Argentina y la falla en la Matrix

Nicolás Tereschuk

Con sus posiciones en el juicio por la deuda pública en default que se sigue en Estados Unidos, Argentina parece haber encontrado la falla en la Matrix (como le ocurría a Keanu Reeves en aquella conocida película de ciencia ficción).

Al modo de esos hackers que ingresan en un sistema, mostrando las falencias de mecanismos de seguridad informática, la extensa disputa con los fondos buitre empieza, a esta altura, a generar fisuras entre sectores que suelen tener coincidencias en tiempos “normales”.

“Pocos países tienen los recursos políticos y económicos para pelear contra acreedores holdout por más de una década”, escribió hace poco la experta en reestructuraciones de deuda Anna Gelpern en una nota dada a conocer pocos días atrás.

El Gobierno nacional, de acuerdo a la legislación vigente y también por las condiciones que ofreció a los acreedores que aceptaron una reestructuración de deuda, tenía pocas opciones más que continuar adelante con el litigio judicial en el que finalmente decidió no intervenir la Corte Suprema de Estados Unidos, perjudicando en los hechos al país.

En este último tramo del proceso, comenzaron a generarse algunas opiniones y planteos que me parece interesante resaltar:

  • Por un lado, la citada Gelpern -una catedrática que varias veces expresó que no tiene especial simpatía por la Argentina- sostuvo que afirmar que este caso no tendrá consecuencias para el sistema financiero internacional ya que el Gobierno llevó la situación hasta un extremo “único” -esto afirmaron tribunales norteamericanos- es “en el mejor de los casos ingenuo, en el peor, manipulador”.

  • Martin Wolf, editor del diario Financial Times no es un amante de las políticas que lleva adelante el gobierno de Cristina Kirchner, ni casi ninguna administración sudamericana. Tiene diferencias fuertes con el creciente rol que el Estado tomó en la última década en la región. Pero no dejó pasar esta oportunidad para advertir a sus lectores que el fallo judicial norteamericano es impropio y perjudicial.

  • Nouriel Roubini, economista de la Universidad de Nueva York conocido por haber previsto la última crisis financiera internacional, tuvo en su momento una interpretación distinta a la del Gobierno nacional sobre por qué hay inflación en el país. Dijo con claridad que, para él, ese fenómeno se da en por “el financiamiento monetario del gasto público”. Pero en el tema de la deuda pública, su postura se alineó con la de la gestión de Cristina Kirchner: “no se debe permitir a los holdouts bloquear reestructuraciones que benefician a deudores y acreedores”.

  • El Bank of New York Mellon -encargado de transferir a bonistas los pagos que habitualmente realiza la Argentina- le advirtió ahora al juez Thomas Griesa que su fallo contra el país lo puede poner en aprietos legales. Se conoció también que un fondo de inversión -cuyos dueños seguramente están muy alejados de los planteos ideológicos de la presidenta Kirchner- le reclamó a ese banco que disponga hacer efectivos los pagos ya realizados por la Argentina, pero que bloqueó Griesa.

  • También en el terreno político local se evidencian estas “fallas en la Matrix” que parece haber disparado el Gobierno argentino. Antes de que se concretara el fallo de la Corte Suprema norteamericana, el diputado Martín Lousteau decidió integrar una comisión multipartidaria que viajó a Washington. Sus aliados del Frente Amplio Unen -en particular la Coalición Cívica y la UCR- optaron por no concurrir.

  • Del lado del peronismo, un economista siempre muy crítico de las políticas de la Casa Rosada, el expresidente del Banco Central Aldo Pignanelli, realizó sobre la cuestión de la deuda múltiples declaraciones a favor de los planteos que lleva adelante el Gobierno. Su tono de aval a la Casa Rosada por este tema difirió incluso de su ahora compañero en el Frente Renovador Martín Redrado.

Habrá que estar atentos porque todavía quedan varios capítulos para las interpretaciones cruzadas, cuando comiencen las negociaciones por el pago a los fondos buitre, luego del respaldo que recibieron por parte del sistema judicial norteamericano.