Doctora dista de temerle a la justicia local.
Preocupan los jueces de afuera.
La angustia de no saber qué más hay.
Existe el Efecto Pinochet.
Una suerte que el juez Garzón hoy sea “propia tropa”.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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Con La Doctora físicamente vulnerable, debe constatarse que el Poder Ejecutivo está averiado.
Con el vicepresidente Amado Boudou, El Descuidista, que yace suspendido en el espacio. Pintado, de manera rupestre, en su despacho. Estampado políticamente junto con sus ambiciones, contra la pared.
El Clavel Inerte (cliquear) llegó al alucinante extremo de ser sustituido, en los actos oficiales, por Milton Capitanich, El Premier, hoy apenas El Locutor.
Fue en el triste festejo por el Día de la Soberanía Nacional. Con el fondo emocional del río y ya sin las escenografías majestuosas de Grossman.

Con sólo dos ministros fuertes. Kicillof, El Gótico, que adquiere la experiencia cara gracias a la gestión. Como si el ministerio fuera una pasantía. Un stage.
Y con Randazzo, El Loco de la Florería, que trafica una autonomía ilusoria mientras trata de obstaculizarlo a Scioli. El resto aplaude. Cobra, espera. Pero aplaude.
En realidad, el país es manejado por el criterio de Máximo, En El Nombre del Hijo, que tiene el imperativo familiar de ponerse sensato. Por el sentido común de De Pedro, El Wado, más astuto de lo que aparenta. Y por el verso altivo de Kicillof.
Por su parte Zannini, El Cenador, simula influencias y cena. Víctima, también, del pozo generacional. Mientras lo tratan de maestro, lo pasan por encima. Le estimulan el berretín de creerse un estratega.
Para lo que hay que hacer, por la modestia del contexto, les alcanza. Es lo peor.

Sin embargo el cristinismo está sostenido, hoy, por El Poder Legislativo. Con la persuasión mayoritaria, sobre todo en Diputados.
En defensa propia, el bloque se encuentra en condiciones de sacar adelante cualquier verdura. Sin preocuparse en absoluto del juicio de la historia. Sólo a Pacho O’Donnell, que está afuera, le interesa maniobrar un poco con la historia. Para entenderla habrá que indagar en el periodismo, no sólo el artesanal.
El Legislativo entonces emerge como el pilar. Al amparo de la imagen favorable que conserva, aún, La Doctora, y que se consolida con el relato de su enfermedad.
Ante las dificultades estructurales de una oposición destartalada, que actúa como complemento y le permite, al cristinismo, estimular la empecinada utopía de quedarse.
Detrás del indeseable mascarón de proa de Daniel Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol. Con la ideología del vitalismo, especialmente útil también para menoscabar la magnitud de las catástrofes con las que conviven.

Para Oximoron, la gran batalla política se libra en la justicia. En el Poder Judicial, mientras se aguarda la peste de transparencia, es donde el cristinismo se juega verdaderamente la vida. Sobre todo la libertad.
A través de los incendiarios exponentes de Justicia Legítima, congregación que orienta la señora Alejandra Gils Carbó, La Encubridora. Allí se inspiran en el lema “no pasarán”.

Los escépticos que abundan confirman que aquí no hay epidemia de transparencia que valga.
Que esto no es Brasil, y mucho menos es España.
Aquí, aquel que intente meterse con la pasión recaudatoria de nuestros ídolos, es apenas un vulgar conspirador. Instrumento de la “prensa concentrada”.

Gils Carbó actúa en perfecta sintonía con los lineamientos que suele bajar Julián Álvarez, El Soberbio de Lanús. Junto al multifacético, El Wado.
El Consejo de la Magistratura hoy lo preside Gabriela Vázquez, una jurista intachable que defiende al cristinismo con la misma convicción que defendía al menemismo. Puede certificarlo el doctor César Arias.
Hoy es un organismo -el Consejo de la Magistratura- que se transforma en el fuerte principal de resistencia judicial del Frente para la Victoria. Y que obtiene, en pleno descalabro, hasta el manejo total de la Caja. Desde donde podrán domesticar a la Suprema Corte, y sobre todo acotar las proyecciones de Lorenzetti.
De todos modos, no pueden evitar que la propia dinámica de la justicia funcione sola. Y que le brinde severos disgustos al cristinismo, aunque aún ni se imagina en retirada. Al contrario, alucina con la idea de permanecer.

Ciudad Kohinoor

Es perjudicial, para el stress de La Doctora, que la justicia se entrometa en los desastres seriales que heredó de Néstor, El Furia extinto, que se creía, según nuestras fuentes, inmortal.
Por ejemplo que la justicia se introduzca entre las catastróficas ingenuidades contables de los hoteles de El Calafate.
Es la Ciudad Kohinoor, tan serena como bella y espumosa. Donde los lugareños, siempre cargados de información, suelen invitar, a los visitantes calificados, al fastuoso recorrido del Corrup Tour.
Es el paseo del lavado ilustrativo, que se muestra al forastero como si se tratara de otra maravilla natural. Como el Lago Argentino, o Los Glaciares de más allá.
Serenella Cottani, que fuera una destacada columnista del Portal, supo participar del Corrup Tour acelerado. Le tomó 45 minutos (hay Corrup Tours de tres horas). Lo registró en Palos Blancos (cliquear).

“Desfilan los hoteles desérticos de cinco estrellas. Casi no tienen un turista pero figuran contablemente colmados”.

Stress. Cuestión de Estado

La Doctora debe evitar las recaídas. Como la que padeció en esta misma semana, según nuestras fuentes, el martes pasado, por la noche. Por suerte no trascendió.
Antes los funcionarios, para persistir, se colgaban del Vestidito Negro (cliquear). Ahora se encuentran dependientes de la magnitud del stress. Una cuestión de Estado.
La permanente sensación de angustia, en su caso, representa un obstáculo. Sobre todo cuando la angustia está tan fundamentada. Con bases sólidas. No existe medicamento eficaz que la regule.

Es la angustia de no saber. O por no saber.
La Doctora se atormenta por no saber qué más hay. Qué falta aparecer aún.
Significa no conocer con exactitud el grado de riesgo de los papeles que El Furia le hizo firmar. Cuando se dejaba conducir, y simpático le decía: “Firmá acá”.
De ningún modo La Doctora le teme a la justicia local. Mal que mal, con los jueces locales todo siempre puede arreglarse. El problema lo tiene afuera.
¿Quién puede llegar a un juez de Zurich o de Lyon? A la multiplicación de los Griesa.

Efecto Pinochet y Plan Garzón

La Doctora consultó, acerca de sus temores, con un prestigioso abogado que resultó sustancial, en el principio, para la épica del proyecto. Fue protagonista indirecto de un episodio tristemente involuntario. Lo escracharon mal, pero prefirió apartarse. Y recurrir a la sabiduría prudente del silencio.
A la pobre le saltan sociedades que no recuerda. Sociedades de las que no tiene la menor idea. Pero no se encuentra en condiciones de negar rotundamente que sean verdaderas.
Puede aparecer como socia de Lázaro, El Resucitado, en varias empresas de las que está -literalmente- en babia.
Por lo que trasciende, La Doctora se angustia por el Efecto Pinochet. Aunque esté en las antípodas de su ideología.
A Pinochet nadie iba a salpicarlo ni con una gota de vino tinto chileno, pero mientras estuviera en Chile. Bastó que el anciano viajara a Londres para que el juez Baltazar Garzón lo hiciera encerrar.
En el éxtasis del desconocimiento, y por la proliferación de empresas truchas que saltan con virulencia desde el norte, nadie puede asegurarle a La Doctora que, en cuanto deje de ser presidenta, y se digne a salir del país, algún juez no la detenga. Sin avisarle. En “inaudita parte”, digamos, en uso de la concepción técnica.

La idea de contratar al juez Garzón, maltratado en España, emerge como un arrebato de genialidad. Un sublime acto de estadista visionaria.
“Si le pasa algo afuera, ella quiere ser defendida por Garzón”, confirma la Garganta.
Contratarlo entonces al ex juez Garzón es como pagar un Plan Médico Preventivo. Como los que propone Médicus, Osde, por qué no Swiss Medical.

 

Líder de culto y fenómeno delictivo

Cuatro años de la muerte (irresponsable) de Néstor Carlos Kirchner, El Furia.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella

“puto y ladrón/
lo queremos a Perón”
(consigna anónima)

Líder de culto y fenómeno delictivo

“Un fuera de serie. Hacía política hasta cuando dormía. Pero le gustaba mucho la guita. Demasiado”, sintetiza la Garganta.

