En la última semana operativa, el precio del dólar estadounidense se ha debilitado cerca del 3% respecto a una canasta de monedas centrales, entre las cuales se destacan el euro, el yen, la libra esterlina y el dólar canadiense.
Desde los medios de prensa del mundo, argumentan que esta baja del dólar se encuentra impulsada principalmente por especulaciones de que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) podría moderar el ritmo de suba de tasas, tanto por el bajo crecimiento de la economía de Estados Unidos como por la política monetaria expansiva del Banco Central de Japón.
Sin embargo, por otro lado, justamente si tomamos como referencia el comportamiento del Dollar Index durante el último año operativo, es decir de febrero del 2015 a la fecha, entonces veremos que, a pesar de las proyecciones de debilidad que se daban para con el euro, tras la crisis en Grecia, no ha podido ir más allá de la zona de máximos en 95-100 puntos. Esto indica, de algún modo, que el avance del dólar en el mundo durante los últimos años frente a los principales cruces pudo haber alcanzado su punto más elevado y que desde entonces un proceso de recorte parcial mayor a dicho avance podría finamente habilitarse.
Por otro lado, no debemos pasar por alto tampoco el notable cambio de humor que hubo en los participantes del año 2008 a la fecha respecto a la divisa norteamericana: pasó de una posible “desaparición del dólar” a cambio del “Amero” (Unión monetaria de América del Norte), cuando estalló la crisis subprime, a que en el último año se considerara que el fortalecimiento de la divisa se terminaría acentuando hacia adelante, entre otras cosas, por el cambio de política monetaria de la FED, hacia una suba en la tasa de referencia. Continuar leyendo