Implicancias de la postulación de Susana Malcorra a la ONU

La Canciller Susana Malcorra ya es formalmente candidata a un cargo que fue definido como “el trabajo más imposible del mundo”, por el desafío que representa ser el principal vocero de la comunidad internacional y el diplomático obligado para entender en todo conflicto del planeta. En 70 años de existencia la ONU tuvo ocho Secretarios Generales. Europa ocupó esa posición en tres oportunidades (Noruega, Suecia y Austria), Asia y África en dos (Myanmar y Corea del Sur y Egipto y Ghana, respectivamente) y América Latina en una sola ocasión con el diplomático peruano Javier Pérez de Cuellar. Hasta el nombramiento del primer Secretario General (Trygve Lie de Noruega en 1946), ejerció la máxima representación el Presidente de la Comisión Preparatoria de las Naciones Unidas, Gladwyn Jebb (Reino Unido). Continuar leyendo

Una grave amenaza a la paz y a la seguridad internacional

Corea del Norte realizó el lanzamiento de un misil de tecnología dual de largo alcance en contravención de múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en lo que constituye una nueva grave amenaza a la paz y a la seguridad internacional. El hecho ha extremado la alerta militar en Corea del Sur, Japón y China y ha merecido la máxima condena regional y global. El Secretario General de la ONU instó a Pyongyang a “detener acciones provocadoras”.

Desde 1998 Corea del Norte se encuentra avanzando en tecnología nuclear y espacial con programas que combinan los lanzamientos periódicos de misiles y los ensayos nucleares. Un cohete balístico de las características anunciadas adquiere dimensión preocupante por haber efectuado cuatro pruebas subterráneos de armas nucleares previas (2006, 2009, 2013 y 2016), la última supuestamente de una bomba de hidrógeno. La frecuencia e intensidad de esos registros permiten estimar que Pyongyang cuenta con un arsenal nuclear de aproximadamente una docena de bombas lo suficientemente efectivas y letales para ser una amenaza concreta para Corea del Sur y Japón. También para Estados Unidos al disponer de un misil balístico capaz de alcanzar California y las Islas norteamericanas del Pacífico.

El nuevo desafío norcoreano pone a prueba la llamada “diplomacia nuclear” de Pyongyang tendiente a negociar un marco que le permita la supervivencia del régimen y obtener ayuda humanitaria. Poco después del primer ensayo de un arma nuclear, en 2006, logró un principio de acuerdo a seis bandas (China, Rusia, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur) destinado a detener el programa nuclear a cambio de reconocimiento diplomático, petróleo y asistencia alimentaria. El compromiso cayó en el 2008 por las dificultades de verificación del proceso de desarme tecnológico.

Es de imaginar que las dos últimas provocaciones norcoreanas (el ensayo termonuclear y el del reciente misil) intentarían retomar el ejercicio diplomático frustrado. La duda es si las potencias que intervinieron en el ejercicio a seis bandas estarán dispuestas a semejante chantaje. La reacción preliminar de China y Rusia no parecen ofrecer esa alternativa.

Estados Unidos, por su parte, se prepararía para la eventualidad de una confrontación ya que Pyongyang ha denunciado el armisticio de 1953. La respuesta sería desplegar el sistema antimisiles THAAD (Terminal High Altitude Area Defence) en la Península coreana. Entre los problemas que enfrenta esa iniciativa es la resistencia de China y Rusia que consideran que el sistema antimisiles anunciado podría eventualmente estar simultáneamente dirigido contra ellos.

Estas circunstancias muestran lo delicado de la situación. También lo importante y urgente de que la comunidad internacional ponga un límite definitivo a las actitudes amenazantes de Corea del Norte y evitar, a la vez, que la problemática de seguridad entre las dos coreas se traslade peligrosamente a gran parte de Asia.

Fin de medio siglo de enfrentamiento en manos de la ONU

Colombia se encamina a concluir un plan de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) para poner fin a medio siglo de enfrentamientos y acciones terroristas con 250 mil muertos, 40 mil desaparecidos y 5 millones de personas desplazadas. Tras tres años de negociaciones en Cuba, un acuerdo integral asoma como posible. En este contexto, las partes han acordado solicitar que una misión de observación de la Organización de las Naciones Unidas verifique el inminente desarme de las FARC y el cese definitivo de fuego y hostilidades.