La “guita”, en principio, era sustancial para “hacer política”. Después, con el poder acumulado, la “guita” pasaría a convertirse en el gran obstáculo. No había manera de gastarla. Se desconocía, incluso, dónde ocultarla.
A cuatro años de la muerte (irresponsable) de Néstor Kirchner, El Furia, correspondería celebrar al militante apasionado. A quien no “dejó las convicciones en la puerta de la Casa Rosada”.
Aquí, precisamente, reside la clave del dramatismo que atormenta a La Doctora, la heredera. Que en mayo de 2003 El Furia ingresaba en la Casa de Gobierno con sus “convicciones” reconocidas. Dispuesto a aplicar su metodología de interpretación del poder, inspirada en la“pasión recaudatoria”.
Es el origen de los “desastres seriales” por los que La Doctora debe responder hoy. En momentos de alta sensibilidad, cuando el temor de los adversarios se diluye. Y se animan a impugnarla hasta los empresarios.

El Furia supo construir admirablemente el poder mientras, en simultáneo, consolidaba el Sistema Recaudatorio de Acumulación.
Mecanismo que el portal exploró desde sus comienzos, con el propósito exclusivo de entenderlos. Se remite a los textos iniciales que componen “La Marroquinería Política”, o “El Descascaramiento”. Editados mientras El Furia vivía. Cuando “podía defenderse”.

Construcción y evaporación

Líder de culto y fenómeno delictivo

En nuestros seminarios privados, suele rescatarse la epopeya del fenómeno kirchnerista. Sobre todo entre mayo de 2003 (cuando El Furia accede al gobierno e inventa Austral Construcciones con Lázaro, El Resucitado) y octubre de 2005. Cuando le perfora la provincia (inviable) de Buenos Aires a Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas). Y conquista la hegemonía total.

Junto a Hugo Chávez, El Furia se dio el horrible gusto diplomático de humillar a George Bush, El Junior, en Mar del Plata. Fortalecidos, ambos extintos, por la prepotencia respectiva del petróleo y de la soja.
Para no ser menos, La Doctora se animó también a maltratar a Obama, El Keniano, en el pleno reciente del Consejo de Seguridad. Con argumentos políticos que no ocultaban el desborde del resentimiento. Por no haber evitado la expresión de la justicia de Estados Unidos. Por no haberla salvado -El Keniano- de la dilatada siesta de la mala praxis, que depositó a la Argentina en el descenso del default y sus derivaciones previsibles. El maldito discovery, que habilita a los sabuesos irascibles de Paul Singer, El Buitrero, para husmear entre cuentas inquietantes.
“Partes sustanciales de un todo complejo, más amplio”. Restos de recaudaciones producidas mientras El Furia, en simultáneo, construía la propia mítica que lo completa. Sopapeaba a Bush, “maltrataba corporaciones culposas”, abusaba de la centralidad desde el conflicto, obligaba olímpicamente al heroico general Bendini a subirse al banquito y retirar los retratos impresentables.

Líder de culto y fenómeno delictivoDurante sus mandatos, La Doctora no pudo disfrutar de la complacencia de la gran prensa que supo festejar a su marido. Aunque mantuviera, a su lado, en el arranque, a Alberto Fernández, El Poeta Impopular. La pobre enfrentó severas derrotas, se enroló en causas perdidas, pero registró sus propias recuperaciones. Hasta debió improvisarse para el rol de La Jefa.
En los citados seminarios, así como se trata la epopeya de la hegemonía, desfila también la transformación del poder que se evapora. Sin darle siquiera importancia al clavel inerte de Boudou, El Descuidista, reconocido como el primer gran error de la estadista viuda.
Debe estudiarse la instancia que se extiende desde abril de 2012 hasta octubre de 2013. O sea, desde que en el estadio de Vélez se lanza el movimiento de buscapinas “Unidos y Organizados”. Cuando La Doctora decide la tontería abrupta de “ir por todo”. Junto a los incondicionales incentivados a fuerza de presupuesto de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Hasta que Sergio Massa, el titular de la Franja de Massa, le perfora, a su vez, Buenos Aires, la provincia inviable.

Líder de culto y fenómeno delictivoEn cuatro años, La Doctora supo mantener, como pudo, los trapos. Pero no supo sustituir el trípode de poder con que gobernó, como dueño, su marido. Junto a Hugo Moyano, El Charol, y Héctor Magnetto, El Beto. Suponer que con el sindicalismo adicto de Yasky y Caló, y con los buscapinas de Unidos y Organizados, podía suplir los servicios que le brindaba Moyano, es tan absurdo como suponer que con las publicaciones satelitales de Szpolski y Gvirtz, y con las escenografías de Grossman, podía suplirse el extinguido favoritismo que le dispensaba Magnetto. Y menos aún con Magnetto -o sea Clarín- en contra.
Es el medio como enemigo. Resignado, dispuesto a informar para no morir.
Así sea tardía, que sea bienvenida la información.

“Con Néstor era distinto”

Aparte de una fortuna tan indescifrable como oscura, El Furia le dejó a La Doctora un gobierno con destino clavado de naufragio. Pero cabe consignar que ella aprendió a encarrilarlo. Contó con la inestimable docilidad del peronismo en estado vegetal, que se adaptó a la ficción del rol de conductora. De Jefa.
Entonces La Doctora se lanzó a jugar al solitario con la política. Nadie puede culparla que continúe, aún hoy, con el juego en soledad. Confronta con la tendencia hacia la destrucción, contra la indignación de los sectores gravitantes de la sociedad que no encuentra -por suerte- quien los represente.

Líder de culto y fenómeno delictivoCon la iniciativa acaparada, La Doctora se dedica a envolver a los opositores envueltos con las construcciones épicas que sirven para simular el gran fracaso. Mientras se entrega a la seducción generacional de los jóvenes brillantes, que colaboran -junto al peronismo vegetal- para introducir el país en la ciénaga. Sin que se note, en exceso, las marcas del fango. Pero se ampara el negacionismo que indica que no existe el fango, como tampoco existe el default, ni el desacato, ni el estancamiento de la inflación.

Líder de culto y fenómeno delictivoPor si no bastara, La Doctora sabe que a sus espaldas prospera, entre los canallas que se colgaban del vestidito negro y dicen defenderla, otra interpretación.
“Con Néstor era distinto. Con Néstor esto no pasaba”.
Aunque aquella pasión recaudatoria de El Furia signe las verdaderas pesadillas actuales del gobierno. Por aquella ilustrativa franqueza que lo inducía a abrazar las cajas fuertes que ansiaba llenar.
Cuatro años después, La Doctora trata audazmente de reconstruir a El Furia como el máximo líder popular. Una versión desgarbada de San Martín contemporáneo, un objeto de culto para venerar. Mientras en simultáneo, la gran prensa sobrecargada de información, prefiere presentarlo, por derivaciones de la pasión recaudatoria, como un fenómeno delictivo.
El Furia sostiene, acaso, la compleja combinación de ambas interpretaciones antagónicas.
No deja de ser -la suya- una proeza.

Oberdán Rocamora

Por la pasión recaudatoria

El pasado sistema de acumulación signa la política y la geopolítica.

sobre informe de Consultora Oximoron
Redacción final de Carolina Mantegari

Introducción
Dinámica de “Intratables”

“Los triunfadores que aquí quieran decir Ni Vencedores ni Vencidos están fritos”, confirma la Garganta.
Acecha el riesgo de la venganza.
En cuanto el cristinismo cese, los vengadores no se detendrán hasta “exponer los zapatos y las carteras de la Presidenta”.
(Los vengadores ya ni siquiera soportan su voz).
Trátase de un excelente estímulo para luchar. Resistir y permanecer. En defensa propia. Deben mantenerse las cuotas de poder que aseguren la tranquila capacidad ambulatoria.

Para Oximoron, el peor de los productos del cristinismo es el anticristinismo ciego. El que se opone sin la menor contemplación.
Es tan peligroso y equivocado como el cristinismo negacionista. El que no asimila la mínima crítica. Y contraataca con descalificaciones globales. Mientras avanza entre los papelones, con el escudo protector de la soberbia.
Ambas radicalizaciones -para Oximoron- se retroalimentan. Hasta alejarse del tratamiento racional.
Signan las claves patológicas del país que presenta el diálogo imposibilitado y ausente.

