Por: Mundo Asís
Aporte de María Servini a la epidemia de transparencia iniciada por Ariel Lijo.
Escribe Oberdán Rocamora - Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital
“Esta magistrada no estaría en condiciones técnicas de establecer si la diferencia entre 0,75 o 1 kg es razonable o no lo es, pero la desproporción entre 4 y 738 kg no deja mucho lugar a debate…”
María Romilda Servini
Prefacio
Un cuadro frondicista del MID
A través de la “epidemia de transparencia”, de la nociva “peste de moralidad” que invariablemente se viene, hoy puede asegurarse que la literatura más consistente procede de Comodoro Py.
A las celebradas 335 fojas del juez Ariel Lijo, que despliega la desventura más notoria de La Banda de Descuidistas, deben agregarse ahora las 163 fojas de la jueza María Romilda Servini. Donde desmenuza alarmantes “distracciones” de funcionarios que hacían lo que podían. Buracos del Estado que facilitaron el tráfico de cuarenta mil kilos de efedrina hacia México.
Los protagonistas que desfilan, en la trama trágica de la efedrina, admiten ensayar una historia lateral del kirchner-cristinismo. Digna de tratarse en otra miniserie.
En efecto, los personajes, aquí encabezados por José Ramón Granero, El Bochi, denunciante de las circunstancias que hoy lo acosan, remiten a la pre-historia del vigente fenómeno político. El kirchner-cristinismo, que mantiene las implicancias delictivas, generadoras de la epidemia con que arranca esta crónica.
Aluden a los bacilos dispersos de decencia, de pureza ciertamente perjudicial, que reclama la sociedad sensibilizada, por la irrupción, en parte, del cuestionado Francisco.
El escenario inicial es Santa Cruz, la provincia natal de Néstor Kirchner, El Furia, pero también de José Granero, un cuadro frondicista del MID.
Granero emerge como uno de los procesados por la doctora Servini, La Conductora.
Es quien fuera la más solvente conductora que tuvo el justicialismo, desde la muerte de Juan Domingo Perón. El PJ es el partido ideal para ser estructurado sólo desde los tribunales. Y la abnegada Servini es una jueza que mantiene la competencia electoral. Actualmente Servini se dedica, aparte, con “suerte bastante relativa”, a la faena inútil de cazar ancianos franquistas. Supuestos asesinos de lesa humanidad, que quedaron como saldos agónicos de la Guerra Civil Española.
Miss Dengue
Ocho décadas después de aquellos trajines judiciales de Servini, debe contarse que su procesado Graneros se referencia, según nuestras fuentes, en Julio De Vido. El Ex Superministro, titular de Los Huérfanos. Línea interna, en permanente declinación desde la muerte (irresponsable) de El Furia. Ampliaremos.
Pero los ricos personajes remiten, además, en tiempos de escoba nueva, al delirio superado de la transversalidad.
De cuando Alberto Fernández, El Poeta Impopular, hoy animador tangencial de la Franja de Massa, aspiraba a proyectar, justamente a El Furia, como máximo emblema de la lucha contra la corrupción.
Entre las grandes hazañas de Alberto figuró aquel estímulo suicida hacia el disparate de las coimas en el senado de la nación, que derivó en un costoso bochorno. Y en la incorporación, además, de la señora Graciela Ocaña, La Reina del Dengue y Archiduquesa de la Gripe Aviar.
Otra cazadora vocacional de corruptos que iba a hacerse cargo del ministerio de Salud. Es donde Ocaña legitimaría el apodo. A través de la parálisis administrativa, consecuencia de su apasionamiento por buscar corruptos por los pasillos.
En la actualidad, Miss Dengue anima continuos sketchs en emisiones de cable, donde compite, en materia de denuncias permanentes, con la líder espiritual que siempre la supera. Es Elisa Carrió, La Demoledora Traicionable. Juntas, en aquellos fascinantes días del ARI, trajeron tenebrosas cajas de Estados Unidos, con informaciones exclusivas que concluyeron en un reconfortante hazmerreir.
Aunque no lo trate Servini en su texto, por su relación conflictiva, Miss Dengue resultó fundamental en la peripecia kirchnerista de Granero. Compartieron el PAMI. Es el desquicio inviable que funcionó mejor -cabe consignarlo- durante la administración de la señora Matilde Menéndez. Pero aceptarlo es transgresivo. Conviene callarlo.
Desde la sub-intervención en PAMI, Graneros pasó al SEDRONAR. Es la devaluada secretaría que se ocupa de la drogadicción. En cambio la interventora Ocaña ascendió hacia el ministerio de Salud. Para algarabía momentánea de Alicia Kirchner, La Fotocopia, porque conseguía desprenderse de Ginés González García, El Sanitarista. Otro peronista extraño que pasó de ministro elevado a reducido candidato a concejal, para pasar, sin escalas, hacia la diplomacia, como embajador en Chile.
Para apurar el prefacio, la trama trágica de la efedrina roza la financiación de la vibrante campaña presidencial de 2007. La que consagró a La Doctora. Con mangos de las droguerías.
Y atraviesa también la carnicería sustancial del Triple Crimen. Por el fusilamiento de los tres muchachos que arrastraban afanes lícitos de progreso acelerado. La ejecución se registró en una casona de Quilmes. Mantuvieron a los fusilados en una heladera, para presentarlos después, ordenadamente cadavéricos, en un desolado potrero de General Rodríguez.
Es la carnicería de estos chicos lo que brinda fuerte visibilidad a la causa que perfora ministerios diversos. Vertientes para el ensayo de la historia lateral.
