Normalmente se dice que los gobiernos deben tomar las medidas más audaces y controvertidas en los primeros cien días de gestión, que es la luna de miel con los distintos actores de la sociedad. ¿Pero qué pasa si se arranca del día menos cien?
Si tuviéramos que sintetizar los problemas en el sector económico-financiero que aquejan a la Argentina, podríamos mencionar: déficit fiscal y gasto público, inflación, falta de inversión y de empleo privado.
Ahora bien, es tal el descalabro que quedó en el país luego de la gestión económica posterior al 2003 que, para poder trabajar sobre estos problemas, hay que resolver todos los factores distorsivos que afectaron los precios relativos y la inversión. ¡La distorsión es absoluta!
Como dice el dicho: sólo hay una oportunidad de causar una buena primera impresión. Han transcurrido los primeros cien días de Gobierno. Las medidas tomadas tienen tres características: eran necesarias en opinión de “todos” los técnicos, fueron prometidas en la campaña electoral de Mauricio Macri y se han implementado de forma eficiente.
Si preguntábamos a cualquier técnico antes del 10 de diciembre cómo se salía del cepo, la respuesta era: “Con treinta mil millones de dólares”. Esa plata nunca entró y la salida del cepo es un hecho. Si les preguntábamos por los holdouts, la respuesta era: “Hay que solucionarlo, aunque la negociación va a ser lenta”. Otro trabajo casi terminado. ¿Y tarifas? Nadie tenía ninguna duda de que había que subirlas. Continuar leyendo