La orfandad de los sirios y el club de los cínicos

Por estas horas los sirios parecieran ser los huérfanos de la comunidad internacional, rodeados de enemigos reales y amigos falsos cuya tarea ha sido la de formar un club de cínicos con la sola finalidad de hacerse con el control de su destino.

El caso es concreto y los hechos están a la vista, a saber:

a) El presidente ruso, Vladimir Putin, insiste en que se arregló una transición que incluye la continuidad en el poder del presidente Bashar Al-Assad, a pesar de que eso podría significar un retorno al punto de partida. Sin embargo, lo que cuenta para Putin es asegurar -con la presencia de tropas rusas dentro de Siria- el tiempo necesario para mantener y reforzar sus bases militares en las costas del Mediterráneo y luego obligar a cualquier futuro Gobierno de Damasco a aceptar esto como un hecho consumado.

b) El secretario de Relaciones Exteriores británico, Philip Hammond, también ha pedido que Assad permanezca en el poder por otros seis meses, período durante el cual Inglaterra ayudará a que un milagro revele el camino hacia la paz en Siria. La posición de Londres está en directa relación con la voluntad británica de encubrir su apatía en el conflicto, creando la impresión de que Hammond y sus colegas están haciendo algo por Siria. Es muy claro que no todos los políticos británicos, mayoritariamente racionales y pragmáticos, apoyan el plan de Hammond. ¡Menos mal!

c) El presidente francés, François Hollande, quiere la destitución inmediata de Assad y su juicio por genocidio en la Corte Penal Internacional, pero rechaza la idea de tomar cualquier acción contra su régimen. Llámelo doble discurso si se quiere, pero Hollande parece más preocupado por la proyección de su imagen como líder europeo fuerte que por hacer algo verdadero acerca de Siria. Es por esto que usa un lenguaje belicoso, pero, a la vez, se apresura en afirmar que él no está pensando en ningún escenario de soldados franceses sobre el terreno. Si usted lo entiende, lo felicito. Considérese un posprogresista francés de cartón. A mi juicio, sus palabras valen tanto como hojas al viento.

d) El antiguo secretario de Relaciones Exteriores británico, Lord David Owen, sugiere que Siria debe ser colocada bajo el paraguas de un mandato jordano respaldado por las Naciones Unidas y la Liga Árabe. El señor no explica cómo se va a hacer eso en medio de una guerra que ha dividido a Siria en al menos cinco segmentos. Pero tampoco está preocupado por cuestiones tales como la capacidad de Jordania en desempeñar ese papel, que excede sus recursos y sus deseos. Sencillamente ridículo.

e) El gobierno de Barack Obama muestra el teléfono descompuesto en torno al tema durante los últimos cuatro años. Su última postura refirió la idea de crear una fuerza especial no especificada de poderes regionales para restaurar la paz en Siria. La buena noticia es que nadie en la comunidad internacional lo escucha y parece un boxeador a punto de caer knock out ante la paliza diplomática que le proporciono Putin por los últimos 7 años.

f) En Teherán, Ali Akbar Velayati, asesor del guía supremo, informa que su jefe Ali Khamenei ha decidido que Assad debe permanecer en el poder. Para Irán lo que Khamenei dice es considerado como fasl al-Khitab (fin de la discusión). Desde Teherán no hay lugar para planteos o preguntas tontas como: ¿Qué pasa si los sirios no quieren a Assad? Peor aún, cada vez es más claro que Teherán trata a Assad como a un títere en lugar de un aliado.

g) La orfandad de los sirios también es utilizada por personas como la canciller Ángela Merkel, quien dice que los alemanes están listos para recibir por bondad y misericordia hasta un millón de refugiados sirios. Entonces, la oposición reacciona duramente y le responde que un millón de refugiados será el colapso demográfico de Alemania.

h) El primer ministro húngaro, Viktor Orban, está utilizando a los refugiados sirios para avivar sentimientos chauvinistas y xenófobos, y así cobrar conductas anteriores de la Unión Europea, que siempre lo ha mirado con recelo. ¡Ajuste de cuentas que se llama!