Ocurre que se impuso la dinámica televisiva de “Intratables”.
Exitosa invención de la creativa productora Liliana Parodi. Impone, en América tv, la ficción del debate. Un intercambio oral que se funde -y confunde- con la mera confrontación.
Tratar un tema nunca implica debatirlo.
La ficción culmina habitualmente entre los griteríos que Santiago del Moro trata de atenuar. No se entiende nada pero se refleja, con rigurosa claridad, el desconcierto del momento político que transcurre. Y se soporta.
Nadie emerge como vencedor en el país de los Intratables. Pero se logra el objetivo de neutralizar al que juega, en el show, el rol del adversario.
El esquema “Intratables” fue adoptado, acaso a su pesar, por el sobrio conductor Gustavo Sylvestre. El que también se jacta -como Del Moro- de “dar lugar a todas las voces”. A través de una metodología que Luis Majul también trafica, desde hace más de un lustro.
Tal vez Oximoron deba encarar, al respecto, un informe especial. Prometido.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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1.- Las partes del todo

“Tienen todo”, confirma otra Garganta. ¿Quiénes tienen todo?
Robert Cohen, un “boga”. Y sobre todo Jay Newman.
Es Jay otro “boga”, pilar decisivo de Paul Singer, El Buitrero Mayor del Fondo NML.
Cabe consignar, en principio, que a don Singer lo único que le interesa, de la Argentina, es cobrar. No lo moviliza la menor fascinación imperialista. Ningún atisbo de índole moral.
Néstor Kirchner, El (extinto) Furia, era el único que podía haberse entendido bien con Singer. Conocedor del mismo lenguaje práctico. Lástima.

Trasciende que Los Buitreros se jactan de conocer, con los detalles más inquietantes, las partes sustanciales que de ningún modo conforman el todo.
Porque el Todo es, según nuestras fuentes, mucho más amplio. Diversificado, extendido, complejo.
Pero con las partes del todo que tienen los Buitreros es suficiente para apretar. Como si el gobierno argentino fuera apenas una naranja.
Claro que extorsionan, por supuesto. ¡Vaya novedad! Pero extorsionan a quienes están seguros de encontrar en falta. Con las colas sucias.

2.- Cuentapropismo y centralidad

Con El Furia no existía el cuentapropismo. Después de todo era un atributo que hoy debiera valorarse.
El sistema de acumulación lubricaba con armónica brutalidad. Nadie podía comerse una aceituna que no le correspondiera, sin su consentimiento.
La pasión recaudatoria existía, pero estaba centralizada. El comercio era mayorista. No para cualquiera. En el desorden de la retirada es bastante más fácil.

Es precisamente la consecuencia de aquella pasión, insaciablemente inagotable, la que signa la desdichada actualidad política.
Ya no sólo en el ámbito nacional, donde los antiguos excesos se mantienen relativamente controlados. A resguardo, merced a la mayoría parlamentaria. Y a la instrumentación de los jueces adictos, que padecen, según nuestras fuentes, síntomas prematuros de culposidad. Por las operaciones perceptibles, por lo que trasciende, entre los alrededores de las familias. Se trabaja sobre los hijos, los amigos, el circuito social.
“¿Hasta cuándo vas a jugar tu prestigio por quienes se la llevaron?”. “Pensá en los que deben cargar con tu apellido”.

La pasada pasión recaudatoria signa, también, el desplazamiento en el plano internacional. El precipitado giro hacia la esfera de Rusia y China, que se acentúa a través de los conocimientos medulares que brotan, desesperadamente, desde Estados Unidos.

3.- Muñeca Brava

El antimperialismo bipolar coincide con la honda necesidad de combatir las tormentas que admite el “discovery”.
Es, en definitiva, otra consecuencia de la larga siesta de la mala praxis.
Por la incompetencia indolente y descuidada de Carlos Zannini, El Cenador, estratega imaginario. Y por el amateurismo, en materia de gestión, que suele caracterizar a la banda copadora de Axel Kicillof, El Gótico.
El Volteador de Muñecos pero sólo después de haber volteado intelectualmente a La Doctora. La muñeca brava.

La carencia de profesionalismo, para los seguimientos temáticos, de los improvisados, condujo a la Argentina hacia el descenso del default (que el “negacionismo” niega). Y hacia la atrocidad del desacato (que se minimiza).
Causas de la ansiedad con que Argentina se dirige hacia la sabiduría milenaria de China. O hacia a la tradicional intolerancia de Rusia.
La habilitación del discovery es infinitamente más perjudicial que el sobreactuado efecto de aquella nostálgica Cláusula Rufo.
Es por el atributo del discovery que Los Buitreros indagan, con espantosa facilidad, entre las cuentas abundantes de las empresas truchas que se descubren.

4.- Los caminos de Lázaro

Son las ramificaciones dispares del máximo colaboracionista de la pasión recaudatoria estudiada. Lázaro, El Resucitado.
Decir Lázaro significa aludir a El Furia. Por cuestiones sucesorias, significa también aludir a La Doctora. La Muñeca Brava que se encierra sola en la trampera del “dilema sustancial”. El que Francisco, San Borocotó, no puede confortar. Ni resolver. Apenas puede contenerla.
En el primer tramo, con admirable destreza, La Doctora supo manejar la herencia política del extinto. Pero nunca logró acertar en el manejo de la herencia económica. De ninguna manera atañe a los lineamientos encarados por los instrumentales ministros de Economía. Responsables, en gran parte, de la siesta dilatada.
Aquí se alude a la herencia acumulada por la pasión recaudatoria. A las multiplicadas ceremonias monótonas, casi mecánicas, de años de amontonamiento espiritual.
Deriva en una cuestión estructural de Estado. Que arrastra a La Doctora y -sobre todo- a “los chicos”. A quienes se les dio mucho más poder que protección. Con dedos pegoteados de membrillo, que Los Buitreros se disponen a utilizar cada tanto.
La patología hoy marca la estrategia geopolítica del país. Y sobre todo el diseño de la estrategia judicial, instrumentada a través de los jueces sólo temporariamente adictos. Los que tal vez no se comprometan, en el fondo, según nuestras fuentes, en ofrendar sus carreras por los excesos de la recaudación idílica. Gestada en años de metodológica impunidad, y cuando ni siquiera acechaba el furor amenazante de los vengadores.

La selectiva lógica del poder cristinista

sobre informe de Consultora Oximoron
Redacción final de Carolina Mantegari

Introducción
Penúltima recuperación

En “Pelota a Paleta”, se alude al juego de La Doctora contra el frontón (que es la realidad).
Para Consultora Oximoron, La Doctora juega políticamente sola. Sin contrarios a la vista.
Confronta con la tendencia hacia la autodestrucción (de la que suele recuperarse). Y confronta con la indignación permanente de la sociedad que oposita. Es un sentimiento racional, democráticamente vacante, que no canaliza ningún exponente de la oposición.
La sociedad que oposita no encuentra el opositor que la represente.
Entre 1930 y 1976, el hartazgo equivalente pudo haber sido aprovechado por algún General.
Ante la complacencia de la sociedad, Uriburu, Onganía o Videla tomaron el poder. Para generar -de facto- los respectivos fracasos cíclicos. Posteriormente condenados por la misma sociedad (siempre inocente).
La capacidad de recuperación, que sucede a las declinaciones, es un atributo principal del cristinismo.
Son caídas que admitieron la falsa evaluación del “boleto picado”. La certeza de toparse ante la crisis final, de la que -invariablemente- el cristinismo resurgía. Caídas que fueron tan innumerables como las recuperaciones.
Tal vez se asiste, en la actualidad, a la última recuperación. Pero por prudencia corresponde escribir la “penúltima”.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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Los ejemplos de Héctor Magnetto, El Beto, de Jorge Bergoglio, San Borocotó, y del general César Milani, El Seductor de Sexagenarias, sirven para interpretar la lógica selectiva del poder cristinista.
En Guerra de Convalecientes se reflejaron aquí los tensos tramos del litigio recíprocamente devastador entre Kirchner-Cristina y Magnetto-Clarín.
Un divorcio contencioso que se arrastra hasta el cierre del informe. Entre 2003 y 2007 fue una relación pasional de conveniencia mutua.
Se mantuvo inalterable el apasionamiento similar de la pelea. Agravada por el epílogo de la llamada “crisis del campo”. Cuando perdieron Los Kirchner. Hasta quedar, en el declive, casi debajo de la lona.
Pero la respuesta de El Furia fue letal. Recurrió a la lealtad cautiva del parlamento para impulsar la Ley de Medios. Instrumento que en 2009 nació viejo, especialmente obsoleto y sobre todo vano.

