Elecciones: idus de marzo de los trabajadores

Los idus de marzo de los que la clase obrera debería prevenirse están llegando. Todo indica que el próximo período estará marcado por los tarifazos, la devaluación, ataques al salario y, en suma, una crisis económica de gran envergadura que querrá ser resuelta por el próximo Gobierno a través del ajuste. Ante este panorama, las elecciones presidenciales que se vienen adquieren gran importancia. Según el modo de votar de los trabajadores, se planteará una perspectiva política para el período.

Las variantes mayoritarias son favorables a que el ajuste sea pagado por los sectores laboriosos. Tanto los posibles Gobiernos de Daniel Scioli como de Mauricio Macri -o también Sergio Massa, que cada vez más se aleja del mote de “presidenciable”- serán los que implementen este plan de ajuste, obligatoriamente -y porque está en su naturaleza de Gobiernos de la clase social de los empresarios. ¿En qué estado se encuentran los trabajadores y cuáles son sus perspectivas? Ciertos episodios podrían dar un pantallazo de una semblanza en ese sentido. Continuar leyendo

La izquierda ante una gigantesca crisis política

En enero, el edificio del Congreso es un edificio vacío. Incluso en medio de una crisis de Estado lo que impera es el vacío y el silencio -como si nadie se hiciera cargo del murmullo inquieto que atraviesa a la nación. La crisis iniciada luego de la muerte del fiscal Alberto Nisman mostró iniciativas legislativas por parte del Gobierno y denuncias por parte de la oposición. Pero nadie podría afirmar que tales iniciativas ayuden positivamente a encausar la deliberación ocasionada por tal acontecimiento ni señalen las causas profundas de la crisis. Quizás porque todos, la oposición que gobernó y el oficialismo que gobierna, están hundidos en el sistema de complicidades que prohijó el estado actual de las cosas: una guerra intestina de servicios de inteligencia, el operativo estatal de encubrimiento de la causa AMIA, la indolencia y desorientación ante la muerte del fiscal Nisman.

Durante la tarde del jueves el silencio de los pasillos del parlamento se rompió. Se rompió por los pasos de los periodistas que asistieron a la conferencia del Partido Obrero (PO), que había convocado a esa reunión con la presencia de sus diputados y dirigentes y cuyo objetivo era sentar una posición y dar a conocer una caracterización y un plan de acción frente a la crisis política que vive la nación.

“Consideramos el llamado a sesiones extraordinarias para tratar el proyecto de una nueva ley inteligencia del oficialismo como una mera maniobra distraccionista, para cerrar la crisis con un autoencubrimiento y con una autoamnistía por las responsabilidades que llevaron a 20 años de impunidad en la causa AMIA, a la descomposición de los aparatos de inteligencia y a las circunstancias en las que murió el fiscal Nisman”, disparó el diputado Néstor Pitrola ni bien comenzó la conferencia. La fuerte declaración implica caracterizar a la iniciativa del gobierno como un canto de sirenas en medio de un estado generalizado de conmoción política. En cambio, anunció la presentación de su proyecto de resolución para que se llame a interpelación a todo el gabinete nacional y eventualmente a la presidenta Cristina Fernández para desarrollar un debate que clarifique las posiciones ante la crisis. También anunció una movilización de rechazo para el día que se debata en el Senado la iniciativa presidencial. No por nada la tapa del periódico del PO titula con letras molde: “El pueblo debe saber”.

“Hay un operativo de encubrimiento”, señaló Jorge Altamira, candidato a presidente del Frente de Izquierda. “Ante la crisis desatada el gobierno responde con una postulación de un candidato a la Corte Suprema y con un proyecto, desconocido todavía, de nueva ley de inteligencia. Esto es patear la pelota para afuera. Se necesita clarificar políticamente un crimen de Estado, porque está vinculado a una crisis del poder judicial, a una crisis de los aparatos de inteligencia y que implica una verdadera crisis política. Es una crisis que involucra a todos los partidos tradicionales. Sergio Massa fue jefe de gabinete de este gobierno y responsable él mismo de los servicios de seguridad, porque tiene gente vinculada a los asesinatos de Kosteki y Santillán en su equipo de trabajo. Macri está acusado por espionaje en el ámbito de la ciudad. Está en cuestión todo el régimen política. Nuestro proyecto de interpelación interpelaría también a toda esta oposición trucha que ha colaborado en distintos momentos y distintos gobiernos y que ha formado parte de este mismo gobierno”. Altamira fustigó a los opositores que piden la anulación del Memorándum con Irán como salida a la crisis, ya que ese pacto está muerto de toda muerte.

