Los tres aspectos que explican una futura devaluación del peso

Por lo general, la frase donde decimos que algo está a la vuelta de la esquina es cuando algún acontecimiento está muy próximo a suceder, es decir, algo que va a ocurrir rápido, como podemos señalar una futura devaluación del peso frente al dólar. Por eso, frente a las diferencias que proponen los economistas de los distintos candidatos presidenciales la gran duda en el mercado financiero local y de inversores extranjeros no es si el próximo Gobierno deberá devaluar el peso frente al dólar, sino la magnitud que tendrá esa devaluación. Hay tres aspectos relacionados con el mercado cambiario para explicar por qué hay una alta probabilidad de que el próximo Gobierno realice una devaluación del peso frente al dólar en el mercado oficial de gran magnitud.

El primero es que por primera vez el presidente que asuma el 10 de diciembre próximo encontrará varios tipos de cambio diferenciales, algo que no ocurría desde que Carlos Menem asumió el poder, el 9 de julio de 1989. En ese entonces existían por los menos cinco tipos de cambio diferentes, como el dólar oficial, el financiero, el turista y el paralelo, entre otros, una situación parecida a la actual, pero donde la brecha cambiaria no superaba más del 40 % entre el valor más caro y el más barato, mientras que hoy la diferencia es del 70 %, pero con un mercado declarado ilegal, una diferencia muy importante con respecto a aquella época donde el Banco Central (BCRA) podía intervenir en el mercado cambiario comprando y vendiendo dólares en el mercado paralelo, algo que ahora está impedido de hacer. Por consiguiente, esta situación de desdoblamiento cambiario se debe modificar. Continuar leyendo

El irremplazable Tomás Bulat

Como Luis Novaresio, me niego a hablar en pasado de Tomás Bulat, nuestro colega fallecido en un accidente hace una semana. Lo trascendente de sus escritos es cómo explica la economía, sus ideas de libre competencia y libre mercado, defendiendo a la vez el rol de un Estado fuerte para manejar la política económica. Todo eso está condensado en sus dos best seller, “Economia Descubierta” y la “Economia de tu Vida”, y en un libro casi terminado.

Pero la mayor preocupación -casi una obsesión- de Tomy se centraba en la inflación y el dólar. Sus últimas notas, como Es la inflación y no el dólar, publicada en su última columna de opinión de Infobae el 9 de enero y El precio más cuidado: el dólar, publicada en El Cronista Comercial del 28 de enero, dan cuenta de su preocupación. En la primera, comenta, aludiendo a la polémica que se había generado generó en una edición de Intratables que, “mientras participaba de un programa de televisión, no pude dejar de sorprenderme por el consenso que existe entre la mayoría de las personas acerca de que la responsabilidad en el incremento de la inflación es la suba del dólar”. Continuar leyendo

Kicillof también se equivoca en los pronósticos

Como ya se ha hecho una costumbre, el ministro de Economía Axel Kicillof volvió a criticar a los economistas y consultoras económicas por sus proyecciones, esta vez en el lanzamiento de Precios Cuidados V. En este caso, Kicillof fue más allá y manifestó que se trata de pronósticos asquerosos desinformados. “Recuerdo que en enero, cuando se lanzó esto, los analistas decían que se disparaba la inflación, se disparaba el dólar, hablaron cualquier disparate y sin embargo las empresas firmaron igual. La clave del éxito es el poder popular del plan”, expresó .

Lo que olvida el ministro en su relato de las diversas disparadas es que varias de ellas se cumplieron y sus proyecciones, de acuerdo a lo observado en el Presupuesto 2014, también fueron “horribles”. Citaremos tres variables como la inflación, el tipo de cambio oficial y el resultado fiscal. En enero del año pasado el dólar oficial se disparó, tal como anticipaba la mayoría de los analistas económicos, y terminó el año en $8,50 frente a los $6,21 que proyectaba el Presupuesto 2014; la inflación en lugar de ser el 9% anual que se proyectaba fue de aproximadamente un 24 % de acuerdo a los datos del INDEC y del 35% según las consultoras privadas, y el déficit fiscal llegará a unos 250.000 millones de pesos frente al superávit fiscal de 8500 millones de pesos que se calculaban en ese presupuesto.

Kicillof debería considerar que si un funcionario del Estado se equivoca en sus proyecciones o pronósticos es más grave que si lo hace un consultor privado. En el primer caso, el error lo paga la sociedad en su conjunto, mientras que en el segundo, si el consultor privado es responsable de un mal asesoramiento, la empresa que lo contrata decidiera seguir pagando o no su servicio.

