Una adicción monetaria que nunca acaba

Santiago Maggi

La dependencia es el factor más peligroso de cualquier adicción, pues es lo que hace difícil la separación, y sobre todo, la libertad para que un individuo viva sin dicha adicción.

El reporte de nóminas el día viernes dejó en evidencia la magnitud de la adicción que los mercados accionarios tienen frente a la liquidez provista por los bancos centrales. En particular, el número de trabajos creados en el mes de agosto y la revisión de septiembre (169 mil trabajos y 104 mil trabajos respectivamente) fueron ambos decepcionantes, no obstante, los futuros del S&P 500 volaron. Si no hubiera sido por el anuncio del presidente Ruso, Vladimir Putin, de asistir a Siria en caso de un conflicto bélico, el mercado habría cerrado fuertemente hacia el alza.

La explicación es sencilla: los mercados se alegran por un mal reporte, pues mitiga la posibilidad del comienzo para reducir la liquidez. Aunque suene irracional, malos reportes económicos ahora son una razón para que los mercados accionarios suban, pues el primer conductor de la tendencia alcista de los mercados no ha sido la mejora en los fundamentales macroeconómicos, sino la inyección de liquidez monetaria.

En el corto y mediano plazo la preocupación es cada vez menor sobre cuándo van a sustraer la liquidez, pues es posible que los hacedores de política decidan mantener la política monetaria expansiva por un prolongado tiempo, al estilo Japón. Sin embargo en el largo plazo, la dinámica de pedir prestado crecimiento del futuro para nuestro hoy, dejará un gran abismo para el momento en que obligatoriamente se tenga que eliminar la adictiva liquidez.