El cierre de Ormuz sería un casus belli

Hace 45 años, el cierre unilateral por parte del entonces presidente egipcio Gamal Abdel Nasser del estrecho de Tirán precipitó la Guerra de los Seis Días. La voluntad de Irán de cerrar el estrecho de Ormuz podría tener consecuencias comparables.   Frecuentemente los dirigentes políticos prestan poca atención a las enseñanzas de la Historia. La Guerra de los Seis Días fue lanzada por Israel como un “ataque preventivo” contra sus vecinos árabes, en respuesta a un bloqueo del estrecho de Tirán para las naves israelíes decidido por Egipto el 23 de mayo de 1967. Los israelíes habían advertido que el cierre del acceso al Mar Rojo y la puerto de Eilat sería considerado como un casus belli.   Hoy, los dirigentes iraníes quieren hacer del control del estrecho de Ormuz la demostración de su fuerza, impresionar, como Nasser, a la opinión pública árabe y musulmana y consolidar su poder. Se trata también de testear la reacción occidental y a una administración Obama considerada débil. Pero hay que saber dónde detenerse ya que es improbable que Teherán se encamine deliberadamente hacia una confrontación armada suicida.   Demostración de fuerza norteamericana   En todo caso, más de un tercio del aprovisionamiento mundial en petróleo pasa por el estrecho de Ormuz e impedir la navegación en ese brazo del mar tendría consecuencias considerables que los Estados Unidos no pueden aceptar. Como señal de advertencia, Washington ordenó el 28 de diciembre al portaaviones USS John C. Stennis pasar el estrecho de Ormuz con su tripulación de 6.000 soldados y su equipaje de 75 aviones -50 de ellos, de combate. También envió en apoyo a la zona otro portaaviones, el USS Abraham Lincoln, y ordenó a un tercero, el USS Vinson, dejar inmediatamente Hong Kong.   El 29 de diciembre, el comandante de los Guardianes de la Revolución, general Hossein Salami, afirmó: “Los Estados Unidos no están en condiciones de decir a Teherán lo que debe hacer en el estrecho de Ormuz”.   Los iraníes amenazaron con minar el estrecho en represalia por la intención norteamericana de aplicar sanciones financieras dolorosas para la República Islámica, embarcada en un programa de armamento nuclear. Barack Obama firmó un texto autorizando demandas en los Estados Unidos contra los bancos que efectúen intercambios con el Banco Central iraní.   Los 27 miembros de la Unión Europea acaban de aprobar un embargo sobre el petróleo iraní cuyo efecto inmediato es la caída en un 25% de las exportaciones energéticas.   En respuesta, la República Islámica muestra sus músculos. Amenazas que son tomadas en serio por los norteamericanos. El secretario de Defensa, Leon Panetta, previno que “los Estados Unidos responderán por la fuerza si Irán intenta bloquear el estrecho de Ormuz, paso estratégico para el tráfico marítimo petrolero” y evocó una “línea roja” que no debe ser traspasada. Teherán amenaza con colocar minas frente a los campos petroleros y en las terminales de los productores de petróleo del Golfo Pérsico, en particular Arabia Saudita. Los iraníes son habitués de este tipo de acciones puesto que en 1988, durante la guerra Irán-Irak, ya habían minado el Golfo Pérsico causando daños contra petroleros y contra la fragata USS Samuel B. Roberts que, la chocar una mina M-08, había sido gravemente averiada. Los norteamericanos habían respondido entonces con el bombardeo de dos plataformas petroleras iraníes, gesto que llevó a los iraníes a acordar con los irakíes para poner fin a la guerra.   Ejercicios militares iraníes   Por el momento, las amenazas norteamericanas no impresionan a los iraníes. El jefe de estado mayor Ataollah Salehi dijo: “Aconsejamos al portaaviones estadounidense Stennis que atravesó el estrecho de Ormuz y que se encuentra en el mar de Omán que no regrese al Golfo Pérsico. Irán no tiene la intención de repetir su advertencia y hará todo por preservar la seguridad en el estrecho de Ormuz”.   Unió a su amenaza verbal el anuncio de un test de misil en el estrecho que implicó la suspensión del tráfico marítimo durante cinco horas. El 2 de enero, la marina iraní lanzó dos misiles de crucero, el Ghader, de un alcance de 200 kilómetros y el Nour de un alcance de 100 kilómetros, capaces, según Teherán, de destruir portaaviones.   Enfrente, los norteamericanos vacilan. Al lado de la demostración de fuerza que es el envío de portaaviones con sus flotillas en cantidad hacia el Mediterráneo y el Mar Rojo, evitan caer en la provocación y la retórica encendida que, como vimos en el pasado, pueden llevar a desastres cuando ya nadie puede retroceder sin quedar mal parado.   Así, en 1967, Nasser había llevado a Egipto y a sus aliados sirios y jordanos al desastre militar por haberse excedido y sobre todo por no haber querido mirar de frente la realidad de la correlación de fuerzas militares. Washington espera que se entienda que no busca la confrontación con Irán. El vocero del Pentágono, George Little, afirmó precisamente: “Nadie en este gobierno busca la confrontación en torno al estrecho de Ormuz. Es importante disminuir la presión”.   