De todos modos, cinco años después, La Ley de Medios sirve para que La Doctora no se dé por vencida y lo vuelva a acosar, a través de Sabbatella, El Psicobolche II, al enemigo heredado.
Al contrario de El Furia, La Doctora nunca pudo disfrutar de los beneficios de la complacencia informativa de Clarín. De la armonía registrada en los tiempos de la amistad con Magnetto.
Acontecía que El Beto, para El Furia, estaba adentro. Y de los aliados sólo esperaba incondicionalidad absoluta. Sin las menores sutilezas que presenta el fenómeno de la comunicación.
“O están conmigo o no”, era la consigna.
Al tomar distancia crítica, por cuestiones profesionales o comerciales, Magnetto se transformaba en el enemigo total.
Para el kirchner-cristinismo la construcción del enemigo siempre fue básica, casi esencial. Meros leños para la hoguera de la causa épica. Y de ningún modo era porque aplicaran las teorías esotéricas de Laclau, al contrario. Los buscapinas que teorizaban era para explicar la acción, siempre previa.
Sea contra el jugoso neoliberalismo de los 90, la papelera de los uruguayos, la inagotable prensa concentrada de Clarín. O los buitres de Griesa.

Reciedumbre del olvido

En menor medida, cualquier desdichado que haya estado adentro, y se haya distanciado, padece su irremediable condena. Se hace acreedor a la reciedumbre del olvido. Y si sobrevive y eleva la cabeza, el sujeto tiene un destino asegurado de desprecio. Objeto marcado de aniquilación.
Magnetto, Francisco y MilaniSea Alberto Fernández, El Poeta Impopular, arrastrado en la tormenta anti-Clarín.
O sea Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia. Es el peor. El que osó vencer imperdonablemente a La Doctora. Hoy es el declarado máximo enemigo del cristinismo. Para colmo es un objeto de desconfianza, aparte, por Magnetto. Por estar Massa condecorado con la amistad de la dupla Vila-Manzano. Y sobre todo por Alberto Pierri, El Muñeco de Echenagucía.
Y por si no bastara Massa se encuentra mantenido a la distancia también por el venerable Francisco. El Papa que se derrite de tanto amor que desparrama ante el universo, aunque mantiene inalterable el rencor por mezquindades terrenales.
Sea también, acaso, Juan Carlos Fábrega, El Sensato Marginal, que inteligentemente opta por alejarse. Para aspirar a los atributos del olvido. Como si estuviera en falta imaginaria por algo.
En su lógica del poder, el cristinismo nunca redime al que estuvo adentro y prefiere tomar distancia. Menos puede permitir que, aquel que se vaya, parta con algún atisbo de prestigio. Como Fábrega.
O los humille con un triunfo ofensivo. Como Massa.

La captación del enemigo

En cambio Jorge Bergoglio, El Cardenal, nunca fue amigo. Ni tampoco estuvo adentro. Como estuvieron Magnetto o Massa.
El Cardenal se diplomó de enemigo cuando desmoronó la estrategia de permanencia que Kirchner había diseñado. Fue en 2006, cuando autorizó al Obispo Piña a confrontar con Carlos Rovira, en aquel plebiscito de Misiones. Y El Cardenal le ganó, justamente cuando El Furia tenía el país rendido. Arrodillado ante su bragueta.
En adelante Bergoglio pasó a ser diabolizado como el enemigo principal. Con fundamentos. Porque detrás del planteo de reelección de Rovira se ocultaba el proyecto de santacrucificación total. La reelección indefinida, como en Santa Cruz. Proyecto pulverizado con la imagen del San Miguel Arcángel.
La respuesta no se hizo esperar: El Furia decidió humillarlo a Bergoglio a través del parlamento cautivo. Pegó donde más le dolía. Lo castigó con La Ley de Matrimonio Igualitario. Pero le otorgó a la década la pátina progresista que brindaba, hacia el mundo, la máxima imagen de la tolerancia.
Para Oximoron, el manejo absoluto del parlamento resulta indispensable para aplicar el rigor del cristinismo explícito. Para valorar la admirable capacidad para la readaptación.
Teoría que se comprueba cuando el enemigo, el Cardenal, es designado Papa. Para convertirse en el Francisco emotivo y racional, distribuidor de la esperanza.
Es cuando La Doctora se somete al poder de Francisco. La supera. Espiritualmente la da vuelta. La doblega pero la contiene.
Entonces La Doctora se somete ante el que fue enemigo, pero para captarlo. Y hacerlo amigo. Lo grave es que lo capta.
Hoy La Doctora y San Borocotó se llevan como Hansel y Gretel. Pasean de la mano por el prado del anti-capitalismo, y cautivan juntos a Vladimir Putin, para quien el manejo del poder es natural como el té de la mañana. Putin es un zar de Rusia como lo fue Stalin, pero sostenido por el PC superador de la Iglesia Ortodoxa, que legitima la persecución medieval hacia los homosexuales rusos, de La Siberia o de San Petersburgo. Lo cual no impide que Putin y La Doctora mantengan el diálogo más enternecedor, y justamente en materia de comunicación. Es la conmovedora alianza entre quien persigue a los gays, como si fueran delincuentes, y quien se jacta de tener el Matrimonio Igualitario para todos y todas.

Final con Brinzoni y Milani

El general Brinzoni, ex jefe del Estado Mayor del Ejército, no entendió la lógica del poder que estaba por instalarse en 2003.
Antes de asumir la presidencia, y por teléfono, El Furia le preguntó:
“General, ¿usted está conmigo o no?”.
“El Ejército no hace política”, le respondió Brinzoni.
“Lo sé, pero lo que quiero saber si usted está conmigo o no”.
Brinzoni no captó la dinámica del lenguaje que después percibió perfectamente el general Milani.
Situado en el balcón de la historia, Milani no vaciló en asegurarle a La Doctora que el Ejército estaba identificado con el modelo de inclusión.
Un modelo progresista bastante extraño que merece un informe especial de Oximoron. Es defendido por la inteligencia carísima y sofisticada del Ejército. Y que cuenta, para colmo, con el apoyo sustancial del máximo nivel del purpurado.

El General y el Cardenal

escribe Carolina Mantegari
Editora del AsísCultural

“…la experiencia de nuestra época demuestra que los príncipes que han hecho grandes cosas no se han esforzado en cumplir su palabra…” Denis Jeambar e Yves Roucaute, de “Elogio de la traición”

Para el universo sorprendido es Francisco, El Papa providencial. Es el austero predicador de la paz, gestor del reencuentro indispensable de las grandes religiones monoteístas. El estadista que envía lazos generosamente históricos hacia China, a través de Ricardo Romano, el pensador que -acaso- mejor lo interpreta.
Para la sorprendida Argentina, país de cultura peronista, instalado en el “fin del mundo”, Francisco adquiere la magnitud de Juan Domingo Perón. Más aún, lo supera.
Así como Perón, en 1973, dejó colgados del pincel a los abnegados jóvenes de la Tendencia que arriesgaron la vida por la causa del regreso, Francisco, en 2014, deja colgados del pincel a los fervorosos antikirchneristas que lo sostuvieron durante la otra resistencia.

Pero aclaremos: ni Perón traicionó a los montoneros (que lo utilizaron de canal), ni Francisco traiciona hoy a los críticos implacables del kirchnerismo (que desanimados creen que Francisco les pertenecía).
Son contingencias lógicas de la política clásica. Ya tratadas con lucidez en “Elogio de la traición”, texto medular de dos -cuando no- ensayistas franceses. Denis Jeambar e Ives Roucaute.
Sin embargo no hace falta ningún rigor académico para abordar los atributos de la traición en la historia del peronismo, entendido como sinónimo de sistema político.
El Exégeta justifica y legitima:
“Perón era un grande, y en su ocaso le interesó unir a la Argentina. Pero no pudo lograrlo. Le faltó tiempo. Como estadista tomó la acertada decisión de despojarse de quienes pretendían acelerar una revolución que no sentía. Aunque quebrara dolorosamente las ilusiones de muchos militantes que lo acompañaron, con el supuesto falso de creer que Perón volvía para construir el socialismo”.

“Del liderazgo de El General se pasó al liderazgo de El Cardenal”.

