Pablo Rieznik, in memoriam

1. El jueves 17 de septiembre de 2015 Pablo Rieznik, dirigente del Partido Obrero, falleció en su hogar por la madrugada. Dos días atrás había celebrado con los suyos su cumpleaños número sesenta y seis. Casi tres años de esa vida apasionada había peleado contra un cáncer que finalmente ganó la batalla. La noche de su cumpleaños había comido torta de maracuyá junto a su familia. María Sánchez, su compañera de las últimas décadas, la había preparado y la compartió junto a sus hijos Andrés, Marina, Martín, Tomás y Julián. Había sido un festejo íntimo: Rieznik había planificado festejar con sus amigos dos sábados después con choripanes en la terraza de su casa, al lado de su estudio lleno de libros, ya que se preveían noches de calor. María Sánchez le había entregado una carta muy sentida y Rieznik también había hecho lo suyo. En ella, le decía a María: “Gracias por el amor”. Y transcribía un poema, que también había publicado en su muro de Facebook para agradecer a los amigos los saludos por el cumpleaños. El poema es de Antonio Machado, se llama “A un olmo seco”, y comienza y termina así:

“Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo

algunas hojas verdes le han salido.

(…)

antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.”

Pablo Rieznik había concurrido al día siguiente a la sede central de su partido para solucionar unos asuntos administrativos y para buscar unos recortes de prensa que lo ayudarían a elaborar un nuevo artículo. En la última Prensa Obrera, semanario de su organización, había publicado una nota que culminaba una polémica sobre el arte y su carácter originada en unos textos que Rieznik consideraba antimarxistas por su condición exageradamente “romántica”. Como siempre, no había evadido la discusión y había sido riguroso e implacable. Esa noche comió la última porción de torta de maracuyá de su cumpleaños que quedaba en la heladera. Luego falleció.

2.  La historia del Partido Obrero no podría ser comprendida sin la intervención que tuvo en ella Pablo Rieznik. Había estudiado en el Colegio Nacional Buenos Aires, sin embargo, no había comenzado allí su militancia en el trotskismo, al que se incorporó al egresar del secundario. Ingresó en Política Obrera, antecedente del actual PO, a fines de los años sesenta al calor del Cordobazo y militó en su rama estudiantil, la Tendencia Estudiantil Revolucionaria Socialista (TERS). Pronto se destacó en la organización por su interés en la teoría y en su divulgación: aún hoy se lo recuerda dando cursos sobre la teoría marxista del Estado a jóvenes como él, más jóvenes que él y también a sus mayores. Fue uno de los fundadores en 1972 de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS), cuyo congreso inaugural había reunido a mil jóvenes en la facultad de Arquitectura. En aquella época la juventud de Política Obrera había tenido destacadas intervenciones electorales en los centros de estudiantes universitarios y Rieznik, que estudiaba Economía, fue elegido como su representante en la Federación Universitaria Argentina. En ese rol se convirtió en la cara pública y juvenil de su partido. En representación de la FUA -y de los suyos- viajó a Europa y estrechó vínculos con otras organizaciones cuarta internacionalistas -que levantan el legado de León Trotski- del viejo continente. Sus intervenciones en las reuniones de la FUA no evadieron la polémica.

3.  El año pasado en su hogar de Colegiales Pablo Rieznik y María Sánchez realizaron su tradicional bagna cauda a la que habían invitado a sus amigos. Había camaradas de Pablo de aquel fin de los sesenta y comienzos de los setenta. Varios de ellos continúan su militancia. En cierto momento comenzaron a contar anécdotas de esos tiempos. Contaban, por ejemplo, cómo durante un congreso de la FUA se habían negado a cantar el himno nacional para delimitarse del nacionalismo en ascenso a través de las organizaciones peronistas y cómo los militantes de la JP se habían abalanzado contra ellos y provocado una batalla campal, con resultados positivos para los militantes de Política Obrera, que poblaban unas gradas superiores desde las que podían enfrentar la arremetida chauvinista. “Me acuerdo de Graciela Molle pegándole desde arriba con su paraguas blanco a un peronista”, contaba uno de los amigos de Pablo Rieznik, que reía. La anécdota fue retomada en el cementerio de la Chacarita por Jorge Altamira, dirigente del PO, que brindó su homenaje antes de que se cremara el féretro con el cuerpo sin vida de Pablo Rieznik. Antes, Altamira había dicho: “Ha muerto un revolucionario, un trotskista, un cuartainternacionalista”. Y había resaltado las virtudes no sólo militantes de Rieznik, sino también su profunda tendencia a interesarse por la teoría. También contó cómo había resistido a los torturadores cuando fue secuestrado en la ESMA y cómo la movilización de su partido lo liberó. Altamira no sólo había sido un compañero de militancia de Rieznik, sino que también fue su amigo. El dirigente culminó sus palabras diciendo: “Viva Pablo Rieznik”. Luego habló su hijo Andrés, que le pidió a Olga Viglieca que lo ayudara a gritar: “Compañero Pablo Rieznik, ¡presente!”, acompañados por la multitud que había recorrido las calles internas del cementerio hasta el crematorio. Después Andrés Rieznik recitó un poema que había escrito su abuela durante el secuestro por parte de la dictadura de su padre. Antes de que el cajón fuera cremado, los presentes entonaron el himno “La Internacional”, cuya melodía fuera estrenada por primera vez durante la Comuna de París de 1871.

