Viajes presidenciales y política exterior

Con motivo del viaje del presidente Tabaré Vázquez a París y Tokio, se han realizado algunos comentarios al respecto que, si ya no tienen la virulencia de otros tiempos, no dejan de asumir un sesgo crítico sobre la diplomacia presidencial. No es baladí, por consiguiente, formular algunas reflexiones sobre un tema que, en ocasiones, poco se considera con la seriedad del caso.

Desde nuestra primera Presidencia, al retornar la democracia, Uruguay marcó una fuerte presencia en el mundo internacional. En América Latina fue el tiempo del Grupo Contadora, que realizó un notable esfuerzo en la pacificación de América Central, y el de Cartagena, que trató el tema de la deuda externa, entonces dominante. Fueron muchas reuniones, varias de ellas —incluso— en Uruguay. A Europa y los Estados Unidos se realizaron visitas de Estado, con todo lo que ello significa de presencia, y se logró obtener que se realizara en Punta del Este la Ronda Uruguay del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), que por vez primera se reunía fuera de Europa y mantuvo el nombre del país, que repicó durante años en todos los diarios del mundo.

Con un provincianismo menudo se discutían estos viajes que iban poniendo al Uruguay, nuevamente, en el mapa de la democracia. Un país como el nuestro tiene que estar, mostrarse, ser parte de un diálogo civilizado. Se deben aprovechar esas ocasiones para mostrar nuestros valores culturales, la significación de un país que no es potencia, pero que tiene un peso específico en la región. Continuar leyendo

Situación inestable

El Gobierno vive una situación política inestable. El Presidente de la república transita su segundo período con una geografía interna muy distinta a la de su primer Gobierno, en que él era omnímodo como presidente y tenía a todos los grupos frentistas alineaditos, con sus respectivos líderes en ministerios, comprometidos con la gestión (José Mujica en Agricultura, Reinaldo Gargano en Relaciones Exteriores, Mariano Arana en Vivienda, Danilo Astori en Economía).

En esta segunda elección llegó a ella con cuestionamientos. No solo apareció una candidata en competencia, sin chance pero reveladora de que había quienes discutían la figura del Dr. Tabaré Vázquez, también quedó claro que muchos otros apenas se resignaban a la candidatura del ex presidente por ser el único con chance de ganar. Resignación no es convicción.

Instalado el nuevo Gobierno, ya se han visto las marchas y las contramarchas que hemos comentado más de una vez: que el Antel Arena, que la designación de una integrante de la Suprema Corte de Justicia, que el TISA, que la esencialidad de los servicios educativos, que la contención del gasto… Era impensable que a solo seis meses de Gobierno se hubieran dado tantas controversias y que ellas, invariablemente, hubieran terminado con el retroceso gubernamental, en algunos ocasiones en una situación realmente desdorosa. Es evidente que el PIT CNT hoy es el gran factor de poder, el mayor adentro de la coalición, y que el propio Presidente no cuenta con una estructura propia.

Todo indica que esa inestabilidad continuará. Como dijo el otro día Juan Castillo, ahora funcionario gubernamental, en el Frente Amplio hay un ataque de “perfilismo”, a lo que añadió que, con la esencialidad, “se comió un garrón” y que puso su cargo a disposición. El ministro Ernesto Murro también actuó con la misma amenaza: o mantenían un artículo presupuestal propuesto por él, que condicionaba los aumentos en la educación a un acuerdo con el Gobierno, o “Búsquense otro ministro”. Por supuesto, nadie se fue, pero el clima es ese. Continuar leyendo

Al ADN de la nada

Pomposamente, el Gobierno anuncia un cambio en el ADN de la educación. Ya esa promesa la había formulado el Dr. Tabaré Vázquez en la campaña presidencial y todos esperamos entonces que el nuevo Gobierno modificara equipos y propuestas, trabajando desde el primer día. Como es notorio, dejó a la misma gente, con el Prof. Wilson Netto al frente, que es una garantía de que nada cambiará en la buena dirección. El Gobierno, al tomar la decisión de mantener a los mismos jerarcas —obligado a hacerlo por los equilibrios políticos internos— resolvió lo contrario de lo proclamado, porque no puede hacer nacer de nuevo a quienes han opinado toda la vida de otro modo.

Sin ir más lejos, este Codicen no ha tomado, a lo largo de todo este año, la menor medida para estructurar un marco curricular para las edades de 4 a 14 años, como lo dice la ley de educación vigente y lo prometió el Presidente reiteradamente.