La sentencia se publicó en el portal, en 2006. Cuando Jorge Bergoglio, El Cardenal -el futuro Francisco- derrumbó con firmeza espiritual el proyecto de permanencia de Néstor Kirchner, El Furia. En Misiones. Cuando El Cardenal autorizó, al extinto Obispo Piña, a ampararse en San Miguel Arcángel y luchar contra el mal, que en aquella instancia consistía en oponerse en el plebiscito destinado a permitir la continuidad de Carlos Rovira, el discípulo de Ramón Puerta.
Detrás del pretexto Rovira, El Cardenal había advertido que se encontraba la ambiciosa maniobra de El Furia. Para “santacrucificar” la Argentina entera.
Por entonces El Furia mantenía la hegemonía del país en el bolsillo. Sin decirlo, aspiraba a la reelección permanente. Nadie se la podía negar, el empresariado ganaba dinero y estaba a sus pies, mientras la oposición se derruía ante la impotencia generalizada.
Al voltear El Cardenal el ensayo Rovira, nace la candidatura presidencial de La Doctora.
En adelante, El Cardenal pasó a ser el enemigo fundamental de El Furia. O sea del kirchnerismo que se encontraba en pleno esplendor.
Para evitar la voz de El Cardenal, los reclamos tácitos de su presencia inmaculada, La Doctora y El Furia optaron por los senderos del grotesco. Hasta trasladar los festejos del 25 de mayo hacia dispares provincias. Para no escucharlo. Aunque los fastos del 25 aludían al acontecimiento municipal. De Buenos Aires.

Así como El General, en la mítica resistencia, contó con el apoyo de las “formaciones especiales”, que tenían su propia agenda y le facilitaban la utopía del regreso, El Cardenal, en la resistencia del olvido, encontró el apoyo interesado de los peronistas disidentes sueltos. A quienes se les sumaba el gorilismo de ocasión. A los efectos relativamente republicanos de soportar los desbordes ninguneadores del matrimonio poderoso que se disponía a permanecer, en un democrático “cuatro por cuatro”. Cuatro para La Doctora y próximos cuatro para El Furia, al que también le iba a faltar el tiempo. Como al General.
Para colmo, con loas, astucias y mangos, La Doctora y El Furia supieron captaron el apoyo generacional de los sobrevivientes. Los que se sintieron desechados (por El General) en los 70. Los incorporaron, junto a sus descendencias, y con los descendientes de las víctimas, al redituable “relato” de los dos mil.
Por su parte, los peronistas disidentes, desparramados pero con capacidad de daño, se las ingeniaron para tajear la impostura de la frágil argumentación Kirchner-cristinista, que traficaba las desgracias selectivas, utilitarias, con los muertos puntuales que les convenía. Hasta que los disidentes los provocaron con cierta habilidad, con la celebración de José Rucci, otro muerto, pero que al kirchnerismo le convenía olvidar. Dirigente sindical asesinado -pero nunca reconocido- por los Montoneros caricaturales que volvían a tallar.
La misa que se celebró por la memoria de Rucci, en 2007, transcurrió en la Catedral de Buenos Aires. La casa de El Cardenal.

Plano doméstico

Pasada la conmoción, en el plano doméstico, la transformación de El Cardenal en el Papa Francisco, en 2013, pudo ser equiparable al regreso de El General, en 1973.
Dos Jefes del peronismo. Pronto, con algún desenfado, el portal calificó al Vaticano como la nueva Puerta de Hierro (por el nombre de la residencia de El General, en Madrid).
La comparación hoy ya es un lugar común. Se la utiliza para aludir a una instancia superior.
Ya con El Furia extinto, La Doctora debió tragarse la píldora amarga de la nominación del enemigo como Papa. Golpe intenso que se recibió como un “cross a la mandíbula”, como solía afirmar un inspirado novelista. Mientras ensayaba un monólogo en la colorida kermesse de Tecnópolis.
El desconcierto tormentoso sólo se aplacó, según nuestras fuentes, cuando Eduardo Valdés -próximamente El Nuncio Móvil- logró persuadirla, con un recurso típico de peronismo explícito, acerca de la necesidad política de iniciar una nueva relación con el enemigo. Que era, ahora, el Papa. Y podía llevársela puesta como un echarpe.
Pero lo que menos iba a querer el Papa era pelearse de entrada con la Presidente del país de origen. Como mensaje de garantía, El Nuncio Móvil le propuso a La Doctora que incluyera en su comitiva, para la consagración, a una queridísima amiga del Papa. Una de las tres grandes amigas que tiene. De la magnitud, por ejemplo, de la audaz periodista que había sido ardiente y bella, hoy una dama bien casada. O de la dulce abogada, conductora del influyente “adrianismo”, viuda de un entrañable sindicalista. Y otra eficaz abogada, muy amiga del próximo Nuncio Móvil, que se había jugado por El Cardenal cuando lo atacaba frontalmente el periodista más destructivo. Don Horacio ya le había dedicado un par de libros y demasiadas columnas de domingo. Lo estampaba con la peor imagen. Como un cura colaboracionista. Un exceso.

La contención

Entonces, desde que La Doctora le llevó aquel desubicado mate de regalo, se inició una admirable relación con Francisco. El Nuncio Móvil había acertado.
Francisco comenzó la faena de contener a La Doctora, quien disminuida solía ponerse nerviosa ante la imponencia de Su Santidad. La pobre muchacha sexagenaria de Tolosa no sabía cómo comportarse. Se veía torpe. Dependía, en adelante, del enemigo dispuesto a olvidar. Se la hacía fácil.
Los anticristinistas suelen ser, en general, bastante más irascibles e insoportables que los propios cristinistas. Al principio entendían, de mala gana, que el Papa debía mantener una relación amable con la máxima autoridad del gobierno de su país.
Sin embargo pasaban los meses, transcurrían los escarpines de Brasil, los almuerzos de contención en Santa Marta se repetían, se multiplicaban los diálogos telefónicos, y la relación Doctora-Francisco evolucionaba favorablemente. Parecía que hasta acordaban en cuestiones estratégicas. Francisco se transformaba en su pilar sustancial.
“Cuiden a Cristina”, les decía Francisco a los peronistas desopilantes que iban a visitarlo, a los empresarios que iban a sacarse una foto, así fuera en la tanda colectiva de los miércoles. Se volvían con el mismo consejo. “Cuídenla”. Saboreaban, también espiritualmente contenidos, el caramelo de madera, sin siquiera con azúcar impalpable.
Cada día les costaba más aceptar la nueva situación. Pero los anticristinistas virulentos aún interpretaban que el Papa quería ayudarla a llegar, sin aproximarle en ningún momento la línea de llegada. Con su aire espiritual debía llegar a diciembre de 2015.

Último viaje

De todos modos, el desconcierto de los anticristinistas sobrepasó el límite de la desconfianza con las postales cristinistas del último viaje.
Cuando se lo vio a Francisco bastante más gordito pero muy feliz, como un abuelito en navidad. Sonreía con orgullosa ternura, entre la camiseta de La Cámpora, que le obsequiaba el sensible Larroque que enternecía, y los tentadores salamines de Mercedes que le entregaba El Wado, el que se jacta de manejar jueces, como Julián, El Soberbio de Lanús.
Con los ojos iluminados de amor, Francisco recibía los regalos. Al cierre del despacho, aún no le llegó dedicado ningún libro de don Horacio.
Mientras tanto, cualquier mortal, creyente o no, ya comprendía que el trabajo de Papa es, en cierto modo, espiritualmente insalubre. Al extremo de tener que escuchar, con el rostro absorto y sereno, que a La Doctora la habían amenazado los terroristas del Estado Islámico. Que los jihadistas tenían deseos de cubrirla con un batón naranja, para arrodillarla, como si fuera una sciolista del montón para ser decapitada.
La cuestión que Francisco estaba cómodo entre tanta euforia cristinista. Para espanto de los anticristinistas que recordaban, en cierto modo, a los nostálgicos muchachos de la Tendencia. Los que sentían, en la Plaza de Mayo de los setenta, que el General los expulsaba por imberbes. Porque le reprochaban, con pucheritos y reclamaciones, que estaba “lleno de gorilas el gobierno popular”.

