Justo y Perón

Claudio Chaves

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mediante un acuerdo entre el PRO y el FPV, ha tomado una buena decisión: levantar en la Plaza Agustín P. Justo un merecido monumento al general Perón quien fuera Presidente constitucional en tres oportunidades. La idea de por si atractiva es si se quiere novedosa, al unir en un espacio geográfico a dos ex Presidentes a quienes una historiografía con alto voltaje ideológico, por no decir mal intencionada, ubicó en las antípodas del pensamiento y la política. De la Legislatura parten voces que procuran modificar el nombre de la Plaza y sustituir el nombre por el de Perón atento a que Justo ha sido, afirman, el emblema de la Década Infame y el general de los trabajadores su contracara. Si así es la idea y el proyecto, repiten un grave error que se arrastra desde hace muchos años.

Perón ingresó a la política de la mano del general Sarobe, por lo tanto de Justo, como miembro del ala liberal del Ejército en la revolución del ‘30. Castigado por Uriburu, referente del nacionalismo extranjerizante, fue enviado al norte del país por su condición de justista. En tres cartas a Sarobe, hallables en su archivo personal, Perón revela su afinidad y simpatía por Justo. Al aproximarse las elecciones de 1932 le dice a su superior en una misiva fechada casualmente el 17 de octubre de 1931:

“Hasta ahora el General Justo es el candidato más seguro, la opinión sana del país, el elemento independiente, la banca, comercio, industria, han movilizado sus fuerzas para ponerlas al servicio del país prestigiando al General para Presidente. Yo creo que el país está hoy a peligros tanto o más serios que el resuelto el 6 de setiembre, si el buen tino y patriotismo de los ciudadanos no resuelve en los comicios la salvación del país, la paz y el orden interno. Si llegara a ganar la elección la fórmula De la Torre-Repetto apoyados por los peludistas (yrigoyenistas) creo que vendrían acontecimientos graves a corto plazo. En general la gente que piensa entiende que la única solución es el general Justo y creo que será presidente. Muchos oficiales que no entendemos nada de política estamos en plena tarea de movilización de familiares y amigos. Pensamos que hoy no es una falta intervenir a favor del candidato de nuestra predilección y lo hacemos con la conveniente y necesaria discreción. Yo tengo por ejemplo a todos los varones de la familia y amigos civiles ocupados en la propaganda política activa y siento que las mujeres no voten porque en este caso, de la familia nomás me llevaba más de 20 votantes: en general los oficiales y sobre todo los mejores oficiales hacen lo mismo”. Un Perón químicamente puro.

Acompañó la Presidencia de Justo como Ayudante de Campo del Ministro de de Guerra, general Manuel Rodríguez hombre de extrema confianza del Presidente, al punto que lo nominó como su sucesor. No pudo serlo pues falleció tempranamente. Hay más ejemplos que soslayo pues extenderían por demás la presente nota. En síntesis podría decirse que Perón creció militarmente a la sombra de Justo, quien al fallecer en enero de 1943 ocasionó un vacío político de magnitud, pues era el candidato ganador para las elecciones de ese año, que abrió las puertas al golpe de Estado. Ante esa ausencia Perón ingresó al GOU al mes siguiente, en febrero de 1943.

Si de economía hablamos, el proceso de sustitución de importaciones e intervencionismo de Estado fue iniciado por Justo y su ministro Federico Pinedo, proceso que Perón profundizó. ¡Sí, claro, hubo una diferencia! La industrialización con Perón se realizó con justicia social. Lo que ciertamente no es un detalle menor.

Finalmente Justo y Perón fueron figuras complementarias no antagónicas por lo tanto merecen compartir un espacio único en la ciudad.