Pomposamente, el Gobierno anuncia un cambio en el ADN de la educación. Ya esa promesa la había formulado el Dr. Tabaré Vázquez en la campaña presidencial y todos esperamos entonces que el nuevo Gobierno modificara equipos y propuestas, trabajando desde el primer día. Como es notorio, dejó a la misma gente, con el Prof. Wilson Netto al frente, que es una garantía de que nada cambiará en la buena dirección. El Gobierno, al tomar la decisión de mantener a los mismos jerarcas —obligado a hacerlo por los equilibrios políticos internos— resolvió lo contrario de lo proclamado, porque no puede hacer nacer de nuevo a quienes han opinado toda la vida de otro modo.
Sin ir más lejos, este Codicen no ha tomado, a lo largo de todo este año, la menor medida para estructurar un marco curricular para las edades de 4 a 14 años, como lo dice la ley de educación vigente y lo prometió el Presidente reiteradamente.
No se ha siquiera insinuado nada. El mismo silencio que el Codicen ha guardado en todos estos meses frente al desborde gremial que ha sufrido el país. Es más: El Codicen ha aclarado que no pidió el desalojo de su propia sede, operado días pasados, con el consiguiente revuelo de los grupos radicales que el Frente Amplio alimentó en su tiempo y que ahora cosecha lo que antes sembró. Lo único que ha dicho el Prof. Netto es que desde julio hasta hoy, como consecuencia de los paros, se han perdido miles de estudiantes, que están tratando de recuperar, pero que en su mayoría difícilmente retornen a las aulas
Es notorio que el Codicen no actúa en consonancia con el Gobierno. No lo hizo ostensiblemente recién, cuando la ocupación, y no lo hace tampoco, solapadamente, en la elaboración de las propuestas de cambio de las que se habla. Basta escuchar al subsecretario Fernando Filgueira y al Prof. Netto para advertir que sus sintonías de onda son distintas.
La propuesta hecha pública es más de lo mismo. Ya sabemos que se pretende universalizar la educación desde los 3 años, como lo hicieron los Gobiernos colorados con la de 5 años (cumplida) y avanzando seriamente en la de 4 años. Se prevén 8.000 cupos en el quinquenio. Como siempre, no se explicita cómo se cumplirá la meta.
Luego se afirma que se procura mejorar las condiciones de egreso de primaria. Suponemos que este era un objetivo permanente y que, de nuevo, nada. Decir que se busca revertir el 19 % de la extraedad, ya sabemos cómo se conseguirá, con el famoso pase social y todo el mundo hacia adelante… Nadie repite, no hay extraedad. Es tan sencillo como claro es que los alumnos aprenderán entre poco y nada.
El otro objetivo es universalizar el egreso de la enseñanza media básica y duplicar los egresos de enseñanza media superior. ¿Qué es lo nuevo para alcanzarlo? ¿Cuáles son las herramientas?
El hecho es que hoy el Uruguay retiene menos gente que sus vecinos en la enseñanza media y que esto es una vergüenza. El hecho también es que los actuales programas de 2006 y 2008 tuvieron como objeto expreso alejarse lo más posible de los programas anteriores y enfocarse en superar la presunta línea “neoliberal y conservadora” de aquellos. O sea, una aberración ideológica confesada. Esos programas, además, fueron elaborados por docentes sin la participación de técnicos en estructura curricular, que fueron explícitamente rechazados. Del mismo modo que se rechazó todo concepto de “competencias”, de habilidades, de capacitaciones, por considerarse “industrialista” y “economicista”.
El desafío es siempre rechazar todo lo que no provenga de sus propias fuentes. Se anuncia que el Programa Promejora también se desechará. ¿Se lo ha evaluado? No. Simplemente fue una propuesta del Prof. Daniel Corbo, entonces miembro opositor en el Codicen, y eso basta para liquidarlo. Como se barrió en secundaria la enseñanza por áreas de conocimiento sin antes hacer una evaluación de sus resultados.
Para mayor abundamiento, se anuncia también un nuevo congreso educativo. Del anterior, después de un par de años de recorrer el país con mínima participación, salió el engendro que hoy gobierna el sistema. ¿Qué podemos esperar de esta nueva charlatanería, que sólo procura disfrazarse de consulta popular?
Un nuevo marco curricular es algo serio y complejo. Supone principios, orientaciones, criterios sobre el qué y el cómo educar. Requiere también definir el perfil de egreso del estudiante, cuáles serán los conceptos con los que este saldrá a la vida. Y en esto es notorio que los docentes frenteamplistas que actúan en ese terreno piensan de modo diametralmente opuesto a todo el resto del país. Su objetivo no es preparar ciudadanos para la democracia liberal (porque esta palabra está prohibida) ni ofrecerles las competencias necesarias para un mundo global de economía de mercado (porque esto es servir al capitalismo). No estamos inventando nada. Es así. Se dice, se repite y se está aplicando. Aquí está el fondo, la médula, el verdadero ADN del sistema.
Podremos dar 200 días de clase, lograr el milagro de que nadie pare y de que los profesores no falten, pero si el resultado buscado es un adoctrinamiento crítico de las bases de nuestra sociedad actual, nada habremos avanzado. ¿Cómo hacemos para instalar luego la idea de la necesaria productividad para competir en el mundo, cuando este es el equivocado?