Por: Mundo Asís
Fábrega lo duerme a Kícillof y firma un SWAP por 11 mil palos
Escribe Bernardo Maldonado-Kohen, especial para JorgeAsísDigital
Mientras Axel Kícillof, El Gótico, ensaya con ademanes la política universitaria, a través de discursos encendidos y en foros exactamente inútiles, Juan Carlos Fábrega, El Sensato Marginal, el adversario íntimo, cierra el SWAP (o “permuta financiera”) con su par del Banco Central de China.
Consigue así -El Sensato Marginal- el equivalente a 11 mil palos verdes para el Banco Central. Entre pesos (90 mil millones) y yuanes, de cotización más compleja. En caso de necesidad, trasciende que son fondos que podrían aplicarse a las reservas.
Por su parte Milton Capitanich, El Premier (Transitorio), no supo capitalizar la mejor noticia económica que podía darse. Se perdió en la monotonía gris del recitado diario. Ofrecido de manera abúlica, sin gracia ni credibilidad.
Sin salir del país y apoyado en “la línea” del Central, o la Casa Casta -que minimizó Merceditas, la antecesora-, Fábrega se toma el mate de la pava que calentó en su momento Martín Redrado, El Pérez de la Guía. Aunque fue el extinto Néstor Kirchner, El Furia, quien le obstaculizó a Redrado-Pérez la concreción del placer. Con la dilatada ceremonia del despido.
Evocación de los chinos buscapinas
Trátase de la salvación geopolítica china. La que supo, en los inicios, desequilibrarlo tanto a Kirchner. Por su rica versatilidad en materia de desconocimientos. Cuando El Furia portaba aquella simpática candidez del inexperto. El mundo parecía menos hostil. Era “ancho y ajeno”, diría Ciro Alegría.
Entonces Kirchner se ensartó con aquel cuento chino del principio. Pero era explicable. Atendible. Le cabía. Eran chinos aventureros. Buscapinas que procedían de Macao y venían con escala en Angola. Chinos del “escolazo”.
Macao y Angola fueron dos colonias portuguesas. Naturales de ambas colonias se asociaban en un negocio armado por el más gravitante grupo económico de Portugal. El Spíritu Santo, hoy envuelto en tristes problemas casi insolubles, que consolidan el saudosismo (tristeza filosófica) que impera en la región.
Aquellos chinos buscapinas habían cerrado en la oportunidad un excelente proyecto en Venezuela. La construcción de una autopista que uniría ambos océanos, a cambio del petróleo garantizado. Y fue otro extinto, Chávez, quien muy solidario le dijo al operador portugués: “Vayan también a la Argentina, no hay que dejar afuera al hermano Kirchner”.
Y aquellos chinos coloniales, con conducción portuguesa, se vinieron a Buenos Aires. Pero Los Buscapinas tuvieron mala suerte. Justamente coincidían con los preparativos de la visita de Hu Jintao, el presidente chino de verdad. Por supuesto ni Hu Jintao, ni nadie de la comitiva, tenía la menor idea de la existencia de estos chinos tangenciales. Para colmo El Furia, en su deseo de mostrar algún logro, se había ido de boca. El cuento concluyó en el desastre pintoresco de la nada.
Complejo del Mingo
Pero ahora es distinto. Aquí no se trata de chinos de utilería. Como los que don Franco solía contratar en el bajo Flores, para impresionar a los funcionarios. Para que pusieran la cara y el silencio, trajeados con elegancia. Don Franco la hacía muy bien.
Ahora, al más alto nivel, se concilia un acuerdo, según nuestras fuentes, entre los dos presidentes de los bancos centrales. Y el acuerdo será firmado por Ji Jinping, el sucesor de aquel irritable Hu Jintao, junto a La Doctora. Habrá fotografías para la posteridad.
En el plano doméstico, el que más interesa, debe consignarse que Fábrega lo duerme al pobre Kícillof.
Ocurre que Axelito, “el que abarca mucho y aprieta mucho” -como decía una de sus tías- es portador del Complejo del Mingo.
Deriva del deseo inmanente de manejar lo que le corresponde a un verdadero ministro de Economía. Con las competencias que se cargó aquel Domingo Cavallo, cuando conducía lo que son hoy cuatro o cinco ministerios.
Sin embargo El Gótico aún no pudo cargarse del todo a Julio de Vido, el Ex Superministro. Hoy De Vido sobrevive envuelto al vacío, mientras La Doctora no le concede la bendición de dejarlo ir.
Ocurre que Kícillof, con instrucción de La Doctora, lo vació a De Vido sin piedad. En cualquier momento les sopla a Baratta, o a Olazagasti, aunque lo que quiere en el fondo es encerrarlos. Lo último que le sopló El Gótico al Ex Superministro fue la Secretaría de Energía. Suplió al desgastado Cameron por una muchacha de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. La ingeniera Matranga.
Pero Axelito, el orgullo de sus tías, tampoco puede superar el Complejo del Mingo si es que no alcanza a cargarse, siquiera, a la insaciable Ministra de Industria. Es la señora Deborah Giorgi, La Condesa de Tierra del Fuego (ampliaremos).
Y de ningún modo puede El Gótico alucinar con equipararse al Mingo si tampoco controla la fundamental AFIP. Es el estado autónomo de la recaudación, donde se encuentra instalado Ricardo Echegaray, El Intocable, hasta cuando le plazca, junto a Michel, El Temible de Gualeguaychú.
Si se le suma que tampoco puede ejercer ni migajas del poder en el Banco Central, donde talla El Sensato Marginal, a Kícillof no le queda otra alternativa que rescatar la condición de jerarca estudiantil. A los efectos de ensayar discursos de barricada contra Los Buitreros. Para quejarse ante la OEA, como si fuera Joaquín o Magdalena. Para suplicar ante el amontonamiento del G77, ante los BRICS, la Organización Mundial de la Salud, Médicos sin Fronteras o el Servicio Sacerdotal de Urgencia. Cuando lo que El Gótico debiera abandonar, junto a La Doctora, es la masturbación oral del “default táctico”. Y acordar la manera del pago en Park Avenue, con el doctor Pollack. Auditados, si es que se ponen los largos, por los que eventualmente los van a suceder (teléfono para Mauricio, Sergio, Daniel o cualquiera de Los 5 Latinos).
El atributo de partir
Para concluir, Argentina mantiene expectativas favorables que admiten la vigencia del optimismo. Pero hay que tratar de equivocarse menos.
Si se perfilan momentos venturosos para el país es porque La Doctora se tiene que ir. Por el sublime atributo de partir.
La Doctora raja, a más tardar -como lo pide el Santo Padre- hacia finales del próximo año. Aunque se lo podría ayudar a Francisco. Y aproximarle la línea de llegada. Para que llegue con más -y mejor- aire.
Sin embargo el mercado es tan sensible que siempre se adelanta a los acontecimientos.
A La Doctora, en adelante, le quedan muy pocas posibilidades de hacer más daño.
De todos modos, si concentra y se esmera, aún puede perjudicar algo más. Y entregarse también, por ejemplo, junto al Gótico, al rigor reconfortante de las asambleas universitarias.
Bernardo Maldonado-Kohen
para JorgeAsisDigital.com