Granaderos y granaderas

Fernando Morales

Teresa de Calcuta y Adolf Hitler, Kennedy y Lee Harvey Oswald, José de San Martín y el comandante realista Antonio Zabala (quien lo enfrentó en San Lorenzo), tuvieron al menos dos cosas en común: fueron personas de existencia real, hecho que no admite el menor margen de duda y, para bien o para ma,l marcaron con sus acciones los destinos de parte de la humanidad de forma indeleble.

El Llanero Solitario y el Zorro, el Hombre Nuclear ySuperman, también tienen su denominador común. Son fruto de la fantasía, de la creación de mentes imaginativas las que por intermedio de artilugios, maquillaje y efectos especiales cinematográficos los tornaron tan reales que todos nosotros creímos en algún punto de nuestra existencia que eran absolutamente verdaderos. ¿No sintió acaso – amigo lector- un poco de desilusión al ver postrado en una silla de ruedas al actor Christopher Reeve? Con lo bien que volaba…

Coincidirá conmigo si resumo los párrafos precedentes diciendo que en el primero se mencionan a personajes de la historia mientras que en el segundo los mismos son de historieta. Egipto, Grecia y Roma son reconocidos ampliamente como tres de los pilares de la historia universal, también lo son por -como diría un reconocido protagonista del modelo- habernos dado ficción. Claro está que los asuntos de Estado iban por un lado y la producción artística por otro. Como se supone que debe ser en cualquier estructura social seria.

Unos cuantos años después y desde el lejano sur, una vez más, el modelo nacional y popular  acaba de lanzar una mixtura fina de historia e historieta par alegría de todos y todos. De la mano de nuestra infatigable presidenta de los cuarenta millones de argentinos acaban de nacer ”las Granaderas de San Martín”. Fueron presentadas mediante la cadena nacional, para que en cada rincón del país se pueda apreciar el uniforme histórico que jamás lucieron -ya que obviamente jamás existieron- y que de hecho, las coloca mucho más cerca de pertenecer al grupo que integran Superman y Batman que al de San Martín o Belgrano

Un análisis superficial de este nuevo caprichito que excede incluso el más extremo revisionismo ya que aquí no hay nada que repensar, reformular o redefinir, podría llevarnos al error de pensar que en el fondo es un simple dato de color o una pequeña gota de agua en el mar de calamidades, desaciertos y torpezas varias a los que la “década ganada” nos tiene acostumbrados. Pero si usted –amigo lector- se anota en esta conclusión permítame decirle con todo respeto que se equivoca de medio a medio. Si en algo aplica el célebre dicho “para muestra basta un botón”, las Granaderas de San Martín son precisamente ese botón, con mayúsculas y subrayado.

Ya no se trata de analizar las virtudes militares de Juana Azurduy o de sostener si Roca fue definitivamente malo, tan “malo” como Sarmiento o si Simón Bolívar se moría de ganas que Chávez violara su sepulcro para conocer a su sucesor en persona. La cosa va mucho más allá de transformar en “jóvenes idealistas” a quienes sin importarles cuantos inocentes morían cuando explotaban las bombas que colocaban en cuarteles o jardines de infantes, murieron a su vez sin un juicio justo. O a ver en cada rincón del mundo a tenebrosos conspiradores que se esfuerzan para que nuestros novedosos planteos universales no se impongan por sobre las viejas y perimidas recetas corporativas.

Las pobres e inocentes granaderas, luciendo su disfraz histórico sin historia, sintetizan tenebrosamente la casi mesiánica tendencia a ir más allá de la interpretación de la historia, llegando al demencial extremo de inventarla con absoluto descaro. Menuda tarea tendrán en un par de años nuestros docentes para sumar a la confusión general de los paraguas y las cintas de French y Beruti en los días de mayo de 1810, los reclamos de niñas queriendo saber cuál fue el papel la mujer durante el cruce de los Andes o la ya nombrada Batalla de San Lorenzo. A falta de datos más precisos y estando cubierto para el acto escolar el papel del General y del sargento Cabral, ¿habrá que readecuar el libreto escolar para que se luzca la granadera María de 5° grado turno tarde?

Ninguno de nosotros puede imaginar cual será la próxima vuelta de tuerca en la peligrosa alquimia del modelo. Ya sabemos que Colón solo trajo decadencia a nuestros pueblos y sospechamos que llegó a estas costas en un vuelo de United, ya entendimos que potencias poderosas como Uruguay son tan peligrosas para la independencia económica de nuestro país que debimos bloquear su principal puerto comercial. Aprendimos también que nuestros vecinos de Ghana y Angola traerían prosperidad a nuestro pueblo, de allí lo acertado de enviarles misiones comerciales y a nuestra Fragata Libertad, y que Irán se muere de ganas de ayudarnos a resolver el atentado terrorista más terrible de nuestra historia.

De un tiempo a esta parte, la azarosa realidad de nuestro país determinó que asistiéramos al imprevisto fallecimiento del Eternauta, quien también hizo las veces del Pingüino; las calles se llenaron de émulos del Avispón Verde que se ponen máscaras en la cara para matarnos, robarnos o en el mejor de los casos para cortarnos la calle por la que debemos transitar; el Guasón sigue con su sonrisa desafiante ante los cada vez mayores problemas judiciales que enfrenta por querer quedarse con la imprenta de la felicidad; el Joven Maravilla no sabe si poner más impuestos a la venta de bienes suntuarios o quitarlos por completo. El millonario Bruno Díaz sigue comprando canales de TV, casinos y petroleras aprovechando el viento de cola, y el Coronel Cañones maneja las fuerzas de seguridad mientras el Súperagente 86, al mando del Ejército, nos espía cada día un poquito mas. Pero la pregunta del millón, la que todos se hacen, y a la que todos temen responder, la que tiene en vilo a propios y extraños y es la llave para vislumbrar un poco al menos nuestro incierto futuro es ni más ni menos que esta: ¿qué nos tendrá preparado para los próximos meses la Mujer Maravilla?