El Gobierno de Macri y sus urgencias

En la novela Museo de la revolución, el escritor Martín Kohan señala cómo la percepción del tiempo se constituye a partir de los acontecimientos de la historia. Por lo tanto, cierto período podría ser percibido como interminable en algunas circunstancias —como ensaya Kohan, el largo tiempo del estalinismo— y otro período podría mostrarse como velozmente infinitesimal debido a la encadenación de los acontecimientos —el tiempo así era percibido, por ejemplo, durante la revolución de 1917. Alejados de circunstancias históricas tan trascendentes —y hasta localizados en su justo opuesto— tal vez podríamos tratar de percibir el tiempo del Gobierno de Mauricio Macri y señalar, entonces, su puro vértigo. En una semana de gobierno Macri mostró el programa que había evitado exhibir durante toda su campaña y lo hizo de manera muy rápida.

Observación que no quita la constatación de la habilidad política de Macri —habilidad, tretas, lo mismo da. Debe hacerse notar que la nueva administración de Gobierno oscila entre la debilidad y la fortaleza —señálese que gobierna un “no partido” que no tiene una infraestructura o militancia, por un lado, combinada con el manejo de los estados y los presupuestos de nación, provincia de Buenos Aires y la ciudad de Buenos Aires, por el otro. Las acciones del Ejecutivo intentan inclinar la balanza hacia esta última. Continuar leyendo

Los tres relatos del ajuste y la izquierda

En Rashomon, el clásico de Akira Kurosawa, cuatro personajes dan sus versiones acerca de un asesinato. Todos los relatos difieren entre sí, aunque todos se refieren a un mismo hecho. En ese sentido, se podría decir que los principales candidatos para las elecciones de este domingo son unos candidatos rashomon: los tres (Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa) estructuran discursos diferentes para un hecho político que los unifica: el ajuste y la devaluación.

Hay quienes lo plantean más abiertamente, otros lo intentan ocultar —aunque en reuniones empresariales, el seminario de Idea, por ejemplo, lo admitan sin tapujos.

Como Scioli, el nuevo ídolo de los antiguos cristinistas de paladar negro. Si hacía unos pocos meses Scioli representaba a los intereses de la Embajada y el magnettismo, hoy es un supuesto exponente de lo nacional y popular que designa como futura ministra de Economía a Silvina Batakis —su muestra más concreta y profunda de progresismo es que va a alentar a su equipo a la cancha sola. Los kirchneristas quisieran ver a Scioli como parte de su fantasía de “patria latinoamericana” que habría sido fundada con los actuales presidentes del continente y celebran por ello su reunión con Dilma Rousseff, presidente de Brasil. Sin embargo, ese espejo es, tal vez, el más realista y el que los termine de despertar del relato somnífero K. Rousseff postuló como caballito de batalla de su campaña que debía ser votada porque si no era así, llegaría el ajuste realizado por la derecha. Sin embargo, el ajuste lo puso en marcha el oficialismo dirigido por Rousseff. “Devaluación, caída de los ingresos de la población, contracción del nivel de actividad, aumento del desempleo, deterioro de las cuentas fiscales y ahora también una rebaja en la calificación de riesgo crediticio. Brasil atraviesa una grave crisis económica cuyas derivaciones últimas resultan difíciles de prever”. Esta descripción no fue realizada por sectores destituyentes que atacan al “Gobierno popular” del vecino país, sino que se trata de un análisis económico publicado el último domingo en Página 12.

Miguel Bein, ministro de Economía “en las sombras” de Scioli, anunció una devaluación y un acuerdo con los fondos buitre —tal como había planteado el “presidente” de la liga de gobernadores, el ultramontano Juan Manuel Urtubey. Batakis, ministra del antiguo “clarinista” Scioli desde hace años, es la gran esperanza blanca de los cristinistas, cuando en realidad será el foquito de luz a cambiar cuando se decida el apagón de la devaluación. No sufrirán los actuales camporistas: su camaleónica capacidad de adaptación a las circunstancias los convertirá en los más férreos defensores del ajuste si llegara a ganar el antiguo motonauta acompañado por el ex —hace tanto tiempo ya— maoísta Carlos Zannini, más parecido en todo caso a Deng Xiaoping. Continuar leyendo

Elecciones: idus de marzo de los trabajadores

Los idus de marzo de los que la clase obrera debería prevenirse están llegando. Todo indica que el próximo período estará marcado por los tarifazos, la devaluación, ataques al salario y, en suma, una crisis económica de gran envergadura que querrá ser resuelta por el próximo Gobierno a través del ajuste. Ante este panorama, las elecciones presidenciales que se vienen adquieren gran importancia. Según el modo de votar de los trabajadores, se planteará una perspectiva política para el período.