El resultado de esto es que el ISIS se ha convertido en la segunda opción de casi todos.

Los Estados Unidos y los pocos aliados que le quedan son reacios a atacar al ISIS de forma eficaz porque su aplastamiento podría fortalecer a Assad. Al tiempo, el bueno de Bachar y sus aliados iraníes y rusos no están atacando al ISIS y esto claramente es porque ven al Califato como un elemento positivo frente a otras fuerzas de la oposición siria.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, por su parte, necesita del ISIS como cortina de humo para atacar y -con suerte- destruir el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) dentro de Siria. Turquía podría cerrar fácilmente la línea logística del ISIS a través de su frontera con Siria, pero no lo hace y sus declaraciones son que Turquía actuará solo si los aliados de la OTAN, liderada por los Estados Unidos, acordaran acabar con Assad, pero los turcos no moverán un dedo por ellos mismos, pues ninguno de los que exigen que actúen lo hacen. Mientras tanto, Turquía hace su negocio y sigue eliminando kurdos.

El PKK y sus aliados kurdos sirios también son ambivalentes acerca de ISIS. Ellos están listos para luchar contra él si amenaza zonas kurdas, pero no mientras ISIS golpee en las zonas aún mantenidas por Assad. Después de todo, ISIS es una buena excusa para que el PKK y sus aliados locales puedan exigir más dinero y armas de las potencias occidentales.

Otro problema es el Gobierno iraquí es reacio a asumir el combate contra el ISIS. Tal medida podría enfadar a Teherán, que, como ya he señalado, no quiere fuerzas de la oposición siria, gana terreno contra Assad y prefiere mantenerlos ocupados combatiendo al ISIS, por ello es que también usa a Hezbollah.

Tampoco se debe soslayar que algunos Estados árabes también consideran al ISIS como el mal menor en comparación con una Siria gobernada por una coalición liderada por los Hermanos Musulmanes, a quienes consideran como el enemigo número uno.

En otras palabras, el núcleo de la tragedia Siria consiste en el hecho de que Assad e ISIS representan las dos caras de la misma moneda. Ambos quieren que el pueblo sirio sea la resultante de la ecuación. Ambos tienen cantidad suficiente de base popular como para continuar la masacre por más tiempo, incluso si no reciben apoyo del exterior, que regularmente consiguen.

Lo peor de este escenario, con el ISIS como segunda opción de todos los involucrados, es que el orfanato sirio parece condenado a una situación a la que los turcos llaman achmaz y que significa “sin salida”.

Los sirios entre la espada y la pared

El premier ruso Vladimir Putin continúa promocionando activamente un “acuerdo de paz” que detenga el conflicto sirio como parte integral de una solución a la guerra civil, pero que al mismo tiempo mantenga en el poder a su socio Bashar Al-Assad. Ello, a pesar de que la única solución buscada por Assad desde marzo de 2011 ha sido huir hacia adelante, al ordenar mayor represión, violencia y asesinatos, todo lo cual al día de hoy ha llevado a la destrucción absoluta de lo que alguna vez se llamó República Socialista Árabe Siria.

Lo cierto es que el camino elegido por el régimen de Assad ante el levantamiento popular sirio ha quedado perfectamente claro en los últimos días con el asesinato -con coche bomba- de Sheikh Wahid Al-Bal’ous, líder de la sublevación de la comunidad drusa en la provincia de Sweida, además de las muertes de cientos de refugiados desesperados ahogados en el mar, como fue el caso del niño Aylan Kurdi, su hermano y su madre, y hoy, al momento de escribir este artículo, otras 25 personas se han ahogado en cercanías de la misma isla griega.