También los israelíes intentan reducir el impacto de las pretensiones y provocaciones iraníes precisando que la potencia militar de ese país está lejos de poder rivalizar con la occidental. El vice primer ministro israelí y ministro de Asuntos Estratégicos, el halcón Moshe Yaalon, estima que los ejercicios militares iraníes reflejan sobre todo los temores de ese país contra las sanciones que buscan poner fin a sus ambiciones nucleares. “De hecho, esto no puede ser considerado como una paridad de potencia entre ambas partes”. Él desea sanciones económicas más duras contra Teherán precisando que “la solución militar sigue siendo el último recurso” para impedir que Irán se dote de un arma atómica.   Ejercicios israelo-americanos   Las amenazas iraníes coinciden con ejercicios militares planificados de larga data entre Israel y los Estados Unidos bajo el nombre de “Austere Challenge-12”. El objetivo es instalar un escudo antimisiles común y poner en marcha una coordinación entre ambos ejércitos. Los norteamericanos quieren dar a estos ejercicios una envergadura excepcional con el objetivo de disuasión pero al mismo tiempo también para preparar un eventual apoyo a una acción militar israelí contra instalaciones nucleares iraníes, que por el momento no está prevista.   Miles de militares norteamericanos  -pilotos, equipos de interceptación de misiles, marines, técnicos y agentes secretos son esperados en Israel. Gran Bretaña fue informada de estos ejercicios y precisó que estaba dispuesta a unirse a toda acción contra Irán si el estrecho de Ormuz estaba cerrado. Una conferencia tuvo lugar sobre este tema en Washington entre el ministro de Defensa israelí, Ehud Barack, su par británico Philip Hammond y los jefes de estado mayor Martin Dempsey y Benny Gantz (de EEUU e Israel respectivamente).   Estos ejercicios y las amenazas iraníes agudizan una tensión que ya es considerable en la región debido a la desestabilización del régimen sirio, principal aliado de Irán y apoyado contra viento y marea por Rusia. El riesgo de bloqueo de los aprovisionamientos petroleros ha movilizado en todo caso una coalición occidental y una armada se traslada hacia la zona, incluyendo el portaaviones francés Charles De Gaulle, que bien podría verse enfrentado a la flota y la aviación iraní si la República Islámica se deja llevar por su retórica guerrera. De hecho, el programa nuclear iraní molesta menos a los norteamericanos y a los ingleses que cualquier amenaza contra la libre circulación marítima en la mayor región productora de petróleo del planeta.   Pero las autoridades iraníes siguen en la misma trayectoria y acaban de anunciar ejercicios de envergadura en febrero en el estrecho de Ormuz y en el Golfo Pérsico bajo el nombre en código “El Gran Profeta”. Podrían coincidir con las maniobras militares de Israel y los Estados Unidos. Las lecciones de la Historia se olvidan rápido.     http://benillouche.blogspot.com/

El Sinaí es el nuevo santuario de Al Qaeda

Desde hace meses, combatientes ligados a Al-Qaeda vienen aprovechando la revolución egipcia para hacer del Sinaí un santuario y una base de ataques, en particular contra Israel.   El Ejército egipcio intenta retomar el control de la península. Su tarea será difícil.   La revolución egipcia desvió la atención de los acontecimientos que se desarrollan en la península del Sinaí desde hace varios meses. Israel había constatado la instalación de fuerzas terroristas ligadas en particular a Al-Qaeda, pero también al Hamas palestino y al ala dura de los Hermanos Musulmanes egipcios. El 3 de noviembre de 2010, un alto jefe perteneciente a la organización El Ejército del Islam fue muerto en una "operación selectiva". Muhammad Namnam, de 26 años, encontró la muerte en  la explosión de su vehículo, alcanzado por un misil. En ese entonces, revelamos la información de que ningún misil israelí había intervenido sino que se trataba más bien de un misil estadounidense lanzado desde una nave de patrulla en el Mediterráneo. Los estadounidenses habían apreciado muy poco el ataque a su fuerza multinacional de observadores en el Sinaí (FMO) por parte de islamistas cercanos a Al-Qaeda.   Desde entonces, la situación siguió degradándose al punto que, según el ex embajador israelí en El Cairo, Zvi Mazel, "expertos militares egipcios, interrogados por el diario Al-Masry Alyom, han confirmado que Egipto ha perdido el control del Sinaí".   Las fuerzas egipcias decidieron, por lo tanto, finalmente, en especial bajo presión estadounidense, intervenir en la península del Sinaí, su primera operación militar desde la caída del régimen de Hosni Mubarak. Israel autorizó el ingreso de tropas que estaban hasta ahora limitadas por el acuerdo de paz firmado en Camp David el 17 de septiembre de 1978.   El 15 de agosto de 2011, tres brigadas de 1.700 soldados egipcios apoyados por tanques, y otro tanto de policías especiales y 3.400 miembros de los efectivos de seguridad fueron enviados a las ciudades del norte de El Arish, Cheikh Zoweid y Rafah, que separan Egipto de la Franja de Gaza. La terminal de Rafah había sido reabierta el 1º de junio de 2011 para poner fin al enclave de Gaza, sometida a un bloqueo por parte de Israel. Pero las autoridades egipcias tuvieron que limitar el número de pases por día para prohibir a los militantes islámicos entrar al Sinaí.   