No se ha siquiera insinuado nada. El mismo silencio que el Codicen ha guardado en todos estos meses frente al desborde gremial que ha sufrido el país. Es más: El Codicen ha aclarado que no pidió el desalojo de su propia sede, operado días pasados, con el consiguiente revuelo de los grupos radicales que el Frente Amplio alimentó en su tiempo y que ahora cosecha lo que antes sembró. Lo único que ha dicho el Prof. Netto es que desde julio hasta hoy, como consecuencia de los paros, se han perdido miles de estudiantes, que están tratando de recuperar, pero que en su mayoría difícilmente retornen a las aulas

Es notorio que el Codicen no actúa en consonancia con el Gobierno. No lo hizo ostensiblemente recién, cuando la ocupación, y no lo hace tampoco, solapadamente, en la elaboración de las propuestas de cambio de las que se habla. Basta escuchar al subsecretario Fernando Filgueira y al Prof. Netto para advertir que sus sintonías de onda son distintas. Continuar leyendo

Todo se ha perdido

Al término de la batalla de Pavía, el derrotado rey francés Francisco I, que había sido arrollado por las tropas germano-españolas del emperador Carlos V, escribió a su madre, María Luisa de Saboya, una frase que llegaría hasta nuestros días: “Madre, todo se ha perdido menos el honor”.

Aunque más no fuera eso, difícil sería que pudiera hoy nuestro Gobierno decir lo mismo luego de esta pulseada trabada con los gremios de la educación, ufanos dueños del terreno.

Lo paradójico es que la pulseada la empezó el propio Gobierno al aplicar la ley de servicios esenciales a la educación. Los gremios de la educación venían parando y parando y la opinión pública reclamaba acciones. Hasta que se decreta un paro de tres días que terminaba el lunes pasado. Ante ello, el Gobierno da el salto adelante y los ministros de Trabajo y Educación explicaron que acababan de firmar con el Presidente la declaración de esencialidad de la educación.

Aplicar la esencialidad era necesario en aspectos como la alimentación de los niños. En general, en cambio, era -y es- muy difícil de aplicar la esencialidad a diez mil docentes.

El Gobierno, mal asesorado y con un apresuramiento de tono demagógico, que trató de contemplar el claro hartazgo de la población hacia las abusivas medidas gremiales, se lanzó sin paracaídas.
La reacción fue inesperada en su profundidad. Se sublevó la bancada parlamentaria del Frente Amplio, notoriamente dependiente del mundo sindical, y los gremios realizaran enormes manifestaciones. El 25 de agosto, en Florida, el Presidente fue manoseado y ofreció “fondos de Inefop”, con notable imprecisión. Anunció, ya en retirada, que si levantaban las medidas, levantaba enseguida la esencialidad. Siguió el desacato. Al día siguiente aclaró que hasta el lunes no se aplicarían sanciones.

O sea que, ante el desacato proclamado y consumado, la reacción del Gobierno fue de total retroceso: Si no aplicaba sanciones hasta el lunes, ¿por qué no esperó hasta entonces para declarar la esencialidad? Que el martes iban a trabajar, ya se sabía desde antes… Aunque en el último escalón del retroceso, el domingo 30, el Gobierno declara que levanta la esencialidad y que el martes comienza el diálogo. El lunes igualmente pararon todos, para ratificar el desacato. Y, como si fuera poco, en el colmo del esperpento, las gremiales de secundaria y de primaria también pararon el martes…

Los hechos descarnados dejan muy desamparado al Gobierno, lo que ciertamente no nos alegra, porque el Gobierno es el Gobierno y la institucionalidad está por encima de partidos y personas. Ahora ha quedado en evidencia que el Frente Amplio político es totalmente dependiente del sindicalismo. Y que el Presidente no cuenta con su bancada para dirimir junto a ella una disputa de las tantas que ocurren en la puja por salarios, impuestos y precios, que es el corazón de la constante e inevitable negociación social.

A la hora de la verdad, nadie se alineó con el Gobierno. Ni siquiera las autoridades de la educación, que guardaron un ominoso silencio durante estas cinco jornadas tan particulares. Ni abrieron la boca. Los ministros pedían de modo patético que no se dejara solo al Presidente.

El saldo es muy penoso. Se ha debilitado un instrumento legal importante que el propio Gobierno ha usado ya y que el de José Mujica aplicó varias veces (reparto de combustible, hospital Español, etcétera). Se ha fracturado el apoyo político al Gobierno. Se ha desairado a todos aquellos que aplaudieron inicialmente el gesto fuerte del Gobierno y hoy se sienten decepcionados ante este final.

Lo peor es que nada ha terminado. Ahora el Gobierno tendrá que afrontar, en medio de la debilidad, dos períodos más de mensajes complementarios, con gremios fortalecidos. Gremios que no serán solo los de la educación, porque todo lo que se les conceda a ellos estimulará el reclamo de otros.