Mientras tanto, Irán está encantado redibujando un mapa demográfico de Siria, el Estado Islámico (ISIS) está profundizando sus crímenes en el devastado país, destrozando cualquier vestigio cultural de su pasado y demoliendo su presente y su futuro, además de infiltrar células propias dentro de las masas de refugiados en Europa. Continuar leyendo

Los cambios reales en Oriente Medio

Confundir resultados aparentes con hechos reales produce mitos y confusión e inexorablemente lleva al error de comprensión. Esto ha sido especialmente evidente en lo que viene sucediendo con la mayor parte de las noticias que circulan últimamente sobre los cambios políticos en Oriente Medio.

En concordancia con los informes de la prensa, la situación en Siria está empezando a mejorar, Rusia finalmente ratificó su actitud de apoyo abierto hacia Irán y la administración de Bashar Al-Assad. También hemos oído que el retiro houthi en Yemen es el resultado de un acuerdo entre saudíes e iraníes.

Lo concreto es que Arabia Saudita abandonó a la oposición siria, pero también negó cualquier reconciliación con Assad. Y los libaneses ya pueden elegir a un presidente tras el acuerdo nuclear iraní. Algunos medios incluso afirmaron que las nuevas posturas tomadas por el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, son el resultado de un paquete de reconciliación entre Irán y los países del Golfo y que Arabia Saudita ha comenzado a favorecer a Hamas, dando la espalda a la autoridad palestina.

Hasta ahora no hay pruebas convincentes de que estos cambios han tenido lugar, de hecho, personalmente no creo que se produzca ningún cambio político o militar. Continuar leyendo

Los puntos frágiles del acuerdo con Irán

A medida que las disputas sobre el -llamado- acuerdo nuclear con Irán continúan tanto en Teherán como en Washington, cada vez es más claro que el día que el presidente Barack Obama no esté a cargo el acuerdo no sobrevivirá más allá de su presidencia.

Una situación similar está tomando forma del lado iraní. La facción de Akbar Hashemi Rafsanjani, de la cual el presidente Hassan Rouhani es miembro, espera utilizar el acuerdo como plataforma de lanzamiento para la conquista de los principales centros de poder. Sin embargo, el acuerdo puede llegar a ser la ruina política del clan Rafsanjani.

El “acuerdo” tiene demasiados defectos fundamentales y no goza del apoyo de las dos naciones involucradas, tanto Obama como Rouhani sabían que su acuerdo no ganaría el apoyo de sus respectivos poderes legislativos, de allí que por estas horas trazan un plan para sortear esos defectos y los problemas que representan.

Obama accedió a que el Congreso revise el “acuerdo”, pero no como un tratado y solo después de que recibió una “apariencia de dudosa legalidad” a través de una resolución aprobada contrarreloj por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Ya sea que los votos del Congreso alcancen para ratificar o no el “acuerdo”, el compromiso de Estados Unidos con la resolución de la ONU se mantendrá. La votación del Congreso casi seguro irá en contra del acuerdo y sería una señal de que Estados Unidos como nación y país no lo quiere ni lo deseaba, menos aún en los términos que acordó su presidente. Continuar leyendo

Las implicancias del acuerdo nuclear

Era una obviedad para la mayoría de los analistas y los comentaristas conocedores de Medio Oriente que lo que parecía una larga telenovela tenía solo dos actores estrellas: Irán y Estados Unidos. Los países europeos solo tuvieron un rol de extras, cuya participación no era más que secundaria y a los solos efectos de dar una fachada de legitimidad internacional a las negociaciones y al acuerdo.

A lo largo de todos estos años, el diálogo real tenía lugar entre Washington y Teherán. La comunidad internacional y el mundo árabe se dieron cuenta de esa realidad sin necesidad de que se los expliquen en profundidad.

Lo especialmente interesante, además de lo extenso de la telenovela, era que no había -ni hay- ninguna garantía de éxito, ello quedó claro en la insistencia de la administración Obama en que las negociaciones se limiten al programa nuclear de Irán, sin tocar otros problemas políticos regionales y repitiendo al más alto nivel que las cuestiones políticas de la región eran cuestiones separadas del acuerdo.