La misión solicitada a la ONU estaría integrada por expertos de países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). A diferencia de las Fuerzas de Paz de la ONU, conocidas como Cascos Azules, la misión no estaría integrada por cuerpos militarizados. Los participantes no portarán armas ni tendrán una función policial o militar. Se tratará principalmente de una presencia política de observación, con el mandato de monitorear y verificar los compromisos asumidos por las partes. Las características de la misión serían definidas por el Consejo de Seguridad de la ONU, también su duración, estimada inicialmente en doce meses. En principio, el costo sería asumido por las Naciones Unidas. Continuar leyendo

Las Malvinas vuelven a la ONU

La liturgia diplomática sobre el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias del Sur vuelve al ritual anual del Comité de Descolonización de Naciones Unidas a medio siglo de la primera resolución adoptada por la Asamblea General. Fue el 16 de diciembre de 1965 cuando, por mayoría y sin ningún voto en contra, se reconoció de manera “formal y expresamente” la existencia de la disputa de soberanía entre Argentina y el Reino Unido y se instó a estas dos únicas partes a encontrar una “solución pacífica, a la mayor brevedad, a través de negociaciones bilaterales y teniendo en cuenta los intereses de los habitantes de las islas”. El conflicto de 1982 no alteró la naturaleza de la controversia, que continuó pendiente de negociación y de solución, tal como lo reconoció la Asamblea General de la ONU ese mismo año. Continuar leyendo

Nuevo error diplomático de la Argentina

La amplia mayoría de la comunidad internacional vuelve a reclamar en la IX Conferencia de Examen del Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) la completa eliminación de las armas nucleares y un régimen de no proliferación, vertical y horizontal, que asegure eficazmente ese objetivo. Se reconoce que dicho armamento, por sus efectos de aniquilamiento, son contrarios al derecho internacional y al derecho humanitario internacional. El Secretario General de las Naciones Unidas ha afirmado que “un mundo libre de armas nucleares es una prioridad para la ONU y sería un bien púbico mundial de primer orden”.

La sesión inaugural contó con la presencia de los Cancilleres de la mayoría de los países. Fue decepcionante que la Argentina no haya sido representada a ese nivel. La ocasión diplomática lo merecía. Es la actualidad es indispensable mayor presión internacional para que las potencias poseedoras de estos artefactos den cumplimiento al TNP, en particular de países que integran zonas libres de armas nucleares como es el caso de América Latina a través del Tratado de Tlatelolco.

Es evidente que mientras existan estas armas el peligro que sea objeto de una detonación, accidental o intencional, seguirá latente. Ese riesgo sería una catástrofe de consecuencias incalculables para todos los países del mundo. Nadie, ni ninguna región del mundo, estaría exento de las consecuencias. Sin embargo, lamentablemente no existen mayores esperanzas que la Conferencia produzca resultados que puedan ser considerados alentadores para el propósito de iniciar un ciclo de desarme nuclear conforme a los objetivos del artículo VI del TNP.

La frustración diplomática tiene antecedentes. Hace cinco años se acordó por consenso un Plan de Acción de 65 compromisos que ni siquiera han sido mínimamente considerados. Por el contrario, el cuadro general en lugar de acercar la posibilidad del desarme nuclear, se ha alejado. Naciones Unidas ha denunciado que los arsenales existentes han crecido en número y calidad. También ha destacado que los programas de modernización de los arsenales existentes apuntan a un mayor control de los efectos radiactivos y, en ese marco, han aumentado de manera considerable las amenazas de utilización en futuros conflictos.

El grado de confrontación entre Estados Unidos y Rusia ha alentado el nuevo ciclo armamentista nuclear. Si bien ambas potencias se encontrarían aplicando el Tratado del 2010 sobre Reducción de Armas Estratégicas, no están negociando futuras reducciones de los arsenales ni limitación en las modernizaciones. Tampoco el resto de los países poseedores de estas armas han reducido o limitado los respectivos arsenales. Se estima que Francia dispondría de 300 y el Reino Unido y China de 240 respectivamente. Pakistán e India contarían con 110. Israel entre 200 y 400. Corea del Norte 10. Asimismo, un número no determinado de armas nucleares, se encontrarían desplegados en 15 países. También en mares y océanos, incluyendo quizás el Atlántico Sur.

La urgencia y prioridad que merece el desarme nuclear exige que todos los países levanten la bandera de la no proliferación de las armas nucleares. Ha sido lamentable que el Canciller argentino no haya estado presente. Nuevamente el mensaje diplomático, como ha ocurrido con otras cuestiones relevantes como ha sido el de la lucha contra el terrorismo internacional, es perplejo.