“¿Por qué se excluye al servicio de inteligencia del ejército? -se preguntó el candidato presidencial de la izquierda-. Es una herencia de la dictadura como todos los demás. Si hubiera coherencia en la coherencia oficial debería también ser disuelto y renovado. Sin embargo, un oficial acusado por crímenes de lesa humanidad como César Milani lo dirige. Si ese aparato de inteligencia está excluido del espionaje interior, que lo demuestre”.

En un pasaje intenso de su intervención, Altamira dio una definición sobre el rol de los servicios de inteligencia para la izquierda. “Son un órgano absolutamente vital del Estado y responden a la orientación y los intereses de ese Estado. El Estado en la Argentina defiende a los monopolios, a la superexplotación de los trabajadores y el trabajo precario. Los servicios se orientan en función de preservar esos intereses. No necesitamos un nuevo servicio de inteligencia, sino que necesitamos otro gobierno, un gobierno de trabajadores”.

-¿Pero un gobierno del Frente de Izquierda disolvería los servicios de inteligencia? -preguntó una periodista.

-Si nosotros fuéramos gobierno, tendríamos un excelente servicio de inteligencia. Trabajaría para favorecer los intereses de los trabajadores, la autonomía nacional de la República Argentina, su independencia política y económica y que no estaría al servicio de la CIA ni el M15 británico ni de la Mossad, sino sólo a favor de los intereses de los trabajadores y los jóvenes de la Argentina y de los mejores intereses de los trabajadores de los otros países. El servicio de inteligencia es el sistema nervioso del Estado y debe responder a los intereses del cerebro en el que se ha alojado ese sistema nervioso.

Se ha abierto una crisis política de carácter gigantesco. La presidenta Fernández insiste en jugar a ser Sherlock Holmes -y a atribuir de modo surreal a Clarín la muerte del fiscal Nisman- y a esbozar proyectos altisonantes y distraccionistas, como en otras oportunidades -sólo basta recordar la supuestamente transformadora, y fracasada, Ley de Medios. El jueves por la tarde en el Congreso se señalaron definiciones políticas. Planteos que deben ser realizados por todo el arco partidario para debatir una crisis elefantiásica de esas características.

La izquierda en su laberinto

Quizás la izquierda política no haya tenido la posibilidad de insertarse en la sociedad argentina, tanto como hoy, desde hacía décadas y décadas y décadas. En nuestro país, el peronismo se configuró como  el standard al que debían aspirar los trabajadores: es decir, como un espacio de conciliación entre los empresarios y los sectores laboriosos para propender al avance nacional. Una propuesta que evade la realidad de los mecanismos de la explotación capitalista y de diferencias de clase estratégicas. Los momentos de excepción política permiten que la izquierda corra los velos ideológicos que hacen naturalizar tal sistema de cosas. Entonces sucede que las propuestas políticas de transformación social obtienen un público receptor más amable, más dispuesto a pensar en que los socialistas podrían configurar una opción frente al estado imperante. Continuar leyendo