En lo que respecta a la inflación para este año, todo indica que el Gobierno podría volver a fallar en sus proyecciones estimadas. En el Presupuesto 2015, la cifra del 14,5 % anual estimada por Kicillof para este año parece baja con respecto a la que calculan los “pronosticadores horribles”, al decir del ministro, que ven una inflación promedio del 25%. También parece muy optimista un dólar proyectado en 9,45 pesos para fin de año cuando la mayoría de los analistas lo ve en cerca de 10 pesos en la última etapa de un año electoral. En lo que respecta a los números fiscales, el Gobierno proyecta un déficit fiscal de $49.600 millones en el Presupuesto 2015 cuando este año terminará cerca de los 250,000 millones de pesos. Por lo tanto parece bastante difícil que el Gobierno reduzca el gasto o aumente tanto los ingresos para semejante reducción de déficit fiscal.

Kicillof afirmó que el éxito del programa Precios Cuidados es “una nueva refutación de los pronósticos asquerosos desinformados”. Pero debería reconocer también que los del Gobierno, elaborados por él y su equipo económico, fueron catastróficos a la hora de observar los resultados del 2014.

La paradoja de los Precios y Dólares Cuidados y Descuidados

La intervención del Estado en los mercados de bienes y de capitales provoca serias distorsiones. Por lo general convierten el problema inicial en uno más grave de lo que era antes de la intervención. Es el caso, desde 2007, del INDEC que, pese al refresh del nuevo IPC Nu al consumidor lanzado a principios de año, sigue sin reflejar la verdadera inflación que el gobierno sólo mide a través de los “Precios Cuidados”.

Lo curioso es que todavía no terminó el año y la Secretaria de Comercio a cargo de Augusto Costa ya ha establecido que esos “Precios Cuidados” aumentarán un 11,9 % este año, mientras que el aumento de los “Precios Descuidados” que miden las consultoras privadas se calcula en un 50 % para este año. La variación de casi 40 puntos entre ambos genera una grave distorsión. El dólar en sus distintas versiones, “Dólar Cuidado” o “Dólar Descuidado”, es otro precio de la economía como la tasa de interés y a la larga se ajustará con la variación de los “Precios Descuidados” que es la suba que más se acerca a la realidad. Continuar leyendo

Las tres brechas que ponen en jaque a Kicillof

La actual brecha cambiaria entre un dólar blue por encima de los 15 pesos y un dólar oficial a 8,44 pesos que ya supera el 75%, sumada a la reciente disparada de las otras versiones del paralelo como el dólar contado con liqui, acosan el ya de por sí endeble futuro del ministro de Economia Axel Kicillof.  Como cualquiera puede deducir, estas brechas generan mayores expectativas de devaluación del dólar oficial en la medida que el valor del blue en sus distintas versiones siga subiendo. El Banco Central de la República Argentina podría detener esta suba devaluando el peso en el mercado oficial, subiendo las tasas de interés y aumentando los encajes de los bancos para sacar pesos de circulación en un mercado donde sobran pesos y faltan dólares.

Este fenómeno de brecha cambiaria no es una novedad y es una concecuencia del cepo cambiario instrumentado a partir de noviembre de 2011. Lo que sí es original es que se sumen dos brechas más, agravando todavía más la situación. La brecha de precios, del 80%, que surge de la diferencia en las estimaciones de inflación entre la consultoras privadas que calculan un 40 % para este año mientras el INDEC proyecta un 25 % de aumento, distorsiona el calculo del retraso del tipo de cambio para las proyecciones de la macroeconomía.

Además, se suma la brecha energética del 150 % entre el costo que el Estado se paga por importar gas a 17,50 dólares el millón de BTU y el costo de venderlo en el país a 7 dólares para subsidiar la energía, lo que provoca una demanda adicional de dólares por parte del Gobierno que compra los dólares en el mercado oficial y un déficit de la balanza energética de unos USD 8000 millones.

El crecimiento de esas importaciones hace que la administración kirchnerista gaste cada vez mas reservas internacionales, lo que a su vez genera una mayor emisión de pesos sin respaldo para que el Gobierno compre los dólares oficiales baratos que necesita para pagar esa energía. Estas importaciones avanzan a tanta velocidad que se llevan cada año una porción mayor de los dólares que ingresan al país por la soja. Estas brechas nunca estuvieron presentes en las mega devaluaciones históricas que tuvo la Argentina, convirtiendo al problema en más espinoso que en anteriores ocasiones.

El dólar blue no sube, como afirma Kicillof, por un supuesto “plan de cinco puntos los fondos buitre”; lo hace porque el Gobierno no hace nada para que baje. ¿La razón? No le interesa ese mercado. Grave error.