En adelante, la parábola de El Cardenal y El General puede perfeccionarla el analista más reposado.
Para sintetizar, El Cardenal, con los antikirchneristas que lo sostuvieron, hace algo similar a lo que hizo El General con los montoneros.
Pasarlos al cuarto. Contingencias lícitas de la política. Consagrar el derecho del príncipe a modificarse. Como lo estudiaron Jeambar y Roucaute, en “Elogio de la traición”. Y sin adherir a la idea del Octavo Círculo del Dante, reservado a los traidores en La Divina Comedia.
El Exégeta remata la crónica:
“Aquí no hay espacio para ninguna traición. Francisco es un grande que está más allá, y sólo quiere, como lo quiso El General, el bien de la Argentina. Es el gran estadista que tiene el mundo entre sus competencias, pero que pugna para que el gobierno del país de origen concluya su ciclo con normalidad”.

La trama trágica de la efedrina

Aporte de María Servini a la epidemia de transparencia iniciada por Ariel Lijo.

Escribe Oberdán Rocamora - Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

Esta magistrada no estaría en condiciones técnicas de establecer si la diferencia entre 0,75 o 1 kg es razonable o no lo es, pero la desproporción entre 4 y 738 kg no deja mucho lugar a debate…”

María Romilda Servini

Prefacio

Un cuadro frondicista del MID

A través de la “epidemia de transparencia”, de la nociva “peste de moralidad” que invariablemente se viene, hoy puede asegurarse que la literatura más consistente procede de Comodoro Py.

A las celebradas 335 fojas del juez Ariel Lijo, que despliega la desventura más notoria de La Banda de Descuidistas, deben agregarse ahora las 163 fojas de la jueza María Romilda Servini. Donde desmenuza alarmantes “distracciones” de funcionarios que hacían lo que podían. Buracos del Estado que facilitaron el tráfico de cuarenta mil kilos de efedrina hacia México.

Los protagonistas que desfilan, en la trama trágica de la efedrina, admiten ensayar una historia lateral del kirchner-cristinismo. Digna de tratarse en otra miniserie.

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¿Quién le teme al Clavel Inerte?

“Con la que aquí se llevaron por Ciccone no lo van a entregar”.

escribe Carolina Mantegari

A Amado Boudou, El Descuidista, se le teme. Es el hombre que sabe demasiado.
Cabe la pregunta. ¿Quién le teme a Boudou? Como si fuera la Virginia Woolf del drama de Edward Albee.
En este drama más doméstico, casi naturalista, las alternativas son unánimemente horribles.
Conste que La Doctora lo designó a Boudou, como compañero de fórmula, por un atributo doble (al margen de la guitarrita y del pelo al viento con la motocicleta).
Primero, fue por su debilidad política. Segundo, fue por no ser un jefe del peronismo.
Cometido el error, y asumido el papelón, La Doctora siente que no puede entregarlo.
Si lo entrega, supone que vendrán inmediatamente por Lázaro, El Resucitado. Hombre muy deprimido, al borde de la cesación de pagos (como el país). Planifica trasladarse desde Santa Cruz hacia el Chaco y quiso, según nuestras fuentes, enviar alguna moneda bastante considerable al Paraguay. Pero el presidente Cartes -como “la chica de al lado” del baión- dijo que no. Y eso que intercedió un misionero actualmente importante. Ampliaremos si viene al caso.
Decir Lázaro es una manera indirecta de aludir a Máximo, En El Nombre del Hijo. A quien le dieron un irresponsable poder, y en simultáneo desprotegieron.
Pero también poner a Lázaro en el primer plano, que largamente merece, es trazar una bisectriz para aludir a La Doctora misma.
Por la incalculable herencia económica dejada por El Furia. Y que no se supo, ni se pudo, manejar. Conste que no se trata de ningún reproche. Por lealtad elemental, la transparencia aquí no debía existir.
Lo reprochable, en cierto modo, es la tergiversación. El intento explícito de canonizar a El Furia como si fuera el Eternauta que ofrendó su vida por la felicidad del pueblo.
¿Quién le teme al Clavel Inerte? A esta altura, con la información que abunda, y con los multiplicados bolsos migrantes y ocultos, “sanmartinizar” a El Furia constituye una ofensa elemental a la inteligencia del argentino medio.

El optimismo es un pecado perdonable

“Con la que aquí se llevaron, a Amado no se lo van a llevar puesto por la tontería de Ciccone”, confirma la Garganta.
El efecto comparativo reduce el escándalo Ciccone a la magnitud de una propina. Caja de empleados.

Pero si La Doctora no lo entrega a Boudou el problema se le agrava. Se obstaculiza el demencial objetivo de continuidad. Aunque si pudieron ganar en 2011 con el contrapeso de Schoklender, perfectamente pueden arriesgarse al contrapeso de El Descuidista. Y mientras los palos vayan convenientemente para Boudou se postergan los palos para Lázaro.
Aunque parezca poesía, La Doctora planifica persistir en el poder. El cristinismo no se entrega.
Creen que le ganan, en primera vuelta, a cualquiera. Pero que también pierden en segunda vuelta con cualquiera.
Pero el optimismo es un pecado perdonable. Por lo tanto suponen que vale la pena dar la batalla.
Tiene encuestas de consultoras amigas que le aseguran contar con el favor del 30% del electorado.
Entonces el candidato preferido de su escuadra va a ser aquel que garantice contener mejor el 30. Y que se las ingenie para armar alguna política de alianzas que le permita abrochar el 40.
Se reitera aquí el escenario de 2003. Ganador será aquel que, en primera vuelta, salga segundo.
Como Néstor Kirchner, con el miserable 22%, en la elección que perdió con Menem, el ganador derrotado.

Los cautivos

En cualquier escenario, Boudou es un Clavel Inerte.
Traba a la colección de invierno de los postulantes que La Doctora impulsa, y que complementan la acción programada de esmerilar a Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.
Ninguno de ellos aún aparece en pantalla, donde figuran, lo más campantes, Mauricio, Sergio y Daniel. Los protagonistas de la consagrada miniserie.
Se precipita Sergio Urribarri, El Padre del Marcador, para colarse en la foto.
Con tal de ser ungido por La Doctora, Urribarri se atreve a cargarse, en la campaña, hasta al propio Boudou. A babucha.
Otro afectado sustancial, que pugna por meterse de perfil en la foto, es Florencio Randazzo, El Loco de la Florería, enemigo íntimo de El Descuidista.
Crece Randazzo entre el universo cerrado de los funcionarios. Y se convence, en pleno esmeril, que en la interna del cristinismo le gana a Scioli.
Al que aún no toma nadie con seriedad es a Rossi, El Soldadito de Milani. Aunque se ponga detrás de un árbol, no tiene posibilidades de aparecer en pantalla.
No es el caso del meritorio Domínguez, El Lindo Julián. Ambicioso que sugiere que “no es tiempo de candidaturas”, mientras el ingenio de Pepe Albistur, su sostén principal, colma Buenos Aires con los afiches inspirados. Como el “no pasa naranja”. Esmeril -cuando no- a Scioli.
Pronto El Clavel Inerte podrá ser también probablemente una carga electoral para Axel Kícillof, El Gótico.
Después que Axel acuerde, en el minuto final, a los billetazos limpios, con Los Buitreros. En su heroica condición de “negociador”, habituado a pagar siempre mucho más de lo que corresponde.

De todos modos, tampoco El Descuidista “está dispuesto a rendirse”. En esta actitud sintoniza con La Doctora.
Aunque no pueda posar su gruesa sentadera en la presidencia del Senado.
“Quiere dar la pelea hasta el final”, confirma la Garganta.
En el descenso, la debilidad se le convirtió en fuerza.
El Descuidista mantiene cautiva a La Doctora, como si fuera la protagonista del “poema épico” de Esteban Echeverría.
También mantiene cautivos a los postulantes que aspiran a suceder a La Cautiva.
Se explica entonces que El Clavel Inerte apele, con insolencias límites, el procesamiento del Juez Lijo. Que se disponga a llegar hasta la Suprema Corte.

Colas sucias

Hasta el cierre del despacho, sólo el senador Pichetto, El Postergado Eterno, fue el único que se atrevió frontalmente a ponerle un freno. Abundan rostros distantes de disconformidad, rumores de desacuerdo, las condenas. Las invocaciones al terrible error de La Doctora. Pero nadie se arriesga a exigir la tarjeta roja.