Hubo enfrentamientos entre el Ejército egipcio y elementos del Ejército de Liberación Islámica que, según un comunicado de El Cairo, dejaron un muerto y 11 prisioneros, entre ellos 4 palestinos. Las fuentes militares israelíes informaron de la captura de tres oficiales egipcios, sin que se sepa la suerte que les fue reservada.   Combatientes aguerridos   Israel había denunciado, desde 2010, una concentración de células de Al-Qaeda en el Sinaí, que se desarrollaban gracias a la llegada de militantes provenientes de la Franja de Gaza. Los cinco sabotajes contra el oleoducto que lleva gas hacia Israel y Jordania obligaron a los egipcios a reaccionar. Los israelíes, apoyados por los estadounidenses, impulsaron a las autoridades egipcias a restaurar la ley y el orden en el norte del Sinaí para evitar tener que intervenir ellos mismos. Por otra parte, informaron a las nuevas autoridades que numerosas fábricas de armamento de Hamas fueron instaladas en el Sinaí para colocarlas al abrigo de los ataques israelíes.   Las tropas egipcias no tendrán una tarea fácil ya que deben localizar a los islamistas atrincherados en las montañas del Sinaí, donde se asentaron cuando supieron que estaban en la mira del nuevo régimen egipcio. Los soldados egipcios deberán intervenir en zonas escarpadas, entre los 1.000 y los 2.500 metros de altitud, para enfrentar a varios millares de islamistas aguerridos, bien organizados y fuertemente armados. Esas tropas rebeldes gozan, además, de la estructura natural de la región con sus cursos de agua profundos, pequeños bosques densos y una fauna abundante que les sirve de alimento. Dirigidos por jefes formados en Afganistán, son capaces de resistir a un ejército regular.   El apoyo de los beduinos   Los islamistas gozan del apoyo de millares de beduinos, con los cuales comparten armas y mercancías de contrabando. Uno de los principales proveedores de armas del Hamas, El-Mabhouh, desparecido en condiciones misteriosas en Dubai, era sospechado de pagar en especies a los jihaidistas contrabandistas, encargados de enviar las armas hasta los túneles de Gaza.   Según las fuentes militares israelíes, los blindados egipcios no logran por sí solos alcanzar su objetivo y acabar con los insurgentes. Los militares egipcios necesitarán un apoyo aéreo. Los drones también serán necesarios para recoger información sobre los movimientos del enemigo pero Egipto no posee aún ese tipo de aviones robot, aunque parece que Israel está dispuesto a aportar una ayuda técnica a las fuerzas egipcias.   Los israelíes son conscientes del peligro que representa el Ejército Islámico de Liberación, cuya ambición es federar las tribus beduinas, los palestinos de Gaza afiliados al salafismo extremista, los partidarios de la Yihad islámica fugados de las prisiones egipcias y los militantes de Al-Qaeda que se han infiltrado desde Afganistán y Pakistán.   El Ejército del Islam, organización salafista que se identificaba con la causa de Bin Laden, organiza ataques terroristas tanto contra objetivos israelíes como estadounidenses. Opera contra bases estadounidenses instaladas en la península del Sinaí en cooperación con elementos del Hamas. El 2 de agosto de 2010, el puerto jordano de Akaba fue el blanco de dos misiles Grad que habían causado daños importantes en el Hotel Intercontinental, aparentemente destruido. Al mismo tiempo, la base estadounidense de Al Gura que comanda las fuerzas internacionales en el Sinaí era también atacada. La audacia de estos ataques demuestra que Al-Qaeda dispone en el Sinaí de la logística y de los equipamientos para desafiar las fuerzas internacionales.   Las autoridades militares israelíes están inquietas. Temores reavivados por dos atentados el 18 de agosto contra un autobús civil israelí, alcanzado por un misil antitanque, que bordeaba la frontera egipcia hacia Eilat. Hubo muertos e intercambios de disparos entre los terroristas y el Ejército israelí. La voluntad de los islamistas de deslocalizar los ataques fronterizos desde Gaza hacia Egipto, que consituye para ellos un santuario al abrigo de los golpes del Ejército israelí, podría llevar a un deterioro rápido de las relaciones entre Israel y el nuevo régimen egipcio y acarrear represalias. Es evidentemente el objetivo que quieren alcanzar los islamistas.   Por el momento, los militares israelíes siguen convencidos de que los egipcios tienen la decisión de retomar el control del Sinaí. Pero también empezaron a trabajar en nuevos métodos de entrenamiento de los conscriptos y de los reservistas para formarlos en el combate en el desierto si ello fuese necesario para garantizar la seguridad de Israel.   http://benillouche.blogspot.com/ Traducción de Infobae America

Mientras tanto, Irán sigue con su programa nuclear…