4. En 1977 Pablo Rieznik fue secuestrado junto a Miguel Guagnini por las bandas criminales de la dictadura de Jorge Rafael Videla. Ambos formaban parte de la dirección de PO y actuaban en la clandestinidad. Guagnini fue liberado antes que Rieznik, quien permaneció bajo torturas durante una semana en las mazmorras de la ESMA. Ante la desaparición, su partido comenzó una campaña local e internacional para lograr su liberación. Su esposa de aquel entonces, Alejandra Herrera, que tenía nacionalidad estadounidense, ingresó en la Embajada y se parapetó allí para demandar que la comunidad internacional actuara por la liberación de su marido. En Francia, la Unión de Estudiantes Universitarios -principal gremio estudiantil francés- se movilizó a la embajada argentina y advirtió que si la dictadura no dejaba ir a Rieznik, ingresarían y tomarían la sede diplomática. Fue liberado. Así relata el médico Luis Ángel Trombetta cómo encontró a Rieznik luego de su liberación: “En la dictadura, una madrugada fría de 1977, después de trabajar en el turno noche en la casa central del Banco Provincia, junto a otro bancarios compañeros de trabajo, subimos al colectivo 86. Apenas arriba un hombre sentado en el primer asiento, me tomó la mano. Era Pablo. Liberado de su secuestro, allá por el bajo, había subido al colectivo, sin destino. Me senté junto a él y viajamos hasta la casa de mis padres donde yo vivía, a escasos 150 metros de la Escuela Superior de la Policía Federal en Caballito. (…) Pablo estaba consciente, a pesar de la brutal tortura. Mientras caminamos le di mi ropa de abrigo. Estaba vestido con ropas húmedas, vaya a saber de qué otra víctima”. Luego de refugiarse en la casa de Trombetta -Pablo Rieznik tenía 28 años y Trombetta 21-, partió al exilio, en Brasil. Allí continuó su militancia. Culminó su carrera universitaria. Al finalizar la dictadura volvió a la Argentina. Jamás abandonó la convicción de la lucha por el socialismo.

5. La última vez que lo vi fue el viernes de la semana anterior a su fallecimiento. Era un día de sol, aunque frío. Habíamos almorzado con María Sánchez, su hijo Julián y su novia, quienes luego partieron hacia destinos distintos. Al quedarnos solos con Pablo, charlamos sobre la situación política, sobre su último libro, planificamos cómo podría ser presentado y a quién convocar para la presentación. La pereza y la celebración de lo humano, su última obra, es un libro excepcional, editado con severo cuidado por Mónica Urrestarazu para la editorial Biblos. A partir del texto libertario de Paul Lafargue -yerno de Marx- en el que reivindica la lucha por la abolición del trabajo tal como lo conocemos hoy en día, Rieznik realiza un análisis de las posibilidades que se abren a partir de la crisis económica mundial en curso, que analiza. Me comentó al pasar que le interesaba volver a leer la Historia de la filosofía occidental de Bertrand Russell y que no lo podía encontrar, que si de casualidad lo encontraba lo comprara para él. Luego salimos a pasear. Eligió la vereda del sol. “La vida nueva me hizo descubrir cuáles son las calles soleadas de mi barrio”, me dijo y caminamos hasta Álvarez Thomas. Íbamos con Felipe, su perro. En cierto momento, comenzamos a hablar sobre la muerte. Pablo Rieznik siempre fue un hombre racional, atravesado por el pensamiento científico, un ateo irreductible. “Para mí es sencillo: todos vamos a morir, muy probablemente esto me vaya a ocurrir pronto. Entonces quiero tomar la vida relajadamente, tratar de percibir la vida lo más que pueda”, me dijo. Charlamos sobre las cartas que había escrito Oliver Sacks ante la certeza de un cáncer terminal. Fuimos al Mercado de las Pulgas a un café al que solía concurrir. Charlamos un poco más sobre las posibilidades del Frente de Izquierda. Luego yo debía partir. Felipe, el perro, había esperado todo el tiempo detrás de la puerta del café, que era lindo y en un lugar pintoresco. Al despedirnos, Rieznik sonrió: “¿Viste?, te enseñé un nuevo bar para tus entrevistas”. Pablo Rieznik disfrutaba ese lugar pedagógico y, claro, hasta el último instante mantuvo su mente abierta al descubrimiento, a la extrañeza ante lo nuevo, al incansancio frente al mundo, a la perspectiva siempre del futuro, a la sorpresa de la vida. Hasta en lo mínimo, pero que podía interesarle a otro. Como un nuevo bar. Esto es una nimiedad anecdótica. Pablo Rieznik fue para muchos de nosotros un maestro.