Las variantes mayoritarias son favorables a que el ajuste sea pagado por los sectores laboriosos. Tanto los posibles Gobiernos de Daniel Scioli como de Mauricio Macri -o también Sergio Massa, que cada vez más se aleja del mote de “presidenciable”- serán los que implementen este plan de ajuste, obligatoriamente -y porque está en su naturaleza de Gobiernos de la clase social de los empresarios. ¿En qué estado se encuentran los trabajadores y cuáles son sus perspectivas? Ciertos episodios podrían dar un pantallazo de una semblanza en ese sentido. Continuar leyendo

Un irrefutable giro político

Existe una forma precursora de la globalización. Desde 1889 que en casi todos los países del mundo se celebra del Día de los trabajadores, en conmemoración de los mártires de Chicago -cuatro anarquistas estadounidenses ejecutados por el Estado debido a su acción política. En miles de plazas y centros políticos de todo el orbe se realizan manifestaciones en la que los sectores laboriosos no sólo festejan su día, sino que plantean políticas para su clase. Así, tanto en Turquía como en Uruguay, pasando por Grecia, Bolivia o Japón, flamean banderas rojas (color del socialismo), se hacen manifestaciones y discursos, se canta La Internacional.

En la Argentina las mayorías obreras consideraban al peronismo como su propio proyecto. Y, desde el Estado, el peronismo, cuando era gobierno, anudaba esos lazos festejando el Primero de Mayo como su propia fecha.

Desde hace varios años la conmemoración internacional del Día de los Trabajadores se realiza, en la Argentina, por fuera del peronismo. A pesar de que Cristina Fernández gobierna bajo ese manto político, no convoca a manifestaciones obreras -muy probablemente no podría, ya que la ruptura de la clase trabajadora con el oficialismo es uno de los signos de esta época. La plaza de Mayo, centro político nacional, es ocupada por sectores políticos de izquierda, en particular el Frente de Izquierda y otros grupos pequeños partidos, y gremios y tendencias combativas sindicales.

Si bien en cierto momento estos actos se caracterizaban por un tinte meramente propagandístico, la noción del cambio de época se constata en la presencia de grupos de intensa intervención en la lucha de clases de hoy en la Argentina. No se proclama, solamente, la necesidad de la transformación de las estructuras de la sociedad, sino que se dan cita colectivos que actúan en los hechos para avanzar hacia esa posibilidad. La situación política introduce un interrogante: ¿es posible que un sector mayoritario de los trabajadores se aglutine en torno a una política socialista?

El alejamiento del gobierno kirchnerista de los sectores populares se torna más decidido en esta coyuntura de inflación, devaluación y precarización de las condiciones salariales -y de existencia- de los trabajadores. El paro del 10 de abril marca la masividad de esta ruptura, a la vez que el sector dirigente del paro, encarnado en Moyano y Barrionuevo, intenta acomodarse a las variables peronistas del fin de ciclo. Sin embargo, la tendencia a la protesta y la marcada intervención de los sectores clasistas es un dato que no debería ser desdeñado. Pero no toda intervención sindical, aún las que protagonice el clasismo, garantizan un salto hacia el campo de los proyectos políticos estratégicos, históricos, para la clase obrera.

No es un síntoma menor que sea una coalición política de izquierda la que cope Plaza de Mayo desde hace varios años el Día de los Trabajadores, ni que haya tenido grandes votaciones en diversos lugares, en particular en Salta (en cuya capital venció al peronismo) y Mendoza, y en otras regiones del país, donde logró bancadas legislativas nacionales, provinciales y concejalías. Dirigentes sindicales que pertenecían al peronismo hoy conducen gremios clasistas -como el SITRAIC (construcción), que se opone a la UOCRA de Gerardo Martínez y cuyo secretario general es el antiguamente peronista Víctor Grosi- o los paros docentes han sido dirigidos por esta fracción política.

