Con la baja del riesgo, algunas empresas brasileñas ya están encarando la refinanciación (rollover) de sus deudas en dólares.
Brasil se encuentra inmerso en una recesión y atravesó una profunda crisis institucional. Ya con Dilma Rousseff suspendida y apartada de su cargo por al menos 180 días, Michel Temer asumió con la prioridad de lograr que la economía recupere el equilibrio macroeconómico y vuelva al sendero de crecimiento. Habló de disminuir la inflación, recuperar la credibilidad y sanear el déficit público, aunque creemos que será difícil de lograr con tan sólo 180 días. Los inversores no están del todo seguros de la oportunidad de Temer para implementar los cambios y de su capacidad de controlar la difícil realidad del país.
Sin embargo, los mercados premiaron la salida de Dilma: impulsó al Bovespa 14% y al real brasileño 10%, a 3,50 reales por dólar. Además se redujo considerablemente el riesgo país, desde su pico de 570 puntos básicos a los actuales 400 pb.
Dilma aplicó reglas de corte populista en Brasil sin fundamentos sólidos. Las consecuencias están a la vista. Con un consenso de inflación esperada en el orden de 8,6% para 2016 y de 6,1% para el año que viene, y un PBI que volvería a caer fuerte (-3,7%) por segundo año consecutivo, los mercados también hicieron su apuesta en los primeros cuatro meses al incrementar los precios de los bonos corporativos brasileños luego de una liquidación pocas veces vista en los últimos dos años. Continuar leyendo