Esas cuestiones políticas regionales jamás fueron tenidas en cuenta ni objetadas por los extras europeos de la telenovela. Nunca se consideró el soporte de Teherán a grupos políticos terroristas como Hezbollah en Líbano, al régimen del dictador Bashar Al Assad en Siria o a la injerencia de Irán en Yemen y Gaza. Tampoco cuestionaron la peligrosidad regional del programa nuclear de Irán en lo referente a las repercusiones geológicas y sísmicas de tener instalaciones nucleares en un país propenso a terremotos devastadores como lo es Irán. Continuar leyendo

Entender el terrorismo fuera de la corrección política

Como es lógico, ante el desconocimiento las cosas parecen ponerse cada vez más difíciles para funcionarios, analistas políticos y periodistas occidentales frente a la creciente expansión del terrorismo, más aún cuando se trata de abordar y lidiar con algo que nunca han podido entender.

Días pasados, el primer ministro británico, David Cameron, pidió a los medios de comunicación ingleses no utilizar el término Estado Islámico para referirse al ISIS (conocido como Da’esh en árabe), porque según él, el Califato basado en Raqqa, Siria, no es islámico. En otras palabras, Cameron está erigiéndose como autoridad en cuanto a lo que es islámico y lo que no. Aplausos para Cameron y misericordia para su ignorancia.

En el otro extremo de estas declaraciones, el primer ministro francés, Manuel Valls, habla de “islamofascismo” y afirma que Occidente está ingresando en una “guerra de civilizaciones” con el islam. Pareciera que el primer ministro galo desconoce que no hay más que una sola civilización: la humana; lo otro, tal vez a lo que quiso referirse desde el grotesco de su declaración, debe ser puesto en el marco de una confrontación cultural, pero nunca civilizacional. Continuar leyendo

Neutralizar al ISIS podría cambiar los gobiernos en Siria e Irak

El mundo por fin comprendió que la erradicación completa del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) y de los grupos que pivotean en torno a su ideología como Al-Nusra, Ahrar Al-Sham y demás organizaciones terroristas en Siria e Irak no será posible sin la creación de autoridades centrales en Damasco y Bagdad que puedan gobernar eficazmente ambos países. Esto significa que tanto Bashar Al-Assad como la administración iraquí deben dejar el poder. La otra opción para Siria es, de mínima, un gobierno de coalición sin Assad. Esto sería un paso que representaría un avance significativo para unificar el país, aun considerando las zonas que el ISIS ha capturado porque impulsaría a la oposición siria genuina.

Las últimas declaraciones del primer ministro británico David Cameron frente a sus diputados durante el debate para autorizar los ataques aéreos del Reino Unido han sido “de lo poco inteligente” que Cameron ha mostrado en los últimos tiempos. Dirigiéndose a la Cámara de los Comunes, Cameron dijo que “se trata de ayudar a colocar un gobierno sirio adecuado y aceptado por su pueblo como legítimo para derrotar al ISIS en Siria”. La declaración del primer ministro es una clara señal de que ha llegado el momento de la dimisión de Assad. Continuar leyendo

La agonía de Irak

Aunque las elecciones en Irak han terminado, la situación se ha deteriorado profundamente. En la provincia de Anbar -la más grande del país- es cada vez peor. Los combates se han intensificado en la ciudad de Faluyah y a las puertas de Bagdad, así como en otros lugares que se mantenían en paz desde la intervención estadounidense de 2003. Lo concreto es que Irak sólo experimentó un breve período de calma después que Al-Qaeda fue expulsada de la zona por los norteamericanos. Sin embargo, no pasó mucho tiempo del retiro ordenado por el presidente Obama para que el grupo regrese.

