Se apagaron los flashes. Se terminaron los discursos encendidos, las campañas, los agravios. Ya no nos esperan más gritos, ni frases extorsivas, ni imploraciones. Ya no se escucharán más voces, ni nadie más nos querrá imponer miedo. Los productores de la obra han perdido abruptamente a sus actores. Se bajó el telón.
Y es a partir de ese instante cuando entra en juego un nuevo protagonista, aquel que resulta, a la postre, el verdadero intérprete de la obra: el pueblo.
Ese protagonista es aquel que legitima con su voluntad al poder estatal, es el verdadero sujeto de la soberanía de una nación. Es la verdadera estrella de la obra.
¿Y cuales serían, entonces, las disyuntivas que tiene el pueblo, en la actual coyuntura, que deberán dirimirse inexorablemente el día de la elección?
El proceso eleccionario nos fue llevando a un camino ineludible que determina que el día domingo (el final del túnel) se define entre dos alternativas electorales. Continuar leyendo