El BCRA apura la suba del dólar

La inflación, las reservas y el real de Brasil definen el precio del dólar oficial, en el año de mayor suba para la divisa norteamericana desde 2002. Así, la estrategia del Banco Central para regular su cotización tuvo una variante la última semana, cuando este viernes la entidad decidió no intervenir para atenuar la apreciación de la divisa en el mercado mayorista o interbancario.

El BCRA regula la liquidez de esta plaza, en la que se fija la cotización que rige las operaciones de comercio exterior. Al moverse los negocios exclusivamente por oferta y demanda entre privados, es decir las ventas de los exportadores y las compras autorizadas para importaciones, el dólar mayorista avanzó este viernes 1,9 centavos (un 0,34%), a $5,932, con lo que acumuló un alza desde enero del 20,64 por ciento. En los últimos doce meses, la divisa norteamericana se apreció un 24,4%, desde los 4,77 pesos.

Esta suba de la tasa de cambio convalidada por el Gobierno también respalda la visión por la cual la entidad que conduce Mercedes Marcó del Pont permite que el precio del dólar acompañe a la inflación real. El porcentaje equipara e incluso supera al de las suba de precios minoristas, de 16,1% desde enero y 18,9% interanual (al 22 de octubre último), según el sitio Inflación Verdadera.

En relación a otros indicadores, la apreciación del dólar dirigida por el BCRA también mantuvo una cierta paridad. Por ejemplo, el aumento de la recaudación tributaria en octubre fue de 23,6% interanual, mientras que el INDEC detectó un incremento promedio de los salarios de 19,9% entre enero y septiembre, en ambos casos porcentajes más cercanos a lo que puede estimarse como una inflación real.

Una razón determinante para permitir la escalada del dólar es la pérdida de reservas internacionales, ahora en u$s33.405 millones, su nivel más bajo desde el 25 de enero de 2007, con una sangría de u$s9.885 millones en el año. Si el Banco Central opta por conservar su stock de divisas y canalizarlo para pago de deuda e importaciones de energía, se ve obligado a reducir sus ventas en el mercado mayorista para abastecer la demanda y en forma implícita convalida la suba del precio. Por el mismo proceder, se vuelcan menos pesos al mercado, se limita la sobreemisión (bajó del 40% anual en 2012 a menos del 30%), circunscripta solo a financiar el incremento del gasto público, y se quita liquidez para la demanda de dólares en el circuito paralelo.

El viernes el dólar mayorista tuvo la mayor alza diaria desde el 2 de marzo de 2009. En aquel momento, los mercados accionarios internacionales atravesaban sus puntuaciones más bajas de la crisis financiera detonada por la quiebra de Lehman Brothers. En coincidencia, también se registró un abrupto declive de las monedas emergentes: el dólar en Brasil alcanzó entonces los 2,45 reales, precio máximo que llegó a tocar nuevamente en agosto de este año.

En los últimos doce meses el dólar en Brasil suma una ganancia de 11,3%, tasa reducida en un 5,8% por la inflación acumulada (de septiembre a septiembre). En la Argentina, según lo detallado anteriormente, la ganancia es de 24,4%, con una inflación aproximada de 18,9% anual. Al descontarle a la apreciación del dólar la inflación, la suba de la divisa norteamericana converge en ambos casos en un 5,5%, por cuanto es probable que el Banco Central argentino también siga de cerca los movimientos cambiarios que decide su par brasileño, debido a que el país vecino es el principal socio comercial de la Argentina. Esta coincidencia no es casual aunque sí, probablemente, inexacta. Si consideramos una inflación más próxima al 25%, como sostienen algunos estudios privados, el margen del BCRA para devaluar el peso es aún mayor que el que queda para el real brasileño.

Según datos de Abeceb.com, el intercambio de mercaderías con Brasil acumuló entre enero y octubre un saldo negativo para la Argentina de u$s2.630 millones, un 43,8% mayor que el del mismo período del año pasado. Una razón más para que el Gobierno busque preservar la competitividad a través de la política monetaria.