  Los dirigentes israelíes dan la sensación de no saber exactamente qué estrategia adoptar frente al programa iraní de armamento nuclear. Dan permanentemente la impresión de borrar las pistas y desviar la atención respecto de sus verdaderas intenciones respecto a Irán, pero sus análisis parecen incluso fluctuantes.   Así, por ejemplo, al dejar su puesto en enero de 2011, el ex jefe del Mossad, Meir Dagana, había informado a la Comisión de Defensa de la Knesset (el parlamento israelí) que Irán no tendría capacidad nuclear militar antes de 2015. Justificaba su análisis en una serie de fallas de funcionamiento que tuvo lugar en las centrales y usinas nucleares por efecto especialmente del virus Stuxnet. Luego había dejado entender que Israel debía modificar su estrategia militar, puesto que un ataque aéreo contra las instalaciones nucleares de Irán sería "una estupidez".   Stuxnet olvidado   Pero el ministro de la Defensa pasiva, Matan Vilnaï, que el 2 de junio se expresaba ante los responsables del mundo económico y financiero, evocó el escenario de una guerra que podría implicar a Irán. "La próxima guerra que Israel será impulsado a librar durará al menos un mes y verá centenares de misiles, cargados cada uno con media tonelada de explosivos, abatirse diariamente sobre las ciudades del centro del país". No podía ser más pesimista al contradecir al hombre que había detentado todos los poderes en los Servicios de Inteligencia y que ocupaba, de hecho, el puesto nº2 del Gobierno.   En efecto, a pesar de las revoluciones árabes, los iraníes no han renunciado a su proyecto de construir el arma nuclear. Continúan, en secreto, sus investigaciones a la vez que enriquecen uranio 235 utilizable en los reactores nucleares luego de un débil enriquecimiento o, después de uno fuerte, en la fabricación de armas nucleares. Según el sitio Irán Watch, que publica bajo la égida de la Universidad de Wisconsin informaciones sobre el control de las armas nucleares, Irán tenía, desde 2008, suficiente uranio como para fabricar cuatro bombas atómicas.   El informe Wisconsin del 2 de junio daba cuenta de nuevos desarrollos en la estrategia nuclear iraní. Mientras los disgustos ligados a las consecuencias del virus Stuxnet habían bloqueado el enriquecimiento de uranio en la usina de Natanz, 5 mil centrifugadoras fueron puestas en servicio en febrero de 2011 y 6 mil en mayo de 2011. El profesor Fereydoon Abbasi, especialista en lásers, había sido herido el 29 de noviembre de 2010 con su esposa durante un ataque contra su automóvil frente a la universidad Shahid-Beheshtiqui. Era el encargado de luchar contra el virus Stuxnet y acaba de ser nombrado al frente de la usina de Natanz, lo que confirma el interés de los iraníes por el proyecto nuclear.   Un informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) precisa que los sellos de la zona de alimentación de la usina fueron rotos, es decir, que los iraníes tratan de enmascarar ante las autoridades de regulación la verdadera cantidad de uranio de la que disponen para la construcción de cuatro bombas. Eso confirma, sobre todo, que mientras las miradas occidentales estaban vueltas hacia otros cielos durante varios meses, Irán mantuvo secretamente sus actividades de enriquecimiento en Natanz en la cara de los Servicios de Inteligencia israelíes.   Los inspectores de la AIEA no están en condiciones de determinar el número preciso de centrifugadoras en funcionamiento ya que, en cada una de sus visitas, sospechan que los iraníes detienen algunas de ellas antes de su llegada.   ¿Actuar ahora o esperar?   Los israelíes no entienden realmente las declaraciones de Meir Dagan. En sus funciones en el Mossad, había hecho del combate contra el programa de armamento nuclear iraní una de sus prioridades. Algunos se preguntan, de pronto, si no se trata de una maniobra de intoxicación informativa. Ya que, al mismo tiempo, muchos dirigentes estadounidenses e israelíes impulsan a Obama y Netanyahu a actuar para quebrar la capacidad nuclear de la República Islámica.   De hecho, está lejos de haberse cerrado el debate entre, de un lado, los partidarios del uso de la fuerza frente a una amenaza considerada como inaceptable y ante dirigentes iraníes incontrolables y por lo tanto peligrosos y, de otro lado, los que tanto en los Estados Unidos como en Israel estiman que la posesión de una o dos bombas nucleares por parte de Irán no ofrecería peligro frente a la dimensión de las fuerzas militares estadounidenses y las potencialidades de Israel.   Los partidarios de esta escuela consideran que una acción inmediata no se justifica y que hay que dar tiempo para que surja una revolución interna, como en los países árabes, para derrocar al régimen iraní. En todo caso, la fabricación de las cuatro bombas iraníes requeriría como máximo tres años, pero sólo en ese momento la amenaza existencial sería seria para Israel.   Los partidarios de la línea dura piden, por su parte, al gobierno israelí que asuma la responsabilidad de una intervención militar contra las plantas nucleares iraníes incluso si debe actuar solo. Podría aprovechar el giro de los países árabes moderados, en particular Arabia Saudita, que ya no confían verdaderamente en su aliado estadounidense para frenar el expansionismo iraní.