En el cristinismo predominan colas sucias que huelen mal. El temor fluye entre los despachos.
Hoy Boudou es la estampilla indeseable. Como lo definió el Portal, es un Clavel Inerte.
El pícaro ascendente de Mar del Plata, que políticamente cautivó a la veterana de Tolosa, ya nada tiene para perder. La libertad, apenas, pero en el largo plazo. Aunque, en cierto modo, ya este preso. No puede ir a Happening, al Duhau. Ni siquiera puede caminar por el barrio bajo de Puerto Madero.
“En su estado, que duerma, es un mérito”, confirma un transgresor del peronismo. Al que “por bandido” -y sólo “por bandido con temple”- Boudou comienza a parecerle casi simpático.
El Clavel Inerte es el peligro oculto. Se refugia en el aguantadero que no puede presidir.
Resiste las 335 fojas del juez Lijo mientras aguarda la estocada crucial del juez Bonadío. El primero -Lijo- lo cruza por corrupto. El segundo -Bonadío- es peor. Lo cruza por trucho.

La salvación geopolítica china

Fábrega lo duerme a Kícillof y firma un SWAP por 11 mil palos

Escribe Bernardo Maldonado-Kohen, especial para JorgeAsísDigital

Mientras Axel Kícillof, El Gótico, ensaya con ademanes la política universitaria, a través de discursos encendidos y en foros exactamente inútiles, Juan Carlos Fábrega, El Sensato Marginal, el adversario íntimo, cierra el SWAP (o “permuta financiera”) con su par del Banco Central de China.

Consigue así -El Sensato Marginal- el equivalente a 11 mil palos verdes para el Banco Central. Entre pesos (90 mil millones) y yuanes, de cotización más compleja. En caso de necesidad, trasciende que son fondos que podrían aplicarse a las reservas.

Por su parte Milton Capitanich, El Premier (Transitorio), no supo capitalizar la mejor noticia económica que podía darse. Se perdió en la monotonía gris del recitado diario. Ofrecido de manera abúlica, sin gracia ni credibilidad.

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La fantasía del BRICSA

La Doctora intenta seducir a Putin y a Xi Jinping mientras choca con la reticencia de Dilma

escribe Bernardo Maldonado-Kohen
Primero fueron los BRIC. Brasil, Rusia, India y China.
Con el advenimiento de Sudáfrica pasaron a ser los BRICS.
Hoy La Doctora estimula la fantasía de transformar el BRICS en BRICSA.

En vísperas de la zozobra del default, con la institucionalidad quebrantada por el procesamiento judicial del vicepresidente, La Doctora aspira saludablemente a recuperarse.
A retomar la iniciativa. Con la base de hierro de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, la estrategia que le diseña Zannini, El Cenador, e instrumenta el ministro estrella, Axel Kícillof, El Gótico.

Ahora se apuesta por la fantasía de incorporar a la Argentina al bloque de los BRICS. Los grandes “países emergentes” que avanzan, desde 2008, en la gestación del nuevo polo de poder. Que se diferencie, en la práctica (ya no sólo en la retórica) del poder gastado que controlan Estados Unidos y algunos fuertes países de la Unión Europea.
Los BRICS celebran su VI Cumbre en Fortaleza, Brasil, el 15 y 16 de julio. Dos días después de concluido el Mundial de fútbol.

La salvación geopolítica

Podría facilitarse el camino de la salvación geopolítica a través de la interesada amabilidad de Vladimir Putin. Es el zar contemporáneo de Rusia, que llega a la Argentina justo un día antes del partido final. Por diez o doce horas.
O a través de Xi Jinping, el chino competidor íntimo de Putin, que llegará después de los discursos de Fortaleza.
Podrá aplaudirlos La Doctora. Se encuentra invitada, acaso a su pesar, por la señora Dilma. Junto a la colección de invierno de los presidentes de países que componen el invento de Unasur.
La Garganta sostiene que los otros “países hermanos” ligaron la invitación a Fortaleza merced al sobreactuado comportamiento de la Argentina. Es que aquí se festejó el amague de convocatoria de Putin, como si invitaran directamente a adherirse a la congregación.
La salvación geopolítica viene entonces, prioritariamente, por el lado de Rusia. Impulsada, semanas atrás, en Moscú, por el canciller Timerman, junto al canciller Lavrov.
Lo gravitante es que ambos líderes, Putin y Xi Jinping, marcarán separada presencia en la regalada Buenos Aires. Donde sobrevive un gobierno debilitado que necesita anuncios. Aunque sean hipotéticos. Como también necesita mostrar conexiones que quiebren la idea del aislamiento.

Contra Breton Woods

En Fortaleza, con las presencias al máximo nivel, los presidentes de los BRICS planifican avanzar con proyectos medulares. Ya fueron tratados en la reunión preparatoria de Moscú (ver “Los BRICS perforan el aislamiento de Irán”, cliquear), como en la anterior Cumbre de Durban.
Trátase de la creación del Banco de Fomento y de un Fondo de Reservas. Invenciones que comenzarían a funcionar en 2016. Con sede central – según el Financial Times- en Shanghai.
La creación del banco contiene el objetivo explícito de financiar proyectos de infraestructura (de aquí el entusiasmo de La Doctora).
En definitiva, los BRICS optan por crear riesgosos mecanismos de sustitución. Sobre todo para superar la decadencia del Fondo Monetario Internacional.
En su maniqueísmo, los críticos crípticos del “discurso único” consideran que el FMI está hegemonizado por los norteamericanos y los europeos líderes. Los que impusieron, según el criterio predominante en la gesta, el sistema financiero injusto, que se encuentra inspirado en los acuerdos de Breton Woods, surgidos de los resultados de la Segunda Guerra Mundial, que no registran el verdadero cuadro del poder actual.
Son acuerdos que, para China y Rusia, están anacrónicamente agotados. Sobre todo también para India y Brasil, dos gigantes que aspiran a elevarse, al extremo de reclamar la condición de miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Con la previsible reticencia de Japón y Pakistán, en el caso de India. Y con la reticencia de México y Argentina, en el caso de Brasil.
Aparte, en Fortaleza tratarán un punto aún más complejo. La creación de la moneda común de Los BRICS, que desafíe la hegemonía del dólar y del euro.

Diplomacia a la bartola

Tanto con Putin, como con Xi, La Doctora aspira a anunciar algunos acuerdos que le permitan recuperar la iniciativa. Para abandonar la idea instalada del gobierno estancado. En pleno retroceso, que se desangra entre los papelones judiciales del vicepresidente y el riesgo viable del default. Pero ya no por desidia, falta de credibilidad, improvisación patológica o simple mala praxis.
“Como consecuencia del sistema financiero injusto”. Es el verso que pregonan los apóstatas de la emergencia.
Es justamente aquí donde, para la diplomacia a la bartola de la Argentina, se enlaza el afán de seducción a los BRICS, con la incentivación de las condenas retóricamente chiquilinas en los foros multilaterales.
La jugada audaz del cristinismo intenta suplir la fragilidad del PBI (Producto Bruto Interno) con la sobreactuación político-ideológica, en ámbitos como la OEA o en la ONU.
Semejante adolescencia estratégica puede brindarle, a la Argentina, cierta espesura racional a la catastrófica opción de internacionalizar el conflicto con Los Buitreros. El litigio que debe resolverse en el despacho judicial, y no en los foros multilaterales con traducciones simultáneas en las “cinco lenguas de trabajo”..
Cuesta entender que la OEA, La ONU o El Grupo de los 77, en el despacho del juez Griesa cuenta con tanta influencia como algún pronunciamiento solidario de Médicos sin Fronteras, la Organización Mundial de la Salud o del Servicio Sacerdotal de Urgencia.

Putin y Xi

Al cierre del despacho, en la Unión Industrial Argentina se acelera, según nuestras fuentes, la redacción apurada de acuerdos cooperativos. De indispensable utilidad para componer alguna fotografía de La Doctora con Putin, para la posteridad indiferente. Trasciende, aparte, que alguna empresa rusa se muestra bastante interesada en la construcción de una central nuclear en Neuquén. Ampliaremos.
Con Xi Jinping, en cambio, acaso para consolidar la tristeza de Lázaro, El Resucitado, planifica La Doctora anunciar la definitiva construcción de las represas Condor Cliff y La Barrancosa. Rebautizadas, en la penúltima vuelta, como Néstor Kirchner y Jorge Cepernic.
El lacerado Lázaro Báez descontaba, según nuestras fuentes, que las represas iban a pertenecerle a su Austral Construcciones. Tiene decenas de máquinas a la intemperie, adquiridas para la ocasión, que se oxidan mientras El Resucitado se tutea con la cesación de pagos y planifica rajarse al Chaco.
Muerto Kirchner, El Furia, y desatado el escándalo de la marroquinería y La Rosadita, se impuso la superior concepción moral de Zannini. Entonces la última licitación signó el triunfo inapelable de Electroingeniería. Es la empresa cordobesa del santiagueño Acosta, y sobre todo de Gerardo Ferreira. Hoy asociada, para las represas, a Gezhouba, de China.
Al cierre de la crónica no se puede asegurar si don Xi Jinping dispondrá la financiación de los cinco a seis mil millones de dólares. O si renueva aquella ingenuidad del cuento chino de 2003, que signó la inexperiencia internacional de El Furia.
Al margen de los eventuales negocios que puedan encararse, lo que políticamente interesa a La Doctora es el apalancamiento de Rusia y de China. A los efectos de facilitar el ingreso a los BRICS. Y convertirlos en la fantasía de BRICSA.