Según informes de agencias turcas y árabes, los combates en Anbar ha detenido las exportaciones de petróleo de Irak a Turquía. Estos envíos ascendían a 400 mil barriles al día. Lo mismo ocurrió con los 30.000 barriles diarios que el gobierno del PM Nuri Al-Maliki exportaba a Jordania. Ya nada de eso es posible con el consecuente impacto en la economía y en la población iraquí. Lo mismo sucede con las importaciones de alimentos, cemento, yeso y medicinas procedentes de Jordania y Europa hacia Bagdad. Las mafias tribales y bandas terroristas han vuelto a controlar las carreteras en el norte y el oeste del país.

¿Qué dirán de esto aquellos militantes y académicos occidentales enfermos de anti-americanismo que por los últimos 11 años exudan su auto-odio a Occidente y los EE.UU. hablando de invasión y el crimen de robar el petróleo iraquí de parte de Washington? Seguramente no dirán nada Usted no debería esperar que levanten la voz en defensa del pueblo iraquí. Los muertos y el desastre actual es prolijamente ejecutado por los mismos que ellos han apoyado y defendido desde sus plumas y zapatos arrojados a quien sea que opinara lo contrario a sus posiciones. Y como el lector inteligente sabe, las noticias pierden ímpetu en la prensa como ya lo ha perdido la carnicería siria y como seguramente se desinstalara en unos días la campaña en favor de la libertad las niñas nigerianas secuestradas por los terroristas islamistas de Boko Haram, a pesar de los hashtag y el Twitter de la primera dama estadounidense.

Las ciudades de Irak, específicamente en la zona de Anbar, están sufriendo igual que Bagdad ya que las carreteras han sido bloqueadas para todos, excepto para las tropas del ejército o los grupos criminales como Al-Qaeda y las milicias terroristas que responden a Teherán. Así, la maquinaria del crimen y la muerte entre suníes y chiíes está funcionando a la perfección sumiendo a los ciudadanos iraquíes a un cruel asedio que no padecían con la presencia estadounidense 14 meses atrás.

Pero ¿por qué todo esto está sucediendo? Lo explicaré simple y claramente: porque los combates en Anbar se complicaron y extendieron luego del retiro estadounidense debido a que las muchas partes que intervienen en él están fuera del control gubernamental. Aunque algunos afirman motivos patrióticos, lo que está sucediendo es sencillamente una guerra más sucia que cualquier guerra’ y en ella no hay: ni patriotismo ni patriotas. Lo que está presente es la actividad delincuencial de grupos como Al-Qaeda y su filial local, ‘el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS)’ que ha tenido éxito en dominar amplísimas zonas geográficas y están combatiendo entre tribus y contra las tropas del gobierno que, a su vez, están luchando contra otras tribus aliadas con Al-Qaeda. Todos ellos han tenido éxito en el logro de un solo resultado: la destrucción de la seguridad y la economía del país, y son responsables por el desplazamiento de decenas de miles de personas que continúan convirtiéndose en refugiados.

Los habitantes de Anbar y la zona son claramente víctimas de las actividades de Al-Qaeda y el ISIS por ordenes directas de su líder, Ayman Al-Zawahiri, el médico sucesor de Bin Laden que continúa los postulados de la organización terrorista y con su accionar es funcional a la agenda iraní tanto en Irak como en Siria.

Irak está sufriendo debido a los delincuentes de Al-Qaeda y las tribus aliadas a ellos. A esto se añade el hecho que la provincia también se enfrenta a las tropas iraquíes y otras organizaciones kurdas que escogieron la lucha armada luego del retiro de Obama. Sin embargo, nadie va a ganar en esta guerra, aunque el propio gobierno iraquí piense que resolverá la crisis mediante la fuerza de las armas. Y es interesante que no se escuche ni se lea a los colegas del progresismo hueco occidental aportar soluciones. Es posible que estos hombres de papel hayan consumido todas sus energías y neuronas en fogonear la crisis cuando estaban los norteamericanos allí. Pero ¡claro! ya no está George Bush en el Salón Oval y sin la presencia del “Cowboy malo” uno bien podría entenderlos pues ahora no parece haber nadie allí y el salón pareciera estar vacío desde los últimos 6 años con el “Cowboy bueno” de Obama.