Cómo impacta la muerte de Bin Laden en Gaza e Israel

  La muerte de Bin Laden es una gran pérdida para Al-Qaeda en Gaza, pero no hubo triunfalismo en Israel. La organización había logrado implantarse en la franja de Gaza y su presencia allí radicaliza a otros grupos afines ideológicamente aunque competidores en la lucha por la hegemonía, como Hamas.   Bin Laden había afirmado siempre su voluntad de destruir Israel. Su eliminación, anunciada el día de Yom Ha Shoah -cuando se conmemora a las víctimas civiles de los campos de exterminio-, tiene fuerza de símbolo. Las autoridades de Israel quieren ver este episodio como el signo de la disolución ineluctable de todos los que obran por la desaparición del Estado de Israel.   De todos modos, no pueden confiarse porque existen riesgos de represalia, pues son muchos los grupos radicales incontrolables. Esto lleva, por lo tanto, a los israelíes a cierta prudencia. No hubo declaraciones triunfalistas de las autoridades, que saben muy bien que deben vérselas con una hidra de muchas cabezas y que el sucesor de Bin Laden ya está designado.   Las organizaciones árabes, por su parte, no ceden. El gobierno de Hamas en Gaza, a través de su jefe Ismael Haniyeh, condenó la eliminación de Bin Laden: "Este acto se inscribe en la política estadounidense que apunta a oprimir al islam y a derramar sangre árabe". El vocero de los Hermanos Musulmanes, Jamil Abou Bakr, lanzó una advertencia: "Al-Qaeda se verá probablemente afectada por la muerte de su jefe, Osama Bin Laden, pero si la comunidad internacional no cambia su actitud hacia el islam y la cuestión palestina y su apoyo a los tiranos corruptos, otros movimientos similares a Al-Qaeda surgirán".     Tres facciones para un mismo islam   Pese a todo, Hamas no es amigo de Al-Qaeda. Este movimiento fundado en 1987 se implantó en Gaza recientemente, actuando como competidor de Al Fatah y de la Jihad Islámica. Hamas, cercano a la doctrina de los Hermanos Musulmanes importada de Egipto, representa a un islam tradicional. La Jihad Islámica, surgida de una escisión del Fatah palestino, se puso a las órdenes de Irán por intermedio de los pasradanes porque se consideraba revolucionario y rechaza implicarse en la acción social para concentrarse en la lucha armada. Se trata de un movimiento salafista influenciado por la revolución iraní y por pensadores chiítas e iraníes.   La Al-Qaeda de Osama Bin Laden se mostraba, en cambio, como una organización de inspiración sunita fundamentalista y extendía su red de influencia a través del mundo gracias a su organización en células que mantenían lazos con todos los extremistas sunitas. Saca su fuerza, que en ciertos aspectos puede ser debilidad, de una estructura no jerárquica bajo influencia de Afganistán.   La muerte de Bin Laden es, por supuesto, una gran pérdida para Al-Qaeda en Gaza. La presencia de un núcleo de esa organización es una fuente de daño porque que es la causa de una gran sobreoferta de violencia entre todas las facciones antagónicas en la región (Hamas, la Jihad islámica y Al-Qaeda); a la vez que arrastra automáticamente a los dirigentes palestinos a una cierta reserva, cuando no intransigencia, hacia todo diálogo con Israel.   La competencia se manifestaba en el terreno, puesto que Al-Qaeda trató incluso de desafiar a Hamas en agosto de 2009 proclamando la creación de un emirato islámico en Gaza. Esta declaración fue seguida por enfrentamientos entre ambos grupos, que causaron la muerte de 8 militantes y dejaron unos 80 heridos.   Está también probado que la facción de Osama Bin Laden perpetró  -en combinación con Hamas- el secuestro del soldado israelí Gilad Shalit.   Al-Qaeda también ha reclutado a algunos jihadistas que eran enemigos suyos para crear, con ellos, un nuevo ejército que bautizó "Ejército de los creyentes". Sus miembros afirman no tener "lazos orgánicos con Al-Qaeda", pero sí compartir "su ideología".   Si bien no interviene directamente en ataques contra Israel, el grupo afín a Bin Laden tiene capacidad de daño en la medida en que logra desarrollar, en Gaza, una ideología radical que empuja a Hamas a rechazar todas las treguas acordadas con Israel.   En resumen, Al-Qaeda no ataca directamente al ejército, pero sí, indirectamente, al Estado israelí.      Objectivo Al-Qaeda   Las fuerzas de los Estados Unidos no cesaron de perseguir a los líderes de Al-Qaeda al punto de derribar a algunos de sus jefes que se desplazaban en un auto en Gaza con un tiro de misil lanzado desde una nave de la 6ª Flota estacionada en el Mediterráneo.   Además, existe una estrecha cooperación entre los estadounidenses, israelíes, egipcios y jordanos en la lucha contra el Ejército del Islam, un movimiento cercano a Al-Qaeda que opera en Gaza y en el Sinaí. Los servicios de inteligencia occidentales seguían de muy cerca las implantaciones en la región. Descartado Irak, el grupo terrorista había creado una infraestructura -varias bases- en el este de Siria, muy cerca de la frontera irakí, y desde allí intervenía a la vez en Siria y en otros países de la región para crear perturbaciones.   