En Salta, donde la huelga docente cumplió más de un mes, más de tres mil maestros votaron continuar el viernes 2 de mayo con el paro general y los dirigentes más destacados pertenecen a la izquierda. Incluso votaron que Claudio del Plá, diputado del Partido Obrero, fuera el vocero de sus reivindicaciones en el parlamento provincial. En Mendoza, el acto se organizó en conjunto con la CTA provincial y el Frente de Izquierda. Existe una tendencia hacia el giro político. De la maduración de esta posibilidad depende la intervención de los trabajadores en el postkirchnerismo, cuando la derecha peronista se prepara para el poder y las coaliciones centradas en el radicalismo plantean reflotar la fallida Alianza. De este salto político depende, en definitiva, la perspectiva histórica de los sectores laboriosos en la Argentina.

Paro docente: escuela política para enfrentar el ajuste

Cuando estas líneas se publiquen, se estará desarrollando en la provincia de Buenos Aires el décimo tercer día de paro docente. Desde 2001 los maestros bonaerenses no realizaban una medida de esta magnitud ni de tanta intensidad. Todo indica que la inflación y la devaluación, que produjeron la consiguiente depreciación de los salarios, se transformó en la gota que rebalsó el vaso y que inició una lucha que no cesa ni parece amainar.

El miércoles 19 se realizó una movilización a la Casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, que se encuentra en La Plata, convocada por la dirección provincial de SUTEBA, a cuya cabeza se encuentra Roberto Baradel, junto a los sindicatos Federación de Educadores Bonaerenses, de gran inserción en el interior de la provincia. Este cronista concurrió a la sede central de SUTEBA La Matanza, que queda en San Justo, desde donde saldrían varios micros llenos de docentes, mujeres, en su mayoría. “Vamos a marchar en una columna diferenciada los distritos que fueron ganados por la lista Multicolor en las últimas elecciones -dice Romina del Pla, secretaria general del gremio local, mientras estima que de La Matanza, desde distintos puntos del populoso partido, partirán 40 micros llenos (luego saldrían 48)-. Así fue decidido en el último plenario de la oposición, que reunió a 800 delegados de escuela de la provincia. El primero que habíamos realizado contó con la presencia de 600. Esta lucha va en alza. La última asamblea en La Matanza convocó a mil docentes. El galpón que usamos para las reuniones no alcanzaba para todos los maestros que habían concurrido a deliberar sobre cómo seguíamos peleando por salario”.

“La huelga es del cien por ciento de acatamiento -explica Adriana, una docente que concurre con su hija Sheila a la movilización, quien porta un redoblante-. Bueno, ahora nos enteramos que un jardín empezó a dar clases, pero es normal, ahí puede haber una directora que presione a las tres o cuatro maestras y que decidan empezar, pero en general el acatamiento es total, desde preceptores hasta directivos. Es que la oferta del gobierno es miserable: quieren subir 220$ al básico del cargo inicial. Es una burla”. Adriana recuerda la gran huelga nacional docente de 1988, que duró 43 días contra el gobierno de Raúl Alfonsín. Sin embargo, por su edad, Adriana sólo podría haber vivido ese conflicto como alumna. Tal vez la explicación se deba a que -con todas las distancias con aquel paro, que fue nacional e impulsado por las direcciones sindicales de todas las provincias- el conflicto gremial provincial se vive con un sentimiento parecido a la épica. No es para menos: se trata de una lucha fundamental no sólo para que no se produzca un brutal retroceso en las condiciones de vida de los maestros, sino que es un conflicto que es mirado atentamente no sólo por trabajadores de otros gremios, sino por los empresarios que aguardan los resultados para ver cómo enfrentarán las paritarias que se desarrollarán en los próximos días en cada rama de la producción. No habría que perder de vista que el jefe de la CGT, Hugo Moyano, acaba de anunciar un paro general de 24 horas que se realizaría en los días por venir, hecho que no se produce desde el gran paro con piquetes del 20 de noviembre de 2012 y que anunciaría unas paritarias quemantes este año 2014.

La movilización a La Plata fue impresionante. La entrada a la ciudad estaba paralizada por la cantidad de micros repletos de docentes que llegaban para manifestarse y que se agolpaban en las banquinas de la ruta mientras se ordenaba su ingreso paulatino. Al marchar, cuadras y cuadras de maestros llenaban los asfaltos platenses, decorados por profusos guardapolvos blancos, banderas y carteles, mientras desde los balcones y las puertas de los negocios se los aplaudía y celebraba. A pesar de los inconvenientes que pueda suscitar el prolongado paro, es posible afirmar que cuenta con el apoyo mayoritario de la población. Un cartel que se reproducía de modo incesante indicaba que, al parar, los docentes enseñaban a los alumnos a luchar por sus derechos. Lo portaban maestras, ya que la mayoría de los manifestantes pertenecía al género femenino. Es necesario señalar que el miércoles se produjo una marcha de las mujeres que, se sabe, cuando salen a la lucha lo hacen con la decisión y persistencia que a veces no aparecen tan aguerridas en el género masculino.