El dólar sondea los 10 pesos

Tal como ocurrió en mayo último, el dólar libre vuelve a posicionarse en torno a los 10 pesos, un valor monitoreado minuciosamente desde los despachos oficiales, para impedir un avance sobre esa barrera psicológica a cinco días de las elecciones legislativas. Aun cuando está lejos del precio máximo de cierre de $10,45 del 8 de mayo, los $9,89 que alcanzó la divisa en la plaza informal este lunes constituyen la sexta marca histórica, detrás de aquel récord, los $10,08 del 7 de mayo y los $10,03 de los días 9, 10 y 13 de ese mismo mes.

Entonces, la brecha entre el dólar blue y el oficial tocó el 100 por ciento. Las ventas de títulos públicos nominados en dólares en poder de la ANSeS y, en menor medida, del Banco Nación, diluyeron esa suba, al presionar a la baja al dólar “contado con liquidación”, aquel que surge de las operaciones financieras con bonos y acciones, que permiten a los inversores y ahorristas de mayor porte hacerse de dólares en el exterior a un precio más ventajoso que el del dólar libre, desinflando este mercado informal.

Esta herramienta “ortodoxa” implementada por el Gobierno para intervenir indirectamente en el mercado paralelo permitió que la divisa llegara a negociarse debajo de los 8 pesos en junio y julio, aunque con el elevado costo de desprenderse de bonos en dólares a una cotización inferior a la que podría obtenerse al retenerlos hasta su vencimiento, además de resignar la rentabilidad en moneda dura.

Fue un recurso de corto plazo: luego de las vacaciones de invierno, la divisa comenzó una escalada lenta pero incesante hacia los 10 pesos. Si bien la brecha entre el blue y el oficial (a $5,86) se redujo a un 68,8%, el dólar libre se acomodó en el tramo final del año en valores más razonables, sin perder de vista que se trata de un mercado volátil y especulativo al extremo. Si se intenta establecer una cotización “teórica” o de “convertibilidad”, al dividir la base monetaria por las reservas se obtiene un dólar de $7,66 al 8 de mayo, cuando la divisa informal pasó los $10 ($301.029 millones de base monetaria ampliada contra u$s39.280 millones de reservas), y un dólar de $9,82 al 11 de octubre ($337.941 millones contra u$s34.402 millones). Los activos líquidos del Banco Central suman hoy u$s34.102 millones, su monto más bajo desde el 13 de febrero de 2007.

Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica, dice que “el cepo en la Argentina, cuando se cerró del todo, estaba pensado, justamente, para evitar el drenaje, la pérdida de reservas que había sido violenta, con una fuga de capitales de casi u$s80 mil millones en los cuatro años anteriores”. El economista subrayó el contrasentido de la medida, que no solo no frenó la salida de divisas, sino que podría ampliarla a u$s11 mil millones hacia fin de año, según estimó en una entrevista con InfobaeTV.

Germán Fermo, analista de MacroFinance y director de la Maestría en Finanzas de la Universidad Di Tella, advierte que “el país quedó atrapado en un cepo cambiario cuya liberación sin recomposición previa de reservas probablemente haría más mal que bien”. El experto asegura que no se podrá salir de la restricción cambiaria sin crédito externo: “Resultaría útil para Argentina recurrir a una prudente interacción con los mercados internacionales de deuda, en especial cuando los mismos virtualmente regalan financiación en dólares”, con tasas de interés en su piso histórico.

En ese marco, un dato positivo que aporta la política monetaria es que la emisión de pesos del Banco Central desaceleró su ritmo desde el 40% anual de 2012 a un 26% en el transcurso del corriente año, un porcentaje equiparable al de la inflación real. Una menor abundancia de pesos quita presión a la demanda de dólares. Además, la entidad salió con decisión a “secar” la plaza de pesos excedentes, a través de la emisión de Lebac y Nobac. En los primeros nueve meses de este año las licitaciones de letras y notas crecieron casi 22% interanual, hasta los 100.000 millones de pesos.