Un oficial estadounidense había dicho al Longwar Journal que "la preocupación mayor es que Siria empiece a parecerse al noroeste de Pakistán donde Al-Qaeda unió sus fuerzas con los talibanes".   Los israelíes veían con malos ojos el desarrollo en Gaza de grupos de ideología extrema que aplicaban, al pie de la letra, las directivas de su inspirador y que empujaban a Hamas a la intransigencia con Israel. Bin Laden había exigido internacionalizar el combate de los palestinos formando en Afganistán numerosos voluntarios extranjeros, entre ellos, una decena de franceses, que lograron introducirse en Gaza desde Egipto y que radicalizaron los métodos de combate de los palestinos. El grupo más grande de Al-Qaeda en la franja de Gaza, Al-Tahwir Al-Jihad, fue el autor del secuestro y asesinato del militante pacifista italiano Victor Arrigoni, ocurrido el 14 de abril pasado.   La probable caída del presidente sirio Bassar Al-Assad y, en consecuencia, el debilitamiento de la influencia de Irán en Medio Oriente, así como ahora la eliminación del mayor jefe terrorista del mundo, podrían desalentar a los partidarios radicales del combate a ultranza contra Israel. Una pequeña ventana parece abrirse a la espera de la asunción del reemplazante de Bin Laden. Este éxito de los Estados Unidos parece, sin embargo, decepcionar a los sectores israelíes que esperaban la salida de Barack Obama, al que consideran anti-israelí y que se ve fortalecido en su rol de líder del mundo libre. El actual mandatario probó ser más eficaz que George W. Bush y prefirió los actos a las palabras. Su voluntad de perseguir a los terroristas dondequiera que se oculten complace a los partidarios israelíes del método fuerte, que podrían ahora reconocer al presidente estadounidense.   (Traducción de Infobae América)   Temps et contretemps

Israel busca una nueva estrategia

El sabotaje a un gasoducto en el Sinaí por comando infiltrado de Hamas y Al Qaeda es un mal presagio para la frontera sur de Israel. El Estado Mayor israelí se prepara para defenderse en una frontera de 270 kilómetros, pacificada desde hace 32 años.   La caída de Hosni Mubarak y la nueva situación política en Egipto constriñen al gobierno israelí a una redefinición total de su estrategia respecto al vecino del sur con el cual ha compartido 32 años de paz fría, por cierto, pero también de complicidad oculta. Al nuevo jefe de Estado Mayor israelí, general Benny Gantz, (...) le corresponderá la tarea de construir la nueva filosofía de defensa del país.   La generación actual de militares israelíes no tiene ya la experiencia del combate en el desierto porque ha sido formada para oponerse a las milicias de Hamas y Hezbollah. La última guerra del desierto data de 1973. La eventualidad de la apertura de un frente contra Egipto requerirá por lo tanto una remodelación del Ejército del sur.   Movimientos en el Sinaí   Los servicios de información israelíes han revelado que Hamas quería aprovechar la inestabilidad de Egipto para usar el Sinaí como base operativa contra Israel. Establecieron que uno de sus comandos hizo saltar, el 5 de febrero pasado, el gasoducto que alimenta Israel y Jordania. Ciento de militantes han logrado atravesar la frontera para infiltrarse en el norte del Sinaí, seguidos luego por combatientes de al Qaeda llegados de Irak. Crearon además un centro de comando común para coordinar sus operaciones con elementos ligados a los Hermanos Musulmanes de Egipto.   La operación fue desarrollada con métodos militares avanzados puesto que dos equipos fueron despachados, uno hacia la estación de Cheikh Zoweid y el otro, un kilómetro más lejos para garantizar el éxito del sabotaje. Al día siguiente, el ejército egipcio detuvo a un tercer grupo de tres palestinos de Hamas y dos beduinos encargados de hacer volar la sección sur del oleoducto. Los servicios de información israelíes revelaron que las células de Al Qaeda que dirigían las operaciones en la región debido a que el ejército del Islam, bajo la conducción de su jefe, Mumtaz Doghmosh, ayudó a Hamas a exfiltrar militantes para equiparlos con armas y explosivos y colarlos en la frontera con Israel.   Este país desconfía de esas bandas incontrolables que quieren llevar el combate al interior de su territorio, más aún al confirmarse que 22 jefes militantes islámicos fueron liberados de la cárcel en Egipto por un comando de varios vehículos blindados de Hamas, fuertemente armados, que escaparon a la intercepción de los soldados egipcios encargados de mantener el orden en las ciudades. El comando aprovechó por otra parte para liberar a un comandante de Hezbollah, Sami Shehab. Esta situación convenció a los israelíes de que les convenía permitir a unos 800 soldados egipcios motorizados entra en el Sinaí, pese a que el acuerdo de paz firmado en 1979 garantizaba la desmilitarización de la región.   