La elección de la izquierda y su interna

Una de las sorpresas de las elecciones PASO fue que el Frente de Izquierda (FIT) -al cerrar estas líneas- empataba con Progresistas, que postula a Margarita Stolbizer, en la pelea por ser la cuarta fuerza nacional. (Debe señalarse, sin embargo, que varias de las afirmaciones que se realizan en este intento apresurado de balance tienen un carácter provisorio, ya que los datos de la estratégica provincia de Buenos Aires tardaban asombrosamente en ser cargados). Tanto al convertirse el FIT en la cuarta fuerza como no, estaríamos en presencia de un fenómeno que confirma el ascenso de la izquierda en la Argentina. La otra sorpresa, es que el candidato Nicolás del Caño estaría ganando el comicio interno a Jorge Altamira y sería el candidato a la presidencia del FIT en octubre.

Las elecciones para cargos ejecutivos suelen ser más “conservadoras” por parte de los votantes, ya que se trata de elegir, según el imaginario social, a quienes se encargarán de la administración práctica del gobierno. El cuerpo social actúa de manera diferente que en las elecciones legislativas, en las que la intención de control de los gobernantes, por ejemplo, podría llevar a decisiones electorales más audaces. En esta elección, las fuerzas de la así llamada “izquierda anticapitalista y revolucionaria”, agrupadas en una coalición, crecieron un cincuenta por ciento respecto de las PASO de 2011 y, en ciertos distritos, como en la ciudad de Buenos Aires, superaron la votación de las PASO de 2013 (que tuvieron ese carácter menos condicionado).

Los resultados generales ubican al FIT como uno de los sectores que podría incrementar su bancada parlamentaria -en las legislaturas nacionales, provinciales y concejos deliberantes- si mejora esta elección en la ciudad de Buenos Aires, en provincia de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. Un crecimiento que parece muy probable ya que el resto de la izquierda no participará de las elecciones de octubre. La presunta atomización de la izquierda fue desmentida con esta votación, ya que el resto de la izquierda que gusta de llamarse clasista obtuvo votaciones marginales y no superó el piso del 1,5%. Salvo el extraño caso de Luis Zamora en la ciudad de Buenos Aires, un candidato al que se identifica como de izquierda -a pesar de que Zamora mismo sea reacio a definirse de ese modo- y que apunta a cierto voto protesta, a ciertos límites “democratizantes” o a la pulsión del mito. Salvo esta figura -que presentó lista corta a diputados en CABA solamente- se puede afirmar que la inmensa mayoría del voto de izquierda se concentró en el FIT.

El término “democratizante” se refiere a cierta adaptación de organizaciones que se reclaman de izquierda al estado actual de las cosas, a la matriz estratégica del régimen de gobierno imperante. Esta cualidad se distingue de aquella que ostentan los grupos políticos llamados “revolucionarios”, los cuales plantean la superación del régimen del capital mendiante su sustitución por un gobierno de los trabajadores. Zamora adquirió el halo que prodiga el mito cuando, en medio de la crisis de 2001, se presentó como un reformador honesto, que prometía cambiarlo todo en una confluencia de asambleísmo horizontalista sin dirección política -con dejos de Holloway, Negri y la guerrilla zapatista- con un trabajo personalista en las instituciones legislativas del Estado. El peso del mito produce que se recuerde el halo y no el fracaso rotundo de esa experiencia, cuando los nueve legisladores porteños que se sumaron a la legislatura de la mano de Zamora en 2003 estallaron en un tendal de minibloques personales al poco tiempo de estrenar sus curules. El prestigio de Zamora aparece intacto, no ya para una experiencia revolucionaria como la que reivindicó en los años ochenta, sino para el mejoramiento del régimen democrático basado en el romántico proyecto de pensarlo todo de nuevo.

La perduración del ascenso del FIT se produjo a la par de la primera interna que enfrentaba a los partidos que lo componen. De un lado se encontraba la Lista Unidad, que postulaba a Jorge Altamira a la presidencia y a Juan Carlos Giordano a la vicepresidencia; del otro la lista Renovar y Fortalecer, que postulaba a Nicolás del Caño y Myriam Bregman, respectivamente. La victoria de Del Caño fue una sorpresa, ya que el PTS, partido que sostenía tal candidatura, no sólo no tiene militancia en varias provincias donde ganó, sino que su influencia política y organizativa es menor que la de sus contendientes -en particular el Partido Obrero, que es reconocida como la fuerza más importante de la izquierda argentina.