A través de estos muchachos inquietos que dejaron imperdonablemente la vida, perdieron también los hermanos Lanatta o los hermanos Squillaci, aún en cana. Y desfilan también complejas personalidades. Involucrados “empresarios” como Alfredo Abraham e Igor Pérez Corradi. Los dos son fundamentales para profundizar la creciente generosidad del tráfico. Con sus droguerías que participaban activamente de la metodología democrática, que les facilitaba la gloria de existir.
Mejicaneadas violentas para interpretar el paso de la efedrina hacia México. A los efectos de envenenar la tipología de generaciones de mejicanos predispuestos a “extasiarse”. Como la del desventurado Sebastián Forza, acaso, al irascible Pérez Corradi. Movimientos que le otorgaron cierto ritmo, misterio e intensidad, a la perceptible diferencia de los 40 mil kilos de efedrina.
Desfila también un juez que sería despedido. Como el venerable Faggionato Márquez. Con su paso devaluado ante la historia, por aquel desdichado episodio de evitar, en 2009, como fuera, el triunfo de Francisco de Narváez, El Caudillo Popular, que portaba la sospecha simultánea de ser rico y colombiano. De cuando El Furia instruía a los valientes de la Cooperativa de Crédito de 25 de Mayo para que se esforzaran. Porque debían encontrarle algo a Narváez. Un supermercadista recién iniciado no debía vencerlo.
Por último, para complementar la epopeya personal de Granero y de sus denuncias, debe registrarse su reemplazo en el SEDRONAR. Por Rafael Bielsa, El Pavo Real. Es el sobreviviente culto de varias derrotas al hilo, que se especializó en clarificar el pasado inmediato. O sea, los pasos de Granero.
Según el informado colega Juan Cruz Sanz, para Granero, su dilema actual con la justicia es la derivación judicial de “una cama de Bielsa”. Como si Bielsa se hubiera esmerado para tenderle el lecho. Y acostarlo.
Al cierre del primer capítulo, en realidad, la “cama de Bielsa” es eventualmente inconvincente. Para registrarla.
Los Huérfanos
En el pre-facio se menciona, con frecuencia, la efedrina, un pre-cursor. Pero se dijo también que los protagonistas remiten a la pre-historia. A Los Huérfanos, la línea interna que conduce Julio De Vido, Ex Superministro reducido a un vegetal. Por el empuje insaciable de Axel Kicillof, El Gótico.
Lo último que El Gótico le sopló a De Vido, con la anuencia feliz de La Doctora, fue la Secretaría de Energía, que ocupaba Rod Cameron. Para colocar a la ingeniera Matranga de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
Para no complicar a De Vido, el otro huérfano, Granero, una vez procesado por su paso distraído en el SEDRONAR, decide hacer lo contrario de Boudou, El Descuidista de la novela de Lijo.
Es decir, Granero renuncia al puestito de director en Enarsa. Es la empresa inexplicable que el senador Romero llama En Farsa. Un artificio que cuesta entender para qué demonios sirve. Y que hoy también maneja con mayoría La Agencia de Colocaciones. Aunque con los frenos posibles que solía prodigarles Granero, junto a otro “huérfano”, el ex diputado Fernando Zalim, de Santiago del Estero. Y con la (acosada) señora Tamara Pérez Balda, de Río Negro.
Al salirse del juego, a los efectos de defenderse del procesamiento de Servini, Granero representa otro golpe más para De Vido.
Se consolida además la versión que indica que La Doctora “no quiere saber más nada con los pingüinos”. Sobre todo con Granero, al que nunca quiso. Ocurre que el “cuadro desarrollista” era un frontal opositor a El Furia.
Un estadista -El Furia- que tenía suficiente flexibilidad estomacal. Por lo tanto no vacilaría en reconciliarse con Granero, hasta convertirlo en hombre propio. Como Arturo Puricelli. Pero La Doctora, en cambio, no olvida.
La desconfianza total hacia los huérfanos se sostiene en aquella reflexión que Roberto Arlt, un colega superior de Lijo y de Servini, consagrara en “El juguete rabioso”.
“Te odio por lo que sabés de mí”.
Secreto de Santa Cruz
Trasciende que La Doctora no le permite a De Vido la licencia de irse. “De aquí sólo te vas con los pies para adelante”, cuentan que le dijo.
Y aunque las balas le pasen cada vez más cerca, trasciende que La Doctora disfruta del avance judicial sobre Granero, el desarrollista que fuera vice del gobernador Del Val. Al que Los Kirchner, cuando ocupaban la intendencia de Río Gallegos, ayudaron a destituir. En un ingrato juicio político. Y con la venia, la específica luz verde, según nuestras fuentes, de Carlos Menem, El Peronista Neoliberal. Pero entonces Menem era también el jefe político de El Furia y La Doctora. Cualquier humillación era posible por alguna ventajita. O unos mangos.
La pre-historia del pre-facio concluye con la divulgación del secreto compartido por miles de santacruceños. El Furia debe su ascenso al poder gracias a los militares. Por el voto del electorado militar. De cuando el titular del regimiento, un general lúcido de prenombre Heriberto, se presentó, junto a su colaborador de inteligencia, ante Del Val y Graneros. El motivo era consultar por quién debía votar la nutrida familia militar, en las elecciones por la intendencia de Río Gallegos, 1987.
Cuentan que fue Del Val quien le dijo al general Heriberto: “Este muchacho Kirchner, es muy jodido, es insoportable, pero es mejor que los radicales”.
Entonces, para próxima desgracia de Del Val, El Furia ganó, por 110 votos.
Oberdán Rocamora para JorgeAsisDigital.com
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