El golpe como solución   En el plano político, los israelíes comunicaron poco sobre la situación en Egipto. Estiman que es demasiado pronto para pronunciarse y aconsejan prudencia a todos los comentadores. Habían llegado a la conclusión que sólo un golpe de Estado militar podía evitar la anarquía que se estaba desarrollando en El Cairo. El vicepresidente Omar Suleimán, que mantiene excelentes relaciones con los dirigentes israelíes, había informado a sus homólogos que no había otra salida para la crisis. Los Estados Unidos han decidido ayudar a través de una operación de disuasión ordenando a las fuerzas estadounidenses mostrar su presencia a lo largo del canal de Suez, cerca de Ismailia. El portaaviones USS Kearsarge acompañado de seis naves de guerra estaba en la zona. Esta armada era cubierta por el submarino furtivo USS Scranton.   El gobierno israelí intentó minimizar las inquietudes en el país en particular multiplicando los intercambios con las autoridades provisorias egipcias. El ministro de Defensa Ehud Barak conversó por teléfono, el 12 de febrero, con su homólogo egipcio, el mariscal Mohamed Tantawi, para aprobar la consolidación de la defensa del Sinaí a través de la introducción autorizada de un segundo contingente de 900 soldados de la 18ª división, después de los 800 ya instalados.   El Alto Comité militar egipcio está por el momento en fase con el gobierno israelí para reducir el peligro de grupos de Hamas y Al Qaeda en el Sinaí. Tuvo cuidado de tranquilizar oficialmente a Israel comprometiéndose a "honrar todas las obligaciones regionales e internacionales y los tratados". Benjamin Netanyahu pudo lanzar un suspiro de alivio: "El tratado de paz de larga duración entre Israel y Egipto ha sido enormemente benéfico para las dos partes y representa la piedra angular por la paz y la estabilidad en el conjunto de Medio Oriente".   El mariscal Tantawi previno que los militares iban a dejar las ciudades para proteger el Sinaí mientras que las fuerzas de seguridad del ministerio de Interior y la policía se encargarían nuevamente de mantener el orden. Se trataba sobre todo de evitar manifestaciones de fraternización de los soldados con la población, ya que el ejército pretende mantenerse neutro.   El fantasma del 52   Aunque algo más tranquilos en lo inmediato, los israelíes temen una reedición del escenario de 1952 cuando se produjo el golpe de Estado militar de los Oficiales Libres contra el rey Faruk de Egipto. El Consejo Revolucionario presidido por el general Naguib vio su poder progresivamente confiscado por el joven coronal Nasser, un total desconocido. Los jefes militares egipcios actuales son viejos y superados como el mariscal Tantawi, de 76 años, o poco carismáticos y poco populares, como el jefe de Estado Mayor general Sami Al-Anan, de 63.   Estos dos personajes están en conflicto permanente sobre la estrategia a seguir. El mariscal Tantawi no atribuye ninguna importancia estratégica a la península del Sinaí y no se inquietaría si la viese caer en manos del triunvirato Hamas-Al Qaeda-Hermanos Musulmanes. Los israelíes corren el riesgo de tener por lo tanto que organizar sus propias operaciones para garantizar la seguridad en el sur del país y reducir la amenaza. Arriesgan sobre todo el encontrarse en la misma posición que los Estados Unidos en Afganistán, condenados a atacar los bastiones talibanes y los de al Qaeda en Waziristan, es decir en Pakistán, un país supuestamente aliado.   Temen también las elecciones, que tendrán lugar en algunos meses y podrían dar la mayoría a los islamistas porque los problemas sociales no se habrán ciertamente solucionado en tan corto plazo. Un joven coronal desconocido puede entonces surfear la ola de descontento para imitar al joven Nasser de 1952. Es cierto que los oficiales egipcios son formados en las escuelas militares estadounidenses y cuentan con los 1.300 millones de dólares de ayuda de los Estados Unidos para equipar un ejército cuyo material es puramente estadounidense. La experiencia de Irán, que debió cambiar de proveedor demuestra la dificultad de los militares para reconsiderar su estrategia de equipamiento.   Pero podrían ser influenciados por ciertos países árabes indignados por el brutal abandono de que fue víctima Hosni Mubarak y que, por represalia, han decidido volverse hacia Irán. Arabia Saudita formula tales amenazas amagando la apertura de relaciones diplomáticas y militares del reino con Irán. Podría financiar cualquier veleidad de jóvenes militares egipcios, favorables a las tesis islamistas, de dar la espalda a Occidente. Es decir hasta qué punto la situación en la región es hoy difícil de aprehender con certeza.   (Traducción de Infobae América)

Líbano: el peor escenario