La campaña de Del Caño se basó en la “necesidad de renovar” el FIT, en la consigna de que los diputados “ganen como un maestro” y en el señalamiento de la juventud de Del Caño frente a Altamira. Las consignas podrían ser llamadas “democratizantes”, en el sentido antes explicado. Como muestra, valga señalar que el legislador Gustavo Vera, quien además de ser un impulsor de las denuncias de trata y narcotráfico es un hombre ligado al Vaticano y a los sectores sindicales del moyanismo, hace gala de que dona el excedente de su salario legislativo al de su sueldo como docente a diferentes instituciones y ONGs. Esa consigna le valió que se lo tildara como “el último romántico”, mote que Del Caño aceptó cuando el noticiero Telenoche lo presentó así. Se podría bucear en las estrategias del partido Podemos de España para encontrar las similitudes con la consigna a secas de “renovación” -se debe recordar que el FIT tiene 4 años-, que tienen parecido también con planteos limitados políticamente: la renovación porque sí es una consigna dirigida a un sector atrasado de la sociedad en su conciencia, aunque pueda tener simpatías por la izquierda. La “renovación” así planteada se opone a la idea socialista de un partido caudillo de los cambios revolucionarios. Las consignas principales de la campaña de Del Caño buscaban apelar a esa franja poblacional que se podía entusiasmar sin cuestionar al régimen imperante por las candidaturas.

Por el contrario, la lista Unidad tuvo como eje denunciar el ajuste por venir, la devaluación, los tarifazos y el trabajo precario, y planteó que la crisis la debían pagar los capitalistas. Para ello planteó que el FIT debía avanzar hacia un polo que agrupe a los luchadores bajo el programa de un gobierno de los trabajadores.

El triunfo de Del Caño podría atribuirse, entonces, a que la tendencia al giro a la izquierda de cierto sector de la sociedad entroncó con los planteos democratizantes de la campaña de su lista, que llegaron incluso a provincias sin trabajo militante del PTS mediante su política de comunicación. Su planteo encontró simpatía en capas poblacionales que pueden adherir a la izquierda, pero no a sus planteos más de avanzada. Este hecho señala, también, cierto estado de conciencia de este sector social, que encuentra comodidad en un discurso “democrático” y no en uno “revolucionario”, por el momento.

La postulación de Del Caño había sido difundida mediante una potente campaña de comunicación que no sólo aprovechó los espacios gratuitos de televisión, sino que también usó de manera notable las redes sociales como medio para esparcir sus consignas -debe destacarse, del lado de la lista Unidad, que los spots realizados por el grupo Plaza Miserere (el de la nave de La Guerra de las Galaxias, la animación de Los Tres Chiflados o el tarantinesco spot a favor de Pitrola en la provincia) merecerían ganar premios a la comunicación política del más alto nivel. De cualquier forma, el aspecto comunicacional de la lista de Del Caño fue superior.

La lista Unidad se equivocó al negarse a realizar un debate público y masivo con el sector de Del Caño. Su negativa se explicaba en la necesidad de no enfrentarse con los socios de la coalición y destinar esos esfuerzos al enfrentamiento con los candidatos tradicionales. Sin embargo, la disputa entre esos socios era perceptible, y eso no afectó, como se vio al principio de este balance provisorio, la performance de la alianza. La clarificación de las dos posiciones políticas, de raigambre profunda, tal vez podría haber sido beneficiosa para afianzar uno u otro carácter del FIT. El candidato a presidente de la coalición sería Del Caño, mientras que la lista Unidad encabezará tres de los cuatro distritos que tienen posibilidades de consagrar diputados nacionales. Este es el marco en el cual el FIT deberá afrontar el camino promisorio de las elecciones de octubre.

¿Qué PASO en la izquierda?

El Frente de Izquierda nació en oposición a las elecciones PASO, instauradas a partir de la última ley electoral y que imponen un sistema de internas abiertas en todos los partidos, a la vez que un piso poscriptivo que debe ser superado para poder tener un lugar en las elecciones generales.