Si malo es este desenlace, peor puede ser lo que venga. Porque cada retirada gubernamental significará más gasto y más inflación. ¿De qué vale acordar aumentos que, como en viejos tiempos que creíamos superados, la inflación los carcomerá con su implícita injusticia?

De los vicios en tiempos del Estado regulador

Es notorio que la juventud contemporánea vive amenazada por el riesgo de adicciones, que se han transformado en la mayor causa de frustración. El alcohol y las drogas, empezando por la marihuana, son una oferta constante que aparece en un cierto momento de confusión y se va transformando, a veces por contagio, en ocasiones por simple rutina, en una adicción inmanejable. Desde hace algunos años se ha agregado la ludopatía, el vicio del juego, que en la muchachada ha entrado por dos vías: las “maquinitas” difundidas fuera de los casinos y el juego por internet, que felizmente en Uruguay -todavía- no es muy grande, pero está ya a punto de expandirse.

El tema es gravísimo. Tan grave como las drogas -y desgraciadamente desde hace ya tiempo-, se viene insistiendo en un proyecto que pretende crear un “superente” regulador, con facultades para regular el juego y dar permisos a voluntad, incluyendo a las “maquinitas” o slots, que pululan por todo un país transformado en un peligroso casino. Se habla de que existen 15 mil máquinas y sus propietarios hasta han constituido una sociedad gremial que pretende legalizar su actividad bajo el eslogan absurdo de “democratizar” el juego. Continuar leyendo

Los paros y los alumnos

Una vez más, esta semana se ha detenido la enseñanza. En un sistema cuya prestación en horas está por debajo del mundo entero, se siguen perdiendo días de trabajo educativo, como si estuviéramos viviendo en el mejor de los mundos.

Gremiales poco atentas a su deber de educar, indiferentes ante los malos resultados que registran nuestros jóvenes, siguen parando sus actividades. Desde ya que hay un reclamo salarial explicable, que no requeriría de paros y podría hacerse sentir públicamente por mil y un modos. Pero no es así, el paro es una gimnasia ya asumida y se aplica sin pudor. En el caso, la enseñanza se detiene todo el día, colgada a un paro parcial del PIT-CNT, con lo que su propia plataforma queda desdibujada en un mar de escarceos preparatorios del presupuesto nacional.

Al reclamo salarial se le agregan consignas que denotan una mentalidad retrógrada y son testimonio inocultable de la dificultad para renovar. Se cuestiona la actuación de la Ministro de Educación, que ha osado hablar —justamente— de educación; se condena que se tomen decisiones programáticas sin consultar a las gremiales (como si existiera esa obligación) y, para colmo, se proclama el rechazo al TISA, el “acuerdo sobre el comercio internacional de servicios”, que naturalmente no tiene nada que ver con la educación y solo es un viejo reflejo de la izquierda obsoleta.

En ese entorno, se insiste en que hay una especie de plan diabólico para “privatizar” la educación. Se ponen como pruebas el “contrasentido” de la aspiración del sindicalista Richard Read de fundar un liceo para hijos de trabajadores del sector de la bebida y que al propio Presidente  se “le escapó” la idea de usar “vouchers educativos” como en Chile.

Naturalmente, el tal plan es claro que no existe y el gobierno no ha manifestado nada en esa dirección. El problema es que reclamos como el del sindicato de la bebida revelan un estado de opinión generalizado sobre la caída en la calidad de la educación pública. Es notorio que gente modesta está haciendo un esfuerzo enorme para enviar a sus hijos a la educación privada. Según cifras oficiales, entre el 2004 y 2013 la matrícula de primaria ha caído un 16% en el sector publico y ha aumentado un 20% en el privado. No se trata de ninguna siniestra conjura sino sencillamente de que la familia uruguaya siente la necesidad de volcarse a los establecimientos privados, así como tradicionalmente era un orgullo pertenecer a los oficiales.

Personalmente, hice primaria en el “Elbio Fernández”, matriz de la escuela laica, los cuatro años de liceo en el N° 1 José Enrique Rodó y los dos de “preparatorio” en el Instituto Alfredo Vázquez Acevedo. Mucho le debo a todos ellos y para mi generación eran un orgullo. Es verdad que la enseñanza de entonces no tenía la masificación de hoy. Había solo siete liceos públicos en Montevideo, cuando hoy son 72. Ya no es posible una pequeña Sorbona como era “el Vázquez” de la época, pero no por ello el nivel promedio tiene que bajar tanto, al punto de que a la enseñanza pública se va cada día más por resignación que por opción. Y esto empieza justamente en el orden, en la regularidad de las clases, en el clima interno, en la seguridad… Parece mentira, pero hasta la seguridad hoy es un valor en ese ámbito.