6. Luego de la muerte de Pablo Rieznik, Facebook se pobló de testimonios de usuarios de todas las edades que contaban cómo habían sido deslumbrados por sus clases universitarias, por sus talleres partidarios, que narraban anécdotas de sus encuentros imborrables o valoraciones sobre su carácter pasional, enérgico y a veces hosco, de homenajes sentidos y recuerdos que no se irán jamás. Luego de la muerte de Pablo Rieznik, hay una certidumbre: entre todos aquellos que lo quisieron y admiraron, la noción terminante de que su ausencia definitiva tardará en hacerse tolerable.

Liberación de un preso político

No había aclarado todavía en Lastenia a las cuatro y media de la mañana cuando Kobak salió caminando de la prisión en la que había estado detenido. Habían sido nueve largos días de detención desde que fuera apresado en la localidad de Los Ralos -a 25 kilómetros de San Miguel de Tucumán- mientras protestaba contra el fraude electoral y las detenciones arbitrarias de sus compañeros realizadas por la Gendarmería. José Kobak había sido liberado y así se había liberado a un preso político.

Los acontecimientos se habían precipitado al finalizar aquella jornada de domingo tumultuosa en la que se realizaron unos comicios escandalosos en la provincia de Tucumán. Durante todo el día el país había asistido a las imágenes que mostraban la descomposición de un régimen: punteros ofreciendo bolsones de comida a cambio de votos, periodistas apaleados por mostrar esos métodos, urnas que se llenaban de votos a favor de Juan Manzur antes de que la elección comenzara, robo y quema de urnas en varias localidades. Una de esas localidades tiene el nombre de Los Ralos.

Alrededor de las diez de la noche de ese domingo, cuando se dieron a conocer las tendencias definitivas y el ganador a delegado comunal -que pertenecía al Frente para la Victoria-, una patota que respondía a un candidato disconforme ingresó a la escuela Manuel Lizondo Borda y con violencia se apoderó de seis urnas, una de las cuales fue quemada en la calle de ingreso al establecimiento. Luego del ataque, la calma volvió. Por poco tiempo. A la medianoche, mientras se llevaba a cabo el escrutinio de los votos (en la pequeña localidad el fraudulento método de los acoples hacía que hubiera 25 candidatos a delegado comunal), un grupo de policías detuvo a Santiago Navarro, esposo de una fiscal del Partido Obrero. Pronto sus compañeros se congregaron frente al edificio para reclamar su libertad. Entonces la represión se desató. A una militante de más de cincuenta años le quebraron el brazo en tres partes. Otra sufrió rotura de sus dedos. Un auto sin chapa identificatoria fue a buscar a Kobak y, entre golpes, policías de civil lo detuvieron. “Zurdo de mierda”, cuenta Kobak que escuchó mientras lo golpeaban, tirado en el piso del auto. Continuar leyendo

La elección de la izquierda y su interna

Una de las sorpresas de las elecciones PASO fue que el Frente de Izquierda (FIT) -al cerrar estas líneas- empataba con Progresistas, que postula a Margarita Stolbizer, en la pelea por ser la cuarta fuerza nacional. (Debe señalarse, sin embargo, que varias de las afirmaciones que se realizan en este intento apresurado de balance tienen un carácter provisorio, ya que los datos de la estratégica provincia de Buenos Aires tardaban asombrosamente en ser cargados). Tanto al convertirse el FIT en la cuarta fuerza como no, estaríamos en presencia de un fenómeno que confirma el ascenso de la izquierda en la Argentina. La otra sorpresa, es que el candidato Nicolás del Caño estaría ganando el comicio interno a Jorge Altamira y sería el candidato a la presidencia del FIT en octubre.