Otro fenómeno que restringe la emisión pesos es que el BCRA está impedido de sumar reservas a través de compras en el mercado mayorista, donde se transan divisas para el comercio exterior, debido a que la demanda de los importadores acapara todos los dólares que ingresan por exportaciones. Así, continúa la “fuga por turismo, préstamos financieros netos del sector privado, saldo energético y pago de deuda del gobierno nacional”, según consigna Soledad Pérez Duhalde, de Abeceb.com. Este flujo resulta en una caída de reservas superior a los u$s9 mil millones en el año, el declive más importante desde los u$s19.002 millones que salieron de las arcas del BCRA durante todo 2001.

Resignados a la sojadependencia

El complejo agroindustrial continúa empujando a la actividad económica, por los volúmenes producidos, su penetración en los mercados externos gracias a su alto grado de competitividad, y el consiguiente ingreso de divisas que el país tanto necesita, junto con un aporte decisivo de fondos al fisco, principalmente por los derechos de exportación. Pero el sector también tiene flancos débiles, como la pronunciada volatilidad de precios y las altas y bajas en los rindes por factores climáticos, cuyas consecuencias impregnan irremediablemente al resto de la economía: las empresas nucleadas en la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) contribuyen con un tercio  del total de las exportaciones del país.

Algunas de estas debilidades podrían materializarse el año próximo. Carolina Schuff, coordinadora de Análisis Sectorial de Abeceb.com, señala que “la proyección inicial para la campaña 2013/14 se encuentra marcada por precios internacionales que tienden a la baja y una cosecha que a priori será superior a la anterior para la soja y el trigo, y menor en el caso del maíz”. Para la experta, “el buen comportamiento de la soja llevaría al volumen de los tres principales cultivos a un incremento del 2,4% con respecto al ciclo 2012/13. Sin embargo, la tendencia a una baja de los precios internacionales tendrá sus efectos sobre el valor total de este nivel de producción, el cual tendría una caída del 5,5% contra la campaña pasada”, medida en dólares.

En el mismo sentido, Dante Romano, director del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral, apunta que “un dato curioso en cuanto a las proyecciones del USDA (Departamento de Agricultura norteamericano) es que este año Brasil desplazaría a EEUU como primer país productor de soja. Más allá de la curiosidad esto muestra que hay muchas chances de que esta campaña sigamos en Sudamérica generando la famosa reconstrucción de oferta, que podría terminar debilitando los precios”.

La tendencia de precios bajista es continuación de la advertida en los últimos 13 meses y equilibrada por los rindes. Hace un año, concluido septiembre, las liquidaciones de exportaciones del complejo cerealero-oleaginoso alcanzaban el 80% del total del año, unos u$s18.396 millones sobre u$s23.069 millones al cierre de 2012. Con una cosecha récord de 105 millones de toneladas, la presente campaña, un 16,2% superior a la del año pasado, registró exportaciones por u$s19.206 millones en los primeros nueve meses del año, un 4,4% más en divisas. Si en el último trimestre de 2013 restara liquidar un 20% de las ventas, el año podría concluir con exportaciones agrícolas y agroindustriales cercanas a 24.100 millones de dólares.

Pese al récord de la zafra, esta sería la segunda marca histórica, por debajo de los u$s25.133 millones de 2011. La baja de los precios de este año explica por qué el ingreso de divisas muestra una modesta mejora a pesar del sensible incremento de volumen producido y exportado.

La sequía de la campaña 2011-2012 en las zonas productoras de Sudamérica se trasladó al Hemisferio Norte hacia el segundo semestre del año pasado, fenómeno que catapultó las cotizaciones en el mercado de Chicago. El 4 de septiembre del año pasado, la soja al contado alcanzaba el récord de u$s650,95 por tonelada, mientras que el contrato para noviembre -el más negociado de la plaza- ascendía también a un máximo histórico de 649,04 dólares.

Un año atrás (4 de octubre de 2012), el contrato de noviembre 2012 finalizó a u$s570,08 por tonelada. Este viernes la posición noviembre 2013 concluyó a u$s475,83 por tonelada, un 16,5% menos, cuando la producción de la oleaginosa, el principal cultivo del país, creció 23% (de 39,9 millones a 49,3 millones de toneladas). Sin embargo, los actuales son buenos valores de mercado: a principios de de agosto, la soja a noviembre en Chicago cayó debajo de u$s440 por tonelada, un precio mínimo para el contrato más activo desde el 31 de enero de 2012.