El ex Presidente Mujica dijo que a los gremios de la enseñanza  hay que “reventarlos”. Es una expresión muy propia de él. Más allá del exabrupto, revela que desde todos los ángulos de la opinión se observan a estas gremiales como un factor de atraso. Como entidades corporativas que, más allá del reclamo salarial, solo repiten consignas tan desencaminadas como este maldecido TISA, que —una y otra vez— se ha aclarado que no es más que un intento de acuerdo de liberalización en el sector servicios, fundamental en nuestro país.

Todas las alertas que se hagan sobre la educación son pocas. En nuestro país y en la región. Pero no parecen llegarle para nada a las gremiales docentes que, encerradas en sí mismas, siguen en su mundo de eslóganes. El Presidente Vázquez les reclamó resultados en el Consejo de Ministros que se desarrolló en Dolores. Ojalá sea así. Pero la realidad no nos alienta a pensar que estamos en el buen camino. Todo lo contrario.

Cinco años más

De la mano del Dr. Tabaré Vázquez, el Frente Amplio acaba de alcanzar una victoria clara.

Quien haya seguido la campaña paso a paso sabe que todo pudo ser distinto, pero los hechos son estos y así hay asumirlos. Las propias encuestadoras no advertían en la primera vuelta que la fórmula frenteamplista llegaría a ese 47,8% que alcanzó. Es notorio que ha habido un voto “escondido” a favor del Frente Amplio, lo que ha sido una novedad. Ese tipo de ciudadano, que no se revelaba, se ubicaba en los partidos tradicionales, especialmente en el Partido Colorado. Hoy ocurre también en el Frente Amplio y, en este caso, parece clara la razón: son fundamentalmente ciudadanos de origen nacionalista que no aceptaban la fórmula encabezada por el Dr. Lacalle.

Esa ha sido una de las claves de la elección, que explica la mala votación nacionalista en departamentos como Cerro Largo, bastiones de un partido de fuerte tradición histórica. Continuar leyendo

Apostillas electorales (II)

El economista Ernesto Talvi, entrevistado en Washington por El País de Madrid, fue preguntado sobre el modo cómo el Presidente Mujica había “cambiado” al Uruguay. Su respuesta fue que la situación es exactamente al revés: el Uruguay tradicional, democrático, institucional, ha cambiado al Presidente Mujica, otrora guerrillero que tomó las armas justamente para destruir esas instituciones que hoy le han abierto el camino.

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Cada presentación confirma la idea de que Pedro Bordaberry es el candidato hoy más preparado para ejercer la Presidencia, el que con más solvencia y claridad habla de los asuntos de nuestra sociedad. La reunión del Ateneo organizada por la ANDEBU volvió a ratificar esa idea y así lo comprobó la encuestadora Interconsult.

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Las anécdotas superan a la historia. La silla vacía de Vázquez y la propuesta de Pedro para debatir con Luis Lacalle, han sido lo más resonante del debate en el Ateneo. La suba de la inflación, la orientación educativa, la baja de la imputabilidad, no merecieron más análisis por considerarse reiterativas. Importa lo novedoso, sea o no lo más importante. Basta con decir “no se dijo nada nuevo” para descartar un tema, aunque merezca profundizarse en el mismo. El culto de la novedad se llama novelería. 

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Las famosas encuestas se empiezan a alinear, lentamente pero a alinear al fin. El Partido Colorado, siempre subvaluado, ha mejorado en ellas. Equipos, que le atribuía solo 11%, le llevó al 15%, según sus técnicos por un rápido ascenso. No creemos demasiado en esa velocidad, simplemente pensamos que antes había un clásico error a la baja, que se repite invariablemente en nuestro caso. Lo mismo Interconsult, que de golpe nos llevó a 18%. Todo en buena hora, felizmente, pero da la impresión de que recién se está reconociendo la realidad. La misma empresa Interconsult ha publicado una encuesta sobre un hipotético resultado en la segunda vuelta. Es un error esa publicación, porque desconcierta a una ciudadanía que se pronunciará sobre la primera vuelta en pocos días y a la que no tiene sentido entreverarla con esa otra situación, que vendrá más tarde.

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La campaña contra el SI ha usado todos los medios a su alcance. Están embanderados edificios públicos, como la Facultad de Arquitectura, por ejemplo. Organismos internacionales, como la UNICEF, se han lanzado desmelenadamente, con avisos costosos y la participación de artistas populares. El PIT-CNT para variar, también se ha sumado. La televisión y la radio recogen avisos caudalosos al respecto. Sin embargo, todas las encuestas —todas— le siguen dando mayoría al SI a la baja. Es difícil que alance el 50% porque el ensobrado de la hojita depende de las agrupaciones, pero es asombroso cómo se mantiene esa mayoría pese a la desproporción entre una campaña abrumadora y otra inexistente. La razón es simple: la sociedad no se siente suficientemente defendida.