A partir de la denuncia de este sistema electoral -ya que, para la izquierda, planteaba una injerencia del Estado en la vida interna de los partidos, a la vez que una proscripción antidemocrática- los partidos que componen actualmente el FIT se dieron a la exploración de una alianza que desarollara un programa común que, a la vez, les permitiera ir unidos a las elecciones de modo tal de aunar fuerzas en pos de la superación del piso de las primarias. Continuar leyendo

El trotskismo como tercera fuerza política

Las elecciones PASO no sólo preconfiguran el mapa electoral general de las elecciones de octubre -y las provinciales que se realicen antes- sino que muestran también un fenómeno inusual en el campo político argentino. En dos de las elecciones más relevantes -las realizadas en Salta y Mendoza- las fuerzas que integran el Frente de Izquierda obtuvieron el tercer lugar entre las favorecidas por el voto de la ciudadanía en votos a cargos ejecutivos. El dato no sólo es inédito, sino que configura un fenómeno -por el momento- puramente nacional: el trotskismo (fuerza que plantea un programa anticapitalista y socialista revolucionario) en ningún otro país muestra tales resultados. Continuar leyendo

Salta, la troska: la izquierda ante una elección disruptiva

“Venga, acompáñeme a la bicicletería de a la vuelta, que con ellos en 2013 recorrimos el barrio llamando a votarlos a ustedes y ahora necesitamos materiales para volver a hacer la recorrida”, cuenta Pablo López -actual diputado nacional por el Frente de Izquierda y candidato a intendente del Partido Obrero en la ciudad de Salta- que le dijo una señora hace dos días en una visita a un barrio popular de la capital provincial. “Como nunca en una elección nos atacaron tanto desde los medios de comunicación y desde todas las facciones políticas, pero también como nunca vemos que se acercan sectores de la población a militar por nuestro voto”, dice López, que se caracteriza por su aspecto barbado, pelilargo y juvenil y la parsimonia de aquellos que no tienen drama en explicar cien veces su postura hasta que se entienda. Dentro de unos días participará de una elección de una gran importancia. Este domingo se desarrollarán las elecciones PASO en Salta. Una contienda sobre la que se posan los ojos de los analistas políticos no sólo por su relevancia nacional cuando las principales facciones en pugna expresan al kirchnerismo y al peronismo de derecha (par que podría replicar el status de la disputa de la elecciones generales de este año) sino también por el rol que tendrá la izquierda, expresada en la lista del Partido Obrero. Es decir, la elección podría ser una más de las muchas que se producirán este año, pero con un elemento “siniestro” -en el sentido desestabilizador que señalaba Sigmund Freud para la palabra y en su significado literal, ya que se sabe que el origen de la palabra va de la mano del concepto “izquierda”-.

“Me importa un carajo que me vea la patronal, nosotros vamos con el Partido Obrero”, cuenta Jorge Altamira que le dijo un obrero que, entusiasta, se le acercó a expresar su apoyo a la salida del horario laboral en el Ingenio El Tabacal, en el interior provincial. Mauricio Macri, Sergio Massa y Daniel Scioli se hicieron presentes estos días en la provincia del norte con el fin de reafirmar la tentativa de nacionalización de las elecciones. Pero también se hizo presente el candidato a presidente del Frente de Izquierda Altamira para ayudar a desmantelar esta operación. Frente a la disputa entre dos fracciones del régimen oligárquico que gobierna Salta desde hace décadas, la lista del PO se presenta como el factor disruptivo, que rompe la previsibilidad del ejercicio electoral. “Creemos que hemos quebrado el intento de polarización al menos en la capital de Salta y que por eso Pablo López estará disputando el segundo lugar en la votación a intendente”, explica Altamira. En Salta, las PASO dirimen internas sangrientas entre los partidos tradicionales. Por caso, las listas que llevan la candidatura de Urtubey a la reelección suman más de 50. El mapa político de las PASO salteñas podría resultar macondiano, inverosímil. Libres del Sur -la agrupación que hace unos años fuera guevarista y que tiene como referentes a Victoria Donda y Humberto Tumini- apoya en la provincia al kirchnerista Urtubey, hombre de silicio y Opus Dei y miembro de una casta oligárquica tradicional desde hace siglos. Por el contrario, el Movimiento Evita -que se postula como la izquierda kirchnerista- apoya al tándem Juan Carlos Romero como gobernador, Alfredo Olmedo como vice, una expresión de la más rancia derecha reaccionaria, alianza del PJ con el PRO. “Superar las PASO con una votación que quiebre la polarización nos llevará a un escenario distinto para las generales de mayo”, indica Altamira. En 2013, en la capital salteña el PO obtuvo en las PASO un 16% de los votos. Luego dio el cimbronazo y sacó el 29%, casi duplicando su elección.

