Siria se ha sumergido en un espiral de crueldad y violencia con graves consecuencias humanitarias. Ante ese panorama desolador, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha adoptado por unanimidad una resolución destinada a impulsar asistencia humanitaria y detener los excesos condenables contra la población civil de los tres años de combates militares continuos e indiscriminados. Era hora que lo hiciera. El texto de la resolución 2139 (2014) insta a todas las partes, en particular al gobierno de Damasco, a permitir a las agencias humanitarias de la ONU acceso y transporte de ayuda humanitaria con rapidez, seguridad y sin obstáculos a cualquier zona conflictiva. Asimismo, llama a levantar los asedios en áreas pobladas y a detener toda hostilidad contra los civiles.
Resulta desilusionante y preocupante que una resolución de esta naturaleza fuera necesaria cuando lo que reclama la disposición es lo que ya prescribe expresamente el derecho internacional humanitario y en particular los Protocolos de Ginebra. Sin embargo, fue el grado dramático de violación de la normativa internacional lo que exigió al Consejo de Seguridad adoptar una reafirmación de conductas humanitarias elementales de todo conflicto armado.
Es de esperar que, de ahora en más, el gobierno sirio entienda razones y se logre reducir el grave sufrimiento de la población civil, en particular en las ciudades de Alepo, Homs y Damasco. El embajador de Australia ante el Consejo de Seguridad, uno de los promotores de la iniciativa, indicó que en caso de incumplimiento “habría consecuencias”. La advertencia del embajador Gary Quilan probablemente se refiera, como primer paso, a eventuales sanciones económicas al gobierno sirio en caso de violación en el cumplimiento de obligaciones humanitarias universales.
En esa hipótesis, la tradición de Rusia y China en el conflicto permitirá presumir que sería difícil que apoyen una medida punitiva multilateral ya que interpretan afectaría la estabilidad del régimen sirio. Sin embargo, es de esperar que ante la necesidad de medidas adicionales revean su posición y otorguen prioridad a las necesidades humanitarias. Sería una señal preocupante que el Consejo de Seguridad no pudiera dar respuesta efectiva e inmediata ante un agravamiento del actual cuadro humanitario.
El secretario general de Naciones Unidas ha denunciado que, además de un millón y medio de refugiados y otro millón de desplazados, hay 200 mil personas sitiadas y que el gobierno sirio utiliza el hambre y el chantaje contra la disidencia. 45 mil civiles también se encuentran acorralados en zonas rebeldes dominadas por el Ejercito Libre de Siria.
La resolución del Consejo de Seguridad también enfatiza que la situación humanitaria empeorará de manera drástica de no encontrarse una pronta solución diplomática al conflicto. El reciente fracaso de la Conferencia en Ginebra, lamentablemente no permite mayor esperanza. No obstante, es de esperar que los principales actores extra regionales, en particular Estados Unidos y Rusia, demuestren mayor disposición en la búsqueda de fórmulas que permita impulsar un proceso político más alentador. Ese paso es hoy indispensable. Representaría también una contribución efectiva para reducir el drama humanitario que enfrenta hoy Siria.