El Mediterráneo, la fosa común más grande

“Una Europa cerrada a los emigrantes sería una Europa más vieja, más pobre, más reducida y más débil. Una Europa abierta será más justa, más rica, más fuerte, más joven, con tal de que sean capaces de gestionar bien la inmigración”, sentenció el entonces secretario general de Naciones Unidas en 2004, el ghanés Kofi Annan, en ocasión de aceptar y entregársele el premio Sajarov a los Derechos Humanos 2003, en el Parlamento Europeo, una distinción que premia la libertad de conciencia.

Es precisamente la conciencia el problema de las autoridades europeas frente a la peor crisis humanitaria que se vive a sus pies y ante una marcada indiferencia.

Según cálculos de Naciones Unidas, más de 264.000 personas han arribado a Europa, desde el Mediterráneo, procedentes de países en conflicto y guerra, como Siria, y otros signados por pobreza, desempleo y/o inestabilidad política, sobre todo varios del África occidental subsahariana. A su vez, más de 2.300 entre estas personas han perecido al intentar embarcarse a la aventura de conseguir una mejor vida en Europa. A esta altura del año pasado la cifra era bastante menor, no superaba 1.650. Continuar leyendo

Mare Nostrum, pero no de ellos

Ahora que se apaga un poco el brillo de las noticias trágicas sobre el Mediterráneo -hasta nuevo aviso, otra descomunal tragedia mediante- es momento de pasar en limpio lo sucedido.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) pronosticó que si la situación continúa descontrolada en el Mediterráneo, que el año pasado fue tumba de no menos de 3.400 inmigrantes según datos de ACNUR, este año podría serlo de 30.000. En efecto, cierto grado de conmoción internacional se vivió en los últimos días a causa de la sumatoria de naufragios. Hay 30 veces más muertos en lo que va del año que a igual período de 2014, superando en el presente 1.750 víctimas (frente a 56 hace un año), en su mayoría el producto de los dos naufragios referidos en el párrafo siguiente. Continuar leyendo

Yihadismo en expansión y selectividad del “flash”

A esta altura sostener que el Estado Islámico es una gran amenaza internacional resulta una obviedad.

Suma pruebas de lo anterior el ataque del pasado 18 de marzo en la capital de Túnez, reivindicado poco después por este grupo, a pesar de informaciones discordantes, ya que la filial local de la red Al Qaeda, Uqba bin Nafi, también se lo adjudicó sin dilación. El país en donde comenzó la denominada “Primavera Árabe” se jactaba de ser uno de los pocos regímenes estables del Medio Oriente, una “excepcionalidad” según ciertos analistas, y exenta del accionar del ISIS. Si bien es cierto que Túnez no ha caído en el caos, como Libia, ni ha vuelto a un sistema dictatorial, como Egipto, la calma es relativa. Uqba bin Nafi lleva combatiendo al Ejército local y al argelino desde hace por lo menos dos años en regiones montañosas, aunque de esto los medios ni refieren. El ataque al Museo del Bardo dejó 23 muertos, incluyendo 20 turistas, entre polacos, italianos, alemanes, españoles y dos colombianos. Bastante conmoción, pues hubo varios occidentales entre los caídos.

Cuando hay objetivos occidentales siempre se disparan las alarmas. Al contrario sucede cuando en las desgracias no los hay, o bien azotan lugares exóticos, o el “Oriente”. El mismo día del ataque en Túnez se dieron enfrentamientos con saldo de 10 muertos en la vecina y caótica Libia, producto de choques de milicias locales con la rama libia del Estado Islámico, que, entre otras facciones, intenta ocupar el vacío de poder dejado desde la caída del autócrata Gaddafi en 2011 tras más de 40 años en el poder. Desde luego, no hubo víctimas occidentales en estos enfrentamientos por lo que la noticia pasó inadvertida frente a la conmoción por lo sucedido en Túnez. Continuar leyendo

Las víctimas ignoradas del terrorismo

El ataque al periódico satírico francés Charlie Hebdo, el 7 de enero, en el cual doce personas murieron, mientras cinco más perecieron en la toma de rehenes en un mercado kosher en otro punto de la capital francesa, conmovieron a la opinión pública mundial en el día más sangriento desde que se tuviera memoria en la capital francesa. Sin embargo, fuera de Francia, hubo mayor número de caídos por el yihadismo ese día y los siguientes, con un factor en común: ser rincones apartados de lo que resulta importante, es decir, Occidente.

Los 19 muertos en París impactaron al mundo porque el atentado tuvo lugar en la ciudad que viera nacer la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, el nervio neurálgico de la civilización y en donde, se dice, nació el ciudadano moderno. La consigna “Je suis Charlie” de algún modo enarbolaba aquello, así como la movilización más grande de la historia francesa, con una participación que superó los 3 millones de personas. Continuar leyendo