“El partido ha crecido exponencialmente”, dice Claudio del Pla, candidato a gobernador por el PO. El referente indiscutido del trotskismo en la provincia explica que el voto al PO expresa la elección por una alternativa al régimen oligárquico que disputan las dos facciones mayoritarias. “Por eso esta campaña fue la más dura en cuanto a los ataques de todos lados: nos identifican como la alternativa de transformación y nos atacan para obturar esa perspectiva”, especula Del Pla. “Es importante el salto cualitativo de esa campaña contra el Partido Obrero -explica Altamira-. Dicen todo el tiempo: ‘Ellos no pueden gobernar’. Pero esa postulación implica que se está discutiendo la posibilidad de gobierno del PO. Que se discuta en la población salteña cómo podríamos gobernar fácticamente nosotros es un hecho revolucionario”.

“No, no son actores, son testimonios reales de la gente que nos votó”, contesta Pablo López. Los spots de campaña que se vieron en la televisión salteña muestran -además de un spot animado en el que se postula: ‘con el Partido Obrero, el pueblo llega al poder’- a jóvenes estudiantes, señoras en la puerta de sus casas, mujeres trabajadoras, un hombre en su moto, testimonios de los votantes del trotskismo en la ciudad de Salta. “Con vos, podemos”, es el slogan de la campaña, que remite al “Sí, podemos”, de Barack Obama en su primera elección triunfante. “Las encuestas nos ubican disputando el segundo lugar en la elección a la intendencia -dice López-. En las recorridas por los barrios, por las fábricas, en las universidades se percibe esa tendencia. Un sector muy importante se plantea cambiar el régimen político que ha gobernado las últimas décadas, un régimen privatizador de los servicios municipales y al servicio de los sojeros, los dueños de las petroleras y las mineras. La población ha visto nuestro programa y un sector muy fuerte apuesta a eso”. El domingo hay elecciones en Salta. La izquierda espera superar las PASO con una buena performance y entonces luego ir con todo para que en las elecciones generales se vuelva a popularizar el mote que les quedó impreso desde 2013. Para que vuelva a estar en boca de todos una sencilla pero significativa frase: “Salta, la troska”. 

FIT: una política de futuro en las pantanosas aguas del atraso

En las agitadas aguas de la política nacional -atravesadas por la licencia presidencial y la asunción en su reemplazo del cuestionado Amado Boudou-, la noticia sobre la performance del Frente de Izquierda en Salta, representado por el Partido Obrero de esa provincia, confirma la existencia de una tendencia política profunda que anida en una parte importante de la población. Y es un dato que no debería pasar desapercibido en relación a las elecciones que se realizarán el 27 de marzo.

En la capital salteña, las elecciones PASO -que preparan los comicios que renovarán los parlamentos y concejos provinciales- mostraron que los candidatos del PO fueron los que más votos obtuvieron. Claudio del Pla, precandidato a diputado provincial -y que espera renovar su banca- obtuvo 52.085 votos y el 20,71% del favor del electorado. Solamente la conjunción de cinco lemas del Partido Justicialista le permitió superar al PO con el 28,82% de los votos, expresados en 72.466 sufragios, aunque ningún candidato obtuvo más votos que el histórico dirigente trotskista salteño. En la votación a concejales por la ciudad de Salta, la lista encabezada por Arturo Borelli del PO logró 56.627 votos ubicándose en primer puesto, ni siquiera superado por los cinco lemas del PJ. De este modo, si la votación se repitiera en noviembre, obtendría 7 escaños en el Concejo Deliberante local que le permitiría disputar la presidencia del organismo. La precandidata a senadora provincial obtuvo una votación que le permitiría ingresar a la cámara alta salteña. En términos generales, el PJ ganó la elección mediante la suma de todos sus lemas, el PO se ubicó en segundo lugar y el partido Salta Somos Todos, del derechista Alfredo Olmedo (que representa al PRO), fue relegado al tercer lugar. Las cifras consolidan la perspectiva de Pablo López, que se postula como diputado nacional al congreso en las elecciones del 27 de octubre. Tales resultados le otorgan al Frente de Izquierda -a través del PO- la mayor votación que obtenida históricamente por los trotskistas en una elección local.