Las elecciones para cargos ejecutivos suelen ser más “conservadoras” por parte de los votantes, ya que se trata de elegir, según el imaginario social, a quienes se encargarán de la administración práctica del gobierno. El cuerpo social actúa de manera diferente que en las elecciones legislativas, en las que la intención de control de los gobernantes, por ejemplo, podría llevar a decisiones electorales más audaces. En esta elección, las fuerzas de la así llamada “izquierda anticapitalista y revolucionaria”, agrupadas en una coalición, crecieron un cincuenta por ciento respecto de las PASO de 2011 y, en ciertos distritos, como en la ciudad de Buenos Aires, superaron la votación de las PASO de 2013 (que tuvieron ese carácter menos condicionado).

Los resultados generales ubican al FIT como uno de los sectores que podría incrementar su bancada parlamentaria -en las legislaturas nacionales, provinciales y concejos deliberantes- si mejora esta elección en la ciudad de Buenos Aires, en provincia de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. Un crecimiento que parece muy probable ya que el resto de la izquierda no participará de las elecciones de octubre. La presunta atomización de la izquierda fue desmentida con esta votación, ya que el resto de la izquierda que gusta de llamarse clasista obtuvo votaciones marginales y no superó el piso del 1,5%. Salvo el extraño caso de Luis Zamora en la ciudad de Buenos Aires, un candidato al que se identifica como de izquierda -a pesar de que Zamora mismo sea reacio a definirse de ese modo- y que apunta a cierto voto protesta, a ciertos límites “democratizantes” o a la pulsión del mito. Salvo esta figura -que presentó lista corta a diputados en CABA solamente- se puede afirmar que la inmensa mayoría del voto de izquierda se concentró en el FIT.

El término “democratizante” se refiere a cierta adaptación de organizaciones que se reclaman de izquierda al estado actual de las cosas, a la matriz estratégica del régimen de gobierno imperante. Esta cualidad se distingue de aquella que ostentan los grupos políticos llamados “revolucionarios”, los cuales plantean la superación del régimen del capital mendiante su sustitución por un gobierno de los trabajadores. Zamora adquirió el halo que prodiga el mito cuando, en medio de la crisis de 2001, se presentó como un reformador honesto, que prometía cambiarlo todo en una confluencia de asambleísmo horizontalista sin dirección política -con dejos de Holloway, Negri y la guerrilla zapatista- con un trabajo personalista en las instituciones legislativas del Estado. El peso del mito produce que se recuerde el halo y no el fracaso rotundo de esa experiencia, cuando los nueve legisladores porteños que se sumaron a la legislatura de la mano de Zamora en 2003 estallaron en un tendal de minibloques personales al poco tiempo de estrenar sus curules. El prestigio de Zamora aparece intacto, no ya para una experiencia revolucionaria como la que reivindicó en los años ochenta, sino para el mejoramiento del régimen democrático basado en el romántico proyecto de pensarlo todo de nuevo.

La perduración del ascenso del FIT se produjo a la par de la primera interna que enfrentaba a los partidos que lo componen. De un lado se encontraba la Lista Unidad, que postulaba a Jorge Altamira a la presidencia y a Juan Carlos Giordano a la vicepresidencia; del otro la lista Renovar y Fortalecer, que postulaba a Nicolás del Caño y Myriam Bregman, respectivamente. La victoria de Del Caño fue una sorpresa, ya que el PTS, partido que sostenía tal candidatura, no sólo no tiene militancia en varias provincias donde ganó, sino que su influencia política y organizativa es menor que la de sus contendientes -en particular el Partido Obrero, que es reconocida como la fuerza más importante de la izquierda argentina.

La campaña de Del Caño se basó en la “necesidad de renovar” el FIT, en la consigna de que los diputados “ganen como un maestro” y en el señalamiento de la juventud de Del Caño frente a Altamira. Las consignas podrían ser llamadas “democratizantes”, en el sentido antes explicado. Como muestra, valga señalar que el legislador Gustavo Vera, quien además de ser un impulsor de las denuncias de trata y narcotráfico es un hombre ligado al Vaticano y a los sectores sindicales del moyanismo, hace gala de que dona el excedente de su salario legislativo al de su sueldo como docente a diferentes instituciones y ONGs. Esa consigna le valió que se lo tildara como “el último romántico”, mote que Del Caño aceptó cuando el noticiero Telenoche lo presentó así. Se podría bucear en las estrategias del partido Podemos de España para encontrar las similitudes con la consigna a secas de “renovación” -se debe recordar que el FIT tiene 4 años-, que tienen parecido también con planteos limitados políticamente: la renovación porque sí es una consigna dirigida a un sector atrasado de la sociedad en su conciencia, aunque pueda tener simpatías por la izquierda. La “renovación” así planteada se opone a la idea socialista de un partido caudillo de los cambios revolucionarios. Las consignas principales de la campaña de Del Caño buscaban apelar a esa franja poblacional que se podía entusiasmar sin cuestionar al régimen imperante por las candidaturas.

