Las circunstancias de la muerte del fiscal Nisman constituyen una doble tragedia, personal y política que afecta a una familia y a una Nación, pero sobre todo al Estado argentino.
Si finalmente fue un suicidio, y así lo establece la justicia que lo investiga, u obedeció a una oscura trama de lucha facciosa en las entrañas del Estado, habremos alcanzado, en ambos casos, un nivel de crisis moral y política que expone las peores pústulas al alcance de todas las miradas. Continuar leyendo