Se agravan los efectos del cambio climático

El cambio climático vuelve a ser prioridad en la agenda de las Naciones Unidas y es motivo de importantes movilizaciones mundiales. El Secretario General, Ban Ki Moon, ha promovido una reunión de Jefes de Estado, al margen de la Asamblea General, para impulsar un compromiso ante la reanudación de las negociaciones en Lima en diciembre próximo tras el fracaso de hace un lustro en Copenhague. La intención es que las negociaciones diplomáticas concluyan, en el 2015 en Paris, con un acuerdo global.

Los efectos del cambio climático son cada día más graves y no hay región en el mundo que no sufra graves consecuencias. Las informaciones técnicas señalan que las emisiones de gases efecto invernadero han aumentado en el 2013 en un 2,3% lo que demuestra que lo que se ha hecho hasta el momento es claramente insuficiente.

Las actividades industriales continúan impulsado peligrosamente el volumen de los gases efectos invernadero en la atmósfera, en particular de carbono, metano y óxido nitroso que impiden que el calor de la Tierra se expulse al espacio. Como consecuencia, la temperatura ha subido 0,6 grados y se estima que podría aumentar en los próximos cien años entre 1,4 y 5,8 grados. También ha tenido efectos en el nivel de los océanos que han crecido en un promedio de 20 centímetros en las últimas cinco décadas.

Un acuerdo de alcance global y jurídicamente vinculante que detenga la situación es urgente. Según previsiones, los rendimientos agrícolas sufrirán de manera considerable en la mayor parte de las regiones tropicales y subtropicales como en zonas templadas si la temperatura se acentúa en dos grados. Asimismo, aumentarán episodios frecuentes de tormentas torrenciales, inundaciones y sequias como se ampliará las zonas críticas de desertificación. El escenario geopolítico global también se resiente. En el 2013, de acuerdo a las Naciones Unidas, 22 millones de personas han sido desplazadas con motivo de desastres naturales.

La vigésima Conferencia de las Partes (COP 20) en Perú intentará concluir un mecanismo de fondos para enfrentar el cambio climático y el compromiso de cada país en la reducción de emisiones de gases invernadero. Sin embargo, los problemas políticos entre los principales países emisores y aquellos que no los son, siguen siendo los mismos que hasta ahora han frustrado un entendimiento efectivo. Ninguno quiera hacerse cargo del costo.

Es de esperar que la comunidad internacional, en particular los países más emisores, asuma la responsabilidad que les corresponde independientemente de las implicancias económicas que las medidas demanden. No es posible seguir ignorando el problema.

Miradas cristalinas

El tratamiento de la cuestión de Crimea en Naciones Unidas ha divido aguas con un alcance que hace décadas no se percibía en los ámbitos multilaterales. Los distintos centros de poder conocen con mayor precisión en qué vereda se ubican los distintos países. La resolución aprobada por la Asamblea General es casi una radiografía. En contra de la acción de Rusia sobre Ucrania se han manifestado 100. A favor 11, de los cuales cinco son latinoamericanos. En el limbo de la abstención 58 (Argentina, Brasil, El Salvador y Uruguay) y 24 optaron por no participar en la votación.

De los quince miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, solo Rusia votó en contra con tres abstenciones (Argentina, China y Ruanda). Los restantes once integrantes lo hicieron a favor, que incluye a Chile.
El balance de muchos votos, por consideraciones geopolíticas, no sorprende salvo en el caso latinoamericano. Tampoco la abstención de Brasil por la prioridad estratégica que otorga a la integración a los BRICS y por ser próxima sede de una reunión Cumbre tras el mundial de futbol en la que participaría Vladimir Putin.

Los casos más llamativos han sido los de Argentina y Uruguay. Ninguno de los dos necesitaba, en principio, quedar tan en evidencia ya que el Mercosur votaba dividido (Paraguay a favor). En particular en una cuestión de principio en la que habían anunciado estar a favor. Montevideo podría haber decidido ser más consecuente con Rusia para compensar el favor a la Casa Blanca con la próxima recepción de cinco presos de Guantánamo. También para seguir los lineamientos de Brasilia.

La actitud más difícil de entender es la abstención de Argentina. Primero por haber votado a favor de una resolución básicamente idéntica en el Consejo de Seguridad. Segundo, por tratarse de argumentos que le vienen al dedo por Malvinas al ser un respaldo al principio de integridad territorial e imponer un límite al de la autodeterminación además de insistir en el dialogo político para la solución de controversias. Tercero, por necesitar un clima más propicio en algunas negociaciones urgentes como podría ser las del Club de Paris.