En materia de soluciones, no es imposible derrotar al ISIS y al resto de las filiales de Al-Qaeda ya que ha sucedido en el pasado. Para ello se necesita de acciones coordinadas de las autoridades iraquíes en materia política y militar. Esto requerirá la cooperación del Ejército y de los señores de la guerra que dirigen las tribus. Solo de allí emergerá una solución política que pueda poner fin a la ruptura en curso. Una solución política y militar que permita reabrir las carreteras, la actividad productiva y el estímulo en las fábricas, junto al retorno a la exportación de petróleo a Turquía y Jordania como la reapertura y distribución en todo el territorio del país de insumos, alimentos y medicinas importados para aliviar el sufrimiento del pueblo iraquí se hace imperiosa y necesaria.

Para cambiar el escenario se requiere -en mucho- de la voluntad política de las autoridades locales y la comunidad internacional. Solo así se podrá restablecer la economía y la seguridad en Irak y no se necesita -en nada- de falsas campañas favorables al terror y la muerte bajo el falso lema de la autodeterminación de los pueblos a la que se dieron organizaciones militantes, periodistas y académicos ganados por su resentimiento hacia el modernismo y el verdadero progreso.

La candidatura de Assad es mala para todos, incluso para él mismo

Días pasados, cuando el presidente sirio Bashar Al-Assad anunció su candidatura para un tercer mandato presidencial, recordé un pasaje de la obra Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Este clásico del teatro del absurdo, cuya trama carece intencionalmente de hecho relevante alguno, es altamente repetitiva y simboliza el tedio y la carencia de significado de la vida humana. En uno de sus pasajes, Estragón, uno de los dos vagabundos que esperan en vano a Godot afirma: “¡No puede ser peor!’ El comentario se completa con la respuesta de Vladimir, el otro vagabundo, que responde: “Eso es lo que tú piensas”.

La impresión de que hay un toque del absurdo en la situación siria se reforzó hace unos días, cuando los medios de comunicación oficiales en Teherán informaron que la República Islámica planea enviar “veedores” para asegurar la “libertad y la regularidad de la elección de Siria” el próximo mes de junio. De mínima, suena kafkiano que los mullah iraníes serán los garantes de unas elecciones libres en Siria. Es como colocar al gato al cuidado del canario.

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¿Hacia dónde marcha Siria?

A medida que la crisis siria entra en su trágico cuarto año, la pregunta sigue siendo si el régimen del presidente Bashar Al- Assad será vencido y derrocado o si finalmente será capaz de someter a la oposición y mantener el poder en su devastado país. El número y la intensidad de las batallas diarias en toda Siria muestran que los tres años transcurridos no han inclinado la balanza claramente en favor de alguno de los contendientes. A pesar del apoyo ruso-iraní que el régimen dispone y del soporte que Arabia Saudita y Qatar brindan a los rebeldes, ambos bandos parecen estancados más allá de los combates y las victorias parciales.

Hace dos años, Assad trataba de comprar algunas semanas de tiempo con la comunidad internacional para establecer el control sobre algunas regiones que los rebeldes habían conquistado. A principios del año pasado, Bashar dijo estar de acuerdo -en principio- para negociar la incorporación de extra-partidarios a su gobierno con el fin de continuar ganando tiempo. Entonces ocurrió el ataque con gas neurotóxico en la zona de Ghouta, Damasco, ante lo cual, Assad nuevamente movió ficha confiando en las garantías de sus aliados rusos e iraníes e hizo una propuesta para entregar su arsenal de armas químicas. La propuesta era -y fue- también una táctica con la que Assad evito la intervención de EE.UU, y a través de la cual, obtuvo más tiempo para ejecutar su estrategia y finalizar la batalla aplastando a la oposición en varias ciudades en manos de los rebeldes.