Por el contrario, la lista Unidad tuvo como eje denunciar el ajuste por venir, la devaluación, los tarifazos y el trabajo precario, y planteó que la crisis la debían pagar los capitalistas. Para ello planteó que el FIT debía avanzar hacia un polo que agrupe a los luchadores bajo el programa de un gobierno de los trabajadores.

El triunfo de Del Caño podría atribuirse, entonces, a que la tendencia al giro a la izquierda de cierto sector de la sociedad entroncó con los planteos democratizantes de la campaña de su lista, que llegaron incluso a provincias sin trabajo militante del PTS mediante su política de comunicación. Su planteo encontró simpatía en capas poblacionales que pueden adherir a la izquierda, pero no a sus planteos más de avanzada. Este hecho señala, también, cierto estado de conciencia de este sector social, que encuentra comodidad en un discurso “democrático” y no en uno “revolucionario”, por el momento.

La postulación de Del Caño había sido difundida mediante una potente campaña de comunicación que no sólo aprovechó los espacios gratuitos de televisión, sino que también usó de manera notable las redes sociales como medio para esparcir sus consignas -debe destacarse, del lado de la lista Unidad, que los spots realizados por el grupo Plaza Miserere (el de la nave de La Guerra de las Galaxias, la animación de Los Tres Chiflados o el tarantinesco spot a favor de Pitrola en la provincia) merecerían ganar premios a la comunicación política del más alto nivel. De cualquier forma, el aspecto comunicacional de la lista de Del Caño fue superior.

La lista Unidad se equivocó al negarse a realizar un debate público y masivo con el sector de Del Caño. Su negativa se explicaba en la necesidad de no enfrentarse con los socios de la coalición y destinar esos esfuerzos al enfrentamiento con los candidatos tradicionales. Sin embargo, la disputa entre esos socios era perceptible, y eso no afectó, como se vio al principio de este balance provisorio, la performance de la alianza. La clarificación de las dos posiciones políticas, de raigambre profunda, tal vez podría haber sido beneficiosa para afianzar uno u otro carácter del FIT. El candidato a presidente de la coalición sería Del Caño, mientras que la lista Unidad encabezará tres de los cuatro distritos que tienen posibilidades de consagrar diputados nacionales. Este es el marco en el cual el FIT deberá afrontar el camino promisorio de las elecciones de octubre.

Elecciones: idus de marzo de los trabajadores

Los idus de marzo de los que la clase obrera debería prevenirse están llegando. Todo indica que el próximo período estará marcado por los tarifazos, la devaluación, ataques al salario y, en suma, una crisis económica de gran envergadura que querrá ser resuelta por el próximo Gobierno a través del ajuste. Ante este panorama, las elecciones presidenciales que se vienen adquieren gran importancia. Según el modo de votar de los trabajadores, se planteará una perspectiva política para el período.

Las variantes mayoritarias son favorables a que el ajuste sea pagado por los sectores laboriosos. Tanto los posibles Gobiernos de Daniel Scioli como de Mauricio Macri -o también Sergio Massa, que cada vez más se aleja del mote de “presidenciable”- serán los que implementen este plan de ajuste, obligatoriamente -y porque está en su naturaleza de Gobiernos de la clase social de los empresarios. ¿En qué estado se encuentran los trabajadores y cuáles son sus perspectivas? Ciertos episodios podrían dar un pantallazo de una semblanza en ese sentido. Continuar leyendo

¿Qué PASO en la izquierda?

El Frente de Izquierda nació en oposición a las elecciones PASO, instauradas a partir de la última ley electoral y que imponen un sistema de internas abiertas en todos los partidos, a la vez que un piso poscriptivo que debe ser superado para poder tener un lugar en las elecciones generales.

A partir de la denuncia de este sistema electoral -ya que, para la izquierda, planteaba una injerencia del Estado en la vida interna de los partidos, a la vez que una proscripción antidemocrática- los partidos que componen actualmente el FIT se dieron a la exploración de una alianza que desarollara un programa común que, a la vez, les permitiera ir unidos a las elecciones de modo tal de aunar fuerzas en pos de la superación del piso de las primarias. Continuar leyendo

