Un consejo de Francisco aplicado al deporte

Yvonne Blajean Bent

Hace casi un año, el papa Francisco encabezó las Jornadas Mundiales de la Juventud católica en Río de Janeiro, Brasil. En un breve encuentro con los jóvenes argentinos, los exhortó a leer “Mateo 25”. El pasaje bíblico tiene usos que exceden el ámbito religioso.

Dice: “Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; más al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”. Se lo llama la parábola de los talentos. Un hombre que partía de viaje distribuyó entre sus siervos dinero según sus capacidades: cinco talentos al primero, dos al segundo y uno al tercero. Cuando regresó, constató que los dos primeros negociaron y lo multiplicaron, mientras que el que tenía un talento solo lo conservó. Enfurecido le quitó a éste la moneda.

Una de las lecturas posibles, permite concluir que las chances en la vida dependen del talento, pero también del esfuerzo. De ahí la advertencia papal. Pero, ¿qué relación tiene Francisco con los talentos y el deporte juvenil? Veamos. El sociólogo Robert Merton, utilizó la sentencia bíblica para explicar por qué los científicos más conocidos son los que más posibilidades tienen de ganar un premio. Señaló que los resultados exitosos no son fruto exclusivo del esfuerzo personal, sino que hay muchas variables que intervienen.

Su colega Malcom Gladwell tomó esa metáfora para entender por qué los deportistas juveniles de elite en general cumplen años en los primeros cuatro meses del calendario. Constató que los niños se destacan alrededor de los 9 ó 10 años, pero el grupo que se distingue lo integran los más grandes. En el plano local hay pruebas de ello: las fechas de nacimiento de los jugadores de las selecciones juveniles de básquet, futbol y hockey. La sub 17 de básquet tiene 12 jugadores de los cuales 9 nacieron en el primer cuatrimestre. En la sub 17 de futbol, de 20 jugadores 8 en el primer trimestre. [1] Las chicas que integran la junior de hockey tiene de sus  14 jugadoras 9 que festejan en los tres primeros meses del año[2]  En el plano mundial, entre los juniors de la Federación Internacional de Tenis, mujeres y varones, el 50 % de los 10 mejores jugadores nació en los 4 primeros meses del año. La evidencia indica que los mayores de una generación llegan primero, superando a los que azarosamente nacieron después.

El “efecto Mateo” existe, pero es una construcción social que se puede revertir. A veces con simples distinciones. Afirma el entrenador Fernando Sommantico que se podrían subdividir las categorías para acortar las distancias físicas propias de la fecha de nacimiento. La idea es que la mano del hombre equilibre las desigualdades naturales. Pero también, y aquí es clave el consejo papal, el trabajo planificado puede multiplicar las dotes naturales.

La regulación de asimetrías ajustando los reglamentos y el trabajo derivado de la intervención pública, constituyen elementos decisivos para la realización de los chicos en el deporte y demuestra que  “efecto Mateo” no es infranqueable. Un ejemplo es el caso de Lionel Messi. Su tránsito de Rosario a Barcelona permitió el tratamiento que mejoró su físico, porque confluyó la mano del hombre para vencer un obstáculo natural, junto al trabajo paciente del jugador.

Discutir el rol del sector público en el deporte de los niños nos puede ayudar a descubrir otros Messi, Del Potro o Sabattini y, más importante aún, a mejorar la vida de los chicos.