Sin embargo, a pesar de todo el tiempo que el régimen se procuro, de las armas que adquirió de Moscú y Teherán, de los expertos y de la participación activa en los combates del Hezbollah libanes, Assad aún no ha logrado afianzar su control sobre toda Siria. El único éxito que ha tenido el régimen tanto como los grupos islamistas que lo combaten, ha sido la completa destrucción del país llevando a sus ciudadanos en un viaje sin retorno al enfrentamiento sectario y al odio más profundo a nivel comunitario.

Entrados ya en el cuarto año de una de las guerras más feroces que haya conocido la región para derrocar un régimen la mitad de la población siria está desplazada y perdió sus hogares, el 90% de ciudades y pueblos del país están destruidos y el número de muertos contabilizados por la ONU -hasta octubre de 2013 en que dejo de hacerlo- es de unas 175.000 personas. Al mismo tiempo, los combates se están desarrollando en los suburbios de Damasco en momentos en que el régimen parece haber consumido el tiempo que compró en el pasado cuando ofreció deshacerse de su arsenal químico. Assad y el Baath sirio saben que esta noticia no es buena para su supervivencia y no desean quedar expuestos ante la comunidad internacional sin su arsenal de armas tácticas. Pero puede que sean escasas para el régimen las posibilidades de ganar más tiempo. Moscú no desea que la crisis siria humille más aun a los EE.UU, pues tiene asuntos más importantes que atender en Crimea y Sebastopol y necesita buen clima con Washington. Esto último puede no ser bueno en el corto y mediano plazo para Damasco ni para Teherán.

Cabe preguntarse ¿qué ha pasado con el apoyo internacional a la oposición siria y al Ejército Sirio Libre (ESL)? ¿Tiene aun el mundo libre entusiasmo, capacidad y voluntad para armar al ESL, para ayudar a los millones de refugiados y participar en batallas políticas contra Assad e Irán en el escenario político internacional? Aquellos que creen en la oposición y apoyan el pueblo sirio -en particular Arabia Saudita, los Emiratos Árabes y Qatar- siguen comprometidos con su postura. Estos países dan cuenta de las amenazas que se plantean si abandonaran a la oposición. Ellos entienden que quitar su apoyo significaría la victoria del régimen iraní en el conjunto regional. También son conscientes que la tragedia se expandirá si abandonan su papel en la ayuda y que la lucha contra Assad debe ser llevada hasta el final.

La oposición también tiene una responsabilidad importante por su fracaso en conseguir apoyo político global y no ha sabido evitar los temores de la comunidad internacional respecto a su capacidad para administrar las zonas liberadas, sus habitantes y los recursos que le fueron dados ante la expansión e infiltración en suelo sirio de grupos criminales como el Frente Al-Nusra y el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS). Estos grupos han sido funcionales a los intereses del régimen amenazando las minorías y aterrorizando a la mayoría de las personas que se sublevaron contra el régimen, y con ello, colocaron al mundo en la dicotomía de brindar apoyo al mal menor, pero lo cierto es que han paralizado mucha ayuda occidental.

En todos los casos, la Siria actual no será nunca más la de antes. Seguramente no va a ser un camino de rosas construir una nueva Siria plural y tolerante entre las distintas sectas religiosas que la han compuesto en el pasado. La situación del país ha cambiado de manera dramática y para siempre. Assad y su régimen son parte de una historia que el mismo presidente ha decidido, no cuenta lo duro que pudo resultar tal decisión. Inclinándose por Irán y Hezbolllah, Assad ha mostrado a las claras su adhesión a las acciones de violencia dentro y fuera de la región.

Una transición rápida podría aliviar el sufrimiento del pueblo sirio que no dispone de demasiadas opciones y pareciera tener que escoger entre el mal menor sin encontrar una salida pacificada. Tanto el régimen como los islamistas no tienen mucho que ofrecer en dirección a la pacificación del país. Mientras tanto, el mundo se empeña en prolongar el derramamiento de sangre y el dolor de los ciudadanos sirios ante la brutalidad a la que los someten ambos bandos en el día a día.