La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, es una dirigente a la que la mayoría de los argentinos no le confiaría un cargo ejecutivo pero que tiene suficiente apoyo -sobre todo en centros urbanos- y envergadura para sostenerse como dirigente nacional. Su rol es el de convertirse en una especie de “conciencia” opositora o, si se quiere, del “no peronismo” en el país.
Volvió a demostrarlo hace algunos días cuando señaló, a través de una red social, para referirse a sus compañeros de ruta opositores: “¡Tontos…tontos…tontos! Los domina el kirchnerismo y les impone la agenda”. Luego aclaró -en otra red social- que “lo de ‘tontos…tontos…tontos’ fue una broma! Ja, ja, ja”, pero el planteo ya había quedado claro.