Los discursos de Baradel, de SUTEBA, y Mirta Petrocini, de FEB, se mostraron deslucidos frente a la gran convocatoria que habían logrado, que se estima en alrededor de medio centenar de miles de manifestantes. Ninguno de los dos oradores planteó un piso concreto en las negociaciones y, por el contrario, Baradel dio a entender que podrían analizarse otros puntos y no el central salarial. Señales conciliatorias dirigidas más al funcionariado bonaerense que a los docentes movilizados.

Baradel y toda la directiva de SUTEBA pertenecen al ala que responde a Hugo Yasky, que lidera el sector más kirchnerista del espectro sindical. Las bases docentes no permiten recular tal como su dirección lo hiciera el pasado: en 2013, Baradel había levantado el paro de modo inconsulto tras un decreto que otorgaba un aumento unilateral a los maestros. La desazón de la directiva, expresada en el ánimo que muestra Baradel, contraste notablemente con el espíritu de los docentes. Es comprensible: su espectro político les da la espalda. Desde la así llamada “izquierda kirchnerista” -concepto que se acerca más al oxímoron que a la realidad política- que a través del “Chino” Navarro expresó que el paro era un desatino, pasando por Hebe de Bonafini que les reclamó que volvieran a las aulas hasta Gabriel Mariotto, que equiparó el paro docente con un levantamiento policial armado, el kirchnerismo se opone a la medida de lucha.

Cobran entonces mayor relevancia las direcciones clasistas que conducen los distritos más importantes de la provincia, a la vez que impulsan autoconvocatorias allí donde no gobiernan, y cuyas columnas casi equiparaban las convocadas por el oficialismo baradelista en La Plata. Son las direcciones que impulsarán este viernes una movilización nacional de la oposición sindical docente a Plaza de Mayo y que participarán en la marcha al Palacio Pizzurno anunciada por CTERA -federación nacional docente- para el miércoles 26. El conflicto sindical de los maestros se profundiza minuto a minuto. Podría obtener un aumento significativo y tal resultado sería consecuencia de la firme decisión de las bases y de la continuidad de un paro sostenido por las direcciones gremiales combativas.

Pero también podría suceder que la burocracia sindical kirchnerista entregue la lucha -no sería la primera vez-. Quedaría demostrada la caducidad e impotencia del kirchnerismo como dirección gremial de los trabajadores, a la vez que la larga escuela de este paro quedaría marcada a fuego en la memoria de la docencia, cuando no de los trabajadores que se aprestan a luchar por lo suyo en las horas por venir.

No está nada decidido aún y quedan cantidades potentes de energía en los maestros. Y también de lucidez. La que permitió que se escucharan -con la música de “Muriendo de plena”, de Rubén Rada- los siguientes versos: “A ver, Cristina / a ver si nos entendemos, / con 1800 pesos de básico / no comemos. / Pagaste millones para la Repsol, / pero ni un solo peso para educación. / Los trabajadores / salimos a luchar, / ganamos las calles, / ¡huelga general!”.

Mediante la fuerza de la creatividad popular y sintetizado en diez versos, todo un programa político para la actual etapa.

Renovada centralidad de los trabajadores en el ocaso K

Diversos sectores laboriosos protagonizaron durante el último período acontecimientos que ganaron las tapas de la prensa y generaron una discusión social generalizada sobre ellos, no sólo porque estos sectores conforman la mayoría de la población, sino debido a que su salto hacia la acción directa implica el cuestionamiento de la legitimidad de ciertas bases sociales naturalizadas. Sólo basta repasar los hechos de los últimos días.

El paro docente por salario -de particular interés social, ya que afecta la cotidianidad familiar- cobra dimensiones dramáticas debido a la implacable decisión de sostenerlo por parte de los maestros para no permitir un brutal ataque a sus condiciones de vida. Las mínimas ofertas gubernamentales, en medio de la devaluación y de la inflación, implican de hecho una rebaja salarial. Contra esa perspectiva se desarrollan paros en todo el país y, a diferencia de otros años, las direcciones sindicales yaskistas de CTERA no pueden decidir levantamientos de paros o acuerdos con el gobierno a espaldas de sus bases. Esas direcciones -atravesadas por el hiperoficialismo de Hugo Yasky, ex jefe gremial docente y actual secretario general de la CTA (además de aplaudidor en cuanto acto de  la presidenta Cristina Fernández se lo invite)- no podrían hacerlo debido a los fuertes reclamos de los maestros, a la vez que debido a la irrupción de la izquierda en numerosas seccionales y provincias en las que se convirtió en una dirección radicalizada del conflicto.