Otro frente adverso a considerar es el fuerte recorte de exportaciones argentinas de biodiesel debido a la suba de aranceles impuesta arbitrariamente por la Unión Europea. En este ítem, la caída de exportaciones este año superaría los u$s1.000 millones respecto del año pasado. Aunque a las ventas al exterior que realizan las empresas adheridas a la Cámara Argentina de Biocombustibles se les aplica un 5% de retenciones –poco relevante en el plano fiscal-, ese ingreso de divisas al país es significativo en este período de caída de reservas y “cepo” cambiario.

Nubarrones en el frente externo

Con una caída interanual del 32%, el saldo comercial tuvo entre enero y agosto su retroceso más profundo desde la devaluación. En los primeros ocho meses de 2013, el superávit acumuló u$s6.292 millones, muy cerca del piso de u$s6.282 millones del período enero-agosto de 2007, con la diferencia que hace seis años la caída interanual fue de 19,6% respecto de 2006. Para encontrar un recorte mayor en el resultado comercial hay que retroceder a 1998, cuando había déficit en el intercambio de bienes y servicios y éste aumentaba a un ritmo del 86% en la comparación interanual.

En agosto el superávit comercial alcanzó los u$s568 millones, un 59% por debajo del mismo mes del año pasado. Desde el fin del “uno a uno”, sólo hubo ocho meses en los que el saldo tuvo un recorte más marcado: enero de 2011 (-69,5%); en 2010, diciembre (-80,3%), noviembre (-67%), marzo (-77,3%) y febrero (-60,7%); junio y diciembre de 2008 (-77,6% y -59,4%, respectivamente) y agosto de 2007 (-67,3%).

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Mayor debilidad para las cuentas del BCRA

Conocidos los detalles del proyecto de Presupuesto 2014, distintos analistas económicos advirtieron sobre la pérdida de patrimonio del Banco Central, debido a la función que le asignó el Gobierno a la entidad como principal sostén de las deficitarias cuentas del Tesoro nacional. La tensión a la que está sometido el activo del BCRA se debe, por un lado, a la caída de reservas en divisas por el pago de deuda pública en dólares; por el otro, a la inyección de pesos al Tesoro por transferencias y giro de utilidades.

Un estudio de la consultora Empiria, que dirige ex gerente general del Banco Central Hernán Lacunza, refirió que el proyecto de Presupuesto 2014 prevé que el Tesoro dispondrá de casi u$s9.900 millones para el pago de deuda y al menos $76.000 millones “entre adelantos y transferencias de utilidades devengadas para financiarse a través del Central”. Añade que “el Gobierno no toma nota del estrés patrimonial de la entidad monetaria, tras casi cuatro años de proveerle fondos por el equivalente a 4,5% del PBI, frente al 1,5% del PBI facilitado entre 2004 y 2009”.

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Las importaciones sostienen el PBI industrial

La producción fabril mantiene un leve crecimiento en el transcurso de 2013 y cumple con lo justo con su cuota dentro de la actividad general, apuntalada por el sector automotriz, el de mayor desarrollo y también el que más depende de la importación de insumos, piezas y unidades terminadas para mostrar números positivos.

Esta condición refleja que no siempre el crecimiento fabril es baluarte del superávit comercial, que permite el ingreso de dólares al país. Si bien la ministra de Industria Débora Giorgi destacó en el Council of the Americas la sustitución de importaciones por u$s15 mil millones desde 2008 -un dato muy positivo-, aseguró que la relación importaciones-PBI pasó del 17,6% al 14,1%, una mejora mediocre si se toma en cuenta que este porcentaje está subestimado por la distorsión de la brecha cambiaria, que toma el tipo de cambio oficial para medir la producción de bienes y servicios.

El déficit comercial automotriz acumuló importantes u$s3.258 millones en el primer semestre del año, según el Banco Central. Aunque fue un 6,9% menos que en el mismo lapso de 2012, las terminales locales se consolidaron como el principal complejo importador de Argentina, con u$s8.781 entre enero y junio, contra exportaciones por 5.524 millones.