La duda es si la tendencia de Argentina de mirar al mundo de reojo, en lugar de hacerlo de frente, es lo más apropiado. Los ejemplos de Chile y otros países que hoy integran el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, parecerían aconsejar lo contrario y que la contribución a la compleja realidad del mundo se asume con actitudes responsables y miradas cristalinas.

El drama humanitario en Siria

Siria se ha sumergido en un espiral de crueldad y violencia con graves consecuencias humanitarias. Ante ese panorama desolador, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha adoptado por unanimidad una resolución destinada a impulsar asistencia humanitaria y detener los excesos condenables contra la población civil de los tres años de combates militares continuos e indiscriminados. Era hora que lo hiciera. El texto de la resolución 2139 (2014) insta a todas las partes, en particular al gobierno de Damasco, a permitir a las agencias humanitarias de la ONU acceso y transporte de ayuda humanitaria con rapidez, seguridad y sin obstáculos a cualquier zona conflictiva. Asimismo, llama a levantar los asedios en áreas pobladas y a detener toda hostilidad contra los civiles.

Resulta desilusionante y preocupante que una resolución de esta naturaleza fuera necesaria cuando lo que reclama la disposición es lo que ya prescribe expresamente el derecho internacional humanitario y en particular los Protocolos de Ginebra. Sin embargo, fue el grado dramático de violación de la normativa internacional lo que exigió al Consejo de Seguridad adoptar una reafirmación de conductas humanitarias elementales de todo conflicto armado.

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Siria y su adhesión a la Convención sobre Armas Químicas

La adhesión de Siria a la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción, que entró en vigor en 1997, es muy importante aunque no resuelve el problema de manera automática de un hipotético uso de este armamento por parte de Siria. La implementación de la incorporación al tratado, tras el depósito en ONU del instrumento de ratificación, es un proceso complejo y extenso en el tiempo conforme a los términos del instrumento en el cual Siria continuaría en posesión del arsenal cuestionado. En ese período, el control internacional, a través de la Organización de las Armas Químicas (OPAC), es limitado. De acuerdo al artículo III, el país que se incorpora a la convención dispone de un plazo de treinta días para presentar un informe detallado de todas las armas químicas en su poder como de los centros de producción. Asimismo, debe facilitar un plan detallado para la destrucción del arsenal como de las instalaciones de fabricación.

El articulo IV señala que esa declaración deberá ser verificada in situ minuciosamente por la organización conforme un procedimiento detallado que supone la presencia de técnicos de la OPAC en el terreno para comprobar la veracidad de toda la información suministrada. De acuerdo con experiencias anteriores de países con volúmenes similares de armamento químico, esa verificación en territorio sirio podría llevar, cuanto menos, entre seis meses y un año y medio. Las condiciones imperantes de guerra civil en Siria permitirían presumir que ese tiempo podría ser mayor.

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Siria: Argentina decepciona en el Consejo de Seguridad de la ONU

El uso de armas químicas en Siria, según la denuncia de Médicos sin Frontera con la muerte por asfixia y otros efectos tóxicos de más de un millar de personas, podría ser el germen de una guerra de dimensiones regionales y graves consecuencias internacionales para la paz y la seguridad internacional. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que preside Argentina en el mes de agosto, se ha reunido en varias ocasiones sin mayores resultados por las diferencias entre las principales potencias. La Argentina, sin embargo, en ningún momento adoptó la iniciativa de convocar una sesión de emergencia del citado órgano frente a los graves hechos denunciados, que son investigados por un equipo técnico enviado por el secretario general de la ONU, sino que las reuniones tuvieron que ser solicitadas expresamente por Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Corea del Sur y Luxemburgo.

Tampoco ha sugerido un curso de acción diplomática para romper el impasse, pese a la reciente presencia de la presidenta de la Nación al inaugurar la presidencia argentina al único órgano multilateral con la responsabilidad primordial de preservar la paz y la seguridad internacional. La pasividad argentina, en ese contexto, es interpretada como un apoyo a la visión reticente de Moscú al tratamiento de la cuestión como a la insistencia que las armas químicas fueron lanzadas desde posiciones ocupadas por las fuerzas opositoras al régimen de Al Assad. Ya hace aproximadamente un mes, en oportunidad de la visita a Buenos Aires del canciller ruso, Serguei Lavrov, la Argentina había firmado un comunicado conjunto en el que avalaba esencialmente la posición de Rusia en el conflicto sirio. El comportamiento de la Argentina en el Consejo de Seguridad, que podría calificarse de burocrático, podría obedecer a las coincidencias con Moscú contenidas en ese documento.

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