Tanto Jerusalén como Washington temen un golpe de fuerza de [la organización libanesa pro iraní] Hezbollah en ese país con apoyo de Siria y de Irán, lo que podría constituir el preludio de una guerra regional.   El escenario anticipado y temido por los israelíes se está desarrollando en el Líbano. Benjamin Netanyahou había convocado el 24 de noviembre a su gabinete de seguridad, constituido por los siete principales ministros, a fin de analizar varios escenarios políticos considerados como peligrosos para el Líbano. El "gabinete de guerra" fue informado entonces por los servicios de inteligencia de la seria probabilidad de un golpe de Estado de Hezbollah en el Líbano con apoyo de Siria y de Irán. Un primer paso ha sido dado. El Hezbollah y su aliado cristiano Michel Aoun han decidido dejar el 12 de enero el gobierno de Unión Nacional abriendo la vía a un período de incertidumbre política y a la posibilidad de un cambio de poder en Beirut. El anuncio de la renuncia de los ministros se produjo en el mismo momento en que el jefe de gobierno libanés, Saad Hariri, era recibido en los Estados Unidos por el presidente estadounidense Barack Obama, en una suerte de desaire infligido a ambas personalidades.   El Hezbollah cuestiona por adelantado las conclusiones del Tribunal Superior que investiga el asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri [padre del actual jefe del Gobierno], cometido en 2005, que pueden incriminar a sus principales líderes y a Siria. Las renuncias y la caída del gobierno libanés, así como un resurgimiento de la tensión militar, eran esperados a la vez por los occidentales y por Israel. Fuentes de la inteligencia militar israelí habían confirmado, el 23 de diciembre, que una treintena de oficiales del cuerpo de ingenieros militares de la Guardia Revolucionaria iraní, escoltados por militantes de Hezbollah, se habían instalado en la frontera con Israel, bajo las órdenes del general iraní, Hossein Mahadavi, para contrarrestar un eventual ataque del país vecino. Un convoy de buses había cruzado la frontera siria para transportar el equipo, mientras que todas las carreteras habían sido cerradas durante el fin de semana con la participación de hecho de las autoridades sirias.   Los israelíes habían decidido simultáneamente mostrar sus músculos y realizar maniobras de envergadura en la proximidad de las fronteras siria y libanesa con apoyo de la infantería y de vehículos blindados. Al mismo tiempo, oficiales iraníes fueron vistos en las bases de Jbail y de Maroun Bint acompañados por tropas libanesas. El equipo iraní tendría por misión controlar y fortificar las defensas del sur del Líbano a partir de la línea de Ramat Zahrani hasta la planicie de la Bekaa al este.   Israel ha sido más prolijo que de ordinario en un ejercicio que pretendía ser disuasivo, dando información sobre los efectivos que participaron en el mismo, la división Nahal y la 40ª brigada blindada. Incluso detalló los objetivos de las simulaciones de combate basadas en operaciones contra misiles antitanque y contra los comandos del Hezbollah motorizados, formados especialmente por los Guardianes de la Revolución. Tsahal, la fuerza de defensa de Israel, aprovechó este ejercicio para estudiar la naturaleza de las nuevas fortificaciones construidas por los ingenieros iraníes y los medios para destruirlos.   La inquietud sobre la situación en el Líbano es también compartida por Washington. Barack Obama ha decidido reforzar los medios de la 6ª flota estacionada en el Mediterráneo y que comprende el portaaviones USS Enterprise, 80 cazabombarderos embarcados y 6.000 marines. El destroyer USS Bainbridge ya ha llegado a la zona con un cargamento de misiles.   Entretanto, la diplomacia se activa. La secretaria de Estado Hillary Clinton viajó a entrevistarse con el rey Abdallah de Arabia Saudita y con el presidente francés Nicolas Sarkozy. El 10 de enero se dijo "profundamente preocupada por los intentos de desestabilizar al Líbano". "Deberíamos hacer todo lo posible para asegurarnos de que esas amenazas sean vanas", agregó.   Las maniobras militares estadounidenses sirven de advertencia al Hezbollah y a Irán. Según informaciones originadas en Israel, los Estados Unidos estarían listos para usar fuerza aérea y terrestre con el fin de acudir en apoyo del Líbano en caso de que los aliados de Irán tomen el poder por la fuerza. Simultáneamente, el presidente Sarkzoy dio órdenes a la marina francesa para que se una a las fuerzas estadounidenses estacionadas en el litoral del Líbano.   Los israelíes no creen que estas medidas de intimidación puedan frenar las ambiciones políticas de Hezbollah que ha almacenado más de 60 mil misiles y cohetes instalados al norte del país apuntando hacia ellos. Saben que serán los primeros en padecer los efectos de un conflicto interlibanés. El ex jefe del Mossad, Meir Dagan, había estimado, en vísperas de dejar sus funciones, que pocos países tenían una potencia de fuego equivalente a la de Hezbollah.   Benjamin Netanyahou espera con el dedo en el gatillo que se le ofrezca la oportunidad de destruir el arsenal de la milicia islámica. El primer ministro parece tanto más dispuesto a dar esa pelea cuanto que acaba de colocar hombres suyos al frente de las grandes instituciones de seguridad del país. Parecería pues que todo está en su lugar para el peor escenario.   Es que el programa nuclear iraní parece no ser ya el problema más inmediato para Israel que considera haber ganado tiempo después del ataque con un virus contra las computadoras iraníes y de una serie de asesinatos de científicos de alto nivel. Pero las cosas son muy diferentes para Jerusalén en lo que concierne a la amenaza que viene del Líbano, en la frontera cercana. El recuerdo de la guerra de 2006 está muy presente. Los Estados Unidos han tomado conciencia del peligro y han decidido implicarse para impedir una explosión en la región.