Salta, la troska: la izquierda ante una elección disruptiva

“Venga, acompáñeme a la bicicletería de a la vuelta, que con ellos en 2013 recorrimos el barrio llamando a votarlos a ustedes y ahora necesitamos materiales para volver a hacer la recorrida”, cuenta Pablo López -actual diputado nacional por el Frente de Izquierda y candidato a intendente del Partido Obrero en la ciudad de Salta- que le dijo una señora hace dos días en una visita a un barrio popular de la capital provincial. “Como nunca en una elección nos atacaron tanto desde los medios de comunicación y desde todas las facciones políticas, pero también como nunca vemos que se acercan sectores de la población a militar por nuestro voto”, dice López, que se caracteriza por su aspecto barbado, pelilargo y juvenil y la parsimonia de aquellos que no tienen drama en explicar cien veces su postura hasta que se entienda. Dentro de unos días participará de una elección de una gran importancia. Este domingo se desarrollarán las elecciones PASO en Salta. Una contienda sobre la que se posan los ojos de los analistas políticos no sólo por su relevancia nacional cuando las principales facciones en pugna expresan al kirchnerismo y al peronismo de derecha (par que podría replicar el status de la disputa de la elecciones generales de este año) sino también por el rol que tendrá la izquierda, expresada en la lista del Partido Obrero. Es decir, la elección podría ser una más de las muchas que se producirán este año, pero con un elemento “siniestro” -en el sentido desestabilizador que señalaba Sigmund Freud para la palabra y en su significado literal, ya que se sabe que el origen de la palabra va de la mano del concepto “izquierda”-.

“Me importa un carajo que me vea la patronal, nosotros vamos con el Partido Obrero”, cuenta Jorge Altamira que le dijo un obrero que, entusiasta, se le acercó a expresar su apoyo a la salida del horario laboral en el Ingenio El Tabacal, en el interior provincial. Mauricio Macri, Sergio Massa y Daniel Scioli se hicieron presentes estos días en la provincia del norte con el fin de reafirmar la tentativa de nacionalización de las elecciones. Pero también se hizo presente el candidato a presidente del Frente de Izquierda Altamira para ayudar a desmantelar esta operación. Frente a la disputa entre dos fracciones del régimen oligárquico que gobierna Salta desde hace décadas, la lista del PO se presenta como el factor disruptivo, que rompe la previsibilidad del ejercicio electoral. “Creemos que hemos quebrado el intento de polarización al menos en la capital de Salta y que por eso Pablo López estará disputando el segundo lugar en la votación a intendente”, explica Altamira. En Salta, las PASO dirimen internas sangrientas entre los partidos tradicionales. Por caso, las listas que llevan la candidatura de Urtubey a la reelección suman más de 50. El mapa político de las PASO salteñas podría resultar macondiano, inverosímil. Libres del Sur -la agrupación que hace unos años fuera guevarista y que tiene como referentes a Victoria Donda y Humberto Tumini- apoya en la provincia al kirchnerista Urtubey, hombre de silicio y Opus Dei y miembro de una casta oligárquica tradicional desde hace siglos. Por el contrario, el Movimiento Evita -que se postula como la izquierda kirchnerista- apoya al tándem Juan Carlos Romero como gobernador, Alfredo Olmedo como vice, una expresión de la más rancia derecha reaccionaria, alianza del PJ con el PRO. “Superar las PASO con una votación que quiebre la polarización nos llevará a un escenario distinto para las generales de mayo”, indica Altamira. En 2013, en la capital salteña el PO obtuvo en las PASO un 16% de los votos. Luego dio el cimbronazo y sacó el 29%, casi duplicando su elección.

“El partido ha crecido exponencialmente”, dice Claudio del Pla, candidato a gobernador por el PO. El referente indiscutido del trotskismo en la provincia explica que el voto al PO expresa la elección por una alternativa al régimen oligárquico que disputan las dos facciones mayoritarias. “Por eso esta campaña fue la más dura en cuanto a los ataques de todos lados: nos identifican como la alternativa de transformación y nos atacan para obturar esa perspectiva”, especula Del Pla. “Es importante el salto cualitativo de esa campaña contra el Partido Obrero -explica Altamira-. Dicen todo el tiempo: ‘Ellos no pueden gobernar’. Pero esa postulación implica que se está discutiendo la posibilidad de gobierno del PO. Que se discuta en la población salteña cómo podríamos gobernar fácticamente nosotros es un hecho revolucionario”.

“No, no son actores, son testimonios reales de la gente que nos votó”, contesta Pablo López. Los spots de campaña que se vieron en la televisión salteña muestran -además de un spot animado en el que se postula: ‘con el Partido Obrero, el pueblo llega al poder’- a jóvenes estudiantes, señoras en la puerta de sus casas, mujeres trabajadoras, un hombre en su moto, testimonios de los votantes del trotskismo en la ciudad de Salta. “Con vos, podemos”, es el slogan de la campaña, que remite al “Sí, podemos”, de Barack Obama en su primera elección triunfante. “Las encuestas nos ubican disputando el segundo lugar en la elección a la intendencia -dice López-. En las recorridas por los barrios, por las fábricas, en las universidades se percibe esa tendencia. Un sector muy importante se plantea cambiar el régimen político que ha gobernado las últimas décadas, un régimen privatizador de los servicios municipales y al servicio de los sojeros, los dueños de las petroleras y las mineras. La población ha visto nuestro programa y un sector muy fuerte apuesta a eso”. El domingo hay elecciones en Salta. La izquierda espera superar las PASO con una buena performance y entonces luego ir con todo para que en las elecciones generales se vuelva a popularizar el mote que les quedó impreso desde 2013. Para que vuelva a estar en boca de todos una sencilla pero significativa frase: “Salta, la troska”. 