Un trabajo del economista del IEERAL, Gustavo Reyes, señala que “la brecha cambiaria tradicionalmente ha aparecido en Argentina debido a la tentación de los distintos gobiernos de mitigar los procesos inflacionarios retrasando el tipo de cambio real con devaluaciones inferiores al ritmo de crecimiento de los precios y anclando el valor del dólar. Tarde o temprano, esta política termina generando pérdidas en las reservas internacionales del Banco Central y cuando ésta dinámica comienza a ser importante, en numerosas veces las autoridades monetarias han decidido restringir la venta de divisas sin permitir que el tipo de cambio oficial flote hacia su  nivel de equilibrio por temores inflacionarios”.

Esta menor venta de dólares del BCRA, sumada a una mayor demanda de la divisa de los particulares, empresas que consideran que valor del tipo de cambio es“barato” y la falta de ajuste en el tipo de cambio “oficial”, genera automáticamente la aparición de un tipo de cambio marginal, pero ahora el escenario es más preocupante.

En los últimos 70 años, la Argentina ha soportado fenómenos como el de la brecha cambiaria que inevitablemente finalizaron luego en abruptas devaluaciones del peso frente al dólar. El último ejemplo de una situación similar a la actual fue el final de la Convertibilidad. La Argentina no está lejos de un proceso semejante y hasta podría ser peor. Con esta dinámica, la devaluación del 25 % de enero pasado podría ser solo una anécdota si el Gobierno no reacciona.

El último intento para evitar una devaluación

La reciente medida del Banco Central de reducir del 30 al 20 % las posiciones en dólares de los bancos (efectivo, títulos o contratos de futuros cambiarios) deja en evidencia que la entidad dirigida por Juan Carlos Fábrega ha perdido casi todo su poder de fuego en el manejo de la política monetaria y cambiaria. Un ejemplo de ello es que una suba de un punto de la tasa de interes o una colocación de letras del BCRA para sacar dinero de circulación resulta totalmente incocua para frenar la suba en la cotización del dólar en el mercado paralelo o ilegal.

Por ese motivo, esta decisión del BCRA puede ser tal vez el último intento de la autoridad monetaria para evitar una mayor caída de reservas internacionales y una devaluación del peso. Si bien se trata de una medida muy parecida a la febrero pasado, cuando el BCRA obligó a los bancos a desprenderse de activos dolarizados que tenían en sus carteras, es probable que esta vez su efecto sobre el mercado del dólar paralelo sea mucho menor. La apuesta a comienzos del año tuvo una fuerte consecuencia en el mercado del dólar paralelo en todas sus versiones, que bajó 13 a 10,50 pesos el valor del dólar blue, así como también impactó en el dólar contado con liqui y en el dólar bolsa, las otras dos versiones que se pueden comercializar en la Argentina legalmente.

¿Por qué en esta ocasión la estrategia no funcionará? En aquella oportunidad,  los bancos se desprendieron de unos 4000 millones de dólares, ya que contaban con muchos activos dolarizados en sus carteras. En cambio, en esta nueva liquidación, no se superaría los 1000 millones de dólares, con el riesgo adicional de dejar a los bancos más vulnerables patrimonialmente a la hora de una posible futura devaluación del peso frente al dólar, similar a la de enero pasado.

A eso debemos agregar una situación económica financiera peor que la de comienzos de año. El BCRA había devaluado el peso frente al dólar en un 25 %, la Argentina no estaba en un principio de default, los bancos habían ganado unos 12.000 millones de pesos por la diferencia de valorización de esos activos. Además, el precio de la soja en el mercado internacional estaba en los 480 dólares la tonelada, mientras que ahora se encuentra en los usd 370, lo que reducirá en gran medida la liquidación de las exportaciones de la próxima campaña y redundará en menores ingresos por retenciones para el Gobierno.

Vale recordar que, con esta medida, el BCRA busca frenar la estampida cambiaria desatada luego del 30 de junio, cuando la Argentina no pudo pagarle a los tenedores de deuda los vencimiento de ese mes. En un contexto de corrida y brecha cambiaria, caída de reservas internacionales, récord de emisión monetaria con inflación imparable, níveles históricos de compra de dólares oficiales a través del dólar ahorro, es difícil que esta decisión tenga un efecto en el mediano plazo.

Tal vez se observe una baja en las diferentes variantes del dólar paralelo en los primeros días de la vigencia de la medida, pero la misma no asegura que el Gobierno evite realizar una nueva devaluación del peso. Solo queda la opción de conseguir unos 11.000 millones de dólares de un swaps de monedas que el Gobierno negocia con China. ¿Lo conseguirá?