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Elogio de los jóvenes que luchan

Desde Tucumán - Cada cierto tiempo pasa que los más chicos, los menores, los jóvenes, se convierten en aquellas personas que indican los rumbos que debería tomar nuestro país. O que muestran el fermento político que anida en las sociedades. O que escriben las páginas más contemporáneas de la historia al ritmo que le imprimen sus cuerpos movedizos. Esto pasa ahora mismo en varias regiones de esta nación.

La Rioja es testigo de estas intensidades. La gran movilización contra la megaminería a cielo abierto, que reunió a alrededor de treinta mil personas en una provincia poco acostumbrada a la manifestaciones de esta magnitud (debe hacerse notar que la ciudad cuenta con ciento ochenta mil habitantes, por lo tanto la manifestación del 26 de enero de 2013 equivale a una de medio millón de personas en la ciudad de Buenos Aires) marcó un hito y un comienzo. Luego se conoció el triunfo de Famatina, expresado en la rescisión del contrato entre la Osisko Mining Corporation y el gobierno de Luis Beder Herrera para la implementación de la megaminería a cielo abierto en ese cordón montañoso. Pronto, el gobernador kirchnerista Beder Herrera sería vencido en las elecciones PASO y así el peronismo conocería el sabor de la derrota por primera vez en muchísimos años. Hoy los jóvenes continúan ese camino. Un movimiento estudiantil se inició en las aulas de la Universidad Nacional de La Rioja, donde no se realizaba una asamblea desde hace 25 años. Las protestas habían comenzado por el despido de muchos docentes en esa casa universitaria, según contaba Virgina a este cronista en esta nota del portal Plaza de Mayo. Sin embargo, el sustrato de la protesta se encontraba en la rebelión ante el eterno rector, el kirchnerista Enrique Tello Roldán, que ostenta su cargo desde 1987, que es conocido como “el dictador”, que tiene un ascensor -el único existente en la ciudad universitaria- para su uso exclusivo (ver video), que hace besar su retrato junto al ex papa Ratzinger a los directores de las carreras, que -según se rumorea en La Rioja- quisiera heredarle el cargo a su hija Cecilia Tello Roldán. Los estudiantes marcharon por primera vez en décadas y formaron una masa de dos mil personas que exigieron su renuncia. Luego comenzó la protesta en la universidad. Se ocupó el edificio de Arquitectura y desde distintas carreras empezó a discutirse la toma del rectorado. “Hoy somos tres mil personas rodeando el rectorado exigiendo la renuncia de Tello Roldán -cuenta Emilio la tarde del jueves 19 de septiembre-. Somos docentes y estudiantes peleando por esta misma causa”. Que no es otra sino la de ir socavando los poderes que gobiernan la provincia a su antojo desde tiempos inmemoriales.

Video: el ascensor exclusivo del rector de la UNLaR.

Quizás los riojanos se hayan contagiado de los tucumanos, que desde hace tres semanas toman universidades en defensa de las estudiantes, contra la violencia de género y por comedores y boletos estudiantiles. Luego de dos casos de abuso producidos a la luz del día en las inmediaciones de la Facultad de Filosofía y Letras, las asambleas decidieron que debían parar con esa violencia contra sus compañeras. Decidieron tomar la facultad. Otras se unieron. Los docentes se plegaron al reclamo. Realizaron marchas que incrementaron la cantidad de participantes progresivamente. El último lunes 16, aniversario de la Noche de los Lápices, 3500 estudiantes se movilizaron para reclamar por una ley que declare la Emergencia por la Violencia de Género, Doméstica y Sexual. Se debe recordar que Tucumán es la provincia en la que se produjo la desaparición de Marita Verón, el asesinato de Paulina Lebbos, que es una de las capitales de la trata y que todo apunta a que el poder kirchnerista ejercido por José Alperovich y su mujer Beatriz Rojkés haya hecho todo lo posible para que triunfe la impunidad. Los estudiantes han manifestado que rechazan el plan de seguridad del gobierno, que plantea una mayor incidencia de la policía, ya que la institución policial es cómplice cuando no ejecutora del crimen de la trata y ya que se han producido violaciones dentro de comisarías. Los estudiantes homenajean del mejor modo a la memoria de Verón y Lebbos.