El trotskismo viste a la moda

1. Cuatro militantes trotskistas, uno de ellos diputado nacional, se enfrentan en un duelo de preguntas y respuestas a los panelistas Iván de Pineda -modelo y conductor- y Teté Coustarot -modelo y conductora- durante la noche del sábado. “Los 8 escalones” es el programa de entretenimientos que regresa al recurso de la trivia para brindar un espectáculo televisivo ameno y familiar, destinado a las grandes mayorías. La producción del show televisivo decidió invitar a políticos para competir en el juego. La serie fue inaugurada por Horacio Rodríguez Larreta, del PRO, que tuvo la semana pasada una intervención que no brilló por sus resultados. La invitación del último sábado correspondió al Partido Obrero, que respondió afirmativamente al llamado. En la base de los escalones, que debían ser ascendidos hasta el octavo para poder batirse a duelo con De Pineda y Coustarot, se encontraba el diputado nacional por el Frente de Izquierda Néstor Pitrola y un equipo que lo asesoraría, compuesto por otros tres militantes de la organización. Sin embargo, ¿no son los trotskistas esos militantes de rostro adusto, militantes anticapitalistas las veinticuatro horas de sus vidas, gente adversa a sonreír debido a las injusticias de la sociedad contemporánea? ¿O es este un prejuicio caricaturesco? ¿Cómo responderían al desafío televisivo en el prime time del sábado los militantes de la revolución permanente?

2. En su libro “La sociedad del espectáculo”, Guy Debord analiza las influencias del apogeo de la imagen y la producción audiovisual en la cultura de masas y postula su preminencia sobre los resabios de la era cultural anterior, debido al triunfo de las formas capitalistas en esta esfera. La mercancía habría adquirido una singularidad última expresada en el ámbito comunicacional y se habría expandido a todos los ámbitos mediante la imagen, exhibiendo de este modo el imperio del orden bajo formas novedosas de dominación. Si bien la lectura de Debord podría ser tildada -con razón- de maximalista, también es cierto que el autor francés, uno de los animadores del situacionismo, se detenía en las formas comunicacionales que hoy son la marca de la contemporaneidad. Sin embargo, frente al panorama totalizante que planteaba Debord respecto a la dominación del capital sobre los capitales simbólicos de los medios de comunicación y de la era del show, ¿sólo cabría la rebelión conducida por intervenciones al margen de la sociedad del espectáculo? ¿O podría ser posible una intervención en esos canales de comunicación para aprovechar la masividad de su llegada? Cuando Sigmund Freud y Carl Jung avizoraron la costa estadounidense desde el barco en el que viajaban hacia el nuevo mundo desde Europa para esparcir su disciplina, el último susurró al oído del padre del psicoanálisis: “No sospechan que estamos trayendo la peste”.

3. “Nosotros vamos a todos los lugares a donde nos inviten”, explica Gabriel Solano, dirigente del Partido Obrero y a la sazón uno de los asesores del diputado Pitrola en el juego de “Los 8 escalones”. No debería sorprender: las organizaciones de la izquierda socialista no cuentan con sponsors empresariales, ya que su programa político implica una oposición estratégica a los representantes de esa clase social. Por eso aprovechan cada intersticio que se les ofrece para llevar su mensaje político. Incluso en el campo del entretenimiento: un espacio que les permite mostrar la imagen –en la era de la imagen- de su espíritu. De tal modo, Néstor Pitrola -obrero gráfico, dirigente clasista de su sindicato, fundador de la organización piquetera Polo Obrero y actual parlamentario nacional- pudo mostrarse como el hombre de a pie que es: contar anécdotas de sus viajes en subte y el reconocimiento de los transeúntes, señalar –frente a una pregunta- su presencia en una manifestación contra el ALCA en la ciudad de Mar del Plata, su participación –frente a otra pregunta- en la manifestación conocida como el Viborazo en Córdoba, que puso fin a la intervención dictatorial en esa provincia y, sobre todo, le permitió anunciar que lo ganado en ese show televisivo de entretenimiento no engrosaría sus bolsillos personales, sino que sería donado al fondo de huelga de los obreros despedidos de la empresa Lear, uno de los conflictos que atraviesa la actualidad social. En el prime time televisivo del sábado a la noche, un conflicto laboral se introducía y se desplegaba uno de los roles de los diputados de los trabajadores, que no es otro que el de la solidaridad con esas luchas y su constante acompañamiento político.

