El Estado exitoso parece ausente

Nicolás Pechersky

Andar con esa molesta sensación de que los tenés encima siempre. Que te dicen qué hacer, cómo vestirte, qué desayunar, qué mirar en la televisión.

“Me gusta cuando callas porque estás como ausente”. Me gusta cuando callás, cuando no hacés cadenas nacionales eternas, cuando no insultás en tus actos aparateados, cuando no saturás en tus canales de noticias con tu propio relato y cuando tu cuenta de twitter no falta el respeto.

Cuando la clase política da respuesta a los problemas de la gente y no a sus propias ambiciones individuales, el Estado se siente ausente. Desaparece de los noticieros porque sin conflicto no hay noticia. También desaparece de los momentos cotidianos, de las charlas de café, de los pasillos de oficina, de los 15 minutos que esperás hasta que te den la cancha de fútbol 5.

Cuando se gobierna bien no pasás la mitad de la cena hablando de política, no discutís con amigos y familiares. Dejás de escuchar a las señoras mayores bien vestidas quejándose de los paros de subte y cortes de la panamericana.

Su negocio es vendernos que la participación y la sobreexposición política son algo para celebrar.

Logro es tener más médicos e ingenieros que militantes. Logro es tener más trabajadores cumplidores y menos metrodelegados de subte que cobran 15 lucas por 4 horas y se quejan. Logro es que los periodistas vivan de su trabajo y no de su afiliación política, de la pauta oficial.

Desde el precio de la leche hasta la SUBE que usás, la nafta que cargás, el Estado se metió en todos lados. En el diario que comprás a la mañana o el noticiero que sintonizás a la noche. En el fútbol, en la radio, en recitales, en tus vacaciones y en tus ahorros. Donde vos vas ellos quieren estar.

Si ya está comprobado que no saben gestionar. Si las AFJP despilfarraron la plata de los jubilados y por eso Cristina vetó el 82 % móvil. Si Aerolíneas anda cada vez peor y pierde cada vez más plata. Si volvieron a subastar YPF a capitales extranjeros porque no tenían idea de cómo sacar petróleo. ¿Por qué siguen metiéndose?

La sensación de tenerlos encima molesta. Incomoda. No está bueno vivir así. No está bueno sentir que se quedan con nuestros salarios diciendo que son ganancia mientras los ves llenarse de plata en nombre de una revolución imaginaria. No está bueno que los que viven en blanco paguen cada vez más y los que lavan dinero se los premie con blanqueos y expropiaciones.

Lo que estaría bueno es que entiendan que nuestras preocupaciones son más simples que eso. Que lo más importante es poder conseguir un buen laburo, tener un transporte público que ande bien y que no te signifique un peligro de muerte. Que estudiar sirva para algo y no para ganar la mínima mientras los vivos de siempre se vuelven millonarios con la obra pública.

Simplemente queremos hacer la nuestra, con igualdad de oportunidades, sin hambre, sin pobreza, con educación y salud gratis y de calidad, y que en el resto de las cosas nos dejen elegir a nosotros.