El calentamiento global todavía es una preocupación del mundo desarrollado

Bjorn Lomborg

No hay un solo activista del clima a la vista aquí donde se desarrolla la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Le Bourget, a las afueras de París. Comprensiblemente, el área ha sido sellada, por lo que no hay mucha audiencia.

Mientras que las marchas planificadas han sido canceladas por razones de seguridad, hay todavía manifestantes que las están empujando con pasión hacia dentro de las negociaciones sobre el clima para presionar por un tratado más drástico.

Muchos de estos manifestantes afirman que hablan en nombre de los pobres del mundo. Dejan en claro a los participantes de la conferencia sobre el clima —negociadores climáticos, políticos, burócratas y los medios de comunicación del mundo— que la acción por el calentamiento global es la prioridad más urgente en el mundo ahora mismo.

Sin embargo, no lo es. Los activistas aquí son bien intencionados y genuinos. Pero sus pasiones y los intereses de los pueblos más desfavorecidos del mundo no son lo mismo.

Cuando miramos al mundo en desarrollo, debemos reconocer los progresos recientes: enormes logros en la esperanza de vida, un acceso ampliado a la educación y tasas más bajas de pobreza y hambre. Pero el mundo tiene un largo camino por recorrer para mejorar la calidad de vida de las personas. (Aquí hay 19 inversiones estupendas avaladas por premios Nobel que deben priorizarse).

La ONU les ha preguntado a más de ocho millones de personas en todo el mundo cuáles son las políticas que priorizan. Tanto para el mundo entero como para los que viven en los países más pobres el clima resultó en el puesto 16 entre 16 opciones, después de otras 15 prioridades.

En cambio, los que no tienen voz en el mundo claramente nos dicen sus principales prioridades: educación de calidad es la principal demanda, seguida de una mejor atención a la salud, mejores oportunidades de trabajo, un Gobierno honesto y sensible, y alimentos nutritivos accesibles.

El dicho “principal problema mundial” se ha convertido en una forma trivial de desestimar los quejidos de los privilegiados. Pero el calentamiento global es sin duda un desafío que preocupa mucho más al mundo desarrollado que a los más pobres del mundo.

Los activistas en las calles de París pueden argumentar que otros problemas se agravarán por el cambio climático. La malaria se hará más endémica, la comida se convertirá en más escasa, los desastres climáticos se volverán peores. Esto puede ser cierto, pero el mismo argumento vale para casi todos los problemas: más malaria no sólo mata, sino que reduce la asistencia escolar, afecta a los sistemas de salud, erosiona las economías y convierte a todos en más vulnerables a otros desafíos.

Hay gran pasión aquí en París. Pero la pasión sobre las cuestiones climáticas simplemente no es lo que nos dicen que necesitan los más desfavorecidos del mundo.