El INDEC señaló que la industria automotriz registró un crecimiento interanual de 19,2% en el acumulado del primer semestre del año, frente al mismo período de 2012. En esa comparación, el indicador general (Estimador Mensual Industrial-EMI) progresó apenas 1,5 por ciento. A su vez, la UIA informó que en el primer semestre el sector fabril acumuló un crecimiento de 1,9% frente a 2012. En junio el alza fue de 3,6% interanual; sin el aporte automotriz la mejora sectorial hubiera sido de sólo 1,2 por ciento.

Ya con cifras de julio, la consultora Orlando Ferreres & Asociados detectó una recaída de 0,8% anual para la industria, “por la desaceleración que evidenció la producción de automotores”, a la vez que anticipó que “es esperable que se consolide la desaceleración en los meses venideros”, debido a que las terminales mostrarán indicadores de producción interanuales más modestos. La industria argentina adolece de una desmesurada ”automotriz-dependencia”.

Para la fundación FIEL, la actividad fabril también promedió una caída de 0,8% en julio. Otra vez fue decisivo el desempeño automotriz, que avanzó 18,6% en los primeros siete meses de 2013. En ese mismo sentido, Gustavo Dalmasso, analista de Abeceb.com, comentó que en julio “pese a su gran primer semestre, el deterioro del mercado brasileño obligó a realizar un leve ajuste a la baja de la producción de la industria automotriz”, que pasó del 10,5% interanual en junio a 10,1% el mes pasado. Brasil es el destino del 86% de las ventas externas de vehículos.

Más ventas y más importaciones

Además del “efecto Mercosur”, pesan los incentivos internos que empujan las ventas de autos en Argentina. Ante la imposibilidad de ahorrar en divisas, la falta de alternativas de inversión que superen la inflación y el salto del dólar blue, comprar un 0 kilómetro es visto como una forma de mantener el capital a través de un bien durable, cuyo precio en dólares -en caso de unidades o componentes importados- se traduce en pesos al tipo de cambio oficial. Este año se prevén ventas de automóviles en el mercado interno cercanas a las 840 mil autos, lo que constituirá un nuevo récord.

Según ADEFA, la entidad que integran las terminales radicadas en el país, entre enero y julio se produjeron casi 72 mil vehículos, de los cuales más de la mitad (unos 39.200) se exportó. Sin embargo, para abastecer a las concesionarias locales debió importarse un número mayor: casi 52 mil unidades. Es decir que el fuerte crecimiento del principal rubro industrial no evitó el déficit en materia de comercio exterior.

El INDEC informó que la importación de vehículos automotores terminados en julio fue de u$s668 millones, con un aumento del 65% en términos interanuales. En siete meses, este segmento representó compras al exterior por 3.881 millones de dólares (+26%). Asimismo, el ente estadístico refirió que el ingreso de piezas y accesorios para bienes de capital, en el que las autopartes tienen amplia participación, sumó entre enero y julio 8.961 millones de dólares.

Esos dos ítems de importación significan un 82% del total de exportaciones de Manufacturas de Origen Industrial: u$s15.612 en siete meses, de las cuales u$s6.400 millones son aportados por los automóviles que se enviaron al exterior. Muchas de sus piezas se ensamblan en el país, pero no se fabrican acá. La complementación de las terminales “binacionales” –marcas con establecimientos en Argentina y Brasil- deja un claro resultado comercial deficitario.

Datos privados confirman esta tendencia en el sector autopartista, cuyo rojo comercial creció en el primer semestre del año 14,5% comparado con igual lapso de 2012, según un informe de Investigaciones Económicas Sectoriales (IES). El estudio indicó que el déficit del intercambio de autopartes sumó en la primera mitad del año u$s4.947 millones, lo que implica un aumento de 15% en relación a los u$s4.321 millones registrados en seis meses de 2012.

Las importaciones de autopartes alcanzaron en el lapso enero-junio a u$s6.312 millones, un incremento de 11,5% interanual, pese a las trabas impuestas por el Gobierno. En cambio, las exportaciones en ese lapso crecieron a un ritmo muy inferior, apenas 1,8% interanual por 1.364 millones de dólares.