La izquierda ante una gigantesca crisis política

En enero, el edificio del Congreso es un edificio vacío. Incluso en medio de una crisis de Estado lo que impera es el vacío y el silencio -como si nadie se hiciera cargo del murmullo inquieto que atraviesa a la nación. La crisis iniciada luego de la muerte del fiscal Alberto Nisman mostró iniciativas legislativas por parte del Gobierno y denuncias por parte de la oposición. Pero nadie podría afirmar que tales iniciativas ayuden positivamente a encausar la deliberación ocasionada por tal acontecimiento ni señalen las causas profundas de la crisis. Quizás porque todos, la oposición que gobernó y el oficialismo que gobierna, están hundidos en el sistema de complicidades que prohijó el estado actual de las cosas: una guerra intestina de servicios de inteligencia, el operativo estatal de encubrimiento de la causa AMIA, la indolencia y desorientación ante la muerte del fiscal Nisman.

Durante la tarde del jueves el silencio de los pasillos del parlamento se rompió. Se rompió por los pasos de los periodistas que asistieron a la conferencia del Partido Obrero (PO), que había convocado a esa reunión con la presencia de sus diputados y dirigentes y cuyo objetivo era sentar una posición y dar a conocer una caracterización y un plan de acción frente a la crisis política que vive la nación.

“Consideramos el llamado a sesiones extraordinarias para tratar el proyecto de una nueva ley inteligencia del oficialismo como una mera maniobra distraccionista, para cerrar la crisis con un autoencubrimiento y con una autoamnistía por las responsabilidades que llevaron a 20 años de impunidad en la causa AMIA, a la descomposición de los aparatos de inteligencia y a las circunstancias en las que murió el fiscal Nisman”, disparó el diputado Néstor Pitrola ni bien comenzó la conferencia. La fuerte declaración implica caracterizar a la iniciativa del gobierno como un canto de sirenas en medio de un estado generalizado de conmoción política. En cambio, anunció la presentación de su proyecto de resolución para que se llame a interpelación a todo el gabinete nacional y eventualmente a la presidenta Cristina Fernández para desarrollar un debate que clarifique las posiciones ante la crisis. También anunció una movilización de rechazo para el día que se debata en el Senado la iniciativa presidencial. No por nada la tapa del periódico del PO titula con letras molde: “El pueblo debe saber”.

“Hay un operativo de encubrimiento”, señaló Jorge Altamira, candidato a presidente del Frente de Izquierda. “Ante la crisis desatada el gobierno responde con una postulación de un candidato a la Corte Suprema y con un proyecto, desconocido todavía, de nueva ley de inteligencia. Esto es patear la pelota para afuera. Se necesita clarificar políticamente un crimen de Estado, porque está vinculado a una crisis del poder judicial, a una crisis de los aparatos de inteligencia y que implica una verdadera crisis política. Es una crisis que involucra a todos los partidos tradicionales. Sergio Massa fue jefe de gabinete de este gobierno y responsable él mismo de los servicios de seguridad, porque tiene gente vinculada a los asesinatos de Kosteki y Santillán en su equipo de trabajo. Macri está acusado por espionaje en el ámbito de la ciudad. Está en cuestión todo el régimen política. Nuestro proyecto de interpelación interpelaría también a toda esta oposición trucha que ha colaborado en distintos momentos y distintos gobiernos y que ha formado parte de este mismo gobierno”. Altamira fustigó a los opositores que piden la anulación del Memorándum con Irán como salida a la crisis, ya que ese pacto está muerto de toda muerte.

“¿Por qué se excluye al servicio de inteligencia del ejército? -se preguntó el candidato presidencial de la izquierda-. Es una herencia de la dictadura como todos los demás. Si hubiera coherencia en la coherencia oficial debería también ser disuelto y renovado. Sin embargo, un oficial acusado por crímenes de lesa humanidad como César Milani lo dirige. Si ese aparato de inteligencia está excluido del espionaje interior, que lo demuestre”.