Final con bolilla negra

Pero la primaria ambición lícitamente choca, según nuestras fuentes, con el sutil obstáculo de la presidente Dilma. De su bolilla diplomáticamente negra, puesta con una sonrisa y un abrazo.
El gobierno de Brasil se encuentra escasamente interesado -según la Garganta- en tener como asociado, ahora también en una liga superior, al vecino que se muestra reticente a la idea de rendirse. Para colmo se supone e n condiciones de ofrecerle una cierta competencia, ya no sólo futbolística.
En materia de BRICS, La Doctora es diluida por Dilma entre la ficción oral de la Unasur. Por lo tanto es factible que su faringitis registre alguna recaída que le impida desplazarse hacia Fortaleza.
Para Dilma, La Doctora es una vecina más. Del montón. Equiparable, apenas, a Nicolás Maduro. Con quien La Doctora tiene, a propósito, demasiados puntos en común. Sobre todo la condición compartida de ser dos sucesores de líderes que les dejaron, como herencias, dos patéticos desastres.
Desperdicios históricos imposibles de domar.

Clement y la estrategia del pedal

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

“Para Estados Unidos, Argentina es más importante que el gobierno argentino”, confirma la Garganta.

En especial cuando se trata de un gobierno que tiene fecha de vencimiento.

La pelota del default hoy se encuentra en Washington. Precisamente en el campo sutil de la Supreme Court of the United States.

La circunstancia le aporta alguna tensión narrativa a la dramatización nacional de los holdouts. O sea, a la Guerra de Los Buitreros. Bonistas obstinados que se quedaron afuera del canje de la deuda. Negociación que Néstor Kirchner, El Furia, supo encarar con Roberto Lavagna, La Esfinge, y Guillermo Nillsen, El Flaco. Y que el kirchnerismo suele presentar, hasta hoy, como uno de los más grandes méritos de la década.

La acción se enmarca en el antagonismo apasionante de los lobbies alquilados. Y de los abogados con reputación que cobran por hora.

El Estado argentino está representado por el estudio Cleary Gottlieb Steen & Hamilton. Aunque, para este tramo, debe confiarse en el aporte de otro “lawyer”. Paul Clement. Ampliaremos.

El tema, en vísperas del torneo mundial de fútbol, moviliza cuestiones profundas de identidad.

Es motivo incluso de la partida, hacia Washington, de la inquietante delegación de legisladores. Patriotas que asumen el desafío de los viáticos para cumplir la misión esclarecedora. La encabeza el presidenciable Domínguez, El Lindo Julián, titular de los Diputados. La comitiva incluye cuatro opositores admirablemente envueltos que participan de una “política de Estado”. Grandeza que explica a los próceres cotidianos del Billiken de la actualidad, que pretenden la utopía de influir, a esta altura, sobre los parlamentarios norteamericanos. Para que estos, a su vez, influyan favorablemente para la causa nacional, en la decisión de los 9 miembros de la Supreme Court. Se reúnen el próximo jueves 12. Para dar a conocer el fallo el lunes 16.

Tres escenarios

Tres escenarios deportivos se abren (o se cierran) para la posición.

1.- Que La Corte acepte el delirio de tratar el reclamo argentino (triunfo).

2.- Que lo rechace (derrota)

3.- Que se traslade la cuestión hacia la Procuración General. “El Solicitor General”, suerte de Gils Carbó. Del Tesoro (el empate más conveniente, para la estrategia del pedal).

“Lo más racional sería que se diera el segundo escenario, que la Corte no acepte tratarlo”, confirma la Garganta.

Pero en el Departamento de Estado parece producirse una ola positiva, de esperanza y de fe. Una manera de sciolismo internacional, destinado a evitar que Argentina se vaya de nuevo al descenso. Que caiga en el suspenso del “default”. Se percibe desde Sullivan, el piso, Encargado de Negocios, hasta Obama, la altura, El Keniano. Con doña Roberta Jacobson, en el intermedio, responsable del Área Sur. Una reacción destinada a eclipsar a Los Buitreros de Paul Singer, que suele bancar a los republicanos insensibles. Aunque también proliferan los demócratas lícitamente hartos de las letras tristes de nuestros reclamos. Útiles para la estrategia de la dilación.

Para La Doctora, la quiebra técnica, el default, sería una consecuencia indecorosa. Acompañada por Kicillof, El Gótico Genial, hasta aquí, La Doctora brindó expresivas señales. Muestras caras de cambios.

Al humillar a billetazos, por ejemplo, a los “titanes catalanes” de Repsol, que hicieron finalmente el negocio de su vida. Al cobrarle, de más, al moribundo que amenaza con recuperarse gracias a la Vaca Muerta.
O someter, también a billetazos feroces, a los decadentes miembros del Club de París. En un acuerdo secreto que no debe figurar en ninguna web. Con notables incrementos que se tragan, inadmisiblemente, los opositores siempre bien envueltos, de criterio frágil y de impotencia generalizada. Ampliaremos también.

Internas de abogados

Por los cuantiosos intereses en juego, con las respectivas especulaciones derivadas del precio de mercado de los bonos, la pugna interna por los abogados se volvió vibrante. Pudo percibirse cuando se filtró el memo confidencial del Estudio Cleary Gottlieb, enviado al filtradero del Ministerio de Economía. Un texto tan confidencial que apareció en simultáneo en el portal Seprin. Hubo quienes atribuyeron la maniobra a los hackers que se encuentran a sueldo de mister Singer, El Gran Buitrero. Pero también se registró la posible maldad de algún maligno de Economía, interesado en el recambio de los profesionales.

En aquel memo se detallaban las diversas acciones a seguir. Incluso hasta la conveniencia de entrar en default. Por supuesto, el ultraje a la confidencialidad fue aprovechada por Los Buitreros, que operaron de inmediato en Nueva York sobre el Juez Thomas Griesa, El Anthony Quinn de Notre Dame.

Trascendió, incluso, que hasta el propio Griesa se enterneció con semejante suspenso narrativo. No fuera cosa que estos argentinos pícaros, los deudores seriales, lo utilizaran otra vez como un plástico. A los efectos de producirle la condena del default que podía ser, en el fondo, el objetivo.

Entonces Griesa se obligó a distribuir valiums, para tranquilizar a las partes en conflicto.

A esta altura ya puede asegurarse que, aunque la Corte rechace el tratamiento, escenario dos, y ni siquiera se envíe el dossier hacia el Solicitor General, escenario tres, Argentina no se irá irremediablemente al descenso. Griesa llamará a negociar. Invitará al Estado argentino a ponerse de una vez.

Pese a que el estudio Cleary Gottlieb cuenta con el eficiente Jonathan Blackman, que se encuentra siempre preparado para lucirse en una gestión ante la Corte, la Argentina lo contrató nomás a Paul Clement. Fue el Procurador General de George Bush junior, en 2005, y antes fue el segundo de otro Procurador, Ted Olson.

Fue George Soros quien recomendó especialmente a Clement. En la entrevista personal que mantuvo con La Doctora, según nuestras fuentes, en septiembre pasado, durante la Asamblea General de Naciones Unidas.
En apariencia, Clement mantiene cierto ascendente sobre los miembros republicanos de la Corte.

Puede confiarse en que el doctor Clement consiga el traspaso hacia la Procuración. Le permitiría, a la Argentina, pedalear a los holdouts durante un par de meses, nunca menos de seis, como para terminar con los bonistas que se aferran a la cláusula Rufo. Los que ya cobraron con el canje anterior y pretenden, en el revoleo, volver a cobrar.

Con Clement la estrategia del pedal puede estirarse, con alguna respiración, hasta diciembre.

“Después vamos viendo”, confirma otra Garganta, habituada a la apasionante improvisación.