4. Las redes sociales dieron cuenta del impacto de la intervención de los representantes del Frente de Izquierda en la televisión y por fuera de los programas políticos que los cuentan como participantes más o menos permanentes. En Twitter, “Pitrola” y “El PO” se constituyeron en Trending Topics, es decir, en sintagmas mencionados con frecuencia masiva por los usuarios de esa red social. Hubo, mayormente, muestras de simpatía a la participación de los militantes trotskistas en el programa, aunque también se registraron expresiones de reprobación de simpatizantes kirchneristas a esa intervención, amparados en que le “hacían el juego a la Corpo” o que, directamente, estaban haciendo el ridículo. También hubo otros sectores izquierdistas, cuyos referentes tienen un renombre menor o casi ínfimo, que le reprochaban a Pitrola esta participación en nombre de una supuesta “pureza revolucionaria”. En el caso de los kirchneristas, el doble standard se ponía en funcionamiento, ya que la máquina reprobatoria se ponía en funcionamiento mientras Martín Insaurralde es un visitante asiduo del “Bailando por un sueño” de Showmatch de Marcelo Tinelli y sus apariciones no convocan ningún rechazo. En el caso de los izquierdistas, tal vez implique cierta desazón ante el reconocimiento que tienen ganado los representantes del Partido Obrero. En cualquier caso, Andy Warhol o Salvador Dalí –esos genios artísticos de la comunicación- hubieran respondido: “No importa si hablan bien o mal de vos, lo importante es que hablen”.

5. Tal vez el trotskismo sólo sea reconocible, entre los países del mundo, como una fuerza política existente solamente en la Argentina y Francia. En nuestro país, el Frente de Izquierda, con sus tres diputados nacionales, el triunfo en Salta sobre el peronismo y las decenas de diputados provinciales y concejales en distintos distritos da cuenta de este fenómeno. Su convocatoria a un programa de entretenimientos también señala su inserción en el imaginario cultural de los argentinos. El equipo del PO no le ganó a Iván de Pineda. De cualquier modo, tuvo un rol digno. Ganaron veinte mil pesos y anunciaron que los donarían a los trabajadores de Lear despedidos. Los políticos trotskistas locales divirtieron y se divirtieron. Es un signo positivo. Ojalá Gerardo Sofovich, recuperado de su hospitalización, quiera darles revancha y el duelo de las preguntas y respuestas se repita, quién sabe, quizás, con mayor éxito para el trotskismo.

FIT: una política de futuro en las pantanosas aguas del atraso

En las agitadas aguas de la política nacional -atravesadas por la licencia presidencial y la asunción en su reemplazo del cuestionado Amado Boudou-, la noticia sobre la performance del Frente de Izquierda en Salta, representado por el Partido Obrero de esa provincia, confirma la existencia de una tendencia política profunda que anida en una parte importante de la población. Y es un dato que no debería pasar desapercibido en relación a las elecciones que se realizarán el 27 de marzo.

En la capital salteña, las elecciones PASO -que preparan los comicios que renovarán los parlamentos y concejos provinciales- mostraron que los candidatos del PO fueron los que más votos obtuvieron. Claudio del Pla, precandidato a diputado provincial -y que espera renovar su banca- obtuvo 52.085 votos y el 20,71% del favor del electorado. Solamente la conjunción de cinco lemas del Partido Justicialista le permitió superar al PO con el 28,82% de los votos, expresados en 72.466 sufragios, aunque ningún candidato obtuvo más votos que el histórico dirigente trotskista salteño. En la votación a concejales por la ciudad de Salta, la lista encabezada por Arturo Borelli del PO logró 56.627 votos ubicándose en primer puesto, ni siquiera superado por los cinco lemas del PJ. De este modo, si la votación se repitiera en noviembre, obtendría 7 escaños en el Concejo Deliberante local que le permitiría disputar la presidencia del organismo. La precandidata a senadora provincial obtuvo una votación que le permitiría ingresar a la cámara alta salteña. En términos generales, el PJ ganó la elección mediante la suma de todos sus lemas, el PO se ubicó en segundo lugar y el partido Salta Somos Todos, del derechista Alfredo Olmedo (que representa al PRO), fue relegado al tercer lugar. Las cifras consolidan la perspectiva de Pablo López, que se postula como diputado nacional al congreso en las elecciones del 27 de octubre. Tales resultados le otorgan al Frente de Izquierda -a través del PO- la mayor votación que obtenida históricamente por los trotskistas en una elección local.

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