En un pasaje intenso de su intervención, Altamira dio una definición sobre el rol de los servicios de inteligencia para la izquierda. “Son un órgano absolutamente vital del Estado y responden a la orientación y los intereses de ese Estado. El Estado en la Argentina defiende a los monopolios, a la superexplotación de los trabajadores y el trabajo precario. Los servicios se orientan en función de preservar esos intereses. No necesitamos un nuevo servicio de inteligencia, sino que necesitamos otro gobierno, un gobierno de trabajadores”.

-¿Pero un gobierno del Frente de Izquierda disolvería los servicios de inteligencia? -preguntó una periodista.

-Si nosotros fuéramos gobierno, tendríamos un excelente servicio de inteligencia. Trabajaría para favorecer los intereses de los trabajadores, la autonomía nacional de la República Argentina, su independencia política y económica y que no estaría al servicio de la CIA ni el M15 británico ni de la Mossad, sino sólo a favor de los intereses de los trabajadores y los jóvenes de la Argentina y de los mejores intereses de los trabajadores de los otros países. El servicio de inteligencia es el sistema nervioso del Estado y debe responder a los intereses del cerebro en el que se ha alojado ese sistema nervioso.

Se ha abierto una crisis política de carácter gigantesco. La presidenta Fernández insiste en jugar a ser Sherlock Holmes -y a atribuir de modo surreal a Clarín la muerte del fiscal Nisman- y a esbozar proyectos altisonantes y distraccionistas, como en otras oportunidades -sólo basta recordar la supuestamente transformadora, y fracasada, Ley de Medios. El jueves por la tarde en el Congreso se señalaron definiciones políticas. Planteos que deben ser realizados por todo el arco partidario para debatir una crisis elefantiásica de esas características.

Cuba: ¿es tan fácil que caiga una revolución?

Hace mucho tiempo Nicolás Rijman me contó una anécdota familiar. Sus padres habían viajado a Cuba en un viaje turístico. Una de esas jornadas vacacionales, tarde y ya de vuelta en el hotel, la madre de Nicolás se había sentido mal. Su padre entonces salió a la calle a buscar una farmacia para pertrecharse de unos analgésicos. El hombre caminaba por lo noche oscura de La Habana Vieja, recorría las calles empedradas y coloniales que lo llevarían hasta su objetivo. Llegó. Compró los remedios y emprendió el regreso. Al volver no pudo evitar sentirse seguido. El ruido de unos pasos lo acompañaba y se le acercaba. Pudo ver, de reojo, que un hombre negro caminaba detrás suyo. Dobló. El hombre negro también dobló y aceleró el paso. “Me va a robar”, pensó el padre de Nicolás, alarmado. “Oye, espera”, le gritó el hombre negro, y el padre de Nicolás se rindió ante lo inevitable. “Tú eres argentino, ¿no?”, dijo el hombre negro. “Sí”, respondió el padre de Nicolás. “Y, por casualidad, ¿no tienes algún libro de Trotski, que aquí no se consiguen?” El padre de Nicolás suspiró aliviado y comenzaron a hablar. Continuar leyendo

La izquierda en su laberinto

Quizás la izquierda política no haya tenido la posibilidad de insertarse en la sociedad argentina, tanto como hoy, desde hacía décadas y décadas y décadas. En nuestro país, el peronismo se configuró como  el standard al que debían aspirar los trabajadores: es decir, como un espacio de conciliación entre los empresarios y los sectores laboriosos para propender al avance nacional. Una propuesta que evade la realidad de los mecanismos de la explotación capitalista y de diferencias de clase estratégicas. Los momentos de excepción política permiten que la izquierda corra los velos ideológicos que hacen naturalizar tal sistema de cosas. Entonces sucede que las propuestas políticas de transformación social obtienen un público receptor más amable, más dispuesto a pensar en que los socialistas podrían configurar una opción frente al estado imperante. Continuar leyendo

Pronóstico: viraje de la clase obrera del peronismo a la izquierda revolucionaria

Si se compilaran los nombres de los sitios en los que se realizaron actos emblemáticos de la política argentina, además de la Plaza de Mayo, seguramente el estadio Luna Park se encontraría entre esos lugares por los que pasó la Historia. El sábado 8 de noviembre se produjo otro de esos acontecimientos relevantes en tal escenario: se hizo allí el Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda. Las instalaciones del “Palacio del Deporte”, ubicado en la calle Corrientes y el bajo, se poblaron de banderas rojas y de consignas socialistas. Se trató de un hecho emblemático y también inédito. En esta mitad de la segunda década del siglo XXI miles de voces gritaron: “Luchar, vencer, obreros al poder”. Muchos de los protagonistas de una actualidad sindical en la que la izquierda resulta insoslayable habían decidido plantear un salto de su actividad gremial hacia objetivos estratégicos, transformadores.  Continuar leyendo