Como los estudiantes secundarios de la ciudad de Buenos Aires, que mediante las tomas decididas en asambleas decidieron ponerse al frente de la lucha contra la Ley Nacional de Educación, que intentan aplicar concertadamente el gobierno nacional kirchnerista y el derechista gobierno de Mauricio Macri. Una reforma que elimina materias y orientaciones y que, en definitiva, declina la calidad de la educación pública y da rienda libre para la acción de la privada. Dos de los colegios que no están afectados directamente por la reforma, por tener el carácter de colegios preuniversitarios, son los que se han plegado con mayor entusiasmo a las medidas de lucha, que son elaboradas, analizadas, balanceadas y planificadas mediante la discusión colectiva. Las tomas abarcan hoy jueves a ocho colegios porteños y todo indica que varios otros se estarán sumando en las próximas horas. Después de que la izquierda se convirtiera en la principal fuerza en las facultades de la UBA, sus hermanos menores les siguen el camino. 

En todos estos casos, el ímpetu de la lucha está planteado por un espíritu político, no por el meramente reivindicativo, sindicalista. Desde la exigencia de la renuncia del feudalizante rector de la universidad de La Rioja hasta la toma entre manos jóvenes tucumanas de la cuestión de la seguridad de las mujeres y contra el accionar delictivo de la policía, hasta la lucha contra una reforma antieducativa y por la calidad en la enseñanza de todos los estudiantes por parte de los porteños. Todos estos casos muestran a una juventud que decide intervenir sobrepasando los canales institucionalizados de intervención que la sociedad les ofrece. Esto produce que los sectores más conservadores les reprochen una actitud que consideran ajena a sus deberes y extraña a sus edades, distante de los comportamientos que deberían ostentar. Pero aquí están estos chicos y estas chicas, desafiando al mundo impuesto a través de sus movilizaciones conmovedoras y tremendas, haciendo honor a ese mandato que indica que es un absurdo no querer cambiarlo todo cuando se es joven. Quizás las cosas del mundo cambien cuando ese espíritu abarque a las mayorías, que alcanzarían certificado de juventud eterna y habilitación entonces para que el mundo sea verdaderamente suyo.

“Gracias, Gildo”

Las formas de reaccionar ante las derrotas suelen mostrar ciertos aspectos del alma humana que, de otra manera, se mantendrían ocultos en lo recóndito. Es posible apreciarlo en los momentos más cotidianos de la existencia, desde el momento en que se pierde un partido de fúbol hasta cuando el equipo de preferencia de un hincha se va a “la B”. Cuando un niño sufre no haber ganado el juego que realizaba. Cuando una presidenta pierde una elección.

El domingo 11, luego de que se constatara que el Frente para la Victoria había perdido casi cinco millones de votos en las internas PASO desde la última elección, la presidenta Cristina Fernández brindó un deslucido discurso que se caracterizó por la confusión y la no admisión de la derrota. Se debe remarcar que tal resultado debía ser endilgado a la jefa del Poder Ejecutivo ya que ella misma se había puesto al frente de la campaña, en un intento de nacionalizar la elección. El miércoles por la tarde, ciertas cosas cambiaron. No todo cambio implica que se cambie para mejor.

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Spots de campaña: PASO a la izquierda

Con la salida al aire de los spots de campaña, ha empezado la campaña electoral recargada. Bueno, quizás se deba hacer una aclaración, ya que la configuración de nuestra sociedad plantea una singularidad respecto a otras sociedades: el cronista Jon Lee Anderson señaló alguna vez que la Argentina e Irán son las naciones en las que la política es el tópico más recurrente en la vida cotidiana (debe advertirse que Anderson es un viajero de cinco continentes). Por lo tanto, los periodos electorales -que en toda sociedad incrementan la discusión acerca de la política- en nuestro país deberían llevar ese debate a niveles siderales.

El instante en el que la televisión empieza a mostrar los spots electorales de todos los partidos da comienzo al período en el que los argentinos, cual hombres lobo, se convierten en animales políticos por naturaleza hasta el día de las elecciones.

Esta campaña, tal acontecimiento sucedió el lunes 22 de julio de 2013, desde temprano por la mañana. El año electoral, en el que se renovarán las cámaras legislativas, empezó cuando la voz de algún locutor dijo: “Espacio cedido por la Junta Electoral”. Luego, los programas, los proyectos, los partidos en producciones de 36 segundos.

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