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CFK: el discurso isabelino de la devaluación

Cada partícula de la lengua tiene la virtud de la polisemia, de la variedad de significaciones, de poner en juego cada palabra en un rumor –que no cesa- de los sentidos. Valga la aclaración debido al uso del adjetivo: “isabelino”. Podría referirse a aquella época en la que Inglaterra se consolidó como una nación pujante en los inicios del capitalismo, aquel Reino Unido del siglo XVI bajo la monarquía de Isabel, que también dio un impulso feroz a las artes y la cultura. Esa era, por ejemplo, legó el “teatro isabelino”, encabezado por el genial William Shakespeare, pero también albergó a otros de talla gigantesca, como Christopher Marlowe o Ben Johnson. Sin embargo, “isabelino” también podría aplicarse al modo de existencia del kirchnerismo en esta, su fase final. En este caso, el adjetivo no remitiría de ninguna manera a la pujanza de aquella época británica, sino al gobierno que, por ciertas características, podría considerarse como precursor de las medidas del ocaso K: el de María Estela Martínez de Perón. Le decían Isabelita.

Una digresión. Frente a la reivindicación setentista que realizan los dirigentes y militantes kirchneristas, una vez Jorge Altamira, el dirigente trotskista, me dijo que él se consideraba “sesentista” y no “setentista”. Que los sesenta habían marcado la maduración de una generación que había logrado desarrollarse de manera autónoma de los poderes, que había producido la mayor insurrección obrera independiente de la Argentina -el Cordobazo-, que buscaba tomar en sus manos un destino histórico, estratégico. Incluso a nivel internacional, ya que esa generación había sido testigo y actora de que se había producido el levantamiento contra la Unión Soviética en Checoslovaquia conocido como “La primavera de Praga”; o esa huelga general de masas obreras y estudiantiles conocida como el “Mayo francés”, entre otros hitos. El “setentismo”, según Altamira, planteaba un desvío de ese momento promisorio. Expresaba la subordinación a Perón -que regresaba para abortar el alza revolucionaria sesentista-, el auge militarista de las organizaciones foquistas, el furor del vanguardismo esclarecido y armado y la máscara con que la burguesía nacional se disfrazaba de “popular” y conquistaba para la derrota a los jóvenes de esa época. Coincido con ese planteo. Creo que el “setentismo” del que hace gala el kirchnerismo hoy no es sino una forma de expresar un montonerismo senil. No es una cuestión de edad: tal senilidad es compartida tanto por Orlando Barone, hombre en la edad provecta que cree que este gobierno es transformador, como por los jóvenes que acuden a los patios de la Casa Rosada a aplaudir la devaluación, mientras se consideran a sí mismos los “pibes para la liberación”. Una explosión del sinsentido.

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Spots de campaña: PASO a la izquierda

Con la salida al aire de los spots de campaña, ha empezado la campaña electoral recargada. Bueno, quizás se deba hacer una aclaración, ya que la configuración de nuestra sociedad plantea una singularidad respecto a otras sociedades: el cronista Jon Lee Anderson señaló alguna vez que la Argentina e Irán son las naciones en las que la política es el tópico más recurrente en la vida cotidiana (debe advertirse que Anderson es un viajero de cinco continentes). Por lo tanto, los periodos electorales -que en toda sociedad incrementan la discusión acerca de la política- en nuestro país deberían llevar ese debate a niveles siderales.

El instante en el que la televisión empieza a mostrar los spots electorales de todos los partidos da comienzo al período en el que los argentinos, cual hombres lobo, se convierten en animales políticos por naturaleza hasta el día de las elecciones.

Esta campaña, tal acontecimiento sucedió el lunes 22 de julio de 2013, desde temprano por la mañana. El año electoral, en el que se renovarán las cámaras legislativas, empezó cuando la voz de algún locutor dijo: “Espacio cedido por la Junta Electoral”. Luego, los programas, los proyectos